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El dibujo etnográfico es un arte que cuenta con pocos adeptos dentro del panorama actual de actividades que se refieren a la cultura tradicional. Salvo excepciones de todos conocidas y reconocidas, esta dedicación que podría crear nuevas expectativas de trabajo entre los jóvenes que se enfrentan por primera vez al mundo de la etnografía (además de cuidar los aspectos documental y estético) está prácticamente ignorada por las nuevas generaciones de investigadores; el dibujo etnográfico sin embargo no puede ser sustituido por la fotografía o el video: trazos precisos y esquemáticos ayudan a «mirar» el entorno y a destacar lo importante de él. A veces un dibujo correctamente delineado sintetiza o resume de forma incontestable toda la filosofía de un buen trabajo de campo. Enseres, herramientas, útiles, objetos, descubren su esencia a través de esa descripción visual, y si la etnografía es fundamentalmente descripción, ningún medio mejor que el expresado para abordar la materia y llegar al fondo de las cosas. Tal vez sería mucho pedir que en las Escuelas de Artes y Oficios o en las Academias de dibujo no se olvidaran de este tipo de ilustración, pero ahí queda la propuesta por si a alguien le pudiese interesar.