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Nuestro propósito, al presentar estas notas, no es otro que el de llamar la atención de los estudiosos del Romancero sobre algunos fragmentos y muestras de la poesía de tradición oral que M. Llano (1889-1938), incorporó a su obra; conscientes de las dificultades con que el investigador se encuentra para Localizar en publicaciones regionales de asuntos varios, materiales concretos como los que nos ocupan, a la hora de emprender cualquier labor de conjunto. Por estos y otros motivos, hemos creído oportuno entresacar de las obras del escritor costumbrista estas muestras de romance.
Es curioso en extremo que D. José María de Cossío (1893-1977) y D. Tomás Maza Solano (1891-1975), en su Romancero popular de la Montaña (1), no incluyeran ninguna de estas versiones recogidas por Llano a la hora de reunir materiales para su obra, como lo hicieran incluso con temas aparecidos en periódicos. No deja de sorprendernos, si tenemos en cuenta que las versiones y fragmentos se encuentran en las obras: El sol de los muertos y Brañaflor, que datan de 1929 y 1931, respectivamente; mientras que los dos volúmenes del Romancero popular de la Montaña, están publicados en 1933 y 1934.
Los temas que contiene la obra de M. Llano -aderezada junto con cuentos, mitos y leyendas tradicionales, hermosas canciones de romería, siega y boda- (2), son seis: El arriero y los siete ladrones(3), Gerineldo (4), Marinero al agua (5), La flor del agua (6), Buscando novia (7) y La cabrera y la Virgen (8).
Sobre la procedencia real de las versiones, nada precisa, sólo nos resta conjeturar que se trata de los valles de Cabuérniga (Santander), centrando la acción de los personajes que cantan en dos lugares ideales: Brañaflor y LIendejosó. Por otro lado, hemos intentado, mediante el empleo de un método comparativo, establecer un acercamiento y posible aproximación geográfica al estudiar los motivos y elementos existentes, nucleares o marginales; entre estas versiones y las contenidas en Romancero popular de la Montaña. Unicamente el tema de Gerineldo, con amplio número de versiones, nos permite encontrar una total aproximación a nuestra muestra, estrechamente relacionada con la de, Pido (Camaleño), La Lastra (Tudanca), Obeso (Rionansa) y Bielba (Herrerías); siendo la de Selores (Cabuérniga), la que más identidad guarda (9).
EL MOZO ARRIERO y LOS SIETE
LADRONES (e..o)
Por las calles de Sevilla,
paseaba un mozo arriero,
buen zapato, buena media,
buen bolsillo de dinero.
Siete machos le seguían,
ocho con el delantero;
nueve se pueden contar
con el de la silla y freno.
Por las calles de Sevilla,
paseaba un mozo arriero
Nelón, el pastor de LIendejosó, caminando hacia la braña de la Cruz: "echó a andar cuesta arriba, perezosamente, tarareando el viejo romance de los arrieros".
GERINELDO (i.o)
-Gerineldo, Gerineldo,
mi camarero leal,
si fueras rico en hacienda
como eres galán pulido,
dichosa fuera la dama
que se casara contigo.
-Como soy vuestro criado,
señora, os burlais conmigo
-No me burlo, Gerineldo,
yo de veras te lo digo.
En Brañaflor lo cantan los hijos del tío Santos, el muñidor, mientras labran los aperos que luego se transportarán en carros con destino a Castilla: "Al compás de los golpes, cantan el viejo romance de Gerineldo, lenta, reposadamente, con cadencias de profunda melancolía".
MARINERO AL AGUA (a.a)
-Mañanita de San Juan
cayó un marinero al agua.
¿Cuánto me das, marinero,
porque te saque del agua?
-Dóite todos mis navíos,
todo mi oro y mi plata,
y a mi mujer que te sirva
y a mis hijas por esclavas.
-Yo no quiero tus navíos,
ni tu oro ni tu plata;
quiero que cuando te mueras
a mí me entregues el alma.
-El alma la entrego a Dios,
el cuerpo a la mar salada
y el corazón que me queda
a la Virgen Soberana.
M. Llano pone el canto de este romance en boca de las hijas pequeñas de los marinos y pescadores de una villa marinera montañesa, San Vicente de la Barquera, posiblemente.
LA FLOR DEL AGUA (a.a)
Mañanita de San..Juan
cuando el árbol floreaba,
iba la Virgen gloriosa
por una fuente sagrada;
más hermosa que una estrella,
más que una estrella galana,
lavando sus pies y manos
y su pulidita cara;
con un libro en las sus manos
dio la bendición al agua.
-Bien venida la doncella
que viniera aquí a por agua;
que si del agua bebiera,
muy pronto será casada.
Oyólo la hija del rey
en la celda donde estaba;
muy de prisa se vestía,
muy de prisa se calzaba;
bajóse sin piel (?) ni pena,
bajóse de sala en sala,
cogió su jarrita de oro
y a la fuente fue por agua.
En el medio del camino
con la Virgen se encontraba.
-Has de decirme, Señora,
si tengo de ser casada.
-Casadita, si por cierto,
serás bienaventurada;
has de tener siete hijos,
doncellita venerada,
uno será cardenal,
otro ceñirá la espada
y has de tener una hijita
monjita de Santa Clara.
En Brañaflor: "Una zagala, pastorcilla de recentales, canta allá arriba en otro otero, el viejo romance".
BUSCANDO NOVIA
-Los anillos de un marqués,
que me ha dicho una señora
qué lindas hijas tenéis.
-Si las tengo o no las tengo
para mí las guardaré.
-Ay, qué alegre yo me vine;
ay, qué triste yo me voy,
que las hijas del rey moro
no me las quieren dar, no.
-No esté triste, caballero;
no vaya tan triste, no;
de las hijas del rey moro
se llevará la mejor.
-No quiero ésta por sosa
ni ésta por lo tiñosa;
quiero a ésta por hermosa,
por humilde y por mujer.
-Yo le pido, caballero,
que me la trate muy bien.
-Ella será bien tratada,
en sillas de oro sentada,
hilando lana pa el rey.
Si no hace lo que mande,
azotucos con vinagre
pa que la resquemen bien.
En Brañaflor: "Otras niñas, enlazadas las manos dan vueltas alrededor del corro. Una niña es la madre y otra niña el marqués. El marqués canta y la madre responde".
LA CABRERA y LA VIRGEN (a.a)
Zagala, que por el monte,
por el monte guarda cabras,
junto a una peñita oscura
se ha sentado una mañana.
Con el rosario en la mano
a la Virgen la rezaba.
-Aquel que a la Virgen reza
la santa Virgen le ampara.
En el medio del camino
vio venir una borrasca.
toda cubierta de luces,
n'el medio unas tres damas,
una vestida de azul
que las dos de verde estaban.
-¿Dime tú, zagala hermosa,
de quién son estas tus cabras?
-Suyas, suyas son, Señora,
que es usted la que me ampara.
-Pues tú, niña ¿me conoces,
que tan amorosa me hablas?
-Sí, señora; la conozco,
es usted la Madre Santa.
-Pues tú, niña, ven conmigo
a la celestial morada.
-Eso sí que no, Señora;
¿a quién dejo yo mis cabras?
-Déjalas en el sendero,
que ellas irán para casa.
El padre de aquella niña
triste y afligido se halla.
-¿Cómo es de noche y no viene
mi zagala con las cabras?
Se fuera hacia un Santo Cristo
que le tenía allí en casa,
y se pone de rodillas
y de esta manera le habla:
-Dime tú, manso Cordero
Hijo de la madre Santa
¿cómo es de noche y no viene,
mi zagala con las cabras?
-Tu zagala ya no viene,
está en la celestial morada,
las cabras en el corral,
en el corral de tu casa.
¡Válgame la Virgen pura,
la bendita Madre Santa!
En Brañaflor lo titula Un romance, sin otra indicación.
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(1) Cossio, J. Mª y Maza Solano, T., Romancero popular de la Montaña, Santander, 1933-1934. 2 vols.
(2) "Manuel Llano ha estudiado y conoce los trabajos fundamentales modernos de folklore; pero en su manera de tratarlo está más cerca de los románticos que de los especialistas y científicos; si bien en sus copias y transcripciones suele ajustarse a los métodos más exactos y exigentes". Del prólogo de Miguel Artigas para la edición de Brañaflor.
(3) Llano, M.; Obras Completas, Santander, 1968. 2 vols. Pág. 110.
(4) Llano, M.; Obras Completas, págs.: 505-506. Este mismo fragmento se incluye con dos versos menos en la pág.190.
(5) Mitos del mar. Los espumaderos. La Voz de Cantabria, ll-IV-1931. M. Llano. (Se reproduce en "Artículos en la prensa montañesa, vol. II, recopilación e introducción de Ignacio Aguilera. Santander, 1972. Págs.: 624 y 626).
(6) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 569-570.
(7) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 589-590.
(8) Llano, M.; Obras Completas, págs. : 603-604.
(9) Curiosamenre, los versos iniciales de esta versión, evidencian la utilización de un motivo del romance del Conde Niño: Una mañana de Julio se levantó Gerineldo // a dar agua a los caballos / a las orillas del Ebro; // mientras los caballos beben / Gerineldo echa un cantar // y la infanta que lo oyó / pronto le empezó a llamar. // -Gerineldo, Gerineldo, mi camarero leal, // si fueras rico en hacienda / como eres galán pulido, // dichosa sería la dama /que se casara contigo-. // -Como soy vuestro criado, /señora, burláis conmigo. // -No me burlo, Gerineldo, /que de veras te lo digo; // quién te pescara esta noche / tres horas a mi albedrío-. En Cossío, J. Mª y Maza Solano, T., op. cit., vol. I, págs. : 140-141.