02-08-2001
Tal vez alguno se pregunte cuál es la fórmula mágica que mantiene siempre joven y en buena forma a un género tan antiguo como el romance; en realidad no se trata de ningún poder oculto ni mucho menos de una casualidad histórica sino de una auténtica necesidad social: en el romance vemos, como en un espejo, todos nuestros valores y defectos, y recurrir a él de vez en cuando crea en torno nuestro una atmósfera positiva pues, además de tanquilizarnos recordándonos nuestros orígenes, nos trnsmite la sensación de estar vivos y en buena armonía con una fuerza que nos precedió y nos superará en el tiempo. Creo que El silbo vulnerado-La quimera han captado esa fuerza (el romance no existiría sin sus intérpretes) y nos la va desentrañando al estilo de los antiguos cantores callejeros con sus grandes cartelones plagados de imágenes sencillas y expresivas, luminosas y tétricas. A mi modo de ver aciertan plenamente con el espectáculo porque, en el fondo, la vida no es otra cosa.