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Revista de Folklore número

492



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El cuco como oráculo en la provincia de León (fórmulas rimadas y refranes)

PUERTO, José Luis

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 492 - sumario >



Prácticas oraculares en las antiguas religiones

Desde antiguo, las prácticas oraculares han gozado de un gran prestigio, tanto en la religión egipcia, como en la griega (en esta última, el oráculo de Delfos, bien conocido y estudiado, es el más paradigmático de tales tipos de prácticas).

De todos es bien sabido cómo el oráculo es un mensaje o respuesta que tanto pitonisas como sacerdotes daban, en nombre de los dioses, a las consultas y peticiones que les fieles les formulaban. Al tiempo que es también el lugar sagrado donde se acudía para consultar a los dioses.

Los oráculos eran considerados como el origen y emanación de las voces divinas, esto es, como la suprema voluntad de los dioses. Cualquier acto de la vida privada –como, por ejemplo, la celebración de un matrimonio, o la construcción de un edificio– era un motivo suficiente para consultar los oráculos y, a través de ellos, poder saber por tal medio la voluntad de los dioses.

Como indica Walter Burkert sobre los oráculos en la antigua Grecia:

Los dioses están presentes en los cultos vinculados a santuarios específicos y por ello también sus signos se concentran en los lugares de culto. Pero el éxito en la interpretación de los signos podía, más que cualquier otra cosa, difundir por todas partes la fama de un dios y de su santuario. De esta forma, a partir del siglo viii, ciertos lugares, donde el dios procuraba una “ayuda” (chresmós) a quienes buscaban consejo, adquirieron una importancia suprarregional e incluso internacional; los griegos llamaban chrestérion o manteîon a un lugar de este tipo, los romanos oraculum. Los santuarios del Próximo Oriente y de Egipto fueron pioneros en tal especialización[1].

Prácticas oraculares campesinas

Así como en el mundo antiguo –tal y como hemos dejado meramente apuntado– existieron diversos oráculos; en el mundo campesino que hemos conocido, también han existido prácticas oraculares. Tales prácticas –como enseguida vamos a ver– tienen que ver con tres elementos universales o arquetípicos que preocupan a todos los seres humanos: la duración de la vida, el amor y la muerte; así como también el tiempo que le queda a una determinada persona (un pastor, por ejemplo) para realizar su trabajo.

Como en todo oráculo, también en las prácticas oraculares campesinas hay dos planos: el divino (es una pregunta a lo celeste) y el humano (quien inquiere es un ser humano), así como un intermediario que pone en comunicación ambos ámbitos; en los oráculos de las antiguas religiones, tales intermediarios podían ser un sacerdote, una pitonisa, una sibila…; mientras que, en las prácticas oraculares campesinas, el intermediario entre lo celeste y lo terrestre, entre lo divino y lo humano, es un pájaro: el cuco, que es del que enseguida vamos a tratar.

Pero el oráculo se realiza a su vez en un espacio especial: en las antiguas religiones, solía ser en un templo; mientras que, en las prácticas oraculares campesinas, ese espacio especial no es otro que el de la propia naturaleza, el del mundo natural.

El carácter del cuco

En casa comunidad humana campesina, por lo general, los pájaros gozan de distinta consideración y, en torno a ellos, según el tipo de ave, hay una consideración dual, eso sí, matizada por múltiples rasgos.

Tendríamos que partir de un primer dualismo –dentro de la consideración humana de los pájaros– conformado por pájaros tenidos como beneficiosos, frente a otros considerados más bien como perjudiciales. La golondrina, por ejemplo, sería un pájaro beneficioso, al que hay que respetar y en torno al que hay el tabú de tirar sus nidos (que realizan, por lo general, bajo los aleros de viviendas y edificaciones), porque, aún más, se considera como sagrado, ya que –según el sustrato legendario– quitó las espinas de la corona a Cristo, cuando se hallaba en la cruz, por lo que le quedaron esas plumillas rojas bajo el pico.

El cuco, sin embargo, en la estimativa popular campesina, es –y valga la redundancia, pues la connotación del calificativo procede del comportamiento de la propia ave– “muy cuco”, o espabilado, ya que pone sus huevos en nidos ajenos, para que los incuben otros pájaros. A ello, alude la copla o rima, que puede tener diferentes variantes, en torno al mismo motivo. Veámoslo:

1. Eres como el cucolillo,

pájaro que nunca anida,

pon el huevo en nido ajeno

y otro pájaro le cría.

(Truébano de Babia, León)

2. Quisiera ser como el cucu,

pájaro que nunca anida,

pone huevo en nido ajeno

y otro pájaro le cría.

(Herreros de Rueda, León)

3. Soy de la opinión del cuco,

pájaro que nunca anida,

pone un güevo en nido ajeno

y otro pájaro lo cría.

(Candín, León)

4. Soy de la opinión del cuco,

pájaro que nunca anida,

pone huevos en nido ajeno

y otro pájaro les cría.

(Cubillas de Rueda, León)

5. Te comparo con el cuco,

pájaro que nunca cría,

pone el huevo en nido ajeno

y otro pájaro le cría.

(Villaverde de Arriba, León)

La llegada y el canto del cuco

A la hora de editar tradiciones orales rimadas recogidas en torno al cuco, hemos de empezar por un refrán o paremia que alude al momento anual de su llegada en los inicios de la primavera. Tal llegada se toma como presagio, ya que, si no se produce, se toma como signo de mal agüero.

Hemos de observar cómo, en tales rimas, se alude a su canto; algo de gran importancia para el objeto que aquí abordamos, ya que la respuesta del cuco, cuando es tomado como oráculo, se produce siempre a través de su canto, del número de veces seguidas que entona el “cu-cú”, en lo que se basa la respuesta el ave ante la demanda humana.

Veamos algunas de tales paremias:

6. Cuando el cuco no canta

entre mayo y abril,

o el cuco está muerto

o la fin va a venir.

(Quintanilla de Losada, León)

7 Cuando el cucu no canta

entre mayo y abril,

o el cucu está muertu

o la fin va a venir.

(Villamejil, León)

8. Cuando el cuco no canta

en mayo o abril,

el cuco se ha muerto

o la fin quiere venir.

(Alija del Infantado, León)

9. Si el cuco no canta

el doce de abril,

el cuco está malo

o se va a morir.

(Almanza, León)

10. Si el cuco no canta

el veinte de abril,

o el cuco se ha muerto

o mal tiempo va a venir.

(Villaverde de Arriba, León)

11. Si el cuco no canta

en marzo o abril,

el cuco se ha muerto

o la fin va a venir.

(Castrocontrigo, León)

12. Si el cuco no canta

en mayo y abril,

el cuco se ha muerto

o al rey fue a servir.

(Aralla, León)

13. Si el cuco no canta

entre marzo y abril,

o el cuco se ha muerto

o la fin va a venir.

(Fontoria, León)

14. Si no viene el cuco

entre mayo y abril,

o se ha muerto el cuco

o no quiere venir.

(Espinareda de Ancares, León)

Motivos por los que se consulta al cuco

Prácticamente todas las consultas que, a través de fórmulas rimadas, se le realizan al cuco son de carácter privado, pero, al tiempo, hay que advertirlo también, tienen que ver con preocupaciones universales humanas. Podemos agruparlas atendiendo a los motivos por los que se le demanda o pregunta, al tiempo que, en cada uno de ellos, mostramos las rimas que hemos ido recogiendo, a lo largo ya de unos cuarenta años, particularmente en el ámbito leonés.

En primer lugar, al cuco se le interroga por el tiempo que falta para dos etapas muy significativas de la vida de cada persona: la fecha de la boda o casamiento, así como el momento del fallecimiento, muerte o fin de la vida. Tales momentos están dentro de lo que Arnold van Gennep llamara ritos de paso y, como es obvio, tienen una gran importancia para el individuo que se atreve a preguntar o interrogar al pájaro. Aparecen, en tales interrogatorios, los tres grandes universales humanos: vida, amor y muerte; también cantados por la poesía en lo que Antonio Machado llamara “universales del sentimiento” y que un poeta como Miguel Hernández expresara de un modo tan sobrio como conseguido en su conocido poema de “Llegó con tres heridas”, incluido en su obra Cancionero y romancero de ausencias.

Demanda por la fecha de la boda o de los esponsales

En las sociedades tradicionales campesinas, la boda o esponsales es un momento muy especial en la vida de cada persona. Se celebra con rituales muy significativos, que pueden variar según las áreas en los que se produzcan, aunque van acompañados, en la mayoría de los casos, por cantares de boda, que suelen describir las partes y momentos de las ceremonias, así como los personajes que intervienen en ellas.

De ahí que no sea extraño que el mozo o la moza campesinos le pregunten al cuco –al que pueden llamar de distintos modos– por el tiempo que falta para que la boda propia, de quien pregunta, tenga lugar. Veamos algunas de las muestras recogidas de tal tipo de rimas con tal demanda.

15. –Cuchín del rey,

rabo de escoba,

¿cuántos años me das

de aquí a mi boda?

(Cuevas del Sil, León)

16. –Cuco rabelo,

rabo de rola,

¿cuántos anos me das

para miña boda?

(Valtuille de Arriba, León)

17. –Cucrillo,

barbas de escoba,

¿cuántos años faltan

para la mi boda?

(Prioro, León)

18. –Cucu, cuquiello,

rabo de viello,

palo de escoba,

¿cuántos años faltan

para la mi boda?

(Murias de Rechivaldo, León)

19. –Cucu, cuquillo,

paliquín de escoba,

¿cuántos años faltan

para la mi boda?

(Geras, León)

20. –Cucu, cuquillo,

rabo de escoba,

dime cuántos años

faltan para mi boda.

(Huergas de Gordón, León)

21. –Cucu,

rabo de escoba,

¿cuántos años me das

pa la mi boda?

(Corporales, León)

22. –Cucurruquiello,

rabo de cuchar,

cuántos años faltan

para poderme casar.

(Pallide, León)

23. –Cucurruquiello,

rabo de escoba,

cuántos años faltan

para mi boda.

(Pallide, León)

24. –Cuquelo del rey,

rabo de escoba,

sácame os anos

de eiquí a miña boda.

(Pereda de Ancares, León)

25. –Cuquiello, rabiello,

rabo de escoba,

¿Cuántos años faltan

para el día de mi boda?

–Uno, dos, tres...

(Ábano, León)

26. –Cuquiello, rabiello,

rabo de escoba,

¿cuántos años me das

pa el día de la boda?

(Quintana del Castillo, León)

27. –Cuquiello,

rabo de escoba,

¿cuántos años me quedan

para mi boda?

–Pecu, pecu, pecu...

(Soto de Valdeón, León)

28. –Cuquillo, pico de tomillo,

rabo de escoba,

¿cuántos años faltan

pa la mi boda?

(Truébano de Babia, León)

29. –Curuquillo,

rabo de escoba,

¿cuántos años faltan

para mi boda?

(Morgovejo, León)

Demanda por la fecha del fallecimiento y entierro

Si la vida propia es tenida por cada uno como el bien más preciado, por ese instinto de supervivencia que cada uno de los miembros de nuestra especie posee, no es extraño que la pregunta y demanda por el final de la vida, que mediante fórmulas rimadas se le realizan al cuco, sea una de las más patéticas y, al tiempo, abundantes, de los versos que se le dirigen.

Por lo general y dado que quien interroga al cuco como oráculo “no quiere saber qué sucederá, [sino que] quiere saber que sucederá lo que desea”[2], si el cuco, al responder, se queda en un corto número de “cu-cús”, se le vuelve a entonar la fórmula rimada, hasta que el número de sílabas del canto sea elevado y, así, quedar consolado y apaciguado, esto es, conforme, con la ‘respuesta’ del cuco.

En ocasiones, en la pregunta, la alusión al fallecimiento y entierro, se realiza utilizando un eufemismo, de raíz cristiana, tan asimilada por el campesinado, de “ir al cielo”, como puede observarse en alguno de los ejemplos que mostramos.

Veamos algunas muestras recogidas de tales fórmulas rimadas:

30. –Cuco, cuquelo,

rabo de espadelo,

¿cuántos días me vas a dar

pal día de mi intierro?

(Paradaseca, León)

31. –Cuco rabelo,

rabo de relo,

¿cuántos anos me das

para meu enterro?

(Valtuille de Arriba, León)

32. –Cucu, cuquelo,

rabo de ferro,

¿cuántos años

me das pal cielo?

(Pobladura de Somoza, León)

33. –Cuquelo,

rabo de cutelo,

cuéntame os anos

de aquí al meu enterro.

(Pereda de Ancares, León)

34. –Cuquiello,

rabo de esquiello,

¿cuántos años me quedan

para mi entierro?

–Pecu, pecu, pecu...

(Soto de Valdeón, León)

Así, pues, las dos demandas oraculares –tal y como hemos ido mostrando– por las que los campesinos le preguntan al cuco tienen que ver con el amor (boda) y con la muerte (entierro); dos de los arquetipos o universales humanos, muy presentes en todas las culturas y civilizaciones, puesto que forman parte de la condición de nuestra especie.

Una demanda laboral de tipo pastoril

Las manifestaciones de la cultura pastoril en cualquier tipo de civilización son variadas y complejas. Abarcan variados aspectos de la cultura material e inmaterial, sobre los que no vamos a entrar ahora. Aquí estaríamos ante un tipo de tradición oral, relacionado al tiempo con el mundo de las creencias.

Los pastores preguntan también al cuco por el tiempo o los años que les quedan para andar pastoreando sus ganados, como si trataran de medir la duración de su quehacer laboral, hasta desembocar en un descanso vinculado sin duda con la vejez.

De este tenor son las rimas por las que se le pregunta al cuco desde el ámbito pastoril:

35. –Cucu,

rabo de arao,

¿cuántos años me das

pa ir con el ganao?

(Corporales, León)

36. –Cuquiello, rabiello,

rabo de cayao,

¿cuántos años me das

pa andar con el ganao?

(Quintana del Castillo, León)

El cuco: la gracia de su canto. Su metamorfosis en gavilán

En la provincia de León, en torno al canto del cuco, se cree y se dice que un santo le da la gracia, por el mes de abril, para hacerlo, y otro santo, San Pedro, se la quita, pues hacia finales de junio ya deja de cantar, aunque hay otros relatos que indican que “pierde el habla” hacia últimos de agosto, o incluso por octubre, cuando marcha al extranjero, según la percepción popular. Su canto se asocia también con el buen tiempo, aunque, en ocasiones, con el hecho de que va a hacer mucho aire y se dice que, cuando canta, moscan las vacas. E incluso existe sobre el mismo un relato gracioso para caracterizarlo, que indica que fue a la escuela y que solo aprendió a decir la ‘pe’ y la ‘cu’: “–Pecu, pecu...”. Aunque otro cuentecillo interpreta su canto, fiel a su fama de holgazán, como una frase que le dice a otro pájaro: “–Críalo, críalo”. Y otras varias interpretaciones legendarias sobre el canto del cuco, que ahora no podemos citar, pero que publicamos en nuestra obra sobre las leyendas de tradición oral en la provincia de León, que enseguida citaremos. Existe también el tabú de que comer pulpo es dañino durante los meses en los que canta el cuco.

No escapa a la percepción popular ni su holgazanería ni su condena a no tener nido. Sobre la primera, se relatan, por ejemplo, sus excusas para no trabajar. Y, sobre la segunda, una leyenda leonesa indica que la Virgen condenó al cuco a no tener nido nunca, porque, cuando se le perdió el Niño Jesús, le preguntó al cuco que dónde estaba y este no se lo quiso decir.

En el imaginario tradicional campesino, el cuco aparece relacionado con el centeno, con los panes y con otras labores agrícolas. Se dice que el cuco seca el centeno, pues se siega a los tres meses de su llegada. Y él, para no tener que hacer de segador, por lo holgazán que es, se marcha cuando se siega la primera gavilla de mies y, por tanto, deja de cantar. De ahí que se diga que el cuco se marcha cuando empieza la siega.

Otro aspecto sorprendente, dentro de los motivos legendarios sobre el cuco, es el de su metamorfosis en gavilán (gavilucho) o en otro pájaro: águila, por ejemplo. Algo que ocurre cuando deja de cantar y llega ya el verano.

Todo esto último lo dejamos meramente apuntado, pues todo ello lo dejamos ya abordado en nuestro libro Leyendas de tradición oral en la provincia de León, al que remitimos a los lectores interesados en todas estas cuestiones[3].

Coda

Lo que hemos pretendido fundamentalmente, en este pequeño trabajo, es documentar una práctica oracular campesina, en el ámbito de la provincia de León, a partir de unas fórmulas rimadas recogidas a lo largo de años, así como de diversas creencias campesinas, en tal área, en torno al cuco, quizás –junto con la golondrina– el pájaro más significativo en el ámbito campesino, en todo lo relativo a la estimativa que sobre él se tiene, así como a tradiciones orales en las que está presente y creencias y leyendas.




NOTAS

[1] Walter Burkert, Religión griega arcaica y clásica, Trad. de Helena Bernabé, Abada Editores, Lecturas, Serie Antigua, Madrid, 2007, pp. 155-156.

[2] G. van der Leeuw, Fenomenología de la religión, trad. de Ernesto de la Peña, F.C.E., Sección de Obras de Filosofía, México, D. F., 1964, p. 365.

[3] Cf. José Luis Puerto, Leyendas de tradición oral en la provincia de León, Diputación de León / Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Colección Beltenebros, 29, Segovia, 201, pp. 705-706 y 715-723.



El cuco como oráculo en la provincia de León (fórmulas rimadas y refranes)

PUERTO, José Luis

Publicado en el año 2023 en la Revista de Folklore número 492.

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