22-12-2006
La Edad Media es la época en que gremios, cofradías y hermandades surgen y se desarrollan como un entramado ejemplar para la defensa y supervivencia de grupos de índole religiosa y civil. Asimismo es el período en el que el ser humano contempla el mundo como un pequeño cosmos donde cultura y vida son sinónimos. Leer y oír son términos equivalentes; existencia y aprendizaje fórmulas simultáneas. La transición de ese género de Sociedad hacia el Renacimiento lleva consigo mutaciones importantes. La invención de la imprenta, la promulgación deleyes reguladoras de la vida en común,la preponderancia cada vez mayor del Estado como órgano supremo que reglamenta la actuación colectiva y limita la individual,son circunstancias aparentemente trascendentales. Sin embargo el eje esencial que atraviesa y ordena todo, sigue inmutable; así, indumentaria, alimentación, arquitectura, trabajo y creencias forman una cadena cuyos fuertes eslabones se rompen sólo excepcionalmente y permanecen hasta bien entrado el siglo XIX, ese siglo inquieto de cambios radicales cuyo germen se va gestando poco a poco desde la descomposición del Antiguo Régimen. Muchos gremios y cofradías -Máximo García Fernández aporta pacientemente en este libro los datos necesarios para la comprensión del fenómeno- se debaten entre progreso y progresión; entre pasos en el vacío y avances reales. El sistema jerárquico diferenciador de clases y estamentos se enquista y se mantiene terne y obstinado atravesando siglos y eventualidades sin número. García Fernández estudia con autoridad y riqueza de fuentes la Sociedad de una época dilatada que apenas mueve sus principales engranajes y que recurre a sus propios mecanismos para prolongarse en el tiempo. Indumentaria, alimentación, arquitectura, trabajo y creencias se desvían mínimamente de su característico y singular destino. Las normas sobre el atuendo que deben llevar unas clases y otras, por ejemplo, se promulgan una y otra vez exigiendo con una autoridad paternal pero firme que no se gaste en lujos suplementarios si no se tienen recursos para ello. Pero el traje, objeto de usos y abusos sin cuento tiene detrás un mundo demasiado rico y complejo como para entenderse aisladamente. Tanto es así que un estudio sobre la indumentaria de las diferentes épocas en Valladolid no podrá abordarse a partir de ahora sin consultar los datos sustanciales que aparecen en este libro.
Una visión interior de los oficios, una mirada reflexiva sobre las artesanías era ya tan obligada como inexistente. Barajando hábilmente los textos de viajeros, los antecedentes estadísticos y las fórmulas estatutarias de las agrupaciones gremiales, el autor nos lleva de la mano por un dédalo de calles y parajes cuyo significado sólo se entiende desde esta óptica.
La conmemoración del centenario de Valladolid como ciudad nos da de esta forma la oportunidad de saborear un texto tan necesario y ameno como riguroso y documentado.