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¿Qué diferencia al ser humano de hoy, preocupado por redondear arbitrarias cifras de milenios, del que pudo existir hace dos o tres siglos? ¿Se siente más tranquilo el primero por saber que la ciencia puede prolongar su vida en unos años? ¿Mejoraron las relaciones con su familia o sus vecinos por el hecho de pertenecer a una civilización "culta" o tecnológicamente avanzada? ¿Solucionaron esos avances los problemas ambientales o el reparto de la riqueza? ¿Se amplió la vía del conocimiento gracias a las posibilidades inmensas de acceder a los datos que podían servir al individuo de referencias? ¿Le ayudaron sus horas de trabajo o de ocio a reflexionar sobre su origen y destino? ¿Desaparecieron los recelos y los miedos que crearon y acrecentaron las fronteras culturales o políticas? ¿Mejoró la capacidad artística del individuo al aumentar de número el auditorio o el público que podía admirar o valorar sus obras? ¿Aplicaron o aplican su capacidad de crítica las nuevas generaciones sobre el tiempo y el esfuerzo que emplearon sus antepasados en conducirles a esta "tierra prometida"? ¿No asusta un poco observar el triunfalismo de aquellos que anuncian solemnemente que nunca la humanidad estuvo mejor que hoy?