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Recientemente leíamos las declaraciones de un investigador de la cultura popular reflexionando sobre la pervivencia de los hechos folklóricos y las creencias: " Desde mi ventana, desde el lugar en que trabajo, puedo observar un campanario y una antena de telefonía. Me pregunto a veces quién mantiene encendida la luz de posición de ésta y quien dejó muda a la primera..."Tal vez la respuesta no sea única ni vaya ligada a una sola persona. Tal vez, incluso, la necesidad de comunicación esté por encima de lo que se quiere comunicar y nos este dando las claves de la cultura verdadera, esa que está por encima de la "instrucción", como se observa atinadamente en uno de los artículos de este mes. Homero, Calderón o Bretch hablarían hoy de otra manera pero dirían lo mismo; alertarían al oyente, al lector o al espectador acerca de los mismos peligros que trataron de sortear Ulises o Segismundo. Apoyarían los mismos argumentos y soluciones antes de cerrar el cuento o bajar el telón para luego volver a levantarlo o iniciar el interminable "érase una vez"...