21-12-2001
La mayor parte de los grabados reunidos por Fernando Maneros para este espléndido trabajo, proceden del empeño del ser humano por no olvidar. La curiosidad de los viajeros –literatos y artistas- que pasaron por Aragón o la visitaron durante el período estudiado, es la chispa que enciende y aviva la capacidad de observación. Recordar lo observado incita después a concluir el diseño, el escueto apunte gráfico, para que pueda constituir memoria.
No hay duda de que éste es un libro de observadores y observados. Por encima de la búsqueda personal del viajero está su deseo de narrarnos lo que ve. Sobre el resultado de su percepción artística se podría realizar un análisis psicológico que nos desvelara el origen de su interés: tal vez la inclinación hacia lo exótico, la llamada de lo diferencial, acaso la huída del propio yo, el descubrimiento de la figura en el paisaje, la incógnita de la indumentaria secular...También en los hombres y mujeres retratados hay elementos para la reflexión: la actitud, la mirada, las prendas que revelan un oficio o una dedicación; el fondo, el entorno, la comarca, la provincia...
Todo es sugestivo en esta obra que reúne lo mejor y más destacado de cuanto ilustrados, románticos, costumbristas y naturalistas nos legaron. A ello vienen a añadirse, con la astucia y capacidad de un buen cicerone para hacernos fijar la atención, las descripciones y notas del autor y colector de las estampas, precisas y preciosas para quien pretenda conocer mejor por fuera y por dentro a los aragoneses, tanto si desea huir de los lugares comunes como si desea caer en ellos intencionadamente. La prudencia de los comentarios y la justeza del escrutinio, invitan a utilizar estos grabados y estampaciones como lo que son: un catálogo histórico –el mejor, sin duda, que se ha hecho sobre indumentaria aragonesa- siquiera su origen e intención sean tan heterogéneos como sorprendentes y diversos.