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Entierro, bautizo y boda,
compendian la vida toda.
No me vengas picando,
porque si pico,
se oyen hasta en la Loma
los pajaritos.
Las fiestas familiares en el medio rural atañen a casi todo el pueblo y cambian la fisonomía de la villa.
Aunque las costumbres van cambiando aún persisten canciones de boda en la provincia de Valladolid, como: La albada, La naranja, La gala y, sobre todo, Los pajaritos.
LA ALBADA
Según el Diccionario de Autoridades albada es la música que en las aldeas dan los mancebos a las doncellas, cantándolas algunas coplas al romper el alba; y porque este festejo se hace de ordinario a dicha hora se dijo albada.
Para María Moliner los términos albada y alborada significan lo mismo: “Cantos y música con que en los pueblos festejan los mozos a las mozas al amanecer”.
La siguiente albada la entonaban los mozos a la puerta de la joven que iba a contraer matrimonio ese día.
Ya van entrando en tu calle
ya se va cubriendo el velo.
Quiero entrar y no me dejan,
quiero salir y no puedo.
¡Oh, qué calle tan oscura,
llena de temor y miedo!
Despídete, dama hermosa,
de toditas tus amigas,
que él también se ha despedido
de rondar por las esquinas.
¡Oh, qué calle tan oscura,
llena de temor y miedo!…
Y a los padres de la novia
¿Quién los podrá consolar?
Que les llevan la paloma
de su lindo palomar.
LA NARANJA
Esta canción procede de una vieja tradición conocida como “el presente”. Formando un círculo en torno a la mesa de los novios, salían dos de las invitadas, llevando una naranja, se acercaban a la mesa y la entregaban a la novia; la madrina la pasaba entre los invitados. Sale un invitado y mete el dinero que desea dar a los novios entre los gajos de la naranja y pinchando ésta con un tenedor baila con la novia: Esto se repite con el resto de los invitados. El texto es el siguiente:
Toma, novia, esa naranja,
ródala por esa mesa,
y dásela a tu madrina
que tú ya quedaste presa.
Diga usté, clavel,
estime usté a la rosa,
que si no la estima
toda se deshoja.
Cinco rosas principales
salen de misa mayor:
los novios y los padrinos
y el cura que los casó.
Diga usté, clavel,
estime a la rosa…
Señor padrino rumboso,
el de la muestra de plata,
preséntela usté a esta mesa
que sabemos que la gasta.
Diga usté, clavel,
estime a la rosa…
Y la señora madrina
no parece de estas tierras,
que reluce el vestido
como si fuera de seda.
Diga usté, clavel,
estime a la rosa…
Despídete, dama hermosa,
de toditas tus amigas,
que él también se ha despedido
de rondar por las esquinas.
Diga usté, clavel,
estime usté a la rosa…
Y a los padres de la novia
¡Quién los podrá consolar!
Que les llevan la paloma
de su lindo palomar.
Diga usté, clavel,
estime usté a la rosa…
La paloma no la llevan
que un galán se la ha cogido.
La paloma no la llevan,
que se va con su marido
Diga usté, clavel,
estime usté a la rosa…
Después de recoger la colecta entonan la siguiente estrofa:
Toma, novia, esta naranja,
cargadita de oro y plata.
Toma, novia, este presente
que te ha dado la buena gente.
LA GALA
A las diez de la mañana
se ha deshojado una rosa,
a la puerta de la Iglesia
la eligieron por esposa.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor.
Ésa sí que lleva la gala
ésa sí que las otras no.
Deja la mantilla, amiga,
y ponte a considerar
que el nudo que habéis atado
no lo podéis desatar.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor…
Qué viva el novio y la novia
y el cura que les casó,
el padrino y la madrina,
los convidados y yo.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor…
Ahí te entrego esta manzana
prendida con alfileres,
para que de hoy en un año
de tus amigos te acuerdes.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor…
Lo que te pido, Juan,
que trates bien a María,
que en casa de sus padres
ha sido muy querida.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor…
LOS PAJARITOS
Al finalizar la comida se cantan los pajaritos, los cuales, mediante rimas, provocan la intervención de los invitados.
Cantaban los pajaritos
a la sombra de una noria,
y es su lenguaje decían:
¡Viva la señora novia!
Vivan y revivan los señores novios.
Vivan y revivan y vivamos todos.
Cantaban los pajaritos
a la sombra de un olmo,
y en su lenguaje decían:
¡Viva el señor novio!
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de una encina,
y en su lenguaje decían:
¡Viva la seña madrina!
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de un negrillo,
y en su lenguaje decían:
¡Viva el señor padrino!
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de una toba,
y en su lenguaje decían:
¡Viva la señora novia!
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de un espino,
y en su lenguaje decían:
¡Viva el señor padrino!
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de una higuera,
y en su lenguaje decían:
que viva la cocinera.
Vivan y revivan los señores novios…
Cantaban los pajaritos
a la sombra de unas flores,
y en su lenguaje decían:
que nos cante tía Dolores.
Vivan y revivan los señores novios…
El estribillo utilizado, anteriormente, es propio de la zona de Medina de Rioseco, en algunos pueblos ubicados cerca de la provincia de Palencia el estribillo es el siguiente:
Yo la vi subir,
yo la vi bajar,
y en su mesa de los novios
no se puede hablar.
Hay una canción de boda que combina en parte, los pajaritos y la gala, y alude a la naranja:
Cantaban los pajaritos
a la sombra de un pimpollo
y en su cántico decían:
viva la novia y el novio
y el cura que les casó
la madrina y el padrino,
los convidados y yo.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva la flor.
Ésa sí que lleva la gala,
ésa sí que lleva las otras no.
Toma, novia, esta naranja,
repártela por la mesa,
y amarás a tu marido
como Cristo ama a la Iglesia.
No porque te hayas casado
y duermas con tu marido,
aborrezcas a tus padres
que son los que te han querido.
Ésa sí que lleva la gala…
Las canciones anteriores destacan por su sencillez y expresividad, puesta de relieve; ésta última, característica en la utilización de vocativos: dama hermosa, novia, amiga y clavel.
Los personajes más importantes de este acto social son: los novios, los padrinos y el oficiante de la ceremonia religiosa, denominados “cinco rosas principales”.
Dos ideas, por último, quiero destacar: el lazo que habéis atado no le podéis desatar y el gran cariño que los padres han tenido a la paloma en su lindo palomar.