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Revista de Folklore número

026



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ANTOLINA, FLOR DE LINA

GARRIDO PALACIOS, Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 26 - sumario >



La Garganta, a tantos del tanto...

Leña de roble o castaño.

-Aguanta más la de roble. .

Gracias a la lumbre.

-Por Pascua se matan cabritos. Todas las familias se van a comer al campo. Y después al baile a la plaza.

-Las más viejas ya no vamos. Se canta:

Antolina, flor de lina,
dame un alfiler de plata
para sacarme la espina
que el corazón me traspasa.

La carta del melitar
y el pañuelo de merina
y un viento que la llevó,
caramba con Antolina.

Antolina está cosiendo
a la sombra de un ciruelo
ya su madre le decía
ya tenemos compañero.

Bartolillo, barre, barre.
Madre, no quiero barrer,
tengo los calzones rotos
y la chicha se me ve.

-Antolina fue una muchacha de éste o de otro pueblo, que tuvo una historia y le sacaron el cantar. Ya usted sabe cómo es la gente.

-Las mujeres somos la piedra del tropiezo.

María Antonia, María Antonia,
tú no sabes lo que has hecho,
olvidar a un primo hermano
por querer a un forastero.

María Antonia, María Antonia,
no vayas al Castañar
porque te ha dicho Florencio
que el mulo te va a tirar.

Si los bancos del paseo
tuvieran conocimiento,
te dirían, María Antonia,
lo que los dos hemos hecho.

María Antonia, María Antonia,
no puedes ir a la huerta,
que la ha vendido José
por mil quinientas pesetas.

(Estribillo)

Le metió el pirulín,
le metió el pirulán,
se la volvió a meter ,
se la volvió a sacar.

María Antonia, María Antonia,
cómo pudiste hacer eso,
por haber perdío las cabras
ya no puedes hacer ueso.

Pienso que fuera debe hacer frío. Atizo la candela. Cojo con las tenazas una piña vacía y la pongo a arder.

Vitorilla, Vitorilla,
no te arrimes al caldero,
arrímate a don Emilio
que es el amo del dinero.

No llore usted, tía,
no llore usted, no,
que la Vitorilla
de moza parió.

(Al estribillo)

De moza parió
de esta manera,
así nos lo cuentan
los del arrabal,
los del camarín.

Cochina, marrana,
dónde fue a parir.

-Se te ha escapao una.

-¿ Cuál ?

La carta del melitar
y el pañuelo de merina
que en la puerta la posá
venden pollos y gallinas.

-Que luego equivocas al muchacho.

Pasa un camión lejano. Chapoteo de agua. Echan una tabla, crepita y sube la llama.

-Es mejor la de roble.

-Si es para animarla un poco, que parece que le cuesta.

Toso.

-Todo esto se canta cuando se va a la Fuente Nueva para hacer el Calderillo. Mire usted, durante la mañana se compran chivos, se trocean y luego se cocinan allí, que está como a un kilómetro del pueblo. Todo forastero que pasa se tiene que parar a probar el vino y una tajada de carne. y es allí donde se cantan. Está el tamborilero, en fin...

-Pero las viejas ya no vamos.

-Ahora que me acuerdo, tú te comiste antes una letra. ¿Qué va a decir este hombre?. Es en la de María Antonia. Tienes que acabar:

Tanto que sabes coser,
tanto que sabes bordar ,
me has hecho unos pantalones
con la bragueta pa trás.

-A ti se te olvidó otra antes. Así que...

-llover, lo que se dice llover, hace unos años, cuando la Virgen del Castañar.

-Cuéntaselo, que él lo apunta.

-El Santuario está en Béjar y hay que ir por muy malos caminos. Se va en caballo principalmente. Está muy lejos -dirigiéndose a la otra señora-, ¿serán diez kilómetros?

-Diez o doce.

-Bueno, doce. Y los que tienen promesa van a pie. Y ese año que le digo llovió... en fin, se oye misa, se pasa el día en el campo y al regreso se hace una parada en El Collado para merendar. Yo he ido descalza en mi juventud.

-¿Descalza?

-Quiero decir a pie. y el Ayuntamiento regala el vino de la merienda a todas las cuadrillas. Se canta:

Vengo de la romería
de la Virgen del Collado
de lucir mi saya nueva
y el pañuelo colorado.

Y aquel tunante
me perseguía
peñas abajo, ..peñas arriba.

Para ir a la romería
de la Virgen del Collado
se necesita
montar en un buen caballo,
nosotros no lo tenemos,
nos vamos a Benajarro.

Peñas arriba, peñas abajo.
En la Molinera
echaremos un trago.

-Cántale al muchacho los Pajaritos.

-Pero antes se lo voy a explicar. Esto se hace por San Antonio, que cae en febrero, y son tres días de fiesta. Aquí hay una Cofradía que se encarga de organizarlo todo. La gente le entrega productos del campo, que luego se subastan y así hay para más.

-La canción, cántale la canción.

-Cántase.la tú.

-No, yo no la sé.

Divino Antonio, precioso,
suplícale al Dios inmenso
que. por su gracia Divina
alumbre mi entendimiento,
para que. mi lengua
refiera el milagro
que en el huerto obraste
a la edad de ocho años.

Desde niño fue criado
en santo temor de Dios,
de su padre fue querido
y del mundo admiración
fue caritativo
y perseguidor
de toda injusticia
con mucho rigor.

Por la mañana un domingo
como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa,
cosa que nunca olvidaba.

Y le dijo: Antonio,
ven acá, hijo amado,
escucha que tengo
que darte un recado.

Mientras tu padre va a misa,
buen cuidado has de tener,
mira que los pajaritos
no lo echen a perder .

Entran en el huerto,
pican el sembrado,
por eso te encargo
que tengas cuidado.

Le vino un golpe de tos fortísimo. La otra señora le acercó un vaso de agua y estuvo dándole achuchones en la espalda.

-Si es que tú ya no puedes con tanta copla.

Me sueno la nariz. Paso la hoja.

-Si yo estuviera buena, que tengo un resfriado...le contaba a usted el romance del militar que murió en la guerra y la novia se muere joven esperándolo.

-Antes, mire, cuando se casaban, las bodas podían durar una semana, y se ponía el tálamo en medio de la plaza y allí iban los novios y los amigos, y todo el que quería hacía una ofrenda. Daban centeno, trigo y los novios les convidaban con carapachuos, que eran castañas secas cocidas que preparaba el padrino. Y después se hacía el baile de la perra. El que quería bailar con ella, daba una perra, y así. Y se mataba un choto y eran los amigos del novio los que traían la leña, ponían la mesa y lo organizaban todo. Pero antes se hacía un pasacalle con los novios, los invitados, el tamborilero, los padrinos, y se bailaba aquí o allá.

Se levanta a echar más leña.

-A ver la que echas, que no haga humo.

-De modo que, ¿qué le parece a usted todo esto?

Después se queda como meditando:

-Era muy bonito.




ANTOLINA, FLOR DE LINA

GARRIDO PALACIOS, Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 26.

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