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INTRODUCCIÓN
Con sólo echar una rápida ojeada por la Literatura Española, veremos que el asunto que nos ocupa ha merecido ser tratado de un modo más o menos directo, pero predilecto siempre en el terreno lingüístico, por escritores tan ilustres como el Marqués de Santillana, el Arcipreste de Hita, don Juan Manuel, el arcipreste de Talavera., Sem Tob de Carrión, Erasmo de Rotterdam, Pedro Vallés, Hernán Núñez de Guzmán, llamado comúnmente el Pinciano, por haber nacido en Valladolid (antigua Pincia), Mal Lara, Sebastián de Horozco, Gonzalo de Correas, Blasco de Garay, Lope de Vega, Cervantes, Fray Martín Sarmiento, Antonio Valladores, Fernán Caballero, José María de Sbarbi, Vergara Martín, José María Iribarren, L. Combet, Rodríguez Marín y Luis Martínez Kleiser. entre otros.
Esta ciencia natural, hija del transcurso de los tiempos y de la más constante observación de los fenómenos que se resuelven al lado del hombre en el orden intelectual, religioso y material se ha conocido con los nombres de Evangelios chicos, Filosofía vulgar, Sabiduría popular, debido al cúmulo considerable de verdades prácticas que en sí atesora la totalidad de dichas sentencias y a la fórmula breve y gráfica con que de ordinario son enunciados.
La Real Academia Española define el refrán como: «Dicho agudo y sentencioso de uso común.»
Para Juan Manuel Oliver, «en la condición de sentencioso se encierra la verdadera identidad del refrán, la que le aparta de otros dichos populares; pero habría que añadir de origen anónimo para que sus perfiles quedasen delimitados por completo» (1).
El refrán es la voz del pueblo, su identidad, su pensamiento. Por eso los refranes no envejecen nunca, son siempre nuevos y vigentes, tan válidos ayer como hoy. Por esto si los hay amargos, radicales, sonrientes, incómodos, vulgares, nostálgicos o generosos es sencillamente porque los hombres -la vida- tenemos momentos de todo esto. Si el refrán es vida, por ello critica, enseña, consuela, advierte o afea.
Como prueba de la pervivencia de los refranes en Valladolid y pueblos de nuestra provincia, ofrecemos las siguientes paremias, recopiladas recientemente. La edad de los informantes oscila entre los cincuenta y ochenta años. Mi agradecimiento a Bernardina Cabezón, Canuta Rodríguez Lobato, Evencio Hernando, Jacinta Herreras, Manuela Arribas, Miguel Panizo Rodríguez, Tomás Sánchez González, Teodoro Fernández y a todas las personas que han hecho posible esta recopilación.
A
A buen hambre, no hay pan duro.
A cada cual lo suyo, y a Dios lo de todos
A cada gocho le llega su San Martín.
A cada pez le llega su vez.
A donde va el mar, que vayan las arenas.
A falta de pan, buenas son tortas.
Agua de arco no llena charco.
Aguas de mayo no cala el sayo, y si alguna vez lo caló, pronto lo enjugó.
Al buen callar llaman Sancho.
A grandes males, grandes remedios.
Algunos que van por lana suelen volver trasquilados.
Al perro flaco, todas son pulgas.
Al pie de un árbol sin fruto me puse a considerar, qué pocos amigos tiene el que no tiene que dar.
Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Amor de niño, agua en cestillo.
Amor con amor se paga.
A ningún tonto amarga un dulce.
Al bueno buscarás, y del malo te apartarás.
Ande yo caliente y ríase la gente.
Agua que no has de beber, déjala correr.
A palabras necias, oídos sordos.
A rey muerto, rey puesto.
Arrieros Somos y en el camino nos encontraremos.
B
Bien predica el ayunar quien acaba de almorzar.
Bizcocho de monja, carga de trigo.
Bien predica quien bien vive.
Busca pan para mayo y leña para abril, y échate a dormir.
C
Caballo grande, ande o no ande.
Cambiarás de molinero, pero no de ladrón.
Caridad bien ordenada empieza por uno mismo.
Caridad y amor, sin tambor.
Casamiento y mortaja, del cielo baja.
Con la justicia y la Inquisición, chitón.
Con agua pasada no muele el molino.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Cuando abril viene lloviendo, viene mayo sonriendo.
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar.
Cuando en marzo mayea, mayo marcea.
Cuando mayo va a mediar, debe el invierno acabar.
D
De dineros y amistad, la mitad de la mitad.
De fuera vendrá quien de casa nos echará.
De lo que no cuesta, llenar la cesta.
Del agua mansa me libre Dios, que de la brava ya sabré librarme yo.
De poetas y de locos todos tenemos un poco.
De noche todos los gatos son pardos.
De todo hay en la viña del Señor .
Días de mucho, vísperas de nada.
Dios los cría y ellos se juntan.
Dime con quién andas y te diré quién eres.
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces
Doma a tu hijo pequeño, que grande no tiene remedio.
Donde hay patrón no manda marinero.
Donde hay amor hay temor.
Donde las dan las toman, y callar es bueno.
Donde no me llaman no hago falta.
Donde todos mandan nadie obedece.
Dos cosas no se pueden agotar: el saber y el agua de mar.
Dos que duermen en un colchón se vuelven de la misma opinión.
E
El agua todo lo lava, menos la mala fama.
El bien y el mal a la cara salen.
El mal entra a brazadas, pero sale a pulgadas.
El que a pueblo forastero va a casar, o va a que le engañen o va a engañar.
El buey suelto bien se lame.
El burro cayendo y el arriero perdiendo, ellos se irán entendiendo.
El comer y el rascar no tiene más que empezar.
El jugador todo lo pierde, menos la esperanza de ganar.
El gato escaldado, del agua fría huye.
El hábito no hace al monje.
El sol de febrero hace ponerse el sombrero.
El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo.
El que de ajeno se viste, en la calle lo desnudan.
En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño.
Entre San Juan y San Pedro, San Pelayo está en el medio.
Entre padres, hijos y hermanos nadie meta las manos.
En lo que la mujer alta se agacha, la pequeña barre la casa.
El que entrega la herencia antes de la muerte, merece que le den con un canto en los dientes.
El buen gitano no hurta en su barrio.
El que hizo la ley hizo la trampa.
El niño que no llora no mama.
El que no toma consejo no llega a viejo.
En boca cerrada no entran moscas.
El chisme agrada, pero el chismoso enfada.
Enemigo que huye, puente de plata.
Es más el ruido que las nueces.
F
Febrero, rato malo y rato bueno.
Fue por lana y volvió trasquilado.
Fue la ociosidad madre de todos los vicios.
G
Genio y figura hasta la sepultura.
Guarda el sayo para mayo.
H
Hacer el bien y no mirar a quién.
Hombre pequeñín, embustero y bailarín.
Hombre grandón, embustero y comilón.
J
Jornal de obrero, entra por la puerta y sale por el humero.
Juegos de manos, juegos de villanos.
Justicia, mas no por mi casa.
Justo es el mal que viene si le busca el que lo tiene.
Juntóse el hambre con las ganas de comer.
Juramentos de amor y humo de chimenea, el viento se los lleva.
L
La amante ama un día; la madre, toda la vida.
La codicia rompe el saco.
La buena estatura es media hermosura.
La letra con sangre entra
La claridad es amiga de la verdad.
La ocasión hace al ladrón.
La experiencia es la madre de la ciencia.
La ropa sucia se debe lavar en casa.
La avaricia rompe el saco.
Las cosas de palacio van despacio.
La fiesta, trabajar, y entre semana, holgar.
Las cuentas, claras, y el chocolate, espeso.
Lágrimas de heredero poco mojan el pañuelo.
Lo prometido es deuda.
Lo que con mocos se aprende, tarde se olvida.
Lo que de noche se hace, de día se ve.
Lo que fuere sonará.
Los duelos con pan son buenos de llevar.
LL
Llégate a los buenos y serás uno de ellos.
Lluvia de solano no deja nada sano.
M
Madrastra, el nombre le basta.
Mal de muchos, consuelo de pocos.
Mayo templado y lluvioso ofrece bienes copiosos.
Mañana calurosa, tarde tormentosa.
Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Mala hierba nunca muere.
Muchos lobos a una oveja, pronto le quitan la pelleja.
Muerto el perro, se acabó la rabia.
N
Nadie da duros a cuatro pesetas.
Nadie diga de este agua no beberé.
Nada hay tan atrevido como la ignorancia.
Ni en los jardines hay rosa que no tenga espinas.
Ninguno da lo que no tiene.
Ninguno puede soplar y sorber.
No hay palabra mal dicha sin burro que la corrija.
No es oro todo lo que reluce.
No es tan fiero el león como lo pintan.
No es más limpio el que más limpia, sino el que menos mancha.
No hay cosa en este mundo que bueno y malo no tenga.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
No hay sábado sin sol ni moza sin amor.
No hay amor sin dolor.
No la hagas y no la temas.
Nueve meses de invierno y tres de infierno (en Castilla).
No hay atajo sin trabajo.
No pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió.
No es mal sastre aquel que conoce el paño.
No son iguales las cuentas que echa el arriero que las que cobra luego el ventero.
No hay sábado sin sol ni doncella sin amor.
O
Oculta tu miedo a tu enemigo, porque si lo nota estás perdido.
Obras son amores y no buenas razones.
Ojo por ojo y diente por diente.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
P
Paga adelantada, paga viciosa.
Palos con gusto no duelen.
Pájaro que no canta, algo tiene en la garganta.
Para aprender es necesario perder.
Piensa el ladrón que todos son de su condición.
Poco a poco hila la vieja el copo.
Por todas partes se va a Roma.
Poco aprieta quien mucho abarca.
Por un oído me entra y por el otro me sale.
Por mucho madrugar no amanece más temprano.
Por mayo, los panes cortos, y los días, largos.
Predicar en desierto, sermón perdido.
Q
Quien a hierro mata, a hierro muere.
Quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere.
Quien más pone, más pierde.
Quien de pingo llega a toalla, no encuentra clavo donde colgarse.
R
Rascar y comer, comienzo ha menester.
Reniego del amigo que come lo mío conmigo y lo suyo consigo.
Rogamos a Dios por los santos, mas no por todos.
Ruin señor cría ruin servidor.
S
Salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera
San Isidro Labrador quita el agua y saca el sol.
Salud, amor y hogar traen el bienestar.
Si con los buenos te juntas, serás uno de ellos.
Sin penas todas las cosas son buenas.
Si obras mal no esperes bien.
Siembra espinas y recogerás abrojos.
Si tiras de la manta se descubre el pastel.
Sólo se queja el que tiene quien le escuche.
Soplar y sorber no puede junto ser.
T
Tantas veces va el cántaro a la fuente, que al fin se rompe.
Tanto vales cuanto tienes.
Te quiero, Andrés, por el interés.
Todos los que andan descalzos sueñan con zapatos nuevos.
Todo extremo es vicioso; sólo el medio es virtuoso.
Todos su cruz llevan; unos, a rastras; otros, a cuestas.
U
Una buena capa todo lo tapa.
Una en el clavo y ciento en la herradura.
Una cosa es decir y otra cosa es hacer.
Una golondrina no hace verano, ni una sola virtud, bienaventurado.
Una visita larga, ¿a quién no carga?
Un bobo hace ciento si le dan lugar y tiempo.
Uno por otro, la casa sin barrer.
V
Vaso malo no se quiebra.
Váyase lo comido por lo servido.
Vísteme despacio que voy con prisa.
Vida sin amigos, muerte sin testigos.
Visita cada día, a la semana hastía.
Viejo soy, mozo fui; nunca al bueno desamparado ni hambriento vi.
Viva la gallina aunque sea con su pepita.
Vive bien y trata verdad, vivirás con seguridad.
Vivirás buena vida si refrenas tu ira.
Y
Ya que la montaña no viene a mí, iré yo a la montaña.
Yemas de abri1, pocas al barril.
Yerros de amor, dignos son de perdón.
Z
Zamora no se ganó en una hora.
Zapatero, a tus zapatos.
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(1) OLIVER, J. M.: Refranero español, Madrid 1983, pág. 5.
BIBLIOGRAFÍA
MARTINEZ KLEISER, L. : Refranero general ideológico español, Madrid 1983, p. 5.
RODRIGUEZ MARIN, F.: Más de 21.000 refranes castellanos no contenidos en la copiosa colección del Maestro Gonzalo Correas, Madrid, 1926.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española, vigésima edición, Madrid, 1984.
SBARBI, J. M. : Elrefranero general español, parte recopilado y parte compuesto (10 volúmenes), Madrid, 1980.