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Durante milenios el arado ha removido las tierras del Viejo Mundo y tras las conquistas y colonizaciones aireó las de los Nuevos Continentes aún vírgenes.
El arado adopta formas variadas, según épocas y lugares, pero en líneas muy generales éstas pueden reducirse a dos: el arado de reja o de tipo romano y el arado de vertedera, de aparición más tardía.
El arado, que era ya conocido en Egipto y Mesopotamia, tuvo quizá su origen en algún tipo de azada neolítica; a finales de la Edad Antigua estaba ya configurada la división geográfica del arado. El arado romano (aratrum), adaptado al tipo de suelos y de cultivos mediterráneos, y el arado de ruedas (carruca), que se extendió por las zonas no romanizadas de Europa.
España, encuadrada dentro de la zona meridional de Europa, adoptó pronto el tipo de aratrum usado ya por griegos y romanos; fue descrito ya por Virgilio (1) y, salvo algunos aditamentos, es el que ha llegado hasta nosotros. Probablemente estos aditamentos se reduzcan a las orejeras.
A mi modo de ver, la razón de esta larga pervivencia se debe simplemente a que el instrumento, en sí, desarrolla su cometido perfectamente, de ahí que no fuera sustituido o transformado hasta hace poco tiempo.
Dentro de una aparente simplicidad se esconden una gran variedad de tipos dentro del arado romano en la Península, los principales son:
-El arado castellano o arado-cama, extendido por toda la zona centro, se caracteriza por su reja de forma lanceolada.
-El arado-dental, de tradición mediterránea, cuyas primeras representaciones se dan en un vaso ibérico de Alcolisa (2) y en algunas monedas, también ibéricas de Obulco, se extiende por las zonas periféricas de la Meseta: Andalucía, Extremadura y Gerona.
-Los arados cuadrangulares y radiales utilizados en las zonas húmedas del Norte de España y en Pirineos.
El esquema base de un arado romano, generalizando, sería el siguiente: una reja 1) de hierro piramidal o cónica que se hunde en la tierra y la remueve; va unida al dental 2), pieza de madera y sustento de todas las demás, ésta va atravesada por las orejeras 3), que son dos piezas de madera transversales al dental y que tienen como misión abrir el surco. Al dental se fija la esteva 4), que es la pieza que se empuña para ir llevando el arado, su extremidad o enmangue es la mancera 5), si bien en algunas zonas se confunden los términos de mancera y esteva, usándose tan sólo uno de los dos para la totalidad de la pieza; la reja y la esteva se ajustan al dental por medio del pescuño 6), que es una cuña de madera que se ajusta con unos golpes cada vez que se compone el arado; estos golpes se dan con la azuela. La unión entre el dental y la parte del tiro se hace por medio de la cama 7), que se enlaza con el timón por medio de unas abrazaderas llamadas vilortas 8). El timón 9) es un largo palo de madera al que se fija la tracción animal por medio de los clavijeros 10) por uno de los cuales se atraviesa un pasador llamado barreno 11), esta unión al tiro animal se realiza también por medio de un anillo, llamado barzón, por el que se pasa el timón por el yugo. La telera 12), es una barra de hierro que refuerza la unión entre la cama y el dental; ésta se ajusta sobre la cama por otra pieza metálica llamada chaveta 13).
El resto de las piezas que se nombran en la canción, salvo el trechero, que es otra pieza metálica que se introduce entre el dental y la cama, aluden al tiro animal o a los accesorios que rodean la operación de la arada.
Se alude al gañán que guía los bueyes por medio de la ijada, que es una vara rematada con un pincho, a las toparras, el botijón, el surco y la semilla.
De los útiles relacionados con la tracción animal, se mencionan los propios bueyes y después todos los elementos necesarios para su unción: los collares, los cencerros, el yugo si se trata de bueyes -para los asnos el ubio-, las sogas y los frontiles, que son unas piezas acolchadas de materia basta, generalmente esparto, que se pone a los bueyes entre su frente y la coyunda con que son uncidos, a fin de que ésta no les lastime.
El canto del arado está muy extendido por el entorno rural, en especial en ambas Castillas, donde he podido recoger versiones de este tema en las provincias de Valladolid, Zamora, Ciudad Real, Toledo y Madrid. La causa de esta enorme extensión es, sin duda, el tema de la arada como faena agrícola, tan predominante en la zona.
Su tema propio de la Cuaresma no impide que se cante en otras épocas del año como veremos; su letra, que hace de él una auténtica Pasión al estilo de las que tanto se han cantado en Castilla durante la Semana Santa, es una continua sucesión de símiles entre todo lo relacionado con la faena de la arada y los hechos y objetos relacionados con la Pasión de Cristo. Es pues, un verdadero alarde de imaginación popular puesta al servicio de la Iglesia, lo cual es muy corriente en canciones de tema religioso-profano, como los sacramentos o mandamientos de amor.
El canto del arado se interpreta en circunstancias muy diversas, siendo incluso danzado en algunas zonas, en este caso mientras los danzantes ejecutan el baile, una persona va montando un arado, real o en miniatura, al tiempo que en el canto se nombra cada una de las piezas.
En otras localidades, como Valdemanco (Madrid) , se cantaba como canción de ronda estival a partir del mes de mayo. Este uso del tema como canción de ronda está muy extendido en la provincia de Madrid; se solía entonces añadir alguna copla introductoria a la ronda:
"Si me quieres oír, dama,
el arado bien cantado,
arrodíllate en la cama
que le voy encomenzando."
También es un tema muy cantado en el período navideño, dado que la Navidad es tiempo apto para todo tipo de cantos, sobre todo de los conocidos como "canciones seriadas" de las que el arado es una buena muestra, aun siendo su contenido alusivo a la Pasión.
También entonces se introducía algún estribillo o verso que ambientase de alguna manera la canción a esta época del año, sirva como ejemplo este estribillo cantado en el pueblecito madrileño de Villalvilla:
"El arado cantaré
de piezas le ire formando
y de la Pasión de Cristo
misterios ire explicando.
Venid, pastorcillos, venid a adorar,
mirad que ha nacido el más alto real.
Entrad y decidle con pechos de fe:
Santo, Santo es.
La Virgen María nuestra madre es (3).
En algunas zonas está muy extendida la creencia de que el autor del canto fue San Isidro, quien o bien lo entonaba al trabajar, o bien se lo cantó a Cristo un día en que le sorprendió en la arada -como me explicó un labrador del madrileño pueblo de Valdemanco-; en La Torre de Juan Abad (Ciudad Real) se cantó este tema como un villancico puesto en boca de San Isidro. En cuanto a la música con que se interpreta varía según las localidades, pero se suele adaptar a las melodías locales; así he recogido arados a ritmo de seguidilla, rondeña y jota serrana.
La versión que adjunto, sin ser la más bella sí es la más completa de cuantas he encontrado. Son en ,total ciento cuatro versos, en los que, como hemos visto, se citan la mayoría, por no decir la totalidad, de los objetos y seres que intervienen en una faena de arada.
Después de los cuatro versos de presentación, que no suelen faltar en ninguna de las versiones, comienza la relación seriada de los objetos de labor.
Al final nunca falta la moraleja o "conseja" donde siempre se alude a la educación y cuidados para con los hijos; esta versión presenta también una despedida -que se correspondería con los versos primeros de presentación- en la que se alude y pide la protección de la Virgen, quien no aparece en ninguna parte anterior del relato.
(1) Virgilio. (Geórgica I, v. 169-176).
(2) Según el Prof. Pericot.
(3) Manuel GARCIA MATOS. Cancionero Popular de la
Provincia de Madrid. Edita: C. S. I. C. Barcelona-Madrid, 1952. Tomo II.
CANCION DEL ARADO
El arado cantaré
de piezas le iré formando
y de la Pasión de Cristo
misterios iré explicando.
El dental es el cimiento
donde se forma el arado,
pues tenemos tan buen Dios
amparo de los cristianos.
La cama será la cruz
la que tuvo Dios por cama
y al que guiase su cruz
nunca le faltará nada.
El trechero que atraviesa
por el dental y la cama
es el clavo que penetra
aquellas divinas plantas.
La telera y la chaveta
entre ambas hacen cruz,
consideremos, cristianos,
que en ella murió Jesús.
La mancera es el rosal
donde salen los olores,
María coge colores
de tu vientre virginal.
La reja será la lengua
la que todo lo decía,
¡válgame el Divino Dios
y la Sagrada María!
El pescuño es el que aprieta
todas estas divisiones,
contemplemos a Jesús
afligidos corazones.
El timón que hace derecho
que así lo pide el arado,
significa la lanzada
que le atravesó el costado.
Las orejeras son dos
Dios las abrió con sus manos,
significarán las puertas
de la gloria que esperamos.
El barreno que atraviesa
la clavija del timón,
significa que traspasa
los pies de Nuestro Señor.
Las velortas son de hierro
donde está todo el gobierno,
significa la corona
de Jesús el Nazareno.
La ijada que el gañán lleva
agarrada con la mano,
significará las varas
con que a Cristo le azotaron.
El gañán es Cirineo
el que a Cristo le ayudaba
a llevar la Santa Cruz
de madera tan pesada.
Los bueyes son los judíos
los que a Cristo le llevaron
desde la casa de Anás
hasta el monte del Calvario.
Los collares son las fajas
con que le tienen fajado,
los cencerros los clamores
cuando le están enterrando.
El yugo es el madero
donde a Cristo le amarraron
y las sogas los cordeles
con que le tienen atado.
El barzón es la saeta
que le han tirado al costado,
las correas el pañuelo
con que los ojos vendaron.
La azuela que el gañán lleva
para componer su arado,
significará el martillo
con que remachan los clavos.
Los frontiles son de esparto
se los ponen a los bueyes
y al buen Jesús le ataron
con muy ásperos cordeles.
El surco que el gañán lleva
por medio de aquel terreno,
significará el camino
de Jesús el Nazareno.
Las toparras que se encuentra
el gañán cuando va arando,
significan las caídas
que dio Cristo en el Calvario.
El agua que el gañán lleva
metida en el botijón,
significa la amargura
que bebió nuestro Señor.
Padres los que tenéis hijos
ya habéis oído el arado,
cuidad de su educación
y procurad educarlos.
Ya se termina el arado
de la Pasión de Jesús,
adoremos a María
que nos dé su gracia y luz.
Recogido en el pueblo de Yuncos (Toledo).