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Nada menos que D. Dámaso Alonso fue quien, refiriéndose a la poesía del siglo XVI, escribió:
«Uno de los fenómenos más interesantes que nos ofrece este siglo es la mezcla o fusión íntima de los elementos cultos con los vulgares»[1].
No es el único ámbito cultural donde lo culto y lo popular se entremezclan. En la arquitectura tradicional, por ejemplo, también se aprecia tal interconexión, sobre lo cual ya hemos escrito en alguna ocasión anterior.
En el presente caso, nos centraremos en un detalle, concretamente en la presencia en varias casas de una esquina achaflanada (elemento arquitectónico que, dicho sea de paso, ya ha merecido algún estudio monográfico[2]) en la localidad de Bembibre, en el Bierzo Alto.
Se conservan varias muestras y comenzaremos nuestro análisis por el siguiente ejemplo (LÁMINA Nº. 1). Presenta dos características: la parte superior tallada cóncavamente y el resto rebajado.
Este modelo se repite, variando el tamaño, en otros casos (LÁMINA 2).
En alguna ocasión, la adaptación del tamaño del chaflán a las necesidades ha motivado que fuese de dimensión menor a la habitual (LÁMINA 3).
También se aprecia en algún ejemplo el chaflán sin la parte cóncava superior, bien porque no se hiciese, bien porque no se haya conservado (LÁMINA 4).
Los ejemplos anteriores corresponden a edificaciones de arquitectura popular, pero también aparece en una vivienda burguesa en la que aparece una inscripción con las siglas de la persona dueña del edificio y la fecha: 1900 (LÁMINA 5).
Se aprecia que la parte tallada superior no presenta forma cóncava. Esto nos da pie a comentar que, efectivamente, la piedra tallada situada en la parte de arriba puede presentar, como se ve en las ilustraciones del presente artículo, una morfología variada (y no podemos dejar de recordar la importancia que un historiador tan destacado como Paul Oskar Kristeller concedía a los matices[3]). El tipo que muestra la LÁMINA 5, tanto por la cronología como por la forma, conecta con muestras de la misma época, pero no ya en una villa como Bembibre sino en ciudades como Santander o Madrid[4].
De hecho, con su decoración, evoca otros casos de la misma época en los que se muestra cómo los chaflanes se convertían en lugares propicios para la decoración de edificios. En la ciudad de León se conserva alguna muestra destacable, como la que reproducimos en la siguiente fotografía (LÁMINA 6), si bien tanto la dimensión como el grado de decoración son manifiestamente mayores.
Un último apunte. Bembibre no es la única localidad del Bierzo Alto con esquinas achaflanadas en su arquitectura tradicional. Baste como muestra la siguiente, de Santibáñez del Toral (LÁMINA 7).
En estas esquinas achaflanadas en Bembibre y otras localidades del Bierzo Alto, más allá del aspecto meramente práctico que pudiesen tener, eran una oportunidad (al menos en algunas de las muestras conservadas) para que los canteros añadiesen un pequeño aspecto decorativo en las casas que realizaban.
Ha pasado más de medio siglo desde que D. José María Luengo Martínez publicó su Esquema de la arquitectura civil en El Bierzo[5]. Ha habido, afortunadamente, muchas aportaciones al respecto, pero todavía está lejos de haberse dicho la última palabra sobre este interesante tema de investigación etnográfica.
NOTAS
[1] DÁMASO ALONSO, De los siglos oscuros al de oro. (Notas y artículos a través de 700 años de letras españolas), Madrid 1998, p. 244.
[2] Por ejemplo, MIGUEL COROMINAS, «El chaflán en el ensanche barcelonés»: Jano arquitectura: revista de arquitectura, interiorismo y diseño, 31 (1975) 24-39.
[3] PAUL OSKAR KRISTELLER, El pensamiento renacentista y sus fuentes, Madrid 1993, p. 153: «al igual que en la vida y en el arte, en la historia los matices son tan importantes como los hechos directos».
[4] LUIS SAZATORNIL RUIZ, Arquitectura y desarrollo urbano de Cantabria en el siglo xix, Santander 1996, p. 99.
[5] León 1967.