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Editorial
DIAZ GONZALEZ, JoaquínPublicado en el año 1986 en la Revista de Folklore número 69 - sumario >
En alguna ocasión hemos intentado, desde estas páginas, adentrarnos en el estudio y consideración de la "filosofía" sobre la cual se basa la cultura tradicional. Y hemos advertido que tal sabiduría no es patrimonio de un ámbito concreto -el rural-, sino que se extiende en nuestros días, tan propicios a los movimientos migratorios y a las humanas misceláneas, a cualquier persona que profese una admiración por el pasado y un decidido propósito de que los conocimientos recibidos por tradición no queden arrumbados por la potencia omnipresente de un despótico e iconoclasta desarrollo.
Hay, sin embargo, peculiaridades que sólo se dan en el medio rural y entre ellas nos llama la atención la norma por la cual el habitante de ese ámbito considera su cultura como el centro del universo, demostrando una renuente incapacidad para comparar sus usos, leyendas, costumbres y tradiciones con otras de lugares distintos al suyo. Claro que, comprobar que sus conocimientos no son únicos o no le pertenecen en exclusiva y que existen otros parecidos que proceden de un arranque común, le obligaría a racionalizar demasiado su existencia y a desplazar su centro, lo que le provocaría una inseguridad. Tal vez sea esta la razón por la cual el habitante de pequeñas comunidades rurales ha acercado inconscientemente a su medio esas historias, mitos y costumbres pertenecientes al patrimonio universal, procurando revestirlas de un ropaje más cotidiano y verosímil, incluso cuando esos conocimientos eran misteriosos o inexplicables para él.