13-05-2014
Decía un refrán antiguo que "la prisa es cosa del diablo" y yo creo que no iba descaminada la expresión, en cuanto que la prisa es algo que nos aleja de los cielos anhelados y de los paraísos prometidos en los libros sagrados. Pero, a pesar de las constantes advertencias de la sabiduría popular, la prisa es hoy un sentimiento que nos domina: nos contamina como si fuese una epidemia fatal y nos lleva por los caminos del desasosiego y de la inquietud. Otro proverbio muy conocido advertía que el tiempo es oro, y yo creo que en efecto lo es, pero para quien lo disfruta, no para quien corre de un lugar para otro huyendo de sí mismo y envenenándose con la demencia del apresuramiento. En la edad media cada veneno tenía su triaca o remedio y en el mundo de hoy los virus que trastornan el mundo informático al que nos ha abocado este siglo XXI tan comunicativo, suelen combatirse con antivirus más o menos efectivos.
Pues bien, uno de los remedios más eficaces contra esa sensación de urgencia que nos transmite la sociedad actual puede ser apearse del imprescindible coche y andar. Y si es por un sendero, mejor.
La palabra senda nos transporta, inevitablemente, al concepto de camino secundario, lejos de la rapidez de las autovías, pero puede significar también el procedimiento que se sigue para adoptar un sistema de vida, de modo que, según nos recuerda María Moliner, si alguien elige una senda difícil puede no estar hablando de un andarín sino de quien, con esfuerzo y dedicación quiere cumplir sus objetivos o sus sueños.
Creo que ésta es la finalidad fundamental del club deportivo montañeros vallisoletanos que en el acto de esta mañana invita a quien lo desee a participar en esta marcha provincial con la que sin duda se persigue un fin saludable pero también otro formativo pues el recorrido incluye la visita a monumentos y lugares de interés histórico y cultural.