29-10-2009
Las pisadas de los miles de peregrinos que surcaron el Camino de Santiago fueron formando un pentagrama sobre cuyas líneas se creó, a lo largo de los siglos, un repertorio riquísimo, alentado frecuentemente por algunas ideas comunes: una de ellas, la más espiritual tal vez, es la de la búsqueda personal, fruto de un impulso desconocido que nos empuja a salir de nosotros mismos y a dar pasos hacia el centro de un mundo mejor; otra, acaso materialización de la idea anterior, es el encuentro físico con alguna persona que nos ayude a culminar el recorrido o nos acompañe durante una parte de él. Ambos temas se hallan curiosamente reunidos en un romancillo, probablemente dieciochesco, que ha sido muy popular hasta tiempos recientes bajo el título sugestivo de “La Divina peregrina”. El texto se debe a una pluma con cierto estilo y narra el encuentro entre un peregrino ( en el pliego original se habla de un sacerdote que iba en peregrinación de Roma a Santiago) y la Virgen, ésta en traje de romera, motivo muy frecuente desde la Edad Media:
Camino de Santiago
Con grande halago
Mi peregrina me encontré yo
Y al mirar su belleza
Con gran presteza
Mi peregrina me enamoró…
El entusiasmo del peregrino hacia el aspecto de su circunstancial acompañante le hace mirar sólo con los ojos terrenales y enamorarse perdidamente de su atractiva imagen. Las descripciones recuerdan un poco los famosos “retratos” de la literatura popular del siglo XVIII en los que se alaban las prendas de la amada con versos encendidos, cuya pasión se va incrementando a cada estrofa:
Tiene rubio el cabello
Tan largo y bello
Que el alma en ello se me enredó
Y en su fina guedeja
De oro madeja
Su amor al mío le aprisionó…
El final devuelve a la realidad al enamorado sacándole de su ensimismamiento:
Perdone su hermosura
Si en la pintura
Grosero ha estado mi fino amor
Por haberla ofendido
A sus pies rendido
A mi peregrina pido perdón.
El motivo principal de la canción –mantener la fe y el entusiasmo durante el camino- se ha cumplido sobradamente para su autor, que jamás habría sospechado que un tema de carácter culto tuviese tanta y tan duradera aceptación hasta nuestros días en que todavía se sigue interpretando en muchas de las tierras cercanas al Camino de Santiago.