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Dentro de ese grupo de instrumentos musicales menores que apenas han recibido atención por parte de los especialistas se encuentra el cuerno, entendiendo por tal el instrumento hecho de asta de bovino previamente vaciada y en cuya parte más estrecha se practica una incisión donde se colocan los labios para soplar por el orificio allí realizado, haciendo el resto del pabellón de tubo resonador.
Cinco han sido los usos que, tradicionalmente, se le han asignado: Aparece desde muy pronto en manos de pastores quienes lo utilizan para reunir sus ganados, acudiendo éstos al toque monótono del instrumento; también lo utilizan los soldados en la batalla, sirviendo su ronco son para espantar al enemigo; algunos artistas plásticos lo colocan en manos de ángeles para anunciar el momento del juicio final, siendo la figura de esos ángeles músicos muy frecuente en códices y miniaturas de la Edad Media; se ve asimismo en grabados que representan a los jinetes del servicio de correos, recorriendo la geografía española de posta en posta; por último, entre los cazadores es pieza imprescindible, utilizando toques precisos para dar avisos concretos de avance, retirada, reunión, peligro, etc. Este código puede leerse ya en el libro de Phoebus sobre la caza y en la Harmonie Universelle del francés Marin Mersenne