Joaquín Díaz

SOBRE LAS ROGATIVAS


SOBRE LAS ROGATIVAS

Cantos para pedir agua

14-02-2005



-.-


Al ciudadano del mundo a comienzos del siglo XXI podría darle la impresión –equivocada, ya lo anticipo- de que se ha dicho todo acerca de las creencias, costumbres y oficios tradicionales del pasado. Desgraciadamente, sin embargo, mucha y variada documentación que se podría haber dejado escrita sobre esos temas (en realidad sobre la vida del individuo y sus afanes), desapareció con la memoria de tantos y tantos ancianos a los que nadie preguntó nada durante casi cien años porque las últimas generaciones pensaron que para qué preguntar si todo lo sabían ya...Quienes hemos dedicado la vida a escuchar y admirar las experiencias de los demás, sabemos, no obstante, que aquella actitud altanera y despectiva era vana soberbia y que la cultura inmaterial –esa que nadie se preocupaba de anotar- era también Patrimonio con mayúscula, siquiera lo hayamos venido a “descubrir” un poco tarde. Reciente es también, por tanto, el interés despertado en estudiosos y en la propia sociedad hacia las personas que han conservado amorosamente aquel Patrimonio y, más aún, hacia un tipo de repertorio sagrado que incluía elementos de la sabiduría antigua jamás escrita. Todavía estamos a tiempo de hacer hablar a quienes se especializaron, por curiosidad y por vocación, en el aprendizaje y en la transmisión de conocimientos cuyo valor principal estaba en su cualidad de bien público, entregado luego para el uso particular en cualquier tiempo y en cualquier ocasión. Ese sentido práctico –atesorar y entregar experiencias- fue más frecuente en los habitantes del medio rural, dejando para estudiosos la labor de escudriñar los misterios de la naturaleza, “disquisiciones más gratas a los aficionados a las letras, que las leen en medio de su ocio...” como acertaba a ver Columela, aquel gran escritor cuyas reflexiones sobre la agricultura todavía se leen con placer. Y un tema como el de las rogativas tuvo siempre ese sentido doble que acumulan los hechos rituales: por un lado el sentido práctico, ya que no se podía perder lo que se había trabajado con tanto ahínco, y por otro el sentido de la creencia, de la fe en alguien Superior, que llevaba a recurrir a Él en la situación extrema. La Tradición, como la propia tierra, esconde bajo la superficie elementos que no se ven (poéticos, musicales) pero que también ayudan a germinar y mantenerse los cultivos. Muchos géneros históricos (tonadilla, villancico, jácara) han desaparecido con la época que les dio vida pero se siguen estudiando y practicando como parte de nuestro Patrimonio. La rogativa –que además reune el ingrediente de la emoción y el sentimiento-, no podía ser menos.