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Revista de Folklore número

509



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Carlos Núñez y la música celta

ALONSO FRANCH, Eduardo

Publicado en el año 2024 en la Revista de Folklore número 509 - sumario >



Origen y evolución de la música celta

Llamamos música celta a la realizada por músicos que se consideran a sí mismos como descendientes de dichas tradiciones y que en su mayor parte residen en países identificados como miembros de esas naciones celtas. La recuperación de dichas tradiciones comenzó a mediados del siglo xx en los países considerados como tradicionalmente de mayor peso en la cultura celta: Irlanda, Escocia y Gales. Pero además de en esos pueblos, podemos encontrar fuertes raíces celtas en otros países, como la Bretaña francesa, Galicia, Asturias y norte de Portugal en la península Ibérica, la isla de Man e incluso hasta en la propia Inglaterra (Cornwall). A mediados de los años 70, las diferentes fusiones de estilos dan lugar a una tremenda expansión de los horizontes de la música a todos los niveles. Grupos que habían realizado una perfecta fusión entre música celta tradicional e instrumentos modernos más propios del rock o el jazz comienzan a vivir una época dorada de popularidad. Se mantiene una fidelidad a las tradiciones musicales, extendiendo cada vez más las fusiones con diferentes estilos y encontrando las indudables influencias célticas en folklores de otras partes del mundo. A mencionar las iniciativas surgidas en España, desde grupos más tradicionales como Milladoiro o Luar na Lubre, geniales instrumentistas como Carlos Núñez o Cristina Pato hasta fusiones que van desde el pop hasta el rock como Labanda, Hevia, Celtas Cortos, Mago de Oz o Mar del Norte[1].

La tradición oral ha resistido el paso de los siglos. Los druidas optaron por dejar por vía oral, en hermosos versos, la crónica de la existencia de este pueblo. La lengua celta es una lengua indogermánica. Todas las lenguas indogermánicas como el alemán o el español, son parientes de la lengua celta. Los restos de la lengua y cultura célticas siguen vivos en Escocia, Irlanda, País de Gales, Bretaña y en Galicia. Los celtas poblaron Galicia en el 700 a. C. aproximadamente. Se han encontrado fortificaciones de los celtas. Estas fortificaciones en Galicia se llaman «castros». Cada año, en primavera, se celebraba una fiesta donde los jóvenes se encontraban para unirse. La libertad individual era un rasgo predominante. En Galicia había mucho comercio. Los celtas en todas sus variantes fueron un pueblo predominantemente guerrero. Los máximos cargos los ostentaban los señores de la guerra, los druidas y acaso los consejos de ancianos. Los sacrificios humanos eran los más valorados.

El centro más importante para la guerra y el comercio de los celtas gallegos era Brigantia, la ciudad que hoy se llama A Coruña. En general, los pueblos celtas tenían una variedad de instrumentos a su disposición. Es probable que los artistas vocales más populares fuesen los bardos celtas. Es posible deducir dos géneros de la música: el canto de guerra y las canciones heroicas. Celtas es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir al pueblo o conjunto de pueblos de la Edad del Hierro que hablaban lenguas celtas. Los celtas eran un pueblo guerrero. Lo que se conoce en nuestro tiempo como música celta es, en realidad, la música tradicional desarrollada recientemente en varias regiones y países de la Europa atlántica, que fueron habitados por tribus celtas hace 2.000 años. La gran renovación cultural de la música celta se produjo en los 1970 gracias a varios artistas influyentes. Las composiciones celtas comenzaron a ser valoradas a la llegada del xix. Uno de los escritores que más esfuerzo dedicó a tal obra de recuperación fue William Butler Yeats. Algunos de los grupos más representativos del género son Clannad, Enya, The Chieftains, Gwendal. Lúnasa, The Corrs, Milladoiro, Luar na Lubre, Celtic Underground, Tannahill Weavers, algunos solistas de música celta como Hevia, Carlos Núñez, etc.

Aunque Carlos Núñez ya tenía constancia del trabajo de varios estudiosos gallegos de distintos campos cuyas conclusiones les permitían afirmar la existencia de un sustrato celta de Galicia, no sería hasta los años noventa cuando el éxito de la música celta haría olvidar estas discusiones. En la cultura celta se ha impuesto históricamente la oralidad a la escritura. Grabando con The Chieftains y Ry Cooder en Cuba, Carlos no solo se maravilló con el legado musical de los gallegos en la isla, sino que aprendió que tal vez fuese el único lugar donde la gaita es tan representativa de España como lo puede ser la guitarra. Manuel Murguía fue el padre del celtismo gallego. En Irlanda, el celtismo siempre ha sido un tema espinoso. Solo resistieron pequeños núcleos en el norte de Escocia, las montañas de Gales e Irlanda, que nunca fue romanizada. Allí, esa cultura de la Edad del Hierro seguiría viva y desarrollándose. Es una época de intercambios que probablemente se reflejan en la música celta. Los contactos entre las regiones celtas eran fluidos. Y Galicia, por su situación geográfica, era puerta natural hacia el Sur[2].

En el siglo xix se produjo el nacimiento de la arqueología propiamente dicha. Se dice que fue en las últimas décadas de la dictadura franquista cuando autores como Álvaro Cunqueiro volvieron a hacer del celtismo una cuestión de interés general. Martín Almagro habla de la existencia de bardos en la Hispania celta mil años antes que en Irlanda. El concepto de música celta surgió hace siglos. La naturaleza mágica es elemento central de toda la poesía celta antigua. A Joaquín Díaz no se le escapa que la transmisión oral siempre ha requerido de un don: la memoria. Los festivales celtas son un fenómeno más antiguo de lo que puede parecer. Desde el redescubrimiento de los celtas en el siglo xvi, la parte esotérica de los druidas ejerce una gran fascinación. En Vigo tuvo lugar en 1964 el primer festival celta celebrado en Galicia, el Festival Celta de Vigo, organizado por el escritor Álvaro Cunqueiro. Pocos géneros hay tan permeables como la música celta. Se habla de música celta desde hace casi tres siglos.

La gaita es un instrumento musical de viento que goza de un largo pedigrí histórico y de una amplísima variedad de formas. Iberia fue un vínculo entre los sistemas de intercambio mediterráneos y atlánticos. Todos los instrumentos denominados «gaita» son datables del siglo v y participaron en la ocupación del hueco dejado por la tibia. La historia de la gaita y la del arpa son paralelas al desarrollo de la música celta. Galway es una ciudad del oeste famosa por su comercio con España. Los festivales intercélticos permitieron un ambiente permeable entre los gaiteros de todos sus países y con ellos los intercambios de información. En el Festival Interceltique, Núñez tocó por primera vez con una orquesta sinfónica, entró en el mundo de la competición de solistas y pudo estar con The Chieftains.

En los primeros años de Hollywood, la música escocesa fue la más famosa en el mundo. Y en los años noventa consiguieron introducir su gaita y su música como gran novedad en el mundo intercéltico. Los países celtas han querido que la gaita fuese su bandera. La Península Ibérica y sus islas próximas tienen una de las tradiciones musicales más ricas y variadas del mundo. La división entre la Hispania céltica e íbera tiene su reflejo en la música tradicional hasta hoy. Del lado suroriental nos encontramos con la guitarra y toda la influencia que esta ejerció sobre el cante. Jordi Savall está acostumbrado a tocar siempre sus instrumentos originales.

Carlos Núñez conoció a Carlos Saura durante la grabación de su disco con flamencos Os amores libres. Le llamó para invitarle a montar una pieza musical para su película La jota. En estos momentos, la percusión podría ser una de las grandes aportaciones ibéricas a la música celta. La fiebre balcánica de los ochenta y los noventa inundó los festivales celtas de todo el mundo e influyó sobre toda una generación de músicos y grupos irlandeses, bretones y también gallegos. Tanto Savall como Sarasate se mostraron admiradores de las músicas célticas y las han cultivado. Savall grabó varios y hermosísimos discos de música irlandesa, escocesa o gallega. Una de las grandes revelaciones durante la experiencia con Carlos Saura fue el encuentro de todo tipo de gaitas peninsulares. Si a la gente le impresiona la variedad de gaitas que tenemos en la Península Ibérica, no menos impactante resulta descubrir la cantidad de dulzainas que existen, cada una con una personalidad propia.

El segundo disco de Carlos Núñez, Os amores libres, lo grabó con grandes músicos del flamenco y de la música celta. En 2009, publicó su disco Alborada do Brasil. Autores como el arqueólogo Martín Almagro encuentran en la época medieval, como en el Cantar de Mio Cid, elementos inequívocamente celtas. Los festivales celtas más emblemáticos del mundo, Lorient y Glasgow, invitan a artistas españoles desde sus inicios. Nuestras músicas tradicionales van ineludiblemente ligadas a las de Latinoamérica. El disco Santiago, junto a The Chieftains, fue el que animó a Ry Cooder a volver a Cuba y filmar Buena Vista Social Club. La gaita es tan española como pueda serlo la guitarra. La gaita se toca en Galicia, Asturias, Zamora, León, Cantabria, Aragón, Cataluña, Baleares, Portugal, Castilla, La Rioja y Euskadi.

Según Manuel Rivas, la primera vez que Carlos tocó una gaita, a los 8 años, se desmayó. A Carlos lo recuerdan en su tierra como el chaval despierto de ojos vivaces, estudioso y tranquilo, como un pedazo de pan. Ha sido premio Grammy con The Chieftains por su colaboración en el disco Santiago. También muchos gaiteiros emigraron. Su primer gran salto fue en 1983; tenía 13 años. En 1989, en Moaña, Carlos subía por primera vez a un escenario con The Chieftains. Poco después le llamaban para que su gaita sonara en la banda musical de La Isla del Tesoro. Lo que se escucha en la película interpretada por Charlton Heston y Oliver Reed es una variación de la Muñeira de Freixido[3].

En 1989 grabó por primera vez con The Chieftains para la banda sonora del filme La isla del tesoro. Cuando en 1996 publicó A Irmandade das estrelas, su primer álbum en solitario, Carlos Núñez ya era un artista reconocido en todo el mundo. En A irmandade das estrelas colaboraron más de cincuenta músicos, entre ellos The Chieftains, Ry Cooder, Luz Casal y Dulce Pontes. En 1999 se editó Os amores libres, su segundo álbum. Os amores libres explora las conexiones entre la música celta y el flamenco. Su tercer disco, Mayo Longo, se publicó en el 2000 y significó el acercamiento natural de Carlos Núñez a estructuras más pop. Fue también el descubrimiento de Carlos como compositor. Mayo Longo significó la mezcla de lo experimental con la tradición. Con 30 años edita Almas de Fisterra. Se acompaña en este disco de los mejores músicos de Bretaña -algunos legendarios, como Alan Stivell. 2004 ve la primera gran colaboración de Carlos con el mundo del cine. Alejandro Amenábar le pide una canción para su película Mar adentro y esto acaba desembocando en la colaboración de Carlos en prácticamente toda la banda sonora de la película, que ganaría un Oscar, así como catorce Premios Goya incluido el de música. En 2006 edita Cinema do Mar, en el que explora el mundo de las bandas sonoras en las que participó, desde Mar adentro hasta las varias en las que ha participado, sobre todo en Japón, pasando por versiones celtas de grandes clásicos del cine. Este disco se acompaña de una película documental, basada en imágenes que muestran una visión desconocida de Carlos y su particular forma de vivir y de hacer música. En 2009 ve la luz Alborada do Brasil, un disco en el que Carlos nos descubre las conexiones entre la música celta –la gallega en particular– y la música brasileña. La relación de la música de Carlos Núñez con el mundo de las imágenes es evidente. Se incluye en Cinema do Mar una canción inédita compuesta por Alejandro y Carlos sobre un poema de Ramón Sampedro, cantada por Dulce Pontes. Desde entonces, ha habido nuevas incursiones en el cine[4].

El músico gallego edita la antología Discover, un resumen de quince años de carrera con más de una veintena de colaboraciones internacionales de lujo. Carlos Núñez (Vigo, 1971) es uno de los investigadores e innovadores de la música celta. Comenzó con la flauta y, a los ocho años, ya estaba con la gaita. A los 13 años fue descubierto por la banda irlandesa The Chieftains. Con ellos grabó, entre otros proyectos, la banda sonora de la película La isla del tesoro. A partir de 1996 empieza su carrera en solitario con la publicación del disco A Irmandade das Estrelas. Esta carrera profesional ha estado vinculada a la búsqueda de las raíces gallegas y celtas por el mundo. Discover es un álbum antológico compuesto por 39 canciones que recorren más de quince años de búsqueda de un artista global[5].

Para el músico vigués, la cultura vasca es muy fuerte, tiene esa fascinación por lo diferencial, por sentirse diferente, pero al mismo tiempo forma parte del arco atlántico y del mundo celta. Le recuerda algo a Irlanda. Todo lo que llegaba del Mediterráneo a la Península sufría un proceso de síntesis y se convertía en celta. Los irlandeses y escoceses son celtas desde el año 1500. Es un imaginario que se creó hace poco y que hemos visto a través del cine. La gaita se reinventó en la Península Ibérica hace mil años con instrumentos supervivientes de vidas anteriores. Las mejores cosas no las crea una persona; son creaciones colectivas[6].

El gaitero reivindica desde hace más de dos décadas la importancia de nuestra música popular, y se ha convertido en un referente internacional de la música celta. «A Beethoven le apasionó todo esto mundo de las músicas tradicionales, en concreto, de las músicas celtas, porque le aportaban nuevas ideas». También es muy importante aprender con los maestros y Carlos tuvo la gran suerte de que sus maestros, The Chieftains, le llevaron de gira por todo el mundo, en los años noventa, en los que la música celta estaba muy de moda. Cuando sacó su primer disco, pensó: qué pasaría si invito a Luz Casal a cantar Negra sombra, una canción tradicional. Y de pronto juntaron a Luz Casal con el guitarrista Ry Cooder. Luz aceptó el reto, convirtiéndose en algo casi universal, que hasta Amenábar les pidió para Mar adentro. De pronto viajamos y vamos hasta la Edad Media y hacemos un recorrido por las cantigas medievales, que ya tenían estas escalas y sonoridades de las músicas celtas. La gaita en Hollywood es un mundo. Hay cantidad de películas en las que aparecen las gaitas, los escoceses, los irlandeses… América Latina está llena de músicas que provienen del mundo de la gaita y de las dulzainas. La música celta requiere de mucho más estudio. La música celta es el resultado de los mestizajes que se han ido creando desde hace miles de años[7].

Sus maestros The Chieftains tuvieron acceso a todas las grandes estrellas de la música. En los noventa la música celta se puso de moda y Carlos comenzó a girar con ellos desde muy joven[8].

Los años setenta del siglo xx vieron un renacimiento de la música tradicional, cuyo estudio y difusión estaban unidos en parte a su reinterpretación por músicos urbanos, y había ocurrido previamente en otras partes del mundo desde los comienzos de los sesenta. Esa reinterpretación miraba hacia el Norte de Europa y estaba basada sobre el mito celta que había sido utilizado por los escritores del Rexurdimento Gallego a partir del siglo xix. Los músicos gallegos de los setenta eligieron mirar hacia el Norte para aprender y reelaborar su música tradicional. Tres grupos y músicos gallegos construyeron sus propuestas musicales bajo la influencia de la música celta: Milladoiro, Carlos Núñez y Luar na Lubre. Milladoiro fueron los pioneros del renacimiento. Fue a través de Bretaña y no a través de Irlanda como los músicos gallegos descubrieron en primer lugar la música celta y donde primeramente aprendieron y encontraron a los músicos de los países celtas. Carlos Núñez puede ser considerado un exponente de la apertura de la música gallega a las conexiones que nunca antes habían sido estudiadas en Galicia, como la música cubana y brasileña o el flamenco. Sin embargo, su carrera tuvo sus raíces en Bretaña e Irlanda. Desarrollaría una relación muy fuerte con Paddy Moloney, líder de The Chieftains, que se convirtió en su mentor y maestro. Luar na Lubre es un grupo que sabía cómo combinar fuentes tradicionales con elementos extranjeros para crear un sonido propio. El folk urbano toma como base la música tradicional, utilizando tonos, instrumentos y canciones, pero adaptándolas a audiencias modernas y urbanas añadiendo nuevos instrumentos y arreglos . El fenómeno del folk urbano llegó a Galicia antes que a Irlanda y Bretaña. Esta reelaboración de la música tradicional sería en primer lugar emprendida al final de los setenta por Milladoiro y algunos otros grupos y músicos. La etiqueta de música celta fue fácilmente introducida gracias a la obra que había sido realizada por los intelectuales del Rexurdimento durante el siglo xix y la primera mitad del xx, que había recurrido al mito del mundo celta identificando Galicia con un pasado celta glorioso. Los escritores gallegos crearon una imaginería mitológica llena de bardos, arpas y héroes que se refleja, todavía en la actualidad, en su himno oficial, escrito por Eduardo Pondal. El fenómeno de la música folk urbana llegó a Galicia después que en Irlanda y Gran Bretaña. Esta reelaboración de la música tradicional sería en primer lugar emprendida al final de los setenta por Milladoiro y otros grupos y músicos. La música celta puede ser considerada una elaboración posterior del mito celta creado por escritores e intelectuales al comienzo del siglo xx. La creación de la música celta gallega fue cumplida, en primer lugar, por medio de festivales folk, y después por la obra paciente de algunos grupos y músicos folk urbanos. Al final de los setenta el mito de la música celta llegó a Galicia. Pronto, algunos músicos gallegos comenzaron a interesarse en el nuevo estilo y trataron de interpretar la tradición gallega de acuerdo con él. Varios grupos establecieron contactos con músicos gallegos en esa época, pero solo The Chieftains tuvieron una relación permanente, primero con Milladoiro y luego con Carlos Núñez. Milladoiro han grabado varias docenas de álbumes y han viajado alrededor del mundo actuando como los verdaderos embajadores de la música y de cultura gallegas. Nacido en Vigo en 1991, Carlos Núñez llegaría a ser una de las figuras más relevantes de la música gallega actual. Comenzó a tocar la gaita a edad muy temprana. Pero Núñez se convirtió en un maestro de la gaita. La colaboración entre Carlos Núñez y The Chieftains se hizo tan intensa que Núñez pronto sería llamado El Séptimo Chieftains, haciendo un viaje con ellos alrededor del mundo. Uno de los puntos destacados de esta colaboración fue el álbum Santiago, en el que The Chieftains recrearon las experiencias musicales que habían tenido con bandas gallegas durante veinte años, principalmente con Milladoiro y Carlos Núñez. Carlos Núñez es en la actualidad uno de los músicos de Galicia más exitosos y renombrados. Si se acepta la existencia de un género musical llamado música celta, también sorprende que la música gallega tiene conexiones con otras culturas alrededor del mundo. El grupo Luar na Lubre (cuyo nombre podría ser traducido como Bajo la Luz de la luna en el bosque sagrado de los celtas) comenzó su aventura musical en La Coruña en 1986. Luar na Lubre ha tenido numerosas colaboraciones con grupos y músicos de la esfera celta. La música celta ya es una parte de la caja en la que guardamos numerosos estilos musicales diferentes que tienen en común una sonoridad particular, algunos instrumentos peculiares y una forma de tocarles y combinarlos[9].

Una cantante llamada Sinéad O’Connor

Arrancó muy joven su andadura como artista. Sus padres se casaron en 1960 y se instalaron en Cumlin, el barrio de Dublín donde se habían criado. Sinéad nació en 1966. Su primer hijo nació cuando tenía veinte años, tres semanas antes de que saliera su primer álbum. Le gusta cómo canta Bob Dylan. También le gustaba David Bowie. Le encantan todas sus guitarras eléctricas: Bob Dylan es muy valiente. También están entre sus grupos y cantantes favoritos Las Supremes, Ray Charles, Elvis Costello y Dire Straits. Se asusta cuando oye hablar de bombas y de fuego, y de cómo todo el mundo grita y hay tanques y soldados. También le encanta John Lennon, tan enfadado como ella. También adora cantar himnos religiosos. Le encantan los poemas de Yeats; son pura música. Yeats escribió «Easter, 1916» sobre el trágico levantamiento de los republicanos irlandeses contra los británicos. Es bastante desagradable, un «bicho raro», pero sus poemas son como pinturas. A Sinéad le gustan los gamberros y los chicos malos. Su hermana toca el arpa y su hermano menor la batería. El mejor día de su vida fue cuando la cantante dejó Irlanda por vez primera. La prensa traía siempre noticias de sangre y fuego, de niños y ancianos gritando en las calles. Se rapó la cabeza a los 19 años y estaba encantada: parecía una extraterrestre. Algunas de las canciones no son más que un montón de gritos. Llorar de risa es el mejor sentimiento que hay y la cosa más divertida que se puede ver. Pero ella dice que tiene mal carácter y teme a la mayoría de la gente. En 1987 se ha desatado una guerra en Irlanda del Norte. Todo el mundo quiere ser una estrella del pop, pero ella hace canción protesta. Cada álbum viene a ser como una suerte de diario y el conjunto de estos álbumes, una parte de su largo viaje hacia la curación. «A Perfect Indian» es un tema sobre Daniel Day-Lewis. En aquella época él estaba filmando El último mohicano. Escribió «Thank You for Hearing Me», el último tema de Universal Mother, sobre su ruptura con Peter Gabriel. Tuvo con él una relación intermitente. Y al final escribió esta especie de canción de ruptura. Pero con los años se convirtió en su canción favorita. Llegó a sentirse muy identificada con el movimiento de los derechos civiles y contra la esclavitud. La obsesión por la muerte está omnipresente en toda su obra. En su primer y en su segundo álbum aparece con frecuencia el tema de la muerte y del morir. Hay canciones que propugnan la idea de que los Evangelios son la verdadera palabra de Dios y las Sagradas Escrituras de la antigüedad, verdaderas. Y que no existe la muerte. En el disco Gospel Oak se incluye «She Moved Through the Fair», una hermosa y antigua canción irlandesa. La regrabó en un tono mucho más alto para la banda sonora de la película Michael Collins. Sean-Nós Una fue un álbum enigmático, ya que contiene muchas canciones tradicionales irlandesas. Esas canciones y ese álbum le parecen a Sinéad preciosos. En Theology, la cantante tomó prácticamente todas las letras de las Sagradas Escrituras. Antes de How About I Be Me había estado escribiendo sobre el dolor, la miseria y su educación. Entonces componía canciones sin más, algunas inspiradas en guiones de películas. Otra ocasión en que recuerda haberse sentido atraída por una gran estrella fue cuando conoció a Lou Reed[10].

La civilización celta

Los celtas, en numerosas tribus, llegaron con el tiempo a ocupar, aun sin conseguir dar vida a un imperio unitario, gran parte del continente europeo. La celta fue la primera civilización compleja de Europa, la primera en emerger de la niebla de la prehistoria y en dejar testimonios escritos de su existencia. Estas poblaciones se desperdigaron por un territorio sumamente extenso. Aun tratándose de una cultura sencilla, alcanzó un gran auge. La cultura de Hallstatt se considera celta. Fue la primera civilización auténticamente celta de Europa. A partir del siglo vi a. C., el punto más álgido de la civilización celta tuvo lugar durante el «período de La Tène». Y a medida que los descubrimientos aumentaban, la importancia de los celtas en la historia de Europa se iba haciendo cada vez mayor. Durante el período lateniense los celtas emigraron a toda Europa extendiéndose por el este, el oeste y el sur. En España se fusionaron con los preexistentes iberos, dando vida a los celtíberos. Los celtas fueron, en un periodo relativamente breve, «dueños» de Europa. En torno al siglo vi a. C., emergió de las tinieblas una población a la que los historiadores griegos denominaron «celtíberos». Su sociedad se caracterizaba por el dominio de una élite de guerreros. El culto a los árboles y el estudio de las hierbas estaban reservados a los druidas, que asociaban determinadas divinidades a cada planta. Una de las principales actividades en la sociedad celta era la guerra. Los celtas, sin embargo, combatían de forma más imprevisible. La guerra representaba una óptima ocasión de aprovisionamiento, lo mismo que la actividad como mercenarios y los saqueos, que tenían lugar en numerosas zonas de Europa. Allí donde surgía un promontorio, se construía habitualmente lo que los romanos denominaron «oppidum», una ciudad fortificada por los celtas, recintos o murallas. Las fiestas y las distintas costumbres vinculadas a ellas –principalmente los ritos asociados a la fertilidad y al fuego– se han enraizado en muchas zonas de Europa y han sobrevivido hasta nuestros días. La familiaridad de los druidas con las plantas medicinales era proverbial, y sus propiedades como sanadores eran reconocidos por todos. Como depositarios únicos de la sabiduría, los druidas estaban claramente separados de los caballeros, que se dedicaban a la guerra. Decidían además en casi todos los litigios, públicos y privados. La cultura irlandesa se mostró reacia a las influencias exteriores, especialmente si procedían de Roma. Y cuando el cristianismo llegó a Irlanda, sus monjes reivindicaron siempre una gran autonomía con respecto a la Iglesia romana. Los druidas, astrónomos, meteorólogos, jueces, educadores, médicos y sanadores, además de depositarios de la ciencia y la verdad, representaban el fundamento de la sociedad celta. La cultura campesina ha conservado en parte el espíritu de las antiguas festividades rurales celtas. Los celtas hablaban muchas lenguas. Todas las historias, así como las leyendas, se transmitían únicamente por vía oral. Algunas zonas consiguieron conservar durante mucho tiempo su identidad, e Irlanda ni siquiera fue rozada por la conquista romana. Una religión antigua, rica y compleja; numerosas lenguas emparentadas entre sí pero muy diferentes; una extraordinaria capacidad para la artesanía y la elaboración del hierro; una gran habilidad para el comercio; un elevadísimo número de tribus de rasgos diferentes que habían ocupado el corazón de un continente como Europa, logrando alcanzar sus límites más lejanos. Todas estas características constituyeron, durante muchos siglos, la fuerza de los celtas. También los celtas fueron víctimas del proceso de ascensión, estabilidad y declive. Los celtas terminaron por ser derrotados y sometidos. El último territorio europeo de cultura celta que permaneció inmune a la ocupación romana fue Irlanda. La Irlanda de la época carecía de ciudades. Los celtas han vuelto a escena con gran ímpetu. En el pasado reciente (como en el romántico siglo xix), literatos, artistas, poetas y músicos, así como en la actualidad grupos musicales, asociaciones culturales y partidos políticos, se han inspirado y siguen inspirándose en el abigarrado mundo de los celtas. Las librerías están repletas de títulos sobre los celtas; la literatura y la música difunden sus atmósferas. Durante muchos años, los bardos custodiaron la «literatura» celta (transmitida oralmente). Acompañados por el arpa, los bardos cantaban las gestas y hazañas de sus mecenas y de sus antepasados. La fascinación de la mitología y del imaginario celta han permanecido en la prosa y en la poesía, hasta nuestros días. Son contemporáneas las meditaciones recopiladas por el irlandés William B. Yeats (1865-1939) en El crepúsculo celta (1893), obra que no oculta la fascinación que siente por las raíces de la cultura celta y los elementos de la naturaleza tan vivos para ella. Los celtas eran soberbios músicos. El arpa celta constituye todavía en nuestros días uno de los símbolos más destacados de la identidad irlandesa. Además del arpa, los celtas sabían utilizar también otros instrumentos. El boom del celtismo ha calado también en el mercado discográfico. El fenómeno tiene raíces más lejanas, incluso dentro del rock. Ya en la década de 1980 cosechaban gran éxito los irlandeses U2, grupo que ha alcanzado una enorme fama por su compromiso político; o el «rock celta» de The Cranberries; el grupo pop The Corrs o la cantante Sinead O´Connor. Menos comprometidas política y socialmente son la cantante irlandesa Enya y la canadiense Lorena Mc Kennitt, mezclando con sabiduría sonidos modernos y tradición, instrumentos como el arpa y la cornamusa y voces sugestivas que evocan mundos ancestrales y lejanos. En España, con un renacimiento impresionante de la gaita destaca el fenómeno del asturiano José Manuel Hevia, inventor de la gaita midi; así como los gallegos Carlos Núñez, Luar na Lubre, Berrogüetto o Cristina Pato. También los grupos apuestan por lo celta: Oskorri, Milladoiro o Atlántica, y jóvenes poperos como Celtas Cortos. El festival más importante, el Festival Interceltique, se celebra cada año, en agosto, en Lorient (Bretaña). El festival fue creado en 1971 y en él participan músicos, cantantes, bailarinas, artistas, profesores universitarios y directores de bandas de Escocia, Irlanda, Gales, Cornualles, Isla de Man, Galicia, Asturias, Bretaña y Estados Unidos, Canadá o Australia. También España se enorgullece de tener festivales de música celta, como el Festival Internacional del Mundo de Ortigueira, en La Coruña. Las celebraciones celtas tienen un carácter popular debido a la presencia de música, danzas, libaciones y evocaciones históricas con trajes de la época. Solo Irlanda es independiente[11].

Durante el penúltimo milenio a.C., la fachada atlántica vive en estrecho contacto con las islas y territorios litorales de la Europa occidental. Y a partir del cambio de milenio, el interior va a ver su vida transformada por la llegada de inmigrantes nórdicos que introducirán progresivamente las técnicas relacionadas con un nuevo metal: el hierro. Atravesaban los Pirineos gentes centroeuropeas –los celtas–, buscando preferentemente como lugares de población la cercanía de las salinas del valle del Ebro y Levante. Fenicios y celtas actuaban sobre una población no muy numerosa, que había alcanzado distintos grados de cultura. De esta población primitiva ha interesado siempre el papel desempeñado por iberos y tartesios. Sobre ellos actuarían los celtas. Los celtas procedían del centro de Europa, y su cultura era mucho más pobre y atrasada que la de los otros colonizadores. Otra invasión ya característicamente celta se produjo durante el siglo vi a.C., que se fijaría preferentemente sobre el valle del Duero y en la que es discernible el grupo de los celtas belgas, del que se derivan las tribus de los arévacos, autrigones, carintios y belos. La cultura celta aparece con un nivel más bajo que la de los iberos. Por su parte, se observan tres grupos geográfico–culturales sobre los que actuaron los celtas:

  1. El celtibérico, a caballo sobre la cordillera Ibérica, que alcanza el máximo desarrollo cultural entre todos ellos: con calles estrechas, ciudades rectangulares y abundantes fortificaciones de carácter defensivo y militar.
  2. El de la Meseta (provincias de Palencia, Valladolid, Zamora, Salamanca, Ávila, Burgos y parte de Soria), con ciudades sobre cerros de fácil defensa, necrópolis de incineración y grandes esculturas (verracos) muy rudas y toscas, aunque de gran belleza (como los famosos toros de Guisando)
  3. El situado al norte del Duero, con casas de tipo circular, bien defendidas. Esta zona debió vivir otra época de prosperidad, pues solo en Galicia se han enumerado más de 5.000 poblados de este tipo[12].

La aparición de los celtas en los autores antiguos del siglo v a. C. coincide en el campo de la arqueología con las primeras manifestaciones de una nueva civilización de la Edad del Hierro de la Europa templada, cuya extensión corresponde con bastante exactitud a los territorios atribuidos a los pueblos célticos por las fuentes históricas. Los celtas son los pueblos de lengua céltica. Platón los cita entre los pueblos guerreros que tienen el hábito de emborracharse. En el apogeo de su poder, los celtas ocuparon en Europa un enorme territorio que limitaba al oeste con el Atlántico, de la península ibérica a las Islas Británicas y al Sur por el litoral mediterráneo a partir de la costa catalana. El arte lateniense es un arte aplicado a los pequeños objetos: joyas, armas, vajilla, monedas. La introducción de armas de hierro de temible eficacia dio a esta clase de caballeros una creciente importancia; a partir de entonces constituyeron el elemento determinante de la estructura social. El fenómeno de los mercenarios celtas toma – sobre todo a partir de la muerte de Alejandro, cuando los celtas que combaten en ambos lados se cuentan por millares– una amplitud tal que se ha podido hablar de una sangría continua del mundo céltico. Fue precisamente en el curso de este fenómeno donde el contacto de los mundos mediterráneo y céltico se hizo más estrecho y donde la asimilación de las influencias culturales fue más profunda y duradera. Los ritos se desarrollaban en un escenario natural. La ocupación de España por los romanos tuvo como consecuencia inevitable la anexión del último trozo de costa del Mediterráneo occidental, que había quedado fuera de su control hasta entonces. La más característica manifestación que acompaña la transformación de la sociedad cética es el «oppidum»: ciudad primitiva, situada sobre una importante vía comercial o cerca de unos yacimientos de materias primas de especial interés. Es el centro económico de un territorio determinado; constituye el principal mercado, probablemente es también una guarnición y a veces un centro religioso. Una de las principales fuentes de riqueza del «oppidum» era la presencia del artesanado especializado. Los artesanos celtas aportaron una contribución decididamente fundamental a esta evolución de las técnicas. La característica más espectacular de los «oppida» es su sistema defensivo: los baluartes y las puertas fortificadas. El desmembramiento del mundo céltico a fines del siglo i a. C. fue solo su final aparente. La tradición céltica sigue conservando cierto vigor. En las islas célticas de Occidente surge una literatura cuya fuerza épica corre pareja con la intensidad poética y los ensueños de una imaginación exuberante[13].

Es precisamente en las dos mesetas donde se puede hablar de etnia y de cultura celtas, abarcando los pueblos celtíberos del extremo oriental de la Meseta, los vacceos del valle del Duero, los vetones de la Meseta oriental, los carpetanos de la Meseta inferior y seguramente también los lusitanos y los galaicos. La presencia celta en esta vasta región se halla atestiguada en la toponimia, antroponimia y teonimia, en el sistema de poblados fortificados con murallas que en algunos casos –Soto de Medinilla– presenta evidentes semejanzas técnicas con lo céltico europeo, en las cerámicas y objetos metálicos, y en general en todo el arte decorativo muestra numerosos elementos celtas en su composición. Las necrópolis de incineración, con sus diferencias de ajuares en las sepulturas, ponen de manifiesto una sociedad estratificada con una clase militar dominante. El área de la cultura fundamentalmente pastoril de la Meseta occidental estaba integrada por los pueblos vetones, carpetanos y oretanos. Vivían en castros fortificados y se enterraban en necrópolis tumulares de incineración. Eran buenos fundidores del metal y grandes jinetes. Los celtas ponen en valor las minas de hierro de la Meseta y su explotación les da preponderancia sobre otros grupos. Este área cultural se caracteriza sobre todo por el gran número de esculturas zoomorfas, conocidas con el nombre de «verracos», halladas en su suelo y por el tipo de organización social en «gentilitates». Los galaicos meridionales pueden englobarse también entre los grupos celtas de la Meseta. El área de la cultura colectivista agraria del Duero occidental estaba integrada por los vacceos, quienes ponen en valor toda la posibilidad cerealista de la Meseta, particularmente la cuenca del Duero. Los vacceos, al igual que el resto de los pueblos de la Hispania céltica, eran buenos fundidores y excelentes jinetes. El área de la cultura fundamentalmente pastoril de la Meseta oriental estaba habitada por los celtíberos. Bosch Gimpera apunta que la Celtiberia está constituida por elementos antropológicos celtas con una fuerte impregnación de la cultura ibérica. Con la expansión celtibérica se impregnan profundamente de celtismo todos los pueblos de la Península Ibérica. Según Montenegro, la sociedad celta hispana se estructuraba en tres estados: nobles, libres y esclavos. Aún en el 97 a. C. se hacían sacrificios humanos entre los celtas hispanos. El culto a los muertos estuvo muy arraigado entre las poblaciones celtas de Hispania. El capítulo de las armas puede considerarse como el más importante dentro de la cultura de la Hispania celta[14].

Si hay un pueblo que se ha convertido en pilar del llamado «espíritu europeo», sin que por ello se advirtiera contradicción con una concepción del mismo más regionalista, ese es el celta, como analiza Gonzalo Ruiz Zapatero[15]. Los celtas han formado parte de la historia de Europa y de alguna manera constituyen uno de los pilares de la vieja cultura europea y, ciertamente, de los más importantes. Quizás por ello los celtas han tenido una presencia continua entre los europeos y muy especialmente en los últimos años. No hubo «unos celtas» sino muchos celtas: los grupos de la Edad del Hierro, los retratados por los romanos, los reconstruidos desde el siglo xvi leyendo las fuentes clásicas, los moldeados por los lingüistas desde finales del siglo xviii, los rescatados por los arqueólogos desde mediados del siglo xix y los celtas que desde el Romanticismo del siglo xviii se han ido construyendo por la ficción literaria, las imágenes, el cine, etc. Los modernos medios de comunicación y las formas de ocio de las sociedades occidentales contemporáneas han llevado la imagen de los celtas a más gente que nunca antes en la historia. De manera que los celtas han entrado en las pantallas de cine y televisión; son los protagonistas de parques culturales y temáticos; son la razón de ser de festivales, fiestas y eventos musicales celtas. Pero la creciente producción de documentales que alcanzan gran difusión sí merece más interés y ha sido bien analizada en los últimos años. Si la mirada la extendemos a la saga artúrica, habría que añadir films como Excalibur (1981), de J. Boorman; King Arthur (2004), de Antoine Fuqua, o simplemente a cualquiera que tenga –o se diga que tiene– una inspiración «céltica» empezando por la trilogía de El señor de los anillos (2001, 2002 y 2003), de Peter Jackson. Los celtas tienen para muchos hoy día todas las características de un mito. La tradición de música celta como música popular de las regiones atlánticas acabará creciendo y llega hasta nuestros días con festivales y música que se denomina celta. La música celta ha sido uno de los frentes más influyentes del celtismo popular moderno. Celtas y cultura lateniense han ido siempre de la mano[16].

Los testimonios arqueológicos y lingüísticos coinciden en señalar la división de la Península en dos grandes áreas culturales: una céltica y otra ibérica. Podríamos describir los pueblos del ámbito céltico como comunidades agrarias de base principalmente ganadera aunque no exclusiva, que habitaban castros emplazados en las alturas de montes y lomas que les proporcionaban defensa y control del territorio y se encontraban con frecuencia amurallados. Estos poblados estaban constituidos por agrupaciones de cabañas familiares, generalmente de planta circular. Mientras eso ocurría en el ámbito de tradición céltica, en el entorno mediterráneo se desarrollaban los pueblos ibéricos[17].

Los símbolos celtas, poco o mal entendidos, cuelgan de cuellos y adornan camisetas. Un coleccionista de música celta puede tener grabaciones procedentes de una decena de países distintos. Algunos discos de música celta han llegado a superventas, y festivales como el gallego de Ortigueira o el bretón de Lorient son multidisplinarios. Lo que más ha perdurado de los celtas es su forma de entender la vida, la muerte y el contacto con la naturaleza en todos los niveles. Los celtas aportaron a Europa una auténtica revolución tanto en el ámbito militar como en el agrícola y en el artesanal. Los poblados típicos de una vida rural más o menos pacífica dieron paso a la construcción de los «oppida», ciudades bien fortificadas. Entre los siglos iv y iii a.C. la civilización celta brilla en todo su esplendor. Las cabezas cortadas eran el trofeo de guerra más preciado entre los celtas. Para los celtas, los dioses son energía, fuerzas abstractas de la naturaleza y del cosmos, a los que se rinde culto en medio de los bosques. Los castros estaban en zonas elevadas, permitiendo así controlar la llegada de enemigos. En los del Norte peninsular, al revés que en los de la Meseta, las casas eran redondas y no guardaban una ordenación urbanística apreciable. La falta de unión fue el gran problema de los pueblos célticos. Los celtas no entendían de tácticas militares ajenas a las guerrillas o el enfrentamiento bruto. Las victorias celtas se suceden. Britania era muy importante por sus druidas. Tal vez el druidismo procediese de esa isla. Casi todos los druidas son exterminados. Los bosques sagrados son talados o quemados. En numerosas leyendas celtas aparecen mujeres guerreras; aunque no lo fueran, muchas acompañaban a sus hombres a la guerra. Una nueva figura es el rey Arturo, cuya vida tiene todos los elementos de cualquier héroe celta, incluida una muerte heroica, que en su caso le llevará a la isla feérica de Avalon. Ahora la cultura celta y la vieja lengua pugnan por conservar su identidad, frente a la inmensa mayoría inglesa, en los reductos gaélicos de Escocia, País de Gales, isla de Man y Cornualles. A diferencia de celtíberos, galos o britanos, los celtas irlandeses no tuvieron que enfrentarse a los romanos. Eso hizo que en Irlanda perdurasen las costumbres celtas más que en ningún otro sitio. Hubo en el mundo celta reinas, guerreras, embajadoras, druidesas. Se concedía a la mujer un papel muy superior al de otros pueblos contemporáneos. Tambores, flautas y gaitas hacen vibrar el aire[18].

La fiesta de Lug, el dios celta, que contaba con el culto más extendido por toda Europa, era la fiesta de la cosecha. Fue en los lugares de amplia tradición megalítica donde más prosperaron los celtas. Los bardos eran básicamente poetas itinerantes y daban una especie de vida eterna a los grandes héroes. En las leyendas irlandesas se cita a los bardos satíricos, especialmente temidos. Cuando los druidas fueron perseguidos, los bardos aún fueron respetados. Acabaron reciclados, como los trovadores de la corte de Leonor de Aquitania. Irlanda no fue conquistada por los romanos, lo que les permitió ser el último país donde se mantuvieron las tradiciones y sobre todo las leyendas célticas. Breogán (actualmente se le cita en el himno de Galicia) fundó la ciudad de Brigantia (La Coruña) y el faro, que se llamaba torre de Hércules. Ith, otro hijo de Breogán, una noche de noviembre vislumbró de algún modo una lejana isla y hasta ella embarcó junto a algunos hombres. Esta isla era Irlanda. Aquellos Hijos de Mil, procedentes de España, serían los antecesores de los irlandeses actuales. Tanto los irlandeses como los escoceses están emparentados genéticamente con los habitantes de la Península Ibérica, concretamente con los de la zona noroeste. Los vetones ocupaban lo que ahora es la provincia de Ávila, pero también Salamanca y parte de Cáceres, Toledo y Zamora. Estaban rodeados por otros pueblos célticos: al norte, vacceos y arévacos; al este, las distintas tribus céltibéricas; al sur, carpetanos y turdetanos; y al oeste, los lusitanos. Los vettones eran el pueblo imbuido en la vida guerrera que suele considerarse como el prototipo celta. Pero la principal fuente de riqueza estribaba en la ganadería. El «fenómeno celtibérico» se produjo como consecuencia de las relaciones primero bélicas y después pacíficas entre los íberos de la zona levantina y los celtas de los valles del Ebro, del Jalón y del Duero, produciéndose un mestizaje cultural con distintos niveles de penetración, según el territorio. Estaban distribuidos en la actual provincia de Soria y partes de Burgos, La Rioja, Zaragoza, Teruel, Valencia, Cuenca, Guadalajara y Segovia. Soria fue tierra de arévacos (posiblemente la más poderosa de las tribus celtíberas) que, además de la famosa Numantia (Numancia), tuvieron centros como Clunia (Coruña del Conde, Burgos), Uxama (Osma)… El Museo Numantino es seguramente el museo más completo para comprender el mundo celtibérico (y, por extensión, la Edad del Hierro peninsular) a través de los restos arqueológicos encontrados en la provincia de Soria y sobre todo en el entorno de Numancia.

A unos 60 kilómetros de Vigo se encuentra La Guardia (A Guarda) y en sus inmediaciones el castro más grande encontrado en Galicia. La palabra celta se ha hecho muy popular gracias a la música. Celtas Cortos, Carlos Núñez o Hevia se han visto inmersos en este gran río de las tendencias musicales de moda. Casi en las catacumbas se desarrolló el movimiento universitario Voces Ceibes. Compromiso social, reivindicación de la lengua y la cultura propias. Y de manera más o menos paralela se desarrolló el grupo seminal Fuxan Os Ventos, a medio camino entre el compromiso social y el folklore autóctono. Ponemos el disco A Galicia de Maeloc (Ruada,1979) de Milladoiro como punto de partida de la música celta gallega. Aún faltaban algunos años para que Carlos Núñez se convirtiese en una merecida gran estrella y paseara la música y la gaita gallegas por todo el mundo. O muchos otros solistas y grupos (Luar na Lubre, Berrogüetto, Na Lúa o Mercedes Peón) ahora ya con apoyo institucional y de los medios.

Hay localizados 265 castros solo en el Principado de Asturias, siendo el más importante el de Coaña. El mundo féerico asturiano tiene innumerables seres, muchos de los cuales son comunes a toda el área céltica. Si en Galicia partimos de Voces Ceibes y el primer disco de Milladoiro, en Asturias tendremos que hacerlo con el grupo Nuberu, cantando en asturiano, y de Trasgu, considerado el primer grupo asturiano de música celta. Y si Carlos Núñez fue quien paseó el nombre y la música de Galicia por todo el mundo, en Asturias hizo lo propio Hevia, cuya Tierra de nadie (1998) se convirtió en un referente internacional de la nueva música celta. Bretaña es una de las «naciones celtas» reconocidas por su historia y por el mantenimiento de una lengua celta. A nivel folklórico, no hay demasiada diferencia en el noroeste de la Península Ibérica. Pero de esta región surgieron Gwendall, Alan Stivell o Dan Ar Braz. Y en la ciudad costera de Lorient se inició allá en 1970 un festival que ha acabado siendo el gran referente internacional de la cultura celta actual. Como pasó en otros lugares de lenguas minoritarias, la música es el mejor difusor.

Irlanda ha sido el lugar en el que los antiguos celtas dejaron constancia escrita de su vida cotidiana y su mitología. La Colina de Tara es el lugar más citado en la historia y en la mitología de Irlanda. Tara era el centro político de Irlanda. En el mundo céltico hubo una leyenda que acabó eclipsando a las demás. Esta historia debió ser como aire fresco para los trovadores franceses, que se afanaron en recrearla, adaptarla y difundirla en aquella sociedad feudal, violenta y cargada de abusos de poder. De paso, añadieron algunos personajes y aportaron nuevos elementos, como Lancelot, Percival, Tristán o el Grial. Más tarde, la leyenda regresó a Inglaterra. Thomas Malory se encargó de darle la forma definitiva. A su muerte, Arturo sería llevado a Avalon, de donde regresará algún día. Este lugar está enclavado en el condado de Somerset.

En España se comenzó a hablar de música celta a finales de los años setenta del pasado siglo gracias al sello Guimbarda. Aunque ya teníamos el precedente de Gwendal, auténticos pioneros. Pasarían algunos años hasta que los vallisoletanos Celtas Cortos revolucionaron la escena musical española con su innovador pop / rock céltico, con el que llegan a todo tipo de público. Entre las películas en las que aparecen los celtas en la pantalla hay que citar:

La cultura celta se fue perdiendo poco a poco. Poco antes de desaparecer, lo céltico tuvo que disfrazarse. Las baladas de Ossian, recreadas por el poeta escocés James Macpherson a mediados del siglo xviii, supusieron un nuevo hito en el largo y tortuoso camino del celtismo, algo similar a la recuperación del ciclo artúrico cuando fue retomado por Geoffrey de Monmouth o Chétien de Troyes siglos antes. Todo esto permitió la supervivencia del celtismo.

La película Perceval le Galois se basa en el texto de Chrétien de Troyes, traducido y puesto en pantalla por Eric Rohmer. Se trata de una puesta en escena muy teatral y abstracta. Está concebido, además, como una especie de documental. Un coro de hombres y mujeres canta y toca instrumentos. Perceval el Galo encuentra a un grupo de caballeros que le encantan. Su madre le explica que su padre y sus hermanos lo eran, pero murieron. Parte a caballo en busca de una dama, que será acosada y besada por él, que se lleva su anillo. Su caballero, cuando vuelve, le reprocha que se dejase seducir. Perceval llega al «castillo» del Rey Arturo, que nombra caballeros. Mata a un malvado que se ríe de Arturo y se lleva su copa. El Grial aparece en una cena de Perceval con otros caballeros. Es como una copa grande y luminosa. Perceval recuerda a Don Quijote, con sus hazañas. Blancafor es su enamorada. Gawain se le aparece y se hacen amigos. Un monje revela a Perceval que su padre murió por su culpa. Y que el Rey Pescador es hijo de Arturo. El monje es tío de Perceval. Al final, Perceval es tratado como Jesucristo en la Pasión. Le crucifican y sufre un auto de fe. Pero reaparece montado a caballo y se aleja. La fecha de la película es 1978 (2009 en la reedición). Victoria Cirlot habla sobre la película. Se basa en una novela de formación de Chrétien de Troyes. La novela tuvo gran éxito, pero no se terminó y tuvo muchas continuaciones, al menos hasta el siglo xiii.

Rohmer dice que la obra fue poco conocida en Francia. En España se tradujo por parte de Martín de Riquer. Rohmer la trasladó muy bien. Victoria Combalía es medievalista. Rohmer lo transforma en una obra de teatro. A veces, Rohmer se aleja de la obra. Un personaje femenino que aparece a caballo y luego en la corte de Arturo (la Doncella Tuerta) proviene de la mitología celta. Hay pequeños retoques del argumento. Lo que no está en la obra de Chrétien de Troyes es la Pasión de Cristo al final. El Viernes Santo, Cristo va a ver al ermitaño. Es el día del mito griálico, como aparece en Wagner. Rohmer trata de acercarse a las visiones posteriores del Grial, en el que se vierte la sangre de Cristo. Pero esto no aparece en la obra de Cr. de Troyes. Sería bueno comparar el Perceval de Rohmer con el Lancelot del xiii. Bresson lo utiliza libremente. Perceval (1982) fue obra de Eric Rohmer. Trató de adaptar el ambiente medieval, según él. Pasó por una visión teatral. Así, esquemáticamente, se representaba en la Edad Media. Le gustan los planos largos. El protagonista es Fabrizio Luchini. Se rodó en estudios y se escribió en francés antiguo. Néstor Almendros, director de fotografía, señala que se inspiraron en las iluminaciones medievales. Para Rohmer, Perceval contiene los valores de la caballería. Pero hay también una crítica de la caballería.

En Rey Arturo hay muchos efectos digitales. Guy Richtie es el director. Merlín entregó Excalibur al rey, que no quiere más guerras. Mordrech va a Camelot. La acción sigue en Londres, donde hay algo parecido al Coliseo. Sacan a Arturo de niño y crece escondido en un prostíbulo. Se convierte en un joven fuerte y musculoso. Arturo defiende a las mujeres contra los vikingos. Jude Law es el nuevo rey, el villano. En Camelot, Arturo consigue extraer Excalibur de una roca. Hay multitud de elementos mágicos y hasta cómicos. Pero se trata de una película de aventuras. La Maga juega un papel a partir de la mitad de la película. También hay animales rabiosos y recuerdos que libran o asaltan a Arturo. Mortimer asesinó a su hermano, el padre de Arturo. Se ve hasta un acueducto romano. Pero es el rey de Inglaterra. Hay una canción que parece cantada en gaélico. Al final se nombra caballeros a los amigos de Arturo, coronado este rey y que prepara la Mesa Redonda. Hay una fuerte conexión con Gales y la leyenda del rey Arturo. El paisaje de Gales fue una extensión de estos sets increíbles. Las Tierras Altas de Escocia son el lugar favorito del protagonista.

Los celtas en la Península Ibérica e Irlanda

Polibio se interesaba extraordinariamente por los celtas, de manera que escribió sobre las poblaciones célticas de la Península. Tito Livio, historiador romano de la época de Augusto, es también una fuente importante. La obra de Estrabón es, como decía Schulten, el libro de cabecera de cualquiera que se interese por la Península Ibérica en la Antigüedad y por los pueblos prerromanos. Parece que la Meseta Central estaría poco habitada durante el final de la Edad del Bronce. La mayor parte de la Meseta Central, con la franja cantábrica y la orla occidental, estaba ocupada por poblaciones indoeuropeas, célticas en su mayor parte, llegadas a comienzos del primer milenio a.C. La función militar fue cada vez más importante. Ha habido movimientos de población y fenómenos de fusión de unos pueblos con otros. Los análisis antropológicos muestran una población muy heterogénea. La producción agrícola se complementaba con la ganadería. Habitaban en la Antigüedad un conjunto de pueblos con una notable personalidad cultural que jugaron un papel muy destacado en las guerras contra los romanos. Son los celtíberos: los belos, titos y lusones de los valles del Ebro y del Jalón, y los arévacos y pelendones de la Meseta Central. Los vacceos, de la llanura central del Duero, aparecen si no como aliados, sí por lo menos como aprovisionadores de cadáveres de los arévacos. Los berones y los vacceos parecen tener relaciones muy estrechas con los celtíberos. Los vacceos aparecen mencionados muy tempranamente en las fuentes literarias. Su mayor protagonismo se va a dar durante la guerra de Numancia. Los vacceos ocupaban la cuenca central del río Duero, que forma la actual Tierra de Campos: la totalidad de la provincia de Valladolid; el sudeste de la provincia de León; el este de la provincia de Zamora, desde el río Esla que los separaba de los astures; el oeste de la provincia de Segovia, en torno a Coca; y el sur de la provincia de Burgos. En esta zona se desarrolla, durante la primera Edad del Hierro, la cultura denominada «Soto de Medinilla», por el yacimiento vallisoletano del mismo nombre, propia de agricultores itinerantes, que viven en pequeños poblados de cabañas circulares de adobe. A partir del siglo v a.C., esta región sufre un fuerte impacto del núcleo celtibérico del alto Duero, configurándose los vacceos históricos, que con auténticos núcleos protourbanos son los que, a partir del siglo ii a. C., van a protagonizar la resistencia frente a los romanos. Todos estos pueblos eran de estirpe céltica. Ricardo Martín Valls y A. Esparza han propuesto un concepto de Celtiberia que comprende la práctica totalidad de la cuenca del Duero, desde las serranías sorianas hasta la frontera entre España y Portugal. La cultura celtibérica y el fenómeno de la celtiberización serían hechos relativamente recientes que se sitúan a comienzos del siglo iii a. C.[19]

Los carpetanos comparten con los vettones uno de sus rasgos más característicos, que eran las esculturas zoomorfas conocidas como verracos. Los castros de la segunda Edad del Hierro de mayor extensión de la Meseta Central presentan varios recintos amurallados, el más interior de los cuales suele ser el que sirve de acrópolis al conjunto. Entre los carpetanos, probablemente, la agricultura tenía una importancia mayor que entre los restantes pueblos de la Meseta. La base económica fundamental era una producción mixta: agrícola y ganadera, con un cierto predominio de la ganadería sobre la agricultura. A medida que nos trasladamos hacia occidente y el valle del Duero y sus afluentes se dilatan sus territorios en vegas cada vez más amplias. Se cultivaban principalmente trigo y cebada. Entre las poblaciones de la Hispania central existían dos formas de propiedad: la plena propiedad privada y la propiedad pública de las ciudades. Otro elemento importante dentro de la economía celtibérica parece haber sido la explotación minera del hierro y el desarrollo de una manufactura siderúrgica. El marco de organización básico de los pueblos celtibéricos durante la conquista romana es la ciudad estado. Lug es un dios de los artesanos, pero también de los bardos.

En el occidente de la Península aparecen establecidos, cuando comienza la conquista romana, distintos pueblos, de los cuales el que va a jugar un papel más importante es el de los lusitanos. Además de ellos, están también los túrdulos antiguos, los vettones, los célticos y los conios. Todo el poblamiento de esta zona se caracteriza por los castros. Los vettones ocupaban las provincias de Salamanca y de Ávila. Al norte de los mismos corría el Duero, que los separaba de los vacceos. Era un pueblo que habitaba preferentemente las alturas montañosas y zonas escarpadas. Los célticos parecen haber sido buenos mineros y ganaderos, y estas mismas actividades eran fundamentales en la economía de Celtiberia. La importancia de la minería entre las poblaciones del occidente de la Península es algo cada vez más valorado. Durante la segunda Edad del Hierro, el incremento del número de castros muestra un aumento demográfico. La sociedad de los pueblos del occidente de la Península era una sociedad aristocrática. La aristocracia militar sería la clase dirigente de la sociedad. Esta clase es la principal propietaria de tierra y de ganados. Unas manifestaciones a las que generalmente se les ha supuesto un significado religioso son los verracos. La existencia de sacrificios está bien atestiguada entre los vettones, así como entre todos los pueblos de la Península.

Los pueblos del Norte de la Península son los últimos en ser conquistados por Roma. La cultura castreña, característica de Galicia, presenta pervivencias muy fuertes del sustrato de la Edad del Bronce; la más característica de ellas quizá sea la vivienda de planta circular. El nivel de desarrollo de estos pueblos no era tan alto como el de las sociedades de la Meseta Central.

Son cientos de narraciones las que tenemos sobre el mundo celta y sus héroes. La relación entre España y las Islas Británicas debió ser muy fuerte y los asentamientos de población llegada del Sur dejaron restos fácilmente localizables. Un asentamiento ibérico indudablemente se produce al otro lado del mar. Existe una balada irlandesa que recoge la batalla y derrota de los patriotas irlandeses capitaneados por O’Neill y O’Donnell. El mundo mágico de hadas y héroes legendarios se nos ofrece ante nuestros ojos a través de las leyendas célticas. Los celtas, que invaden Irlanda aproximadamente en el año 500 a.C., llegan en diferentes oleadas y de lugares muy distintos. Irlanda vivirá aislada desarrollando una cultura propia hasta el siglo v. En Irlanda hay héroes y reyes mitológicos, mitad hombres y mitad dioses, que viven con los seres humanos y están sujetos a la muerte. Posiblemente sea Irlanda el país de las leyendas más bellas y más numerosas. La mitología celta ha ocupado un papel capital en muchas de ellas. Un puñado de escritores nacidos en la isla nos abrirán las puertas a comienzos del siglo xx del misterioso y remoto mundo gaélico. A finales del siglo xix un grupo de entusiastas encabezado por W.B. Yeats intenta crear una literatura auténticamente irlandesa. El primer intento es buscar en las raíces del pasado histórico y cultural. Aparece el deseo de glorificar todo lo irlandés. Y el mundo de héroes invencibles, de princesas encantadas, de hadas y reyes todopoderosos resurge en el siglo xx y hace vibrar a un pueblo que ve resurgir de las cenizas un pasado glorioso lleno de misterio y encanto. En España, la huella celta se encuentra mucho más difuminada. No obstante, especialmente en el norte, existen una serie de tradiciones y leyendas que han sido transmitidas de generación en generación y muchas de ellas tienen un gran parecido con las gaélicas irlandesas. Las leyendas celtas nos sumergen en un mundo mágico en el que los mortales conviven con los dioses y las fuerzas sobrenaturales de la naturaleza se dejan sentir con fuerza determinando muchas veces el destino de los protagonistas. El mundo celta ha sido prolijo en leyendas de guerreros[20].

Cuenta la leyenda que el rey de los celtas históricos, Arturo, congregó a sus caballeros en torno a la mesa redonda y les pidió que fueran a buscar por todas las partes del mundo el cáliz del Santo Grial, el cáliz con el que Jesucristo dio a beber su propia sangre a sus apóstoles en la última Cena. También aparece lo sobrenatural en estas leyendas. España e Irlanda han conocido sucesivas oleadas invasoras. Las leyendas gallegas tienen cierto aire misterioso que las acerca a las irlandesas. Una de las leyendas gallegas más interesantes es la de Breogán y el descubrimiento y colonización de Irlanda por los celtas del norte de España. En el Cantábrico, las formas de vida primitiva nunca llegarían a desaparecer totalmente; la lengua y los topónimos celtas en Galicia son buena prueba de lo anterior. El Libro de las invasiones nos dice cómo Breogán reinó en parte de España y cómo sus gentes poblaron Irlanda. Yeats queda prendado de la figura poética del vagabundo y nos lo presenta en sus obras con gran maestría. Existen numerosas leyendas sobre vagabundos en Irlanda. Los lagos y lagunas ocupan capítulo aparte en las leyendas celtas. La noche de San Juan era la noche mágica de los celtas. El mar mítico, grandioso y sobrecogedor no podía faltar en las leyendas gallegas. La costa del noroeste cantábrico se parece mucho a la costa noroeste irlandesa. Las fuertes lluvias, la niebla, el mar embravecido, son las notas dominantes del lugar. Los muchos siglos de luchas por su independencia cubrieron de luto los campos de Irlanda, y son muchas las baladas patrióticas que se compusieron con este motivo.

La exaltación patriótica, la majestuosidad y esplendor de los héroes míticos se convierte en manos de Joyce en un mundo sencillo y primitivo. El mundo de Joyce es muchas veces un mundo cruel y desagradable, en el que lo real y lo irreal se funden formando un todo. En Ulysses las aventuras del héroe griego vuelven a repetirse reencarnadas en Bloom. José Pijoan, refiriéndose a los celtas, nos habla de una serie de ritos que guardan una estrecha relación con los ciclos de la vida que Joyce nos presenta. Sobre el 800 a. de C., los celtas son conocidos en toda Europa por su poder y su desarrollada civilización para la época.

Irlanda no ha cesado de cantarse a sí misma. Y lo ha hecho en baladas que tienen el aire de antiguos romances o de cantares de ciego y en donde a menudo aparecen personajes que no son propiamente históricos, sino nacidos de las leyendas populares. Irlanda ha crecido entre las brumas de las leyendas, los cantos populares y la voz de los poetas. Y se cantan también las gestas y las tragedias de los héroes y mártires reales. Los héroes irlandeses pierden siempre, porque luchan contra seres o fuerzas muy superiores a ellos. El Bloomsday, el día de Bloom, es una suerte de homenaje popular a una de las obras literarias más monumentales, enigmáticas y geniales del siglo xx: el Ulises, del dublinés James Joyce. El protagonista de la novela es un apocado judío irlandés llamado Leopold Bloom (una especie de alter ego caracterizado del héroe clásico Ulises). La novela discurre en un solo día, el 16 de junio de 1904, y es un recorrido por el Dublín de los días juveniles de Joyce. Joyce tenía 22 años en ese momento. Dublineses es para muchos el mejor libro del escritor, incluido Ulises. John Huston fue uno de sus grandes admiradores y llevó al cine el relato «Los muertos» bajo el título Dublineses[21].

Oscar Wilde, nacido en octubre de 1854 en Dublín, fue un artista dotado de un excepcional talento que triunfó muy pronto, especialmente como dramaturgo. Cultivaba la ironía y la paradoja como pocos escritores lo han hecho. El temperamento apasionado de Wilde fue su perdición. Y lo mismo que muchos otros escritores irlandeses, se exilió. En Ulises hay playas y mar. Al publicarse en 1922 en París, Ulises fue tildado de obsceno y prohibido en Irlanda. Joyce siempre afirmó que era la realidad y su experiencia de la vida lo que nutría la temática de sus libros. Siglos de ser humillada por los invasores han hecho de Irlanda un país cargado de pasión nacionalista. Cuatro de los grandes escritores dublineses –Wilde, Yeats, Beckett y Joyce– murieron fuera de tierra irlandesa, los tres primeros en Francia y el último en Suiza.

Matt Molloy es uno de los miembros del conocido grupo de música gaélica The Chieftains. En toda Irlanda, y mucho más en el oeste, es normal que los músicos dominen varios instrumentos. Wilde era poeta, autor de teatro y novelista. La península de Dingle pasa por ser uno de los lugares más bellos de Irlanda y fue el escenario de la película La hija de Ryan. Según la tradición celta los guerreros vienen del norte, los granjeros del este, los intelectuales del oeste y los locos del sur. El aranés O’Flaherty fue el autor de la novela El delator, que llevó al cine John Ford, interpretada por Victor McLaglen. A la España imperial y a la Irlanda ocupada por Inglaterra les unían el profundo catolicismo y el odio a los ingleses. Tocar y escuchar música en los pubs es una ceremonia muy usual en el occidente irlandés. Arpa, guitarra, banjo, violín, flautas diversas, pequeñas gaitas, panderos, acordeón…, los instrumentos son casi innumerables. Por lo que se refiere a John Ford, su padre era de Galway y su madre, nacida en una de las islas Aran. Kerry tiene un pasado belicoso. Y ese es el espíritu que rezuman los libros de Walsh y que transpiran los relatos agrupados alrededor de El hombre tranquilo. Y ese es también el ambiente que plasmó el americano-irlandés John Ford, lírica y dramáticamente, en la película del mismo nombre. Ford, que se sentía tan americano como irlandés, viajaba a menudo a Galway en sus vacaciones y era un acérrimo partidario del IRA. Aunque la historia de Walsh transcurre en Kerry, John Ford la situó en un lugar ideal: la isla de Innisfree. El sitio como tal no existe; es una creación del poeta y premio Nobel William Butler Yeats. El poema de Yeats hace del lugar un símbolo lleno del humanismo del alma irlandesa y de la juventud perdida. La película se estrenó Dublín en mayo de 1952 y en Estados Unidos en agosto. El hombre tranquilo es uno de esos pocos casos en los que el filme supera a la obra literaria en la que se ha basado.

En el ámbito del arte, el compositor de música y el poeta ocupan los lugares privilegiados. Y músicos y poetas hay muchos en el país. Y grandes poetas, solo uno: William Butler Yeats. Yeats nació en las afueras de Dublín. Los dos gigantes de la literatura irlandesa –Joyce y Yeats– se parecen muy poco. James Joyce pasó casi toda su vida fuera de Irlanda: Zurich, Roma, Trieste, París… En las viejas mitologías, las montañas tienen siempre algo de sagrado. William Butler Yeats nació en Sandymount, a las afueras de Dublín, en 1865. Yeats leía con voracidad poesía y se enfrascaba en el conocimiento de las viejas leyendas irlandesas. Yeats creó Innisfree. Los protestantes eran los ricos y los católicos los pobres, y la división de clases era una copia calcada de la división religiosa. Seamus Heaney, el más conocido poeta de Irlanda del Norte, es un escritor misterioso, algo opaco, preocupado por los viejos mitos celtas. The Dubliners es el grupo de música folk más famoso de Irlanda del Sur.

La colina de Tara es el centro sagrado del espíritu celta y del nacionalismo irlandés. Los druidas celtas, antiguos sacerdotes gaélicos, la eligieron como centro religioso. Irlanda nunca estuvo unida políticamente bajo los celtas, sino dividida en tribus que compartían tan solo la lengua, los mitos, la religión y las formas de organización social. Allí se celebraban sacrificios a los dioses –humanos a menudo– y se coronaba al monarca supremo. Se cree que, para el año 500 a.C., la isla estaba completamente dominada por las tribus celtas. Muchos de los grandes poetas irlandeses han escrito letras para canciones. Y uno puede participar del rito en los pubs, cuando suenan las gaitas y las flautas.

El hombre tranquilo fue dirigida por John Ford. Se canta en la taberna. Tocan el acordeón. Un dúo de gaitas toca en el campo. Aparece un cementerio lleno de cruces celtas. La película refleja el gusto por las peleas y las apuestas en un pueblo irlandés. Muestra sus monumentos: torres y puentes, muros antiguos y cruces… Y también el gusto por la bebida y la música irlandesa. El hombre tranquilo es de 1952. El cineasta español José Luis Guerín filmó un excelente documental sobre la película en Song, villa irlandesa donde tuvo lugar el rodaje y que aún conserva varios de los elementos utilizados por el equipo de ambientación del film.

En Una canción irlandesa sale un concurso de talentos, con un grupo que toca la flauta, el violín y la guitarra. La protagonista canta una canción irlandesa y la gente corea a la solista. Jon Hamm interpreta a un norteamericano que llega a Irlanda desde Nueva York. La muerte y el amor están muy presentes. Se contrapone la cultura yanqui y la irlandesa, extroversión frente a contención. Emily Blunt y su pareja masculina cantan en un pub, en una escena muy breve, en donde los parroquianos hacen de coro. John Patrick Sharley es el guionista y director. La música es de Amelia Warner. Fue filmada en localización en el condado de Mayo (Irlanda). Es de 2020.




NOTAS

[1] HORN, Liz: «Origen y evolución de la música celta». PDF – Scribd, 16 diciembre 2011.

[2] NÚÑEZ, Carlos: La hermandad de los celtas. Últimas investigaciones sobre los celtas y su música por uno de sus protagonistas. 2ª ed. Barcelona: Espasa, 2018.

[3] RIVAS, Manuel: Carlos Núñez, un gaitero en Manhattan. oocities.org

[4] Carlos Núñez. carlos-nunez.com/arch

[5] FERRO, Lorena: «Carlos Núñez, el artista global que ha hipnotizado el mundo a ritmo de gaita». La Vanguardia lavanguardia.com, 18/12/2012.

[6] AGESTA, Ainara: Carlos Núñez: «La gaita era la guitarra eléctrica de la Edad Media». Diariovasco.com, 23 noviembre 2018.

[7] DELGADO, Ana: Carlos Núñez: «Es un error pensar que para ser moderno hay que cortar las raíces». Madrilánea.com, 21 enero 2020.

[8] FERNÁNDEZ, Cristina: «Carlos Núñez celebra 25 años del sueño cumplido en el Teatro Cervantes». malagahoy.es, 8 Diciembre 2021.

[9] VÉLEZ BARREIRO, Marco: «The Literary Mith of a Celtic Galicia in Folk Music. Building Bridges with Ireland, Scotland and Brittany» en Music in modern Irish Literature / Antonio R. de Toro Santos (ed.). Oleiros, La Coruña: Netlibro, 2011, pp. 145-184.

[10] O’CONNOR, Sinéad: Remembranzas. Escenas de una vida complicada. S.l.: Sinónimo de Lucro, 2021.

[11] PERCIBALDI, Elena: Los celtas. Una civilización europea. Madrid: Tikal, s.a.

[12] «Los celtas en la Península Ibérica» en KRUTA, Venceslas: Los celtas. Madrid: Sarpe, 1986.

[13]Ibid.

[14] LÓPEZ MONTEAGUDO, Guadalupe: Apéndice. Los celtas de la Península Ibérica. Ibid.

[15] CARDETE DEL OLMO, Mª Cruz: «Introducción: –Quiero ser historiador. –Y eso, ¿para qué sirve?» en CARDETE DEL OLMO, Mª Cruz (ed.): La Antigüedad y sus mitos. Narrativas históricas irreverentes. Madrid: Siglo xxi de España, 2010.

[16] RUIZ ZAPATERO, Gonzalo: «Roma conquistó la Galia… y Astérix y Obélix conquistaron el mundo desenmarañando a los celtas». Ibid.

[17]Ibid.

[18] VELASCO, Manuel: Breve historia de los celtas. Madrid: Nowtilus, 2016.

[19] SALINAS DE FRÍAS, Manuel: Los pueblos prerromanos de la Península Ibérica. 3ª ed., 4ª reimp. Tres Cantos: Akal, 2021.

[20] SAINERO, Ramón: La huella celta en España e Irlanda. 3ª ed. Tres Cantos: Akal, 2012.

[21] REVERTE, Javier: Canta Irlanda. Un viaje por la isla esmeralda. Barcelona: Plaza Janés, 2014.



Carlos Núñez y la música celta

ALONSO FRANCH, Eduardo

Publicado en el año 2024 en la Revista de Folklore número 509.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz