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Una de las culturas menos conocidas, fuera de sus límites geográficos, de toda Hispanoamérica, es la de las comunidades negras, de ascendencia africana, establecidas desde hace siglos en toda la costa del Pacífico colombiano. Crisol privilegiado de ingredientes y de entrecruzamientos culturales (el africano, el criollo de ascendencia española y europea, e incluso de indígena), la cultura negra de Colombia es, en cualquier caso, extraordinariamente rica e interesante, y este pequeño corpus de leyendas de uno de sus asentamientos, el pequeño pueblo de Timbiquí, en la región del Cauca, puede constituir un buen botón de muestra de ello. El hecho de que un sólo informante, un hombre varón de 44 años nacido en aquel pueblo, haya sido capaz de extraer de su memoria todo este repertorio leyendístico, es prueba más que significativa de las posibilidades que a la investigación mitográfica y cultural en general puede abrir el estudio de estas comunidades. (1)
Antes de conocer este ramillete de leyendas del Cauca colombiano, conviene llamar la atención sobre algunos de sus puntos de interés y de sus valores más destacables.
Llaman la atención, en primer lugar, leyendas como las relativas al embarazo que puede provocar el arco iris en las mujeres, ya que se trata de un motivo que conoce paralelos en tradiciones folclóricas de muchos otros lugares del mundo. (2)
También resulta sumamente atractiva la descripción de creencias sobre tabúes y prohibiciones que no se deben transgredir para no sufrir ningún daño o perjuicio. El de no mirar a personas desnudas cuando hacen sus necesidades, o el de no señalar a las estrellas, están muy extendidos en muchas otras tradiciones de todo el mundo. Conozcamos un testimonio estadounidense y otro canario:
Si ves a una persona del sexo opuesto desnuda (siempre que no sea ni tu esposo ni tu esposa), te saldrá un orzuelo en el párpado. (3)
Si se cuentan las estrellas luego uno se hace pis en la cama... Si cuentas estrellas señalándolas con el dedo, te saldrán verrugas en las manos...tantas como estrellas cuentes. (4)
Sumamente interesantes son también las creencias referidas a distintos tabúes que se deben respetar en la Semana Santa, sobre todo en el Jueves y en el Viernes Santo, donde estaba prohibido desde cortar leña y partir cocos hasta bañarse o tener tratos sexuales con cualquier persona. Al respecto se puede recordar que, en pleno siglo XIII, Alfonso X el Sabio describió en su Cantiga 117 cómo una mujer que había prometido a la Virgen "que non fezesse no sábado obra sabuda" se atrevió a coser unas camisas en ese día y, como castigo, sufrió la amputación de sus manos hasta que la Virgen se las devolvió cuando peregrinó a la catedral de Chartres (5); y que, en numerosos lugares de Europa y de América, también han existido y siguen existiendo numerosas creencias que desaconsejan la realización de labores domésticas (como el lavado) o la actividad sexual en determinados días de la semana (sobre todo en sábados y en domingos) o en días sagrados como el Jueves o el Viernes Santo (6). Algunas de estas creencias relativas al castigo que se cree reservado a quien se bañe en tales días resultan especialmente interesantes, porque hablan de metamorfosis en sirenas, motivo que es conocido en otras tradiciones americanas, como en la del Perú, donde se cree que en Viernes Santo las mujeres no podían irse a bañar al mar porque, si no, se volvían sirenas (7).
Entre los seres sobrenaturales que pueblan el imaginario tradicional de las poblaciones del Pacífico colombiano se encuentran las Animas Solas, seres que protagonizan muchas creencias y oraciones tanto de la península Ibérica como del resto de Hispanoamérica (8). Su desfile o procesión trae ecos inmediatos del mito de la Santa Compaña, o Hueste antigua o Güestia, tan arraigado en España y en toda Europa, desde tiempos antiquísimos (9).
Muy nutridas e interesantes son también las leyendas relativas a demonios cojos, como la Patasola o la Tunda, de la misma familia que tantos espíritus caracterizados por anomalías en sus pies o en sus calzados a la que también pertenecen los diablos cojuelos y monosándalos tan abundantes en mitologías y tradiciones folklóricas y literarias de todo el mundo (10).
Los castigos por proferir maldiciones contra otros miembros de la familia son otro motivo muy arraigado en tradiciones folklóricas de todo el mundo (11). Como lo son, también, las leyendas relativas a guacas o tesoros escondidos, tan asociados, aquí y en muchas otras tradiciones, al miedo a los difuntos y a la muerte (12). La creencia de que las mujeres protegen contra el diablo parece estar en íntima relación con el cuento llamado de El diablo papahigos, una de cuyas más célebres versiones se incluye en el Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais, y que está protagonizado por una astuta mujer que logra poner en fuga al diablo cuando éste viene a cobrarse la deuda que el marido había comprometido con él.
1. El arco iris puede dejar embarazadas a las mujeres
La mujer, cuando está con la menstruación, no debe exponerse al arco iris, porque puede ser embarazada por el arco iris. De manera que tengan cuidado ustedes.
2. Las serpientes mamadoras
De colgar a los niños en la hamaca, se recomienda mucho el aseo, y tener un seguimiento constante y frecuente por una persona mayor, más adulta, o bueno, un joven o una joven de mayor edad, para evitar que algún tipo de serpiente llegue hasta donde el niño a introducirle el rabo en la nariz o en la boca.
3. La prohibición de mirar
Si una persona hacía eso de mirar a una persona que estuviese haciendo sus necesidades fisiológicas, entonces era castigado saliéndole un orzuelo. En el ojo, sí, por haber cometido eso.
4. La prohibición de señalar a las estrellas
Si el niño señalaba a las estrellas, o si le señalaba un mayor, eso se constituía, en el caso del mayor, en un acto de grosería. Un niño no podía hacer eso. O también, al señalar las estrellas, podía crearse una anomalía en la mano, en el dedo. Verrugas.
5. El tabú de los cocos en Jueves y Viernes Santo
En la Semana Santa, por diferentes razones de credo, se consideraba que no se podía hacer ruido, y los cocos, por ejemplo, que son una base para los aliños de los alimentos, no se podían partir en Jueves Santo [ni en] Viernes Santo, sino que había que hacerlo el lunes o el martes. Porque en los otros días hacía ruido, y eso estaba contra la normatividad, contra las normas que se habían establecido para ello.
6. El tabú de la leña en Jueves y Viernes Santo
Estaba prohibido, por ejemplo, realizar trabajos de los que se hacían cotidianamente en los otros días. Por ejemplo, rajar leña. Ya se utilizaba mucha leña para cocinar, ¿no?, para cocer los alimentos. Entonces se prohibía eso. Había que hacerlo entre lunes y martes, y las semanas anteriores. Se había cortado, y máximo hasta el martes se podía rajar la leña. Incluso otros días ya no, porque iba contra el credo.
7. Los tabúes sexuales en la Semana Santa S
obre la Semana Santa hay muchísimas situaciones, y es de que muchas veces personas que hacen algo contrario al credo, entonces sufren, digamos, del castigo, podríamos decir, de haber hecho eso. Por ejemplo, en la sexualidad. No se podía llevar a cabo el acto sexual los días de Semana Santa, porque existía la posibilidad, bueno, concretamente se decía, que aquellas personas quedarían en el acto, y que tendrían que ser llevados a otra parte, a la ciudad, para que los pudieran separar. Ese fue un elemento que ha llamado mucho la atención en el transcurso del tiempo, pero miren que está asociado a, de pronto, a una cosa... En la Semana Santa, que es un período de festividad en las comunidades afros.... estoy hablando, sobre todo, de las partes rurales, ¿no? Entonces hay la posibilidad de que jóvenes, hombres y mujeres, se agrupen, intercambien, participen en lo que se llaman los ranchos de Semana Santa. Son espacios semejantes a casa, o en chozas que se construyen para que los jóvenes, hombres y mujeres, preparen allí alimentos. Es decir, realicen la actividad cotidiana, de la vida diaria, como cocinar los alimentos, echar cuentos, compartir muchos aspectos.
8. El tabú del baño y la metamorfosis en sirena en Jueves y Viernes Santo
... De igual manera el baño... Entonces se podía bañar con mucho ruido y bracear, como se dice, en cualquier día, sin ningún problema. Pero en Semana Santa sólo se podía hacer hasta el martes. Ya el día miércoles, Jueves y Viernes especialmente, ya no se podía uno bañar libremente en el río haciendo mucho ruido, porque se convertía en pez, y un pez sirena si era mujer, y otro tipo de pez si era hombre.
Se hacían comentarios [de] que, en el pasado, habían personas que habían sufrido esa situación. Era lo que pues realmente creaba la negación de poderlo hacer, ¿no? Que alguien ya le hubiese sucedido tal hecho. Así es, como un elemento de la costumbre de la festividad. Es más, se planteaba de que aquél que lo hiciere tenía la tendencia de estar todo el año, que todo el año iba a estar haciendo ese tipo de cosa, es decir, iba a asumir algunos comportamientos asociados con esa actividad, porque había quebrantado, digamos, un mandamiento o una orden, una situación de credo, digamos.
9. El desfile de las Ánimas Solas
Una cosa muy interesante sobre la Semana Santa es los desfiles que hacen, las procesiones que hacen las Animas, las Ánimas Solas. Bueno, el desfile de las Ánimas, y hay a veces el encuentro de que un Ánima Sola, o sea, se te presenta una...No vayas. Eso ha dado mucho para, pues, controlar un poco la situación social. Lo veo hoy así, ¿no? Ayer era otra cosa.
Muchísimas personas manifiestan... a ver, que, una vez, una persona iba de una casa a otra muy tarde de la noche, y entonces se encontró con un desfile de ánimas, es decir, como personas que van rezando y, bueno, hay toda una argumentación de esas situaciones.
Las reacciones suelen ser diferentes. Unas personas se impresionan mucho: se han privado, es decir, han perdido el conocimiento; otras personas se han regresado, han comentado la situación que han visto; y otras personas han manifestado ser muy valerosas y esperar que pasen y seguir.
10. La Patasola y el pacto demoníaco
Es el mismo diablo que toma distintos nombres en diferentes partes, de acuerdo a las costumbres. Por ejemplo, acá, en el valle de Patía, se habla de la Patasola, como un diablo, como un espíritu que realiza las actividades que hacen los diablos normales en otras partes.
Hay algunos compañeros que hablan de los empautados, de los empautados, y que la Patasola les ha ayudado. Son personas que, supuestamente, han tenido tratos con el diablo o con el duende para que les ayude, fortalezca en la realización de algunas cosas, del dinero o de utilidades varias, o de la producción.
Hay una situación muy, muy cercana a mí, que me han comentado como un empautado. Después de haber tenido una vida muy buena, de mucho dinero debido al empautamiento, llegó un momento en que la persona, digamos, se arrepintió de ese tipo de vida, ¿no? Y quiso volver a la normalidad. Y, en ese momento, tuvo entonces dificultades con el duende, con quien había hecho el trato de empautamiento.
A medida que fue rezando y tomando posiciones que no permitían que, digamos, el diablo lo llevara a ciertos lugares, donde él ya no quería ir, entonces se produjo un hecho insólito, próximo a la gente de Patía, de tal manera que el diablo le arrancó los testículos al señor, y allí, pues, termina la leyenda, ¿no?
El señor sigue viviendo, pero sin los testículos. Cae en el valle del Patía, en el sur del Cauca, en la zona andina, y es un área de comunidades negras, y se denomina el valle del Patía.
11. La Tunda o diabla coja
Mi papá me contaba cómo, es decir, lo que son las noches, siempre están asociadas a fenómenos no comunes: la oscuridad, el miedo generan situaciones de impresión y de lecturas no comunes. Entonces, alguna vez iba subiendo el ruedo Timbiquí, y había una playa muy grande. Es un sitio de muchísimas leyendas, ¿no?, donde aparece el diablo o aparece la Tunda o aparecen, bueno, muchísimos espíritus.
La Tunda es, digamos... Se habla generalmente del diablo, ¿verdad? Pero no se habla mucho de la diabla entonces. Es la diabla la que se encarga de hacer muchas cosas semejantes al diablo.
La describen como una mujer que tiene una pata anormal, o un pie normal, digamos, y el otro de molinillo. Le llaman molinillo. Es algo que sirve para batir el chocolate en mi tierra. Bueno, entonces ella genera ahí sus problemitas.
Sí, sí, claro, [tienta a los hombres] y los entunda, y les hace perder la ruta, vamos, el camino que deben seguir.
Bueno, se les aparece durante ese período que están enfundados, se les aparece con cierta frecuencia, y permanecen algún número de días en un monte, o sea, perdidos del camino, y hay que ir, desde luego, hay que ir a rescatarlo, ¿no? Y hay que llevar al padrino y a la madrina para que puedan ser rescatados con mayor facilidad.
El padrino y la madrina y, en general, los mayores, pues van rezando y van generando algunas señales, ¿no?, con los bombos o las cajas. Bueno, algunas señales, a veces con escopetas, haciendo dar disparos para general señal auditiva que permita el encuentro de las personas, las personas que han sido perdidas.
Bueno, no recuerdo muy bien, pero no quiero perder el cuento de la playa. Y es que mi papá entonces iba subiendo por ese río, y encontró que alguien le llamaba en ese lugar que está asociado a muchísimas leyendas, y a medida que él iba avanzando, le seguían llamando y le seguían llamando. Entonces llegó el momento en que dijo:
-Bueno, regresarme no tiene sentido. Entonces, vamos a ver quién es quien me está llamando, y qué es lo que quiere.
Pero bueno, como buen creyente, digamos, se encomendó, por decir algo, rezó una oración, y avanzó hasta el lugar que le estaban llamando. Cuando llegó a ese lugar, encontró que era una hoja blanca que con la acción del viento entonces daba la semejanza de que alguien le llamaba en razón de la ubicación que tenía en el chiperal entonces.
12. El Maravelí o diablo marino
Ahí hay una línea que tiene mucho que ver con los cuentos de empautamiento, que el duende o el diablo se presenta y hace proposiciones.
En la zona del Pacífico que yo conozco, en el municipio de Timbiquí, por ejemplo, de Guapis, y el área de la desembocadura del río Naya, se habla mucho de un diablo de agua, y se llama el Maravelí, el Maravelí. Y se encarga de hacer lo que el diablo en la parte terrestre: le cambia la ruta a los marineros, los pescadores... En muchos casos, les voltea. También que le denomina Toinará. Les voltea la lancha. Muchas veces les hace perder las redes entonces, y cosas de ese tipo.
Bueno, [se les espanta] generalmente rezando, ¿no? Encomendándose oportunamente a Dios.
13. El Toinará o diablo marino
El Toinará, por ejemplo, es de mar, pero penetra hasta cierta parte del río, en la que en virtud por el fenómeno de mareas, algunos ríos, en la parte baja, cambian su curso de manera que no se extrañen, cuando vengan a Colombia, y vean que un río está corriendo en la dirección no acostumbrada. Es por ello, y entonces el Toinará penetra más o menos hasta esa zona de influencia de marea. Hace las mismas diabluras que el diablo terrestre.
14. El duende guitarrista y seductor de mujeres
Frecuentemente, mi mamá me solía comentar cómo el duende se transforma en joven, en viejo, en guitarrista, para atraer a las jovencitas... que son muy propicias para él.
Y, alguna vez, una de las cosas que más me llamó la atención era cómo que había llevado a una jovencita muy tierna, y que la habían encontrado, digamos, con todo el rostro y la parte frontal llena como de baba, ¿no? Era el duende, que la había estado realizando algunas...
La manifestación que se presenta como un hombre, se presenta como un hombre... Puede ser joven, viejo, adulto, y generalmente se llama así, duende. Se presenta de diferentes formas, de diferentes formas. Entonces como un campesino, por ejemplo, y como un labrador, como un agricultor, como un artista. En fin, las escenas que más me han comentado es de artista: guitarrista.
15. El castigo por maldecir
Bueno, particularmente, yo tuve una escena que siempre me ha llamado la atención, ¿no? Y es, siempre levantarse muy temprano a trabajar, traer plátanos, bananos, buscar el pescado, todo eso...
Uno, a veces, se encuentra incómodo, ¿no? Hace mucho frío. Y entonces, una de esas mañanas que mi mamá me llamó para que le acompañara a hacer esas labores, obviamente que me produjo el disgusto más grande, y la palabra que pronuncié fue...
-¡Maldita sea! ¡Maldita sea en los diablos!
Y después de ello, no hubo otro camino que seguir la ruta señalada.
Entonces nos desplazamos en canoa hasta un lugar llamado el Guadual, donde teníamos colinos, ¿no?: plátanos, bananos. Y fuimos a cortarlos. Al subir, al amarrar la canoa y empezar el camino hacia el colino, teníamos que ir. Yo me quedé, me retrasé unos pocos pasos, pero, es decir, una situación normal, ¿no?, unos pocos pasos. Ahora, el camino no es recto como una calle, como se ve aquí, sino que son curvas en el bosque, ¿no? Entonces, en un momento dado, pero ocurrió relativamente rápido, encontré dos caminos. Entonces, al encontrar dos caminos, ya yo no sabía qué camino escoger. No sabía que camino seguir.
Entonces llamé a mi mama. Me contestó, pero con... de una forma no acostumbrada. Y en una dirección, en la dirección de uno de los caminos. Intenté seguirla los pasos más rápidos... No le alcancé, no la vi. Entonces la volví a llamar para establecer efectivamente en qué lugar me contestaba, pero ya me contestaba a mis espaldas. Al contestarme a mis espaldas, entonces me devolvió en la ruta que llevaba, y empecé a seguir esa ruta, y llamándola sucesivamente. Luego me vi ya en el borde del río, o sea, no hacia el fondo, que ya había penetrado durante cierto tiempo, sino que me vi a la orilla del río, y vuelve que la llamo, y en vez de contestarme en el potrillo, en la canoa, me contesta más hacia delante, hacia la derecha. Entonces, pero ya en un aparte, que decía:
-¿Qué hace? ¿Qué va a hacer allí? ¡Si es que para allí no vamos!
Y entonces me quedé así, parado un momento, y cuando miro hacia atrás, viene mi mamá corriendo y rezando, y me abraza, y entonces yo reacciono un poco, y me doy cuenta que ha sido un fenómeno extraño en el que he estado, y finaliza pues la situación de dificultad en que me encontré.
[Esas voces] se supone que [las hacía] la tunda [porque yo maldije por la mañana].
16. Las maldiciones
Generalmente, con el tiempo, cuando a la persona le sucede alguna situación extraña entonces se asocia con una situación de ese tipo, con algún conflicto familiar que haya tenido, o especialmente con sus mayores, ¿no? Se espera que la relación sea muy fluida, sea muy buena entre los hijos y los padres, y cuando hay situaciones de interferencias, allí entonces, la gente de la comunidad piensa que tal muchacho no va a tener buen fin porque es malcriado por sus padres.
17. Los difuntos y los fuegos que señalan los tesoros
Lo más común que tengo es las señales que emite. Generalmente, cuando el difunto está interesado en que ese tesoro sea para una persona en particular, ¿no?, entonces le emite unas señales que, en muchos casos, se manifiesta que sólo las ve la persona indicada, ¿no? La persona que le corresponde ese tesoro. Suelen ser señales luminosas, como que si algo estuviese ardiendo, se estuviese quemando algo. Y entonces, es decir, hay señales en un momento dado, aparecen con cierta frecuencia, pero no constante, ¿no? Con cierta frecuencia, pero no constante. Y la particularidad allí es que no las ven todo el mundo esas señales, sino que, sólo, sí, ciertas personas, aun estando en un grupo de personas.
18. Los tesoros son para quienes los tienen reservados
La guaca está muy asociada con el egoísmo y con la forma, la hora, el tiempo, que hay que buscar ese tesoro. Y entonces, hay unas horas, son unas determinadas personas. Y si, por ejemplo, por alguna razón se incluye una persona a la cual no debería ir, entonces se puede ceder... pero el tesoro se esfuma.
Entonces, finalmente, llegas y te encuentras, bueno, cualquier cosa que no sea el tesoro por el cual se hay ido. Y hay veces, hay casos, en los cuales se han extraído algunas piezas que se consideran no habérsele dado el tratamiento correspondiente en las personas que iban a sacar la gua ca... No estaban, no era todos los indicados... Entonces, una olla de barro le queda a la persona: los pedazos, y no más.
19. Las condiciones para encontrar un tesoro
Es cierto [que hay difuntos guardando la guaca]. Es decir, ahí hay todo un marco de espiritualidades. Por eso hay que hacerlo a determinadas horas de la noche, o del día, con ciertas personas, públicamente, y bajo ciertas... Puedes realizar ciertas oraciones. Son aspectos como, digamos, condicionamiento del ambiente, de las situaciones propicias para poder acceder al tesoro.
20. Las peleas y la pérdida de los tesoros
Hay algunos cuentos, hay algunos cuentos y pleitos, ¿no? Pleitos de cómo se generan algunas contradicciones, ya por la repartición desigual y, como digamos, en esos casos, en muchos de esos, el dinero finalmente no trasciende, ¿no? No sirve para nada...
Siempre hay comentarios asociados con eso, es decir, hay como ciertas, qué le diría yo, situaciones de liderazgo, podríamos decir, de alguien que es como la persona encargada de hacer la distribución. Pero, al hacer la distribución, en muchos casos, no hay como el consenso sobre la misma, y entonces eso hace que se creen algunas reacciones...
En el pasado, hace cualquier cantidad de años, pues me contaron que hubo situaciones de esas, ¿no?
21. La bruja retrasada
Recientemente, acá, en la región de Patía, comentaban de una bruja que la habían cogido de día, que la habían encontrado desnuda. Ellas durante la noche vuelan. En muchos casos se encuentran con otros brujos o brujas, y entonces, ésta le ocurrió la mala suerte de que el día le sorprendió antes de llegar a la casa. Entonces, estaba en un estado, correspondiente a su ejercicio, desnuda. La llevaron, la socorrieron.
22. El castigo del ladrón
Hay una anécdota que me contaba mi mamá, y es cómo un nieto de una determinada señora le tomaba inconsultamente algunos objetos de valor, o dinero, plata, y siempre se lo consultaba a los muchachos, y ninguno era, ninguno de ellos era.
Esa situación se fue prolongando en el tiempo, hasta que colmó de ira a la abuela. Entonces preguntó muy severamente que cuál de los muchachos era, cuál de los nietos, y ninguno.
Entonces me cuenta mi mamá que, determinado día, la mencionada abuela, la referida abuela, realizó una brujería para aquella persona que le había cogido unos objetos de valor, joyas, oro, qué se yo.
Entonces, al día siguiente, todos los jóvenes se acostumbra a que de madrugada van a buscar los peces, a revisar las trampas, bueno, los elementos de caza y de pesca. Entonces todos los muchachos se levantaron, menos uno. Pero el tiempo pasaba y pasaba, y la gente no caía en cuenta que tal persona no mandaba, no estaba. Entonces se llegó un momento dado que, cuando regresaron, regresaron todos menos él.
Entonces, ¿qué pasó? Por ejemplo, ¿qué pasó con Juan? Bueno, nadie le daba razón de Juan, que no se había levantado.
-¿Y por qué no se ha levantado Juan? ¿Qué ha pasado?
Entonces van a verlo y estaba, digamos, postrado, ¿no? Un poco encocado, y con una enfermedad terriblemente, que no podía moverse.
Entonces lo que se dice es que era él la persona quien le tomaba los objetos a la abuela, y entonces el embrujo que hizo la abuela cayó sobre en su propio nieto, y eso se constituyó todo un problema familiar, ¿no? Una situación difícil, y cosas que son difíciles de curar, ¿no? Él quedó así por mucho tiempo. Obviamente, le hicieron muchos remedios y todo eso, pero no se solucionó.
23. La aparición de la Virgen
Hace unos quince años, entre Rosas y el Porto, en una población sobre la carretera Panamericana, entre Popayán y Pasto, hay un lugar que se llama municipio de Rosas. Allí hay una virgen reciente, ¿no?, que la ha visto alguien, unos jóvenes o unos muchachos, le vio. Y luego miraron sobre la roca. Está entonces allí el lugar donde apareció la Virgen, y es un lugar de oración.
En el principio tuvieron alguna contradicción con la iglesia, porque el obispo de entonces no reconocía que fuese un milagro lo aparecido. Pero, la verdad, si es de que la inmensa mayoría de conductores se apena a colocar su vela, uno ve cómo el lugar va mejorando, ¿no? Físicamente, por la limosna, y la venta de velas.
24. Las mujeres protectoras contra el diablo
Las mujeres sí son buenas para proteger del diablo. Determinado señor siempre dormía al rincón, porque había adquirido algún compromiso con el diablo, y entonces el diablo iba a visitarlo y todo eso. Cuando encontraba que la mujer estaba primero, entonces no accedía a molestar al señor De manera que, ustedes, hasta al diablo asustan.
25. Los ladrones de órganos
En la década de los setenta se comentó algo... Estaba asociado con enfermedades que exigen la reposición de la sangre, ¿no? Entonces, una señora que era la esposa de mi tío, nosotros estábamos visitando en su casa con mis padres, entonces manifestaba que mi hermano menor no debería ausentarse de la casa sin saber, porque le podía ocurrir una situación de esas, y que luego encontraban los niños muertos.
26. Los fantasmas y la curación del espanto
Bueno, en los niños muy tiernos, entonces estaba, por ejemplo, el vómito, la fiebre, cosas de ese tipo. Entonces hay unas plantas, por ejemplo, ahorita me acuerdo, el iscansé del amarante. Son plantas que sirven, por ejemplo, para curar el espanto. Durante un determinado número de tomas, durante las mañanas o durante determinados días, se puede curar, se puede cerrar el espanto.
[El espanto se produce] ya sea por fantasmas, o bueno, o una impresión asociada a un fantasma.[Quien ve fantasmas, queda espantado]
27. El mal de ojo y el bautismo de socorro
[En] mi familia hay muchos. Los hubo mucho en el pasado. Entonces, mi padrino, primo hermano de mi mamá, era curandero. Entonces había la orientación en la casa de que yo me fuese, pues como ayudante de él, y aprendiera el arte de curar. Es cuestión de tradición familiar, ¿no?
Bueno, lo primero es un elemento fuerte culturalmente en nuestras comunidades. Es de que nuestra salud depende esencialmente del conocimiento de la medicina tradicional que tengamos. Entonces, en ese sentido, uno desde pequeño aprende a conocer ciertas plantas que sirven para curar ciertos males, ciertas enfermedades. Por ejemplo, yo alcancé a aprender a, me enseñaron a curar el ojo. Sí, el ojo, una persona que tenga mal de ojo.
A ver, me enseñó mi padrino, mi padrino. Entonces me indicó las plantas cómo se deben coger, sí, y bueno, cómo se deben combinar para dar la medicina.
Hay unas formas de medirlo, así como el espanto también. Hay unas formas de medirlo, para ver si lo tienes o no, y qué tanto tienes, ¿no?
El mal de ojo responde a una persona y, yo diría, yo, tiene algún tipo de energía que involuntariamente enferma a los niños de cierta edad. Se consideran que hay personas que no saben que producen el mal, y lo producen. Hay otras personas que saben que producen un mal, y, ya se entiende, que hay alguna intención.
El curandero, ya de mucha fama, sí lo hace, así como algunas personas, matronas que conocen mejor la cultura que uno, ¿no?, pueden [distinguir si alguien hace el mal de ojo intencionadamente o no]. No sólo pueden, sino que le dicen a uno:
-Cuide la niña, o cuide mi hija de tal persona. Si tal persona viene, no la dejen entrar, o no la dejen salir.
Por eso, la primera madrina del niño, cuando nace, es la partera. Generalmente es la partera, porque ella u otra persona se aprovechan para echarle un agua de socorro, llaman como especie de bautismo para prevenir que brujas y brujos lleguen a chuparse. [Y luego hacen el bautismo normal]
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NOTAS
(1) El informante fue Daniel Garcés Aragón, profesor y pedagogo, de 44 años, nacido en Timbiquí, en la región del Cauca, en Colombia, y entrevistado en Alcalá de Henares, el 2 de junio de 2000, en una encuesta realizada junto con Elisabet Magro y Mar Jiménez. Agradezco a Elisabet Magro la transcripción de la cinta de cassette donde quedaron grabados estos textos.
(2) Véase al respecto Fierre Saintyves, Las madres vírgenes y los embarazos milagrosos, trad. J. C. Bermejo Barrera (Madrid: AKAL, 1985)
(3) Traduzco de Wayland D. Hand, "Padepissers y Wekschissers: a Folk Medical Inquiry into the Cause of Styes". Se publicó en Folklore Studies in Honour of Herbert Halpert: a Festschrift (St. John's, Newfoundland: Memorial University, 1980) pp. 211223; reproducido en Magical Medicine: the Folkloric Component! of Medicine in the Folk Belief, Custom, and Ritual of the Peoples of Europe and America (Berkeley: University of California, 1980) pp. 261-269, p. 267.
(4) A. Elsa López Rodríguez, "La simbología en la medicina popular canaria", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares XLII (1987) pp. 117-139, p. 123.
(5) Alfonso X, el Sabio, Cantigas de Santa María, ed. W. Mettmann, 3 vols. (Madrid, Castalia: 1986-1989) núm. 117: "Como hua moller prometera que non lavrasse no sábado e per seu pecado lavrou, e foi logo tolleita das máos; e poren mandou-sse levar a Santa Maria de Chartes, e foi guarida".
(6) Véanse, por ejemplo, Oreste Plath, Geografía del mito y la leyenda chilenos (Santiago: Nascimento, 1973) p. 125; Michel Ferrer Clapos, Cuentos, creencias y tradiciones de Ibiza (Ibiza: [edición del autor], 1981) p. 73-74; Juan Garmendia Larrañaga, Mitos y leyendas de los vascos (Donostia: R & B, 1995) pp. 170-172; José Manuel Pedrosa, "El sol de los sábados, una superstición de lavanderas y un refrán", en Las dos sirenas y otros estudios de literatura tradicional: de la Edad Media al siglo XX (Madrid: Siglo XXI, 1995); José Manuel Pedrosa, "Una colección de leyendas de Armenia (Colombia)", Revista de Folklore 219 (1999) pp. 90-101; y sobre seres terroríficos que castigan la transgresión de estas reglas, Géza Rohéim, "Saint Agatha and the Tuesday Woman", Fire in the Dragón and Other Psychoanlytic Essays on Folklore, ed. A. Dundes (Princeton: University, 1992) pp. 45-57.
(7) Isabel Barahona, "Transcripción del trabajo de campo", en Literatura tradicional sin fronteras: el repertorio multicultural de Montreal. Recueilli dans le cadre du Séminaire "Littérature et Folklore", ed. José Manuel Pedrosa (Montreal: Université, 1997) pp. 23-65, p. 56.
(8) Véanse al respecto José María Diez Borque, "Conjuros, oraciones, ensalmos...: formas marginales de poesía oral en los Siglos de Oro", Bulletin Hispanique LXXXVII (1985) pp. 47-87. PP. 52 y 75; Teodoro Vidal, "Oraciones folklóricas de Puerto Rico", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares XXVII (1971) pp. 411-417, p. 415; Luis Arturo Domínguez, Documentos para el estudio del folklore literario de Venezuela (Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia: 1976) pp. 77 y 78; y Carlos Alberto Cruz Gómez, Herencia clásica: oraciones populares (La Habana: Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, 1990) p. 28.
(9) Véase, al respecto, Claude Lecouteux, Fantómes et revenants au Moyen Age (París, 1986); Carlo Ginzburg, Storia Notturna (Milán, 1989); Elisardo Becoña Iglesias, La Santa Compaña, el Urco y los muertos (La Coruña, 1980); Augustin Redondo, "La Mesnie Hellequin et la Estantigua: les traditions hispaniques de la Chasse Sauvage et leur résurgence dans le Don Quichotte", Traditions populaires et diffusion de la culture en Espagne (XVIe-XVIle 5.) (Burdeos, 1982); A. Suárez, La procesión de la Fluestia (Gijón, 1991); Régis Boyer, La mort chez les Anciens Scandinaves (París, 1994); Le Mythe de la Chasse Sauvage dans l'Europe Médiévale, ed. P. Walter (París, 1997); y Carmelo Lisón Tolosana, La Santa Compaña: Fantasías reales. Realidades fantásticas (Madrid, 1998).
(10) Sobre la presencia de estos espíritus de pies extraños o anómalamente calzados en las mitologías y literaturas europeas y española, véase principalmente Gian Luigi Beccaria, "II diavolo zoppo", I nomi del mondo: santi, demoni, tolleti e le parole perdure (Turín: Giulio Einaudi, 1995) pp. 121-130; François Delpech, "Camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento".
Monosandalisme et magie d'amour", Enfers et Damnations dans le monde hispaníque et hispano-américain (Actes du Colloque International), eds. J. P. Duvids y A. Molinié-Bertrand (París: P.U.F., 1996) pp. 175-191; Julio Caro Baroja, "Sobre el diablo cojuelo", Miscelánea histórica y etnográfica, eds. A. Carreira y Carmen Ortiz (Madrid: CSIC, 1998) pp. 527-532; Luis Vélez de Guevara, El Diablo Cojuelo, ed. Ramón Valdés, Estudio Preliminar Blanca Periñán (Barcelona: Crítica, 1999); Jakob y Wilheim Grimm, La mujer del musgo y otras leyendas alemanas, eds. Belén Almeida y José Manuel Pedrosa (Oiartzun: Sendoa, 2000) p. 39; Alexandr Nikoláievich Afanásiev, El pájaro de fuego y otros cuentos populares rusos, eds. Eugenia Boulatova, Elisa de Beaumont Alcalde y José Manuel Pedrosa (Oiartzun: Sendoa, 2000) p. 34; y José Manuel Pedrosa, "El Diablo Cojuelo en América y África: de las mitologías nativas a Rubén Darío, Nicolás Guillen y Miguel Littin", Rivista di Filología e Letterature Ispaniche, en prensa.
(11) Véase al respecto mi libro Yavé, Edipo, Lear y Kafka: el mito del pecado original y de los hijos malditos, en prensa.
(12) Véanse al respecto mis artículos "¿Existe el hipercuento?: Chaucer, una leyenda andaluza y la historia de El tesoro fatal (AT 763)", Revista de Poética Medieval II (1998) pp. 195-223; y "Más reescrituras del cuento de El tesoro fatal (AT 763): del Orto do Esposo, Vicente Ferrer y Hans Sachs a Eca de Queiroz, William Faulkner y Max Aub", Revista de Poética Medieval, en prensa.