02-08-2001
De entre todas las comarcas zamoranas destaca, por una serie de características especiales -situación, topografía, paisajes, etc.- Sanabria. Y a todos esos elementos vienen a añadirse dos más, que la hacen particularmente interesante para el etnólogo o el folklorista: El buen estado en que se halla la cultura tradicional (sobre todo la tradición oral) y la facilidad con que uno puede acceder a ese riquísimo acervo gracias a la buena disposición que para el diálogo tiene los sanabreses. Como muchos otros habitantes del norte de la Península, encuentran un gran placer en la comunicación y el intercambio de conocimientos; su espíritu emprendedor, unido a la necesidad económica, les ha empujado en ocasiones fuera de sus límites, aunque muchos vuelvan a ellos tan pronto como les sea posible, por aquello de que "la tierra tira mucho". Ese sentimiento universalista, esa fuerza cosmopolita queda reflejada en la expresión con que un sanabrés se definió en cierta ocasión a sí mismo y a sus paisanos: "Nosotros somos Castellanos de Galicia". Y, en efecto, la vecindad con otras regiones o con otras comarcas, ha capacitado al habitante de Sanabria para comprender y aceptar lo que de fuera venga sin necesidad de renunciar a lo propio.
Aunque no conozco todos los pueblos de la zona, he estado en buena parte de ellos (Puebla, Asturianos, Ungilde, Pedralba, Galende, San Martín de Castañeda, Vigo de Sanabria, Padornelo, Santiago de la Requejada...) desde que mis padres me llevaron -casi recién nacido- a pasar el verano, hasta hoy que todavía sigo (y espero que por mucho tiempo) visitando a los amigos que he ido dejando en todos esos lugares. Así que, atendiendo al afecto que profeso a Sanabria y a los sanabreses, no creo que sea un despropósito afirmar que sus canciones son mis favoritas y -lo que es más significativo- las favoritas de gentes que me han escuchado interpretarlas en muchos puntos del planeta. Es probable que tampoco haya sido gratuito el interés que en grandes investigadores (Krüger, Cortés Vázquez, García Matos, Manzano) ha despertado Sanabria. Con esta antología, sin embargo, recibe finalmente la zona el reconocimiento fonográfico que se le debía por haber sido filón inagotable para los estudiosos de la cultura tradicional durante tantos años y seguir siéndolo todavía.