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La localidad de Genestacio de la Vega se encuentra situada al sur de la provincia de León, perteneciente al ayuntamiento de Quintana del Marco, encuadrada en las vegas bajas de los ríos Órbigo y Jamuz. Su población de 74 personas censadas hoy día, ha tenido las labores agrícolas como ocupación fundamental.
Entre los elementos folclóricos más destacados del pueblo, que han llegado a nuestros días, destaca la fiesta del Cristo de la Vera Cruz, con su novenario y el ramo de rosquillas que las mozas del pueblo ofrecen el primer domingo después del tres de mayo, día de la Santa Cruz. Es entonces cuando se tiene por costumbre celebrar la función a una imagen del Crucificado del siglo xvii que se encuentra en una ermita situada a la entrada de la localidad llegando por la LE-114 desde La Bañeza y que despierta gran devoción entre los vecinos del pueblo y otros cercanos (Fig. 1)[1].
Este ramo realizado con rosquillas (Fig. 2 a 5), antaño horneadas en la localidad (como se puede observar en la fig. 3), y hoy en día compradas en las confiterías de La Bañeza, capital económica y comercial de la comarca (fig. 4 y 5), se prepara todos los años para ofrecerlo con una serie de cánticos al Cristo de la Vera Cruz, tiene como finalidad principal su subasta tras los actos religiosos de la tarde con el fin de conseguir dinero para mantenimiento de la imagen, la ermita y la propia fiesta. Afortunadamente la tradición continua hoy día sin grandes cambios.
Unas interesantísimas notas del párroco de la localidad al final del libro de cuentas de la extinta cofradía de la Santísima Trinidad, conservado en el Archivo Diocesano de Astorga (2/7, V1 Libro de cuentas de la Cofradía de la Santísima Trinidad, fol. 91 a 94) nos relatan los comienzos de la celebración en el último cuarto del siglo xix. La localización de las mismas, al final de este libro, ha hecho que permaneciesen ocultos estos interesantes datos para el estudio de la historia local y la religiosidad popular que transcribimos a continuación y que comienzan con el siguiente encabezado:
Cuentas que tomó el infrascrito cura párroco de este pueblo de Genistacio del pan que han valido los ramos que han llevado al Santo Cristo de la Vera Cruz y su distribución desde el año de mil ochocientos setenta y seis en que se dio principio a hacerle novena. En dicho año valió el ramo dos cargas de trigo que se vendió a 12 reales la hemina, importe en valor doscientos ochenta y ocho reales[2]. La primera función se hizo el año de 1877.
Partiendo de esta base económica, comienzan a hacerse las novenas a la imagen sufragadas con el importe de los ramos. Entre los gastos anotados que se tienen cada año están los 100 reales de la novena y es común encontrar también el gasto en cera, como por ejemplo este primer año «cincuenta reales de cinco libras de cera». En la actualidad son devotos particulares los que «mandan» y ofrecen la novena y se encargan también de sufragar la decoración del templo, y si algún año no hubiera, se realizan con las limosnas de los devotos que se encargan de administrar un grupo de mujeres del pueblo.
Con fin aclaratorio señala el párroco al año siguiente:
Cuentas del año de mil ochocientos setenta y ocho. Tengan presente que el pan va un año adelantado, por lo que el que salió el año de setenta y seis no se tomó en cuenta hasta el setenta y siete que fue cuando se vendió y se dio principio a hacer la novena y así tengan presente de esto para que no haya equivocación en adelante al dar y tomar las cuentas.
Con el beneficio restante, más sumado el coste de los ramos que fue de dos cargas de trigo que alcanzaron los 324 reales, se sufragaron al año siguiente «tres varas de damasco y una y media de fleco de hilo dorado, que costaron 93 reales». También se adquirió un mantel para el altar de la imagen, por 40 reales.
Con lo importado, además de sufragar los gastos del novenario en el año 1883 nos indica que se gastaron «treinta reales de un mandilete de damasco de seda para el bendito Cristo». Este dato también es interesante pues nos indica que entonces ya era costumbre revestir la imagen, al menos, con faldilla, a lo que parece referirse este «mandilete»; en la actualidad la imagen lleva también peluca natural, faldilla y sudario, obteniendo una apariencia barroca.
El dinero obtenido también se utilizaba entonces para los gastos propios del mantenimiento de la ermita. Así, ese mismo año aparece una data de setenta reales «de un carro y medio de teja para la obra que se hizo en la ermita», más el gasto de maestros y jornaleros que hicieron la obra, estos gastos fueron de 84 y 36 reales respectivamente.
En los siguientes años seguimos teniendo anotaciones de este tipo sobre el importe de los ramos:
Los ramos que se llevaron el día cinco de mayo del año 1889 valieron una carga de trigo que se vendió a 10 reales. Importe ciento veinte reales.
En cuanto a gastos, siguen siendo principalmente para la realización de la novena y la cera. Así ese mismo año son datas:
Cien reales de la novena.
Veinte y cuatro reales de tres libras de cera.
Cuarenta y cinco reales de renovar las hachas[3].
Al año siguiente, 1891, tenemos otros gastos de arreglo de la ermita, además de los comunes de novena y cera para alumbrar durante la misma:
De una puerta para la ermita con la madera treinta y nueve.
De medio ciento de adobes dos reales.
De los jornales de componer la entrada de la ermita setenta y ocho.
Cuatro reales de puntas y clavos.
Las cuentas terminan en el año de 1892, cuando parece ser murió el párroco que las llevaba, Manuel Rodríguez, como así lo indica la Santa visita de Páramo y Vega del año 1896 (2/7 V/1, fol. 94v.).
No encontraremos más noticias sobre la celebración de la novena y la función del Bendito Cristo anotadas hasta los años de la Guerra Civil, cuando un periodista aficionado, corresponsal anónimo del Diario de León, enviaba artículos a este periódico desde la localidad. En ellos describía brevemente lo que en ella y en los pueblos cercanos ocurría, noticias por lo general de cariz político. Con un marcado carácter patriótico, propio de la situación histórica que vivía el país, y más acentuado en una zona donde triunfó rápidamente el Alzamiento Nacional, describía así las celebraciones del Cristo en Genestacio de la Vega en el año 1937:
Notas varias
Se está celebrando con gran religiosidad la novena al Santo Cristo de la Vera Cruz que es muy venerado en una ermita cercana.
Estas fiestas se habían interrumpido durante los años nefastos de la República.
Salió la procesión, siendo muy concurrida; delante iba el enorme pendón parroquial, llevado por un mozo fornido del pueblo; seguía una bella imagen de la Santísima Virgen, la Cruz parroquial, el clero y todo el pueblo en dos filas y con gran recogimiento.
También en Quintana del Marco se están celebrando fiestas religiosas en honor a la Virgen de Secos, se canta el rosario por las calles concurriendo gran cantidad de público.
Varios izquierdistas de estos pueblos tenían el proyecto de destruir la santa imagen y destinar la iglesia a salón de cine. Pero han cambiado los tiempos y ahora se ha rogado al señor cura que todos los domingos cante el Rosario en la iglesia de la Virgen y acuden muchísimos fieles que piden la protección de María Santísima.
Con esto se prueba que es necesario el azote de Dios para que los hombres se den cuenta de la necesidad que tiene la protección divina y se acuerden de Él.
1-5-1937.
Genestacio
Hoy ha tenido lugar el traslado de la venerada imagen del Cristo de la Vera Cruz a su ermita, después de haber concluido el novenario solemne que fue muy concurrido.
La procesión fue muy brillante. Delante iba el pendón que pujaban fuertes mozos del pueblo. Seguía el típico ramo de rosquillas llevado por bellas y piadosas jóvenes; detrás la imagen de la Santísima Virgen, y luego el santo Cristo llevado por los mozos del reemplazo de 1938, que se incorporarán a filas.
Llegada la procesión a la ermita las Hijas de María entonaron magistralmente unos versos en que pedían al señor la pronta terminación de la guerra con el triunfo definitivo de la causa de Dios y de España, el retorno de los herejes e infieles a la fe católica, la defensa de los jefes y soldados que están defendiendo a la Patria y la grandeza de España.
El acto resultó tan emocionante que se vieron correr abundantes lágrimas por los rostros de hombres y mujeres.
También fue muy del agrado de todos el que los mozos que se van a incorporar al ejército pidieran a las Hijas de María que les permitieran llevar la imagen de la Inmaculada en la procesión.
Al terminar la función religiosa se subastó el ramo de rosquillas adjudicado en unas medidas de trigo de un valor aproximado de 80 pesetas.
15-5-1937
Varios datos interesantes podemos extraer de estas dos sencillas noticias. La primera de ellas nos describe brevemente la procesión de ida desde la ermita al templo parroquial, conocida comúnmente en el pueblo como «ir a buscar el Cristo». El modo ha sido el siguiente hasta tiempos recientes: Esta parte desde la iglesia parroquial donde se comienza a rezar el Rosario, saliendo la procesión con la cruz y la imagen de la Virgen –generalmente la Virgen del Rosario– al finalizar el cuarto misterio en dirección a la ermita. Durante el recorrido se canta el quinto misterio. Una vez dentro de la ermita comienza el canto de las letanías, allí se realizará la primera parte hasta el «Santa María», cuando la procesión retorna a la iglesia, continuando por el camino con las letanías del rosario. La imagen permanecerá en la iglesia dos semanas hasta que vuelva a ser llevada a la ermita del mismo modo.
En cuanto al pendón (fig. 8), cuya participación en la procesión volvió a partir del año 2009, cuando este se recupera gracias a la Junta Vecinal tras haber dejado de usarse a mediados del siglo xx coincidiendo con la colocación del tendido eléctrico, tenemos algunos datos del mismo tomados también de los libros parroquiales: Así en la visita pastoral del año 1685, con la que comienza el primer Libro de fábrica (Archivo Diocesano de Astorga, Libro de cuentas de la iglesia parroquial de Santa Marina de Genestacio de la Vega, 2/7 F1, fol. 4v.) se deja anotado:
Mediante hay alcances y pan en la panera se compre un pendón, que pareciese tener necesidad la iglesia de algunas alhajas el cura las compre y para ello se le da comisión dejando a la iglesia para el gasto que viere menester para el año que viene.
Dos años más tarde se compra el pendón y sus accesorios (2/7, F.1. fol. 10):
Más setecientos y treinta y nueve reales que costó el pendón en que entra la hechura y la cruz de bronce.
Era común que estos, cada cierto periodo de tiempo, se renovasen al ser castigados tanto por las inclemencias del tiempo en los diferentes actos donde se lucía, como por su almacenaje en el templo parroquial no siempre en las mejores condiciones. Lo que queda claro en este caso es que fue realizado por mandato episcopal para representar la parroquia en las diferentes procesiones. Desconocemos si ya existía otro anterior que se hallase en mal estado, lo que es probable, o si por el contrario no contaba la parroquia con esta enseña representativa.
La última nota sobre el mismo, y que coincidirá seguramente con el que se seguía usando en el año 37 la tenemos en el año 1883, cuando parece ser que se renueva (2/7, F3. fol. 43):
Doscientos reales de siete varas de damasco encarnado, fleco y randa[4] para componer el pendón.
Además de la propia festividad del Cristo, el pendón también salía en otras procesiones como las bendiciones de campos por San Isidro, era llevado a San Esteban de Nogales a la romería de San Jorge hasta que una riña entre los participantes acabó con la tradición, o a las rogativas por agua de la Virgen del Castro, incluso en otros acontecimientos del pueblo como las visitas pastorales de los obispos.
Por otro lado, en la noticia que nos habla del regreso al templo, nos menciona la presencia del ramo de rosquillas, que entonces seguía vendiéndose en trigo, y era llevado por las jóvenes pertenecientes una Asociación o Cofradía de las Hijas de María, a la que pertenecían todas las mozas del pueblo hasta que se casaban. Se encargaban de organizar todo aquello referido al mundo de las mozas: novena y fiesta de la Inmaculada en diciembre, los ramos, etc. La falta de documentación sobre la misma nos impide saber el origen de esta cofradía, que no debe remontarse más allá de finales del siglo xix o los primeros años del xx.
Los ramos solían ofrecerse acompañados de una canción con melodía propia (fig. 9.) en la que se podían insertar una serie de peticiones, como sucedió en este año relacionadas en este caso con la guerra. Desgraciadamente no hemos podido localizar estas letras. Se han publicado recientemente algunas letras de ramos relacionadas con la Guerra Civil en La Tradición Oral Leonesa: El ciclo de la vida, obra de David Álvarez Cárcamo. Por su parte, las letras conocidas del ramo de Genestacio de la Vega, actualmente mezclan partes de los romances de la Pasión de Lope de Vega, otras conocidas y difundidas por pliegos como El arado de la Pasión, la Baraja, los Sacramentos o el Reloj de la Pasión y otras salidas de autores locales de carácter más popular. Estas se encuentran publicadas en el libro Memorias Abiertas: tradición cantada y relatada en Quintana del Marco y Genestacio de la Vega, obra del autor del artículo, donde se añaden además curiosos testimonios orales sobre la elaboración de las roscas, etc.
No deja de ser anecdótico que los mozos de reemplazo les pidieran permiso para poder llevar la talla de la Inmaculada, patrona de Infantería. Esta talla participaba en la procesión junto con la Virgen del Rosario. Era común en estos pueblos de la provincia de León y también la vecina Zamora que las manillas de las andas, sobre todo aquellas de las que eran las mujeres encargadas, tuvieran «dueña» y no pudiera ir cualquier otra persona a pujarlas, estas se las pasaban a otras mozas cuando llegaba el momento de casarse y no podían seguir participando de este privilegio. En otros lugares cercanos como San Esteban de Nogales era el sacerdote el encargado de nombrar cada año las cuatro mozas que se iban a encargar de portar la Virgen en las procesiones del pueblo.
Era ocupación como comentábamos anteriores de las mozas o Hijas de María la celebración de la novena de la Inmaculada Concepción, que se llevó a cabo al menos desde 1870 hasta principios de los 2000. Actualmente la imagen solo participa en la procesión de las fiestas patronales de Santa Marina (Fig. 10).
De ella tenemos algunos datos interesantes como lo que importó la fábrica de la iglesia por los ramos que se ofrecieron en el año de 1870:
Cincuenta y dos reales que valió el lino de los ramos de la novena de la Inmaculada Concepción. (2/7, F.3. fol. 35)
Al igual que las rosquillas, también se ofrecían en estos ramos materias primas como lana o lino, de nuevo rifados o subastados una vez concluidos los actos del día de la función. Estas se podían conseguir fácilmente en el pueblo debido a la importante presencia de ganadería y el cultivo del lino, contando con bastantes terrenos linares. Ambas servirían para la elaboración de hilo.
Cinco años después, en 1875, también existe una anotación sobre los ramos de la Inmaculada:
Setenta y dos reales de los ramos de Natividad y la novena de la Concepción. (2/7, F3. fol.37v.)
La imagen de la Inmaculada, una talla vestidera de las denominadas de «cap i pota» (fig. 11), realizada seguramente en talleres catalanes a finales del siglo xix fue asentada en la Iglesia con retablo propio y vitrina, seguramente utilizando un antiguo retablo dedicado a San Cayetano que aparece en la documentación y que hoy no existe como tal. Desconocemos el momento exacto en el que esto ocurre. Anteriormente existía en la iglesia un pequeño cuadro con una representación de la Purísima, que seguramente se trate de una copia de la popular Virgen de la Portería del Convento de San Antonio de Ávila, que llegó a alcanzar cierta fama en la provincia, y que existe también en lugares cercanos como Villanueva de Jamuz o La Nora del Río. Este pequeño cuadro pintado sobre metal con marco de madera se encuentra situado tras ser recuperado recientemente junto al retablo actual de la Inmaculada Concepción (fig. 12).
Esta talla de la Inmaculada también era utilizada durante la Semana Santa cumpliendo las funciones de «Soledad» para una procesión que tenía lugar el Viernes Santo, para ello se cubría el vestido con otro negro (Fig. 13). Sin embargo, el Domingo de Resurrección el encuentro se realizaba con la Virgen del Rosario. Este cambio de imágenes marianas en la Semana Santa también es común en varios pueblos.
De la novena de la Inmaculada y su fiesta tenemos también noticia en el año 1936, de la mano del corresponsal del Diario de León, donde se da cuenta de la situación bélica española de la época:
Genestacio de la Vega - La Fiesta de la Purísima
En Genestacio se celebró la novena a la Inmaculada, concurridísima todo el novenario. No faltó en todo el novenario ni una sola persona del pueblo. Renace pues la devoción a la Inmaculada con gran fervor, habiendo todos los días bastantes fieles a recibir el pan de los ángeles. En su fiesta salió en procesión por todo el pueblo, escoltada por una fila de falangistas; resultando emocionante la contemplación de la hermosa imagen; transportada por las Hijas de María. Es Inenarrable el gozo que experimenta un espíritu cristiano a la contemplación de la Reina de los Ángeles y patrona de España, paseada triunfalmente y entonando el Santo Rosario.
Genestacio, 8 de diciembre de 1936[5].
La falta de documentación pública sobre las Hijas de María impide conocer más datos acerca de la fundación de la misma, compra de medallas para las socias, estandarte, pabellón para ocultar el retablo mayor durante la novena, etc. Solamente existe en la iglesia un pequeño librillo que contiene la visita a la Inmaculada para uso de la Hijas de María (Fig. 14).
Por último, otro de los aspectos de la religiosidad popular, ligado también al mundo femenino, era el ramo de Navidad. Costumbre común en muchas localidades en la que las mozas ofrecían a la Virgen un ramo con el fin de obtener un beneficio posterior para el templo. Así, era común la oferta de velas para el templo, rosquillas para la rifa, etc. Es abundante la presencia en la documentación, especialmente durante el siglo xix, de los ingresos obtenidos por el ramo y los gastos que ocasionaba, pues el sacerdote tenía cierta obligación, por costumbre, de obsequiar a las jóvenes que iban a cantar el ramo con una merienda a base de castañas. Así, son comunes datos como los de los siguientes ejemplos:
En cargos (desde 1865 a 1869 no hay datos, tampoco desde 1879 a 1884, esto puede deberse a que no se realizaban los ramos todos los años):
1824 (2/7, F2. fol. 148v.) Veinte y cuatro reales que valieron en rifa las roscas del ramo de Nochebuena.
1835 (2/7, F2. fol. 170v.) Se le han cargo de diez y seis reales que valieron los ramos de las mozas del día de Nochebuena.
1855 (2/7, F3. fol. 17v.) Me hago cargo de veinte y ocho reales que valieron las roscas del día de Natividad.
1857 (2/7, F3. fol. 20v.) Cuarenta y tres reales y medio que valieron los ramos de las mozas del día de Natividad.
1862 (2/7, F3. fol. 28) Cuarenta y siete reales y medio que valieron las roscas del día de Natividad.
1870 (2/7, F3. fol.35) Treinta y ocho reales que salió de la rifa de las roscas de Natividad.
1876 (2/7, F3. fol. 37v.) Cuarenta y cinco reales y cuartillo de los ramos de Natividad.
En datas (Desde 1875 no vuelven a aparecer en la documentación):
1806: (2/7, F2. fol. 111) Treinta reales que costó una fanega de castañas que se trajo para las mozas del ramo el día de Navidad.
1815: (2/7, F2. fol. 122) Veinte y cuatro reales que costaron dos heminas de castañas para las mozas el día de Navidad.
1817: (2/7, F2. Fol. 125v.) Treinta reales de tres heminas de castañas para las mozas el día de Navidad según costumbre.
1855 (2/7, F3, fol. 18 v) En data veinte reales de dos heminas de castañas dadas a las mozas la noche de Natividad.
1859 (2/7, F3, fol. 23) Ocho reales de una hemina de castañas para las mozas que fueron a cantar.
1860 (2/7, F3, fol. 24 v.) Cincuenta y cuatro reales de cuatro heminas de castañas para las mozas que fueron a cantar la noche de Natividad.
1862 (2/7, F3, fol. 28 v.) Diez y nueve reales de dos heminas de castañas para las mozas que fueron a cantar las mozas de Natividad.
El último año que tenemos constancia que se realizó el ramo de Navidad en Genestacio de la Vega fue en el año 1959, conservándose las letras del mismo en un cuadernillo manuscrito propiedad del autor (Fig. 15 y 16). En la monografía sobre la tradición del pueblo, mencionada anteriormente, añadimos también más información sobre los últimos recuerdos de este ramo, además de las tonadas, modos de decorarlo, etc.
NOTAS
[1] Los primeros datos sobre la ermita los tenemos en el siglo xvii asociados a la Cofradía de la Cruz, ya extinta, existiendo además otras dos dedicadas a San Miguel y San Martín, con capellanías propias, de las que no han llegado restos ni recuerdo a nuestros días. Solamente de San Martín partiendo la capa con el peregrino existe un lienzo de escasa calidad en el centro del retablo mayor.
[2] Cada hemina de trigo son doce cargas.
[3] Según la RAE: Vela de cera, grande y gruesa, de forma por lo común de prisma cuadrangular y con cuatro pabilos.
[4] Según la RAE: Guarnición de encaje con que se adornan los vestidos, la ropa blanca y otras cosas. Agradezco a María Baranda la ayuda para la difícil interpretación de la palabra que se hallaba semiborrada del manuscrito original.
[5] Publicado en el Diario de León el 12 de diciembre de 1936,