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Una de las caracterizaciones de mayor expresión tradicional en el ámbito rural fue, sin duda alguna, la albada o alborada de novios. La extensa variedad de versiones puso de manifiesto cuál debió ser la raigambre de este género poético-musical tan difundido por la geografía castellana. Hasta el punto de no concebir un solo pueblo sin su canto epitalámico.
La albada posee connotaciones típicamente trovadorescas y quizás no sea arriesgado pensar que su origen tenga una prospección medievalista continuada hasta nuestros días. La serenata albórea a los recién casados a modo de enhorabuena y bienvenida ha prevalecido sin apenas diferencias sustanciales en la ejecución. La alborada constituyó un carácter cálido y entrañable a un acontecimiento que suscitó una peculiar fiesta. Al amanecer, un grupo de personas se acercaba al aposento marital y entonaba una canción revestida de parabienes y felicitaciones. Este ancestral rito apenas ha sufrido variaciones y la imagen evocadora familiar no debió, en efecto, distanciarse enormemente de aquella primera interpretación.
LOS PROTAGONISTAS Y SU ENTORNO
Con el paso del tiempo las costumbres y tradiciones han visto mermadas sus facultades debido a la erosión de la juventud en el medio rural. Son muy escasas las que se mantienen de entre un amplio y pintoresco abanico.
El mayor peso específico del protagonismo lo ejerció, como fue habitual, la infatigable y entusiasta actuación de los mozos de la localidad que se prestaban sin restricciones a abonar el campo cultural. En todos los pueblos existió una cuadrilla de mozos. Entrar a formar parte de ella requería unos requisitos y obligaciones mínimos. Mandaban los cánones que todo joven, habiendo cumplido la edad de dieciséis años, se hallara en condiciones de dar la cuartilla (medida cúbica equivalente a cuatro litros) de vino a la comunidad y asumir el cargo directo de alguacil. En ciertos lugares este acto llevaba implícito la exposición púdica de un rito sexual, tosco y provocativo, en el que por fuerza mayor al "aspirante" a hombre se le obligaba a mostrar sus atributos viriles al resto de la comunidad. Los varones de Quintanilla de Tres Barrios (Soria) son excelentes conocedores de este ritual popularmente denominado "hacer o romper la pajilla" con el sufrimiento de tener que soportar los tenues golpes dados sobre el miembro viril hasta que la paja de mies, en teoría, quedara rota. En la práctica no siempre sucedió así y el favoritismo familiar de algún miembro de la cuadrilla dejaría truncado el rito. Lo cual fue motivo de discordias y peleas que no brillaban precisamente por su ausencia. En cierto modo si el joven al cumplir esta edad no había entrado a formar parte de ella se sentía desplazado.
Generalmente la cuartilla se daba en determinadas conmemoraciones que solían coincidir con la celebración de alguna boda. Porque ese mismo día los mozos, por propia iniciativa, se dirigían a la casa donde se celebraba el acontecimiento a pedir la bacalada (recompensa por la estelar actuación). Tiempo atrás los recién casados entregaban en honor de gracias una gran bacalada (de aquí la prevalición consuetudinaria de pedir la bacalada a cantar la albada, porque no siempre una cosa implicaba la otra), pan, torta y vino. Posteriormente casi todo ello se tradujo en una aportación económica con la que se hacía una gran merienda.
Cuando la boda no acontecía en el seno de la población, los mozos esperaban pacientemente a que el nuevo matrimonio hiciese acto de presencia en el lugar y sin dar demasiada tregua se dirigían a la casa donde se hospedaban para darles la buena nueva. Podía ocurrir que el marido no procediese de la localidad, con lo cual además de la bacalada -que con toda seguridad tendrían preparada- habría de invitarles, si anteriormente no lo había hecho, por la costumbre que todo forasteros debía solventar con los mozos por haberles usurpado una hembra que teóricamente les correspondía. Así de sencillo, de lo contrario quién sabe si no le correrían. La arraigada endogamia no permitía la más mínima intrusión. Es por ello que frecuentemente mozos y mozas anduviesen a la greña a causa de un fortuito abandono o de un amor despreciado y ser correspondida por algún forastero. Y cantaban coplillas de "picadillo" en honor al comportamiento de aquellas "ilustres" sirvientas:
Cuando la Cirila se marchó a Madrid
paseaba en coche con mucho postín.
Cuando la Cirila volvió a regresar
la barriga hinchada, ¡qué calamidad!
Mocitos, no os caséis
con las que sirven a un amo,
que llevan más atentones
que la hierba en el verano.
Incluso así, la mayor parte de los matrimonios estaban compuestos por personas procedentes del mismo núcleo poblacional. Así se consagraba el matrimonio tras haber presentado sus credenciales en forma de amonestaciones por si existiera algún impedimento. La boda dejaba tras de sí -y encerraba- una estela de tabúes directamente relacionados con la concepción sexual que tapando tapujos, se decía, era primordial en aquella noche de bodas.
LA ALBADA
A esta puerta hemos llegado / con intención de cantar
2 si no quieren que cantemos / nos volveremos atrás.
Licencia pedimos al novio / y también a la madrina
4 y a los padres de los dos / para cantar a esta niña.
Buenas noches a la una, / buenas noches a las dos,
6 buenas las tengan ustedes, / mis compañeros y yo.
A todos los de esta casa / La Virgen les acompañe
8 y a nosotros Dios del cielo /porque estamos en la calle.
Esta mañana temprano / antes de salir el sol
10 os marchasteis a la iglesia /a hacer vuestra confesión.
En casa de vuestros padres / la bendición os echaron
12 en presencia vuestros tíos, primos, parientes y hermanos.
Con gran acompañamiento / a la iglesia habéis llegado
14 Allí donde todos reciben / el matrimonio sagrado.
Ya sale el sacerdote / a recibiros a ambos
16 con la estola y el ritual / y la cruz en la otra mano.
Os ha preguntado a uno / y habéis recibido ambos
18 si os queréis por esposos / y por amables casados.
Respondisteis, sí, señor, sí / queremos y otorgamos
20 y al mismo tiempo el padrino / las arras os ha entregado.
Los anillos son los grillos, / las arras son las cadenas
22 el platillo, la humildad / y la estola, la obediencia.
Entrasteis para adentro / con las manos agarradas
24 subisteis la iglesia arriba / con amor y con agrado.
En la primera gradilla / os habéis arrodillado
26 y aquel ministro de Cristo / a revestirse ha entrado.
El signo que llevasteis / cuando fuisteis a ofrecer
28 significa la fe viva / que os habéis de tener.
Antes de tocar a santos / el padrino os ha llamado
30 y con la sagrada banda / a los dos os ha cruzado.
Habéis de considerar / con agrado y con amor
32 que también la banda tiene / mucha gracia y bendición.
Hemos tenido noticia / de que os habéis casado
34 mis compañeros y yo / la enhorabuena os damos
sea para servir a Dios, / sea para muchos años.
36 Doncella fuisteis a misa / pisando palmas y olivos
y ahora ya estás casada / al lado de tu marido.
38 Doncella fuisteis a misa / pisando palmas y flores
y ahora ya estás casada / al lado de los señores.
40 Doncella fuisteis a misa / pisando flores y ramos
y ahora ya estás casada / al lado de los casados.
42 Del cielo baja una carta / escrita en papel sellado
la envía Dios del cielo / que os ve en buen estado.
44 Del cielo baja una carta / escrita con hierbabuena
la envía Dios del cielo / dándoos la enhorabuena.
46 Del cielo baja una carta / escrita con perejil
la envía Dios del cielo / que no os deis que sentir.
48 Dios bendiga los manjares / que en esta mesa haya habido
lo primero digo el pan / lo segundo digo el vino.
50 Las mesas son de nogal, / los manteles son de lino
los cubiertos son de plata, / los vasos de cristal fino.
52 Toda mesa estará llena / de cuchillos y cucharas
y también lo estará / de caballeros y damas.
54 Florezcan todas las flores / florezca la del romero
y viva la bizarría / del señor cura el primero.
56 Florezcan todas las flores / florezca la de la endrina
y viva la bizarría / del padrino y fa madrina.
58 Florezcan todas las flores / florezca la de los olmos
y viva la bizarría / de los padres de los novios.
60 Florezcan todas las flores / florezca la del espliego
y viva la bizarría / de todos los forasteros.
62 Florezcan todas las flores / florezca la del nogal
y viva la bizarría / de todos los del lugar.
64 De todos los mandamientos / que tiene la iglesia sagrada
habéis recibido tres / ........por la mañana.
66 El primero penitencia, / el segundo comunión
el tercero matrimonio / sean para servir a Dios.
68 Con las palabras divinas / que el sacerdote os ha dicho
que os améis el uno al otro / como la iglesia amó a Cristo.
70 A los señores padrinos / les habéis de dar las gracias
que os han puesto en Camino / de la buenaventuranza.
72 En el mar hay una peña / de ella sale una fuente
y de esta casa una novia / que le dice al sol, detente.
74 Lo que te encargo...... / que no la des que sentir.
que la han tenido sus padres / guardadita para ti.
76 Lo que te encargo...... / que la trates como hermana
que te has venido a llevar / del árbol la mejor rama.
78 Lo que te encargo...... / que no la des nunca que hablar
que la han tenido sus padres / como rosa en el rosal.
80 Ya te has casado...... / ya te vas de nuestro lado
te vas al de los casados / no te despidas llorando.
82 Qué alegre tendréis el manto, / más alegre el corazón
en ver que vuestros padres / os echan la bendición.
84 Quédate con Dios...... / ya nos has dejado solos
pero no te dé cuidado / que detrás iremos todos.
86 Para remate de todo /la enhorabuena os damos
sea para servir a Dios / sea para muchos años.
88 Allá va la despedida / de la buena la mejor
Jesucristo con su mano / os echa la bendición.
90 Allá va la despedida / de todas la más hermosa
en el carrillo derecho / te ha florecido una rosa.
92 Ustedes dispensarán / de lo poco y mal cantado
que somos cortos de letra / y no la hemos estudiado,
94 El padrino de esta boda / es un poco fanfarrón
si se echa mano al bolsillo / y nos tirara un doblón.
96 La madrina de esta boda / es delgada de muñecas
pero no nos dé cuidado / que tendrá las tortas huecas.
98 La madrina de esta boda / saque la novia a las eras
y allí se despedirá / de todas sus compañeras.
100 Salga la madrina, salga, / y lo vuelvo a repetir
con el cuchillo en la mano / y la torta pa´partir.
102 Allá va la despedida / la que echó Cristo en el soto
la que no tenga marido / que se venga con nosotros.
104 Allá va la despedida / la que echó el zorro a la zorra
que si la pilla debajo / no se quedará machorra.
106 Allá va la despedida / la que echaron en Pedraja
Dios quiera que venga bien / la llave con la cerraja.
El contenido de la albada desvela toda la pasión épica y poética del acontecimiento utilizando en ocasiones modismos exagerados para exaltar los valores conceptuales de la composición. Pero esta exageración tiene como contrapartida un realismo interpretativo acompañado de un paroxismo natural.
La versión procedente de Quintanilla de Tres Barrios testimonia un sentimiento generalizado hacia los recién casados, las circunstancias que les rodean y ciertas significaciones características del momento. No todas las composiciones contienen aspectos epistemológicos ni mucho menos caracterizaciones elocuentes dignas de mención. Especialmente objetivaciones suntuosas en expresiones que emanan cierta reminiscencia medievalista, como por ejemplo "Doncella fuisteis..." (vers. 36, 38 y 40). Grado sumo de alabanza que no coincidía en absoluto con la condición social ostentada. Porque la albada apenas traspasó la frontera de la clase baja, a cuyo grueso pertenecía la práctica totalidad de la población concerniente a pequeños núcleos rurales donde se llevaba a cabo el acto. Fue la propia sociedad quien segregó su cultura, arraigada a su condición, que en absoluto tomó conciencia fuera de ella.
La albada solía cantarse en la noche de bodas, sí bien el tiempo y las circunstancias se encargarían de modificar aquella primera alborada ejecutada al amanecer siguiente a modo de serenata. La primera mención que los mozos hacían al llegar a la casa donde se celebraba el acto era dar a conocer su lógica intención: cantar. ¿Cuál podía ser el impedimento? No era frecuente la negativa y su posibilidad casi siempre era achacada al reciente fallecimiento de algún miembro directo de los familiares del nuevo matrimonio. En caso contrario se cerraban puertas y ventanas aislando totalmente a los presentes en la boda y a los intérpretes, quienes apenas dejaban aproximarse a las personas al lugar. Debía existir un aislamiento total entre unos y otros.
A una primera salutación seguiría una exposición de lo sucedido durante aquel inolvidable día. No faltan en este canto valoraciones especialmente referidas al propio matrimonio, consejos "...significa la fe viva que os habéis de tener" (vers. 28), o a su indisolubilidad, "Los anillos son los grillos / las arras son las cadenas / el platillo la humildad / y la estola la obediencia". La somera sofisticación y el encanto físico de la dama aparecen remarcados "pisando palmas, olivos, flores y ramos", y la consideración de su persona, "que te has venido a llevar / del árbol la mejor rama", o "En el mar hay una peña / de ella sale una fuente / y de esta casa una novia / que le dice al sol, detente".
El excesivo encantamiento se muestra totalmente contrastado con la realidad y el "lujo" figurativo asoma para dar mayor realce al banquete cuyas "mesas son de nogal / los manteles son de lino, / los cubiertos de plata, / los vasos de cristal fino". El convite, lógicamente casero, en las circunstancias reseñadas adolecía de lo más indispensable y en la mesa brillaban por su ausencia los vasos suplidos por el familiar porrón; los cubiertos eran aportados por los invitados ante el gran número de comensales, quienes no contrariando la costumbre se repartían para comer en un mismo recipiente. La austeridad y frugalidad en la comida (alubias, animales de campo -liebres, conejos, perdices-, cabezas de oveja asadas, asaduras o simplemente chicharros) se hallaba muy lejos de ricos "manjares".
La recompensa fue muy característica a consecuencia de la interpretación. En el cancionero religioso de Semana Santa encontramos ejemplos considerables (Echa la mano al bolsillo / mozo no seas cobarde / somos hijas del Santismo / y queremos ayudarle) recordando al auditorio que la actuación y la constancia tenían su precio, "...si se echa mano al bolsillo / y nos tirara un doblón", "...con el cuchillo en la mano / y la torta pa´partir". No debe resultar extraño porque ambas cosas eran compatibles: el dinero que el padrino podría hacer entrega y la torta que nunca podía faltar en las bodas.
El final se cierra con unas estrofas que ponen en evidencia un aspecto muy característico y sarcástico: la especulación sobre la primera noche de bodas. Haciendo gala de un "ultraje" despiadado trataban de averiguar, a la chita callando, cuál sería el lecho matrimonial. El intrusismo aparecía desde la trampa en la cama: nudo a las sábanas, esparcimiento de sal gorda, etcétera, hasta la ocultación en la alcoba o habitación para presenciar lo acontecido. Esta burlesca singularidad contrajo muchas pistas falsas para deshacerse de los intrusos.
Como suele ser habitual nada se sabe acerca del autor ni de la época. Por lo que hace referencia a la versificación se trata de una copla con estrofas de cuatro versos casi todos ellos octosílabos con rima asonante en el segundo y cuarto; el primero y el tercero quedan libres (-a-a). Estrofa característica de fuerte raigambre popular.