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Revista de Folklore número

231



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MITOS Y LEYENDAS TERRORIFICOS: DEL MUNDO RURAL A LA TRADICION URBANA

VILLAVERDE EMBID, María del Pilar

Publicado en el año 2000 en la Revista de Folklore número 231 - sumario >



En el presente estudio hemos querido reunir toda una serie de mitos y de leyendas que desde los orígenes del hombre han atormentado y preocupado a gran número de personas.

El material que vamos a manejar en este análisis ha sido dividido en secciones, para así poder analizar con mayor detenimiento los distintos fenómenos a tratar.

Haremos un breve recorrido por el "terror" a través del comentario de diversas leyendas referidas respectivamente a las almas en pena, a los duendes, a los espíritus y fantasmas y finalmente a las leyendas urbanas, que intentaremos poner en relación con el resto de manifestaciones.

Los informantes entrevistados para el presente artículo son de procedencia geográfica muy variada. En su gran mayoría las leyendas se han documentado en zonas rurales y los entrevistados han sido personas de mediana edad y ancianos.

Mención aparte merecen las leyendas e historias recogidas para tratar el tema de los espíritus y de las leyendas urbanas. Para estos temas el grueso de la información ha sido recogido en el Instituto de Enseñanza Secundaria Arcipreste de Hita de la localidad de Azuqueca (Guadalajara), teniendo los alumnos entrevistados edades comprendidas entre los catorce y los dieciséis años.

ALMAS EN PENA

Gran número de leyendas nos narran historias acerca de difuntos que se aparecen. Normalmente lo hacen de noche, en sitios solitarios, o en determinadas fechas. Los espíritus de estos difuntos se manifiestan adoptando diferentes formas y sonidos, tales como una luz resplandeciente, una sombra, la figura del difunto, ruidos, lamentos, etc.

Cuando una persona muere y deja a alguien ofendido, su alma vuelve del otro mundo a dar "avisos" por medio de ruidos, voces y otras manifestaciones, hasta que la persona ofendida le perdona de todo corazón o dedica rezos y misas en bien de aquella alma en pena.

En sus apariciones las almas pueden pedir o necesitar distintas cosas: sepultura, que les quiten la cruz o el hábito con que fueron amortajados y que les impide que los demonios lleven su alma al infierno...

En estas situaciones, el familiar, acompañado del alma del difunto, debe ir a cumplir lo que esa alma solicita, normalmente hacer funerales pendientes o realizar alguna otra buena obra.

En otros casos, las almas en pena tan sólo tienen algo que comunicar a sus familiares: alguna noticia que en el pasado no dieron a conocer, o algún aviso importante de tragedias que han visto les van a suceder a los mortales...

Normalmente, el medio más eficaz y usado en la ayuda de estos seres atormentados, que piden auxilio, es la Santa Misa y el rezo de oraciones, así como la señal de la cruz ante su aparición.

Tras esta breve introducción al tema de las almas en pena, pasaremos a analizar alguna de las leyendas recogidas en la presente investigación.

Don Salvador Embid, de 88 años de edad, natural de Huertapelayo, provincia de Guadalajara nos contaba una historia que ocurrió en su pueblo al tío Navo:

1. El hombre miedoso y la zarza, más las misas del ánima en pena

El tío Navo era un pastor de allí, de Huertapelayo, y salía al campo a sus ovejas, y en el camino se le aparecía ella, su mujer, que había muerto hacía un tiempo atrás. En su casa oía ruidos tremendos de muebles, de cosas que se caían, que se rompían, de piedras que se caían del tejado, unos escándalos tremendos, y el hombre estaba asustado, pues salía al campo y la mujer se le agarraba a las piernas y no le dejaba andar, y una vez se enganchó en una zarza y no podía andar, hasta que amaneció y vio que era una zarza y dijo: "No tengo miedo a nadie". Cogió la navaja y cortó la zarza que le estaba teniendo. El misterio de lo otro es que decía que en su casa caían piedras escaleras abajo desde la cámara y el hombre vivía en susto permanente y cuando amanecía y se iba a las ovejas, en el camino, se le agarraba ella a las piernas y no le dejaba andar. Entonces, él vivía en un susto tremendo hasta que un día le dijo: "- ¿Quieres decirme qué es lo que quieres? ¿por qué me estás tal?". "- Sencillamente porque me tienes toda la noche de ánimas, que me habías ofrecido una misa y no me la has hecho". Hizo la misa y desapareció el alma (1).

La primera parte de esta historia es un paralelo del cuento popularísimo de la comarca del Ripollés recogido por Román Violant I Simorra en su libro El Pirineo Español.

Erase una vez un sastre, que al regresar de trabajar de un pueblo, por la noche, se encontró con que, de súbito, le tiraban del vestido, aterrorizado, pues tenía la certeza de que eran las almas en pena que lo retenían, pidió clemencia a los muertos para que le dejaran seguir adelante, sin embargo, no lo soltaron. Pasó la noche suplicando en vano a las almas en pena, hasta que al llegar el alba, se dio cuenta de que una zarza del camino se le había enganchado a la capa. Sacó las tijeras y cortó la zarza, al propio tiempo que decía, en tono bravucón: "lo mismo hubiera hecho si fueras un fantasma" (2).

En las dos historias las almas en pena se agarran al cuerpo del hombre o tiran de su vestimenta impidiéndole avanzar. Los dos hombres sospechan que son las almas en pena las que producen tal efecto, sin embargo, en los dos casos, descubren que son unas zarzas las que les impiden avanzar y cortándolas sin miedo exclaman: "lo mismo hubiera hecho si fueras un fantasma" / "No tengo miedo a nadie".

En estas dos leyendas al igual que en otras muchas, como la recogida en La punta del Arco Iris, titulada "El ánima en Pena (Priego, Córdoba)", el hombre se encuentra con el alma en pena fuera de la casa y ésta le quiere llevar. En Huertapelayo, el tío Navo había prometido una misa al alma de su difunta esposa y no se la había hecho; el ánima en pena de Priego había realizado una promesa en vida y no la había cumplido, necesitando ahora que alguien la cumpla por ella. En cualquier caso una vez realizado lo solicitado por el alma, ésta puede descansar y desaparece.

Las ánimas era una cosa que está en todos los pueblos. Las almas en pena, las ánimas, se decía que si salías y te encontrabas con un alma en pena, que te podía llevar. Otras veces, que le podías preguntar que si era un alma en pena, o qué era lo que quería, por si había dejado alguna promesa sin cumplir. Venía a que se la cumpliera algún familiar o amigo, y cumplía su promesa para ir a descansar...

Mi tía, una tía segunda que ya se murió. Esa decía que sí, que había visto un ánima en pena, y que se la había presentado varias noches. Ella preguntaba que, si era un ánima en pena o un espíritu, que dijese lo que quería, lo que le pasaba. Porque decían que lo mismo era un alma en pena que había muerto porque había hecho alguna promesa y había muerto antes de cumplirla. Entonces el alma estaba penando toda la vida hasta haber cumplido la promesa. Ya decía lo que quería, e iba la otra persona, lo cumplía y el alma ya descansaba.

El ánima le dijo que fuera a San Francisco, a una iglesia donde estaba la imagen más popular de la ciudad. Allí, delante de unos altares que escuchara misa y rezara no sé cuántos padrenuestros. Y ya se dejó de tener la pesadilla, o de verla todos los días o de acordarse de ella (3).

Otra de las propiedades atribuidas a las almas en pena, como de muebles, de cosas que se caían, que se rompían, que señalábamos más arriba, era su capacidad de manifestarse a través de luces, humo, ruidos, sonidos... Siempre por la noche, y en la casa donde antes habían vivido. El tío Navo vivía atormentado por los ruidos que cada noche soportaba en su casa: "en casa oía ruidos tremendos, piedras que se caían del tejado, unos escándalos tremendos".

Vemos pues, cómo las almas para conseguir lo que necesitan, asustan a las personas a las que solicitan su ayuda, tal vez, porque de otra forma teman que no vayan a ser atendidas. Todas estas características las podemos contemplar también en "El ánima en pena de S. Carlos del Valle (Ciudad Real)", recogida también en La punta del Arco Iris. El alma en pena aquí, regresa para hacer que se le cumpla la promesa que se le había hecho.

Cuando la guerra, había allí una familia muy humilde, y tenía siete hijos. Entonces, uno de ellos se tuvo que marchar a la guerra. Y la madre, la pobrecilla, ofreció:

- ¡Ay, si mi hijo viene con vida, prometo a las almas del purgatorio ponerles una arroba de aceite en lamparillas!

Bueno, pues resulta que, mientras la guerra, la madre muere. Y el hijo vuelve sano y salvo. Entonces, el padre le recuerda que han pasado muchos años:

- ¡Ay, hijo, tenías que cumplir la promesa que hizo tu madre, no sea que la pobre esté penando!

- ¡Anda, anda! Déjate de tonterías.

- Bueno, ¡si eso era una promesa de madre! ¡Qué vamos a cumplir! Eso son tonterías.

Total, que uno se fue a Barcelona, otro se fue a Valencia, otro... Desaparecieron todos del pueblo, y nadie se acordó. Pero sí, al que le hizo la promesa, llegó un momento, que estaba en Barcelona, pasó a su dormitorio, y vio la habitación llena de humo. Entonces se asustó. Y dijo a su mujer:

- Oye, mira, que la habitación...

Pasó ella y dice:

- Oye, que aquí no hay nada.

Y volvió él a pasar:

- Que yo no puedo pasar aquí, que yo me ahogo, que esto está lleno de humo.

Y se acordó de la promesa de su madre, ¿sabes? Entonces salió corriendo y se fue al pueblo. Reúne a los hermanos:

- Mirar, que ha pasado esto.

- ¡Ay, la promesa de madre, la promesa de madre! Vamos a cumplirla.

Cogen un cuadro de las ánimas, que lo tenían ellos, ponen el cuadro, ponen una palangana, y dicen:

- Vamos a poner de vez en cuando, cada uno, dos litros de aceite. Sin apagarse la lamparilla. Vamos a meter dos litros cada uno.

Eran seis o siete hijos. Entonces, así lo hacen. Ponen la lamparilla, se van, al rato vuelven. Ha desaparecido el aceite. Y decían:

- ¡Pero bueno! Y la lamparilla ¿cómo consume tanto aceite? Pues resulta que vuelven a llenar la palangana. Hasta que la arroba de aceite no se consumió, creo que fue en veinticuatro horas. Oye, me lo contó una hija, está casada con un primo mió. Dice que parece mentira, pero que el aceite volaba (4).

2. El rezo a las almas del purgatorio

Normalmente lo que con más frecuencia solicitan las almas del purgatorio o ánimas son oraciones. Dicen que si una noche rezas a las almas del purgatorio, el resto de noches de tu vida tendrás que seguir rezándoles o de lo contrario no te dejarán descansar. Así nos lo dijo Sergio, contándonos una historia que le ocurrió a su tía abuela.

Mi tiabuela era muy beata, vivía en Sevilla, tenía su cuarto lleno de estampitas de santos. Todas las noches rezaba a las ánimas del purgatorio. Una noche venía muy cansada y se durmió y por la noche sintió que se le caía algo encima, en principio creyó que era un terremoto. Se levantó, salió a la calle, pero en la calle no había nadie, ni pasaba nada. Se volvió a la cama y al cabo de un rato se comenzó a mover la cama y a pasar de todo. Entonces se levantó y se dio cuenta de que esa noche se le había olvidado rezar a las almas del purgatorio, que tengas cuidado, porque siempre te piden tu oración, porque una oración es algo menos de tiempo que tienen que estar en el purgatorio, entonces no cesan de insistir hasta que se las reza (5).

3. La fiesta de las calabazas en el Día de Todos los Santos

Para terminar tan sólo recogeremos como nota común a las historias recogidas sobre almas en pena, su tendencia a manifestarse de noche y en la casa donde antiguamente vivieron. Esta idea de que las almas vuelven al lugar donde vivieron por la noche, está recogida en muchos pueblos de España, en Huertapelayo, Guadalajara, nos comenta Pedro, un oriundo del pueblo, cómo existía la creencia de que en la noche de ánimas éstas regresan al lugar donde vivieron.

En el pueblo lo que se hacía era una hoguera. Allí, mientras unos estaban cuidando la hoguera, otros estaban tocando las campanas toda la noche, porque existe la creencia de que las ánimas vuelven al lugar donde residieron, las casas. Entonces, imagínate nosotros éramos pequeños, pues, era horrible, porque te ibas a dormir y sabías que en la casa había vivido mucha gente y a algunos los habías visto morir. Era la noche de los santos a las ánimas, como el pueblo estaba a oscuras cogían las calabazas, las vaciaban, les ponían velas, y les hacían ojos. Salir y encontrarte eso, fíjate tú el susto que te pegabas, porque, aunque ya lo sabías, no había quien evitase el miedo (6).

Las almas vuelven a sus casas en la noche de los santos a las ánimas, van buscándolas. Para que no entren, en muchos pueblos sacaban a la puerta una calabaza vacía con ojos y boca y una vela en su interior (al igual que hoy se sigue haciendo en Norteamérica en la celebración de Halloween).

En otros sitios para impedir que las ánimas entrasen en las casas tapaban con gachas las cerraduras.

La noche de los Difuntos, la noche de Todos los Santos, del día 1 al día 2 de noviembre, cogen gachas; unos se levantan, otros son amigos, antes había hermandades, e iban tapando todas las cerraduras con gachas, pa que no entren por las cerraduras las ánimas de noche. Las ánimas en pena, que esa noche están buscando, pues para que no entren en todas las casas. Se hace en toda la zona de Priego, en Las Hileras, en Las Lagunillas... (7).

LOS DUENDES

Al igual que las almas en pena, por las noches en gran número de ocasiones, y en las casas, se aparecen pequeños seres de figura humana que cometen fechorías, revuelven la ropa, recorren y cambian de lugar los muebles, dan gritos, asustan a las amas de casa...

Tradicionalmente a estos seres fantásticos, estrechamente ligados con el hogar y la vida familiar, se les ha llamado duendes.

Hay quien ha identificado a estos duendes con demonios y sitúan su origen en los ángeles rebeldes del cielo, que expulsados de allí por Dios, cayeron en la tierra o en el agua.

Teólogos como Del Río y Torreblanca creían que éstos eran demonios inferiores en el sentido cristiano de la palabra demonio, el pueblo conserva mejor la noción pagana de espíritus, númenes o como se les quiera llamar, sin aire demasiado diabólico en ciertos casos.

En Andalucía, en algunas historias, el duende llegará a relacionarse con las almas en pena. Relación documentada por el historiador de Córdoba, D. Teodomiro Ramírez de Arellano y también por Lope en la jornada segunda de Dineros son calidad, donde vemos cómo en la imaginación del pueblo sí entran a veces en relación los duendes con las almas en pena.

MACARRÓN:

Será algún duende o será
Alguna doncella en pena,
que es lo mismo (8).

La creencia en los duendes será algo arraigado a nuestro folklore tradicional. Muchos cuentos y romances anónimos de poetas poco conocidos se publicaron sobre duendes durante los siglos XVI y XVII y grandes autores españoles como Lope, Cervantes o Calderón dedicaron páginas de su literatura a tales personajes.

En el siglo XVIII el Padre Feijóo intentó combatir las supersticiones del pueblo aplicando la razón. Achacó la existencia de duendes a estados meramente psicopatológicos o anormales. Anteriormente en El Ente dilucidado de Fuentelapeña, escrito en la segunda mitad del s. XVII se había probado con argumentos teológicos que los duendes no podían ser ni espíritus benignos a modo de ángeles ni espíritus malignos como los demonios o las almas condenadas.

No obstante los duendes han sido un fenómeno muy estudiado en España, llegándose a conclusiones como la siguiente recogida de "Los duendes en la literatura clásica española" de Caro Baroja: Con el nombre de duendes y trasgos se conocen en España unos espíritus que con el tiempo han ido sufriendo modificaciones en las distintas regiones.

El trasgu del norte, asturiano y montañés, parece corresponder mejor que ninguno otro a un viejo espíritu casero del tipo de los que existen en el Centro y Norte de Europa: hombrecillo negro, pequeño, de ojos vivos y brillantes, de sonrisa maliciosa y aire burlón. Sus acciones más características son: romper cacharros, esconder objetos, revolver la ropa, derribar muebles, alborotar a los animales domésticos... Pero si alguien le agrada, limpia la batería de cocina, ordena los cacharros, va por agua, enciende la lumbre...

El duende clásico en la literatura, con sus hábitos y su espíritu inquieto y malicioso, pero poco dañino, puede ser un producto posterior.

Una informante de Filipinas nos cuenta cómo en Manila, en casa de su abuela, en más de una ocasión fueron vistos los duendes: Mi madre, cuando tenía 16 años, tenía una casa en Filipinas, se mudaron porque eran muchos y porque unos tíos de mi madre eran unos borrachos, y mi abuela por no dejarlos solos los acogió. Encontraron una casa que la vendía un actor, decían que el actor se había ido porque estaba loco, veía cosas en su casa. Mis abuelos dijeron que eso eran tonterías de la vida y la compraron.

Estuvieron dos años y vieron que la casa estaba muy mal y la renovaron toda por fuera y por dentro. La pintaron, quitaron balcones, las entradas cambiaron, y eso.

Entonces, a raíz de eso, todas las noches, cuando estaban viendo la tele en el salón, todos juntos, a las doce, cuando sonaba el reloj de cuco, llamaban al timbre y nada. Pues normal, baja mi abuelo ya a abrir la puerta, y ve que no había nadie. Al día siguiente igual. Bueno, tres veces y no había nadie. Una semana ya, y mi abuelo estaba mirando por la mirilla para ver si había alguien, y enciende la luz y aquí le pillo y le pego un guantazo. Entonces, mi abuelo se quedó mirando y dio las doce y sonó el timbre, y todos:

- ¡Abre, abre!;

- Es que no hay nadie.

Y dijo mi abuelo que se movió solo el timbre.

Mi abuela tenía criadas en casa y entonces una estaba colgando la ropa y estaba cantando y cuando fue a coger una prenda se encontró un duende, pero no un duende de estos buenos, sino que tenía una cara de mala leche, ahí todo guarro. Y llamó pues a mi abuela y nada el duende gritando "nana, nana», porque "nana» allí es «mamá».

Entonces la criada se lo contó a mi abuela y le dijo tómate unas vacaciones, que porque falte una no va a pasar nada. Entonces pasaron días y otra criada pues igual. Estaba en la cocina, haciendo la comida, y se apareció una fila así de duendes, la tía histérica gritando, tiró todo y dijo, bueno esto ya es muy extraño.

Llamaron otra vez a los curanderos, y a ver qué dicen, bendijeron la casa y tal...

Entonces mi madre tenía unos tíos que eran borrachos. Todas las mañanas, cuando iba mi abuela a hacer la cama, se encontraba toda la cama llena de agua, muy mojada:

- ¡Bueno, estos no se han meado, porque no se van a mear en toda la cama! Entonces echó la bronca a un tío de mi madre y dijo mi tío:

- Pues bueno, pues esta noche no voy a beber y a ver lo que pasa, quién me moja.

Y dice que vio pues algo que le echó agua, y es que estaban tan borrachos y no se lavaban que olían mal. Entonces ya decidieron irse de esa casa. Pero en la casa vive todavía un tío de mi madre que sigue vivo, y dice que oye cosas, pero le da igual.

En la casa, cuando faltaron las criadas (se despidieron todas por locas), mis tías tenían que hacer las cosas en la casa, y mi abuela les hacía la comida. Un día, estaba partiendo algo, carne o algo así con un cuchillo grande, y entonces pues tiró los restos a la basura, y dejó el cuchillo allí y se marchó. Al volver no estaba, y pasó el tiempo, y un día que estaba lloviendo salió fuera para quitar la ropa, y al agacharse, para quitar unas zapatillas que estaban allí, se le hincó entre las piernas el cuchillo con los restos de la comida (9).

Esta leyenda presenta paralelos con una de San Carlos del Valle (Ciudad Real). Las fechorías de los duendes hacen imposible la vida a quienes en la casa habitan, causan efectos de histerismo a quien lo contempla o a quien sufre sus travesuras. Se sienten en casas donde se oyen ruidos extraños y acaecen fenómenos paranormales. Como posible solución ante el problema, se recurre a curas o a curanderos para que bendigan la casa, pero los fenómenos y apariciones siguen ocurriendo a lo largo del paso de los años, incluso con habitantes distintos en las casas.

En San Carlos del Valle había una casa que estaba invadida de duendes. No sé si eran duendes, o eran fantasmas, o yo qué sé. El caso es que esa familia no podía vivir en paz, ¿sabes? Se acostaban por la noche, se metían en la cama a dormir, y a la mañana siguiente amanecían todos los muebles en la calle. Llegaba la hora de la comida. Se ponían a comer. Antiguamente sabes que no se comía en plato. Era o bien en la sartén o bien en la cazuela donde todos metían el pico. De golpe y porrazo, que la comida, abajo. Y nadie veía nada ni pasaba nada. Tendían la ropa, y al momento iban: toda la ropa rasgada. Todo, todo, todo, rajao. Y así. Oye, de hecho, la chica, la hija, que no podía vivir ya en aquella situación, iba al cura a pedirle que fuera a bendecir la casa, a rociarlo todo de agua bendita. Y que los duendes no se iban. Y la chica cogió una depresión, es decir, se puso ya de nervios tan mal, que murió a consecuencia de que no podía vivir en la casa. Esto hará ochenta o noventa años. A mí me lo contaban.

La misma informante, tras haber recogido más información sobre lo acaecido en su pueblo, unas semanas más tarde dio una nueva versión de la leyenda:

Era una señora de clase media. Y tenía una hija, y vivía con ellos. Eran labradores, tenían muchos aperos de labranza. Y tenían una sirvienta. Pero la sirvienta se ve que no se llevaba bien, que les hacía unas faenas muy malas. Mientras ellos dormían sacaba los muebles al patio, ¿sabes? Y claro, ellos se levantaban:

- ¿Qué pasa aquí? ¿Pues qué pasa?

Y entonces ella empezó con los duendes:

- Que mire usted, señora, que es que yo oigo unas cosas muy raras. Voy a tender la ropa -en los corrales aquellos que había-, y cuando llego está rajada.

Y era ella. Llegaba a comer, ¡Qué haría para mover la comida! Total que fue un misterio tremendo. Hasta que se descubrió que era ella la que hacía todo esto. La hija se puso muy enferma, muy enferma, se casó y al poco tiempo murió. Pero esta gente murió, los padres por lo menos, murieron amargados, porque era un no vivir, no poder vivir en la casa. Todo se movía, todo se cambiaba, todo iba de un lado a otro. La dueña me parece que se llamaba, por mote familiar, los Zocatos. Y lo atribuían a los duendes. Además, hubo un miedo en el pueblo tremendo. Sí, sí que había duendes en aquella casa. Ella hizo que todo el pueblo creyera que había duendes. La casa ya no existe, estaba justo enfrente de la casa de mi abuela (10).

Como vemos, en "Los duendes fingidos" la casa en la actualidad no existe y se afirma que todo fue una invención de la criada, sin embargo en los testimonios recogidos en Filipinas se nos dice que la casa todavía existe, que es habitada por los tíos de nuestra informante, y que allí siguen oyéndose cosas extrañas. Sería curioso notar aquí cómo en ambos testimonios son las criadas de la casa, las encargadas de llevar el hogar, las que afirman ver a los duendes, mientras que por el contrario los dueños de la casa, principalmente la ama, son los que sufren las fechorías de los mismos.

Si nos remontamos a uno de los cuentos más famosos que sobre duendes se han escrito, aparecido en un pliego de cordel, que Gallardo extracta y describe, y glosado por Francisco de la Cruz, podemos observar ciertos paralelismos con los fenómenos descritos por nuestra informante en Filipinas.

Eran los tiempos en que la Corte se trasladó, y el cuento se aplicó al caso. Había un hidalgo en cuya casa vivía un duende que, volviéndose agresivo, sin duda, atacó primero al secretario, el cual, espantado, contó lo ocurrido a su amo y compañeros. Estos se burlaron de él, mas a la noche pagaron su atrevimiento:

A las once de la noche
Dio un crujido el aposento;
Entonces con el ruido
Todos vinieron al suelo C
omo en la resurrección,
Que cayeron medio muertos.
Volviendo en sí, levantaron
Poco a poco los pescuezos...
Atentamente miraron
Y vieron venir a trechos
Una procesión de duendes
Con ristras de ajos al cuello [...]
Todos en grande silencio [...]
Anduvieron por la sala
Con un cerco y otro cerco...
En esto la procesión dio fin
para dar con ellos (11).

Sucesivamente el duende principal fue vapuleando a todos, hasta llegar al hidalgo. Como el magullamiento nocturno no paró en las noches siguientes, para librarse del duende decidió éste abandonar la mansión, lo cual tampoco sería solución, ya que el duende se mudaría también con él.

En el cuento vemos cómo el duende no es simplemente un duende travieso, como sería el caso de "los duendes fingidos", sino que, en un momento dado, los duendes pueden volverse agresivos y atacar a la gente que vive en la casa. En Filipinas vimos cómo el duende atacó al ama cuando, al ir a tender la ropa al patio, le lanzó un cuchillo entre las piernas.

Otro fenómeno que se documenta en el cuento es la aparición de duendes formando hileras o procesiones. Es curioso ver cómo Raquel, nuestra informante filipina, afirma que las criadas de la casa de su abuela vieron en la cocina una hilera de duendes.

ESPIRITUS Y FANTASMAS

Sobre espíritus y fantasmas son innumerables la cantidad de testimonios que se pueden recoger en casi todos los pueblos o ciudades, y principalmente entre la gente joven, quien, tal vez motivada por el misterio que estas historias generan, se interesan en conocer todo tipo de historias relacionadas con espíritus que luego utilizarán en sus veladas terroríficas.

Gran parte de los testimonios recogidos presentan a espíritus de difuntos que vuelven al lugar donde han vivido, bien para vengarse de quien les quitó la vida, bien para dar avisos a sus familiares más cercanos sobre tragedias que les pueden acaecer, o simplemente para comunicarles algo que en vida les ocurrió y no pudieron transmitir.

Los informantes aseguran que a estos espíritus se les puede escuchar, incluso hablar con ellos, y que en algunos casos, se hacen visibles. Cuando el espíritu da un anuncio, éste se cumple.

Había una mujer que tenía un hijo muy joven que se suicidó. Después de morir comenzaron a suceder cosas muy extrañas en la casa, se oían ruidos extraños, se movían muebles, se encendían y apagaban luces. Y un reloj, muy antiguo, que había en la casa y que no funcionaba desde hacía tiempo, empezó a funcionar de repente. La madre llamó a una especie de bruja para que hiciese conjuros y averiguase qué pasaba en la casa. La mujer ¡e dijo que allí estaba viviendo el espíritu de su hijo, y que éste le quería comunicar algo y era que el hijo había tenido un bebé antes de morir pero no se lo había dicho a su madre porque tenía miedo (12).

He aquí otra de estas historias: Se murió el padre del novio de mi hermana.

Fue una muerte muy rápida, un cáncer. Todo pasó en muy poco tiempo. Después, mi hermana, un día, me llamó y me dijo: - Mira lo que me pasa, estoy escribiendo de forma automática". Yo puse mi mano sobre la suya, y una fuerza la manejaba, dirigía los trazos de la escritura. Cuando terminó de escribir, mi hermana le pidió al espíritu que se identificara y él firmó la carta, era la firma del padre de su novio. Se vé que tenía que decirles algo (13).

En estas dos historias se presentan espíritus buenos que, después de muertos, necesitan comunicarse con sus familiares para transmitirles algo y lo hacen, bien haciendo notar su presencia a través de señales, ruidos, objetos que cambian de lugar, luces que se encienden... bien a través de la escritura automática, donde una fuerza ajena al sujeto que escribe se apodera del movimiento de su mano para trazar el mensaje que se quiere transmitir.

Otro gran número de historias nos cuentan las venganzas llevadas a cabo por espíritus que regresan al lugar de su muerte en fechas señaladas.

Una vez, en el colegio diocesano de Guadalajara, hace ya muchos años, murió uno de los alumnos internos la última noche del curso. Ahora el día último de clase dicen que se le ve andar por los pasillos y que a quien se encuentra le dice que lo va a matar, porque no se sabe por qué murió o qué le pasó (14).

•*••*•*

En un campamento militar mataron hace mucho tiempo a un soldado. Pasados muchos años el hijo del soldado que mató al otro estaba allí en el campamento militar, dicen que el espíritu del soldado muerto se apareció y lo mató (15).

* * *

Allí en mi tierra, en San Juan, me contaron que hace muchos años, había una mujer bruja que encadenaron a una roca y la dejaron morir, hasta que se quedaron allí los huesos. Lo hicieron los monjes porque decían que era una bruja y una endemoniada. Ahora, después de las doce de la noche, dicen que se le aparece a una persona, le chupa la sangre, y le quita el alma. La gente dice que muchas veces por la noche oyen gritos, lloros y cadenas, pero que abren las ventanas y no hay nadie en la calle (16).

Entre las historias de espíritus vengativos está la ya famosa historia de "el espíritu de la carretera" o la "chica de la curva" que casi todo el mundo conoce y que cada cual cuenta ubicándola en distintos lugares geográficos, dependiendo de cuál sea su procedencia e introduciendo algunas variantes. A continuación presentaremos algunos testimonios de tal historia: Una noche, Carlos y Ana iban en su coche por el País Vasco, cuando, de repente, vieron a una niña muy pálida que hacía autostop. La cogieron y, al volver la cabeza hacia atrás para hablar con ella, la niña ya no estaba. Carlos perdió el control del coche, y al tomar la curva, se estrelló contra un árbol. Los dos murieron en el acto. La leyenda dice que la niña es el espíritu en pena de Teresa, que murió en esa misma curva y que ahora busca vengarse de todo aquél que la monte en su coche (17).

* * *

En la de Alicante, se te aparece, tiene que ser siempre de noche y lloviendo, aparece una mujer haciendo autostop. Si no la coges, en la siguiente curva que hay, que es muy cerrada, se te vuelve a aparecer, y cuando intentas esquivarla para no atrepellarla te estrellas y mueres.

Si la coges, hablas con ella y al mirar para atrás no sé qué te pasa que te mueres del susto o de un ataque al corazón. Otros dicen que no, que cuando la coges te dice que lleves cuidado con la siguiente curva que es muy peligrosa y no te pasa nada. Después, si vuelves a mirar hacia atrás, ya ha desaparecido (18).

*•*•*

A mí me han contado que es en la curva de Majadahonda, donde hay una curva muy cerrada, que yo la he visto que es muy peligrosa, dicen que en las noches lluviosas se aparece una mujer y que, si no la coges en el coche, te estrellas. Nosotros una noche estábamos esperando a unos amigos para cenar y no llegaban, no llegaban, se retrasaron mucho tiempo. Al llegar nos contaron que había habido un accidente en esa curva, que un coche se había salido de la carretera (19).

* * *

Hay quien dice que la chica de la curva es Verónica, una de las hijas de Satán, de quien hablaremos más adelante.

Según tengo oído, Verónica es la hija de Satanás, y es una chica que murió en un accidente de coche en una curva muy peligrosa. Dicen que las noches de luna llena, por la noche, y que hace malo, al pasar por dicha curva se te aparece una chica con un camisón blanco deslumbrante, y al acabar la curva, te estrellas y pierdes la vida (20).

Pero no todos son espíritus malos, como hemos dicho más arriba, algunos se presentan para dar avisos, otros hacen notar su presencia en días señalados y otros tan sólo vagan por los lugares donde solieron habitar en vida, sin ser en principio peligrosos, pese a los sustos que pueden ocasionar a quien los siente. A continuación presentaremos respectivamente testimonios de los fenómenos referidos anteriormente.

Dice mi madre que poco después de morir mi abuelo, estábamos de obras en casa y nos faltaba una viga, o un madero o no sé qué, para sujetar una pared. Mi padre fue a buscarlo al cementerio, muy cerca de donde mi abuelo había sido enterrado. Desde aquel día dice mi madre que sentía la presencia de alguien en la casa, y una tarde estaba ella sola en la cocina y alguien la habló, le dijo que no fuera a buscar a mi hermana, que estaba en clase, porque estaba lloviendo, y si iba tendría problemas con el coche o un accidente. Mi madre dice que era mi abuelo, y yo vi cómo hablaba con alguien en la cocina, y no había nadie más en la casa que ella y yo. Mi madre no le hizo caso, porque mi hermana era pequeña y tenía que ir a recogerla. Cuando la recogió se les pinchó una rueda del coche, la arreglaron y después se estrellaron contra un muro. No les pasó nada grave (21).

* * *

Cuando fui a ver a mi abuela, hace unos meses, me estuvo contando cosas raras que pasaban en su casa desde que murió el señor con el que se había casado. Era un miserable, después de casados, mi abuela se enteró de que había estado en la cárcel por apuñalar a su mujer y a sus hijos. Desde entonces jamás ha habido un cuchillo en casa de mi abuela. Esa noche dormí en la cama de él. Por la noche me desperté y vi cómo mi abuelo me sonreía desde el cuadro suyo que hay en la pared. A las 7,00 h. de la mañana sonó el despertador. El cuadro de mi abuelo estaba en el suelo. Mi abuela me dijo que, desde que había muerto su marido, nunca había sonado el despertador porque ella lo había desconectado. Su marido cuando vivía, se despertaba siempre a las siete, y ese día hacía un año de su muerte. Mi abuela me cuenta que por las noches siente como si le tirase de las piernas hacia abajo (22).

* * *

Estando yo un día trabajando en el Centro de Estudios Cervantinos, allí en el Palacio, escuché un ruido extraño, una especie de pitido. Y estaba con mi compañera Pilar, y ésta se extrañó un poco. El ruido parecía que provenía del salón del artesonado. Miramos a ver si se estaba recibiendo algún fax o si el ordenador o la impresora estaban encendidos. No logramos saber de dónde procedía el sonido, y la verdad, yo no le di la menor importancia. Es más, en broma dije: - Será el fantasma del palacio. Mi sorpresa fue cuando mi compañera, muy seria, me respondió: - No, ahora hace mucho que no se le oye. Entonces fue cuando me empecé a interesar por el tema. Me contó que la anterior compañera que había estado trabajando allí sí lo había oído varias veces. Una tarde se quedó allí a terminar un trabajo pendiente y el resto de la gente que trabajaba en el palacio ya se había ¡do. De repente, oyó un ruido tremendo, como si alguien tirase un saco de patatas desde lo alto de la torre del palacio. Ella, asustada, salió corriendo a ver qué había pasado y todo estaba en su sitio. Salió fuera del Palacio y no volvió a entrar hasta el día siguiente, cuando llegó el resto de la gente. Otras compañeras de la torre comentaron que muchísimas veces habían oído pisadas, que pensando que era el jefe, se ponían a trabajar y luego no llegaba nadie. En más de alguna ocasión se oyen pisadas que se van acercando a los despachos y cuando se abre la puerta no hay nadie. Dicen que es el fantasma de Manuel Laredo, arquitecto del palacio, que después de muerto sigue haciendo sentir su presencia por su palacio por donde tranquilamente se pasea (23).

Testimonios como el anterior encontramos prácticamente en todos los caserones deshabitados, palacios, mansiones, o incluso centros comerciales que se han construido cerca de cementerios, pero no entraremos ahora en su análisis. Tan sólo presentaremos aquí otro testimonio recogido en Azuqueca sobre el centro comercial "Alcampo" de Alcalá de Henares, construido hace diez años.

Estando recién construido el Alcampo, se construyó sobre el borde de un antiguo cementerio, hubo un tiempo que al cerrar el centro, se oían ruidos, chillidos y a un niño llorar. Un día, el vigilante de Alcampo oyó a un niño llorar, corrió por todo el Alcampo y no encontró a nadie. Pensó que lo había imaginado. Al día siguiente el mismo vigilante escuchó la misma voz que provenía de un sitio cercano a donde él estaba, corrió pero tampoco había nadie. Pasaron unas semanas sin ocurrir nada, pero un día volvió a oírse un gemido, el vigilante corrió a toda prisa hasta toparse con un niño que estaba dos metros delante de él. Estaba quieto y llorando. Se acercó a él y le preguntó: -¿Qué te pasa? Y no le contestó nada. Le fue a tocar, y el niño desapareció. Desde entonces me parece que aquel vigilante está bajo tratamiento psiquiátrico sin poder comprender lo que vio (24).

Como hemos observado en los anteriores testimonios, son frecuentes las ocasiones en que se documenta la presencia de espíritus en las casas. Los informantes narran estos fenómenos "paranormales" ocurridos en su casa o en la de familiares o amigos cercanos como reales y están totalmente convencidos de su veracidad, sin poder achacarlos a otro tipo de fenómenos mentales que pudieran originarse en el sujeto que experimenta tales hechos.

En un estudio de campo realizado con jóvenes del Instituto Arcipreste de Hita de Azuqueca, hemos podido comprobar el enorme interés que para ellos suscita el conocimiento del "mundo de los muertos", espíritus, demonios...

Son innumerables los testimonios recogidos en los que los alumnos han contactado con espíritus haciendo güija. Más adelante presentaremos una selección de los más representativos. Antes como prueba de la importancia que los jóvenes atribuyen a este tema del "espiritismo" presentaremos algunos datos aparecidos en Ragazza, una de las revistas más leídas entre los adolescentes de entre 12-16 años.

En 1847, en un pequeño pueblo del condado de Wayne, Nueva York, las hermanas Fox comenzaron a sentir una presencia extraña en su casa: golpes en las paredes, puertas y ventanas que se abrían solas... Aterrorizadas, decidieron descubrir de qué se trataba y se inventaron un código para comunicarse con ese misterioso ser: Un golpe sobre un libro significaba sí y dos golpes, no. Así, descubrieron que era el espíritu de un hombre que había sido asesinado en la casa. La policía comenzó a investigar y encontró el cadáver del hombre en uno de los tabiques. Los fenómenos paranormales terminaron cuando fue enterrado. Desde entonces muchos espiritistas han tratado de comunicarse con las fuerzas del más allá utilizando métodos parecidos. Poco después apareció la famosa y temida güija. El teléfono de los muertos (25).

Gran número de adolescentes practican o han practicado en alguna ocasión la güija, bien como mero entretenimiento, bien por una mezcla de curiosidad y de miedo que les incita a ello. Los alumnos nos cuentan cómo se hace la famosa güija.

Te sientas alrededor de una mesa, colocas en círculo todas las letras y los números, y a cada lado las palabras, si y no, también se hace dibujando un sol y una luna, y en el centro pones un vaso puesto boca abajo, aunque también puedes hacerlo sin el vaso, puedes hacerlo con una moneda. Pones el dedo índice sobre el vaso o la moneda, y sin que nadie lo toque se mueve, se desliza hacia los números y las letras formando las respuestas de los espíritus. Hay tres tipos de espíritus con los que puedes contactar: los buenos, los malos y los burlones. Cuando invocas a la hija de Satán, a Verónica, coges un vaso, lo pones boca abajo y la invocas nueve veces. Cuando terminas, tienes que romper el vaso para que no quede suelto su espíritu. Si lo haces con una moneda, conviene que te deshagas de ella, porque se puede quedar dentro el espíritu (26).

Testimonios sobre esta hija de Satán, Verónica, hay muchos, siendo distintas las formas de contactar con ella, la más frecuente por medio de un espejo, medio por el cual es posible contactar con otros entes.

Si la noche de Nochevieja te miras en un espejo entre las doce y la una de la madrugada y llamas a Verónica, la hija de Satán, ésta se te aparece. Si le dices: - Ayúdame a conocer mi identidad futura, se te aparece en el espejo una vieja que eres tú (27).

* * *

Si miras a un espejo e invocas a Verónica nueve veces, si lo has hecho bien, ves cómo una luz pasa rápidamente por el espejo (28).

* * *

Si estás haciendo espiritismo con unas tijeras y contactas con Verónica, se te dan la vuelta y se te clavan en el pecho (29).

A continuación presentaremos testimonios de distintos alumnos referidos a hechos acaecidos en la realización de la güija.

Una amiga mía, haciendo espiritismo, invocó a Zara, otra hija de Satán y quedó su espíritu suelto y le dijo a la chica que, cuando muriera, iba a compartir cama con ella en el infierno. Y todas las noches cuando se acostaba le pasaban cosas muy extrañas (30).

* * *

Wendy es un espíritu bueno, porque es de una niña que murió a los tres años. Un amigo mío de Brihuega estaba haciendo un día espiritismo y estaba contactando con Wendy, pero ésta creyó que mi amigo se reía de ella porque había entrado otro espíritu burlón y hacía al chico reírse todo el rato. Wendy se enfadó y dijo a mi amigo que le iba a ocurrir una desgracia a él o a su familia. Pasaron los días y en las fiestas del pueblo hicimos botellaje y mi amigo se pilló un coma etílico, le tuvieron que llevar al hospital y entubarle. Cuando llegó su madre, de la impresión que le dio ver así a su hijo perdió el bebé que estaba esperando (31).

* •*• *

Unos amigos míos, haciendo una vez espiritismo, en un caserío de Galicia, no rompieron el vaso, lo dejaron en el fregadero y se fueron a ver la televisión. De repente, oyeron gran ruido y alboroto de cacharros en la cocina. Estaban solos, sus padres habían salido de fin de semana, salieron corriendo de la casa y bajaron al bar de abajo, cuando volvieron estaban abiertas todas las ventanas de la cocina (32).

* * *

Hay un monasterio en Madrid, no sé cuál es, en el que una vez estuvieron haciendo espiritismo y se quedaron las almas sueltas. Ahora, por la noche, si pones grabadoras en las paredes se les oye hablar, hay psicofonías, y en una pared se aparece una mancha que aunque se pinte o se limpie, vuelve a aparecer (33).

El juego de la güija puede ser muy peligroso, los alumnos reconocen haber pasado terror en más de una ocasión cuando han contactado con algún espíritu malo, que no les ha dejado salir de la habitación o que ha atacado a alguno de los que estaba participando en la güija o incluso a alguno de los que simplemente van a ver qué es eso, para lo cual es imprescindible pedir antes permiso al espíritu.

Hay una serie de normas que se deben seguir a la hora de hacer la güija y que los alumnos nos advierten como de gran importancia:

No debes invocar nunca a espíritus malos, y menos al diablo o a su número, 666. Son muy peligrosos, pueden negarse a irse de la sesión, pueden romper objetos o agredirte. No puedes reírte, porque puedes enfadar al espíritu con el que estás contactando. Si el espíritu expulsa a alguien, esta persona debe irse de la sesión, si no lo hace actuará contra ella y siempre hay que despedirse del espíritu. Si no puede quedarse entre nosotros (34).

Visto lo anterior, tan sólo nos queda decir, seamos más o menos crédulos en estos temas, que al parecer, al hacer güija se penetra en un territorio de fuerzas desconocidas. Es una llave al mundo de espíritus y demonios sobre los que nadie tiene control y por lo tanto es mejor no tentar a la suerte y renegar de tales prácticas.

LEYENDAS URBANAS

Para terminar nuestro recorrido por los mitos y leyendas terroríficos, haremos una brevísima reseña sobre las famosas leyendas urbanas, tan puestas de moda en estos últimos años. Son muchas las historias de terror que llenan de misterio las veladas de los jóvenes, especialmente las conocidas "veladas de terror" de los campamentos. Los jóvenes del Instituto entrevistado nos han narrado algunas de ellas que presentaremos a continuación, resaltando los motivos más frecuentes que en las mismas encontramos. En primer lugar ofrecemos dos historias en las que se recoge un motivo muy recurrente en las historias de terror: un loco se escapa de un manicomio y va a cometer un macabro asesinato en algún lugar cercano al manicomio.

La niñera y el perro Una niñera que se iba todas las noches a cuidar a un niño a su casa, todas las noches, cuando el niño dormía, ella metía la mano debajo de la cama y el perro que tenían se la lamía. Un día se quedó a cuidarle y salió por la tele que un loco muy peligroso se había escapado del manicomio y que aconsejaban a todo el mundo cerrar bien las puertas y ventanas de la casa y quedarse dentro. Ella cerró todo y se fue a la cama, se acostó, metió la mano debajo de la cama como cada noche para que el perro se la lamiese. Al día siguiente se levantó, fue al servicio y se encontró allí la cabeza del perro colgada y escrito con sangre en el espejo: "los locos también sabemos lamer" (35).

La pareja de novios

Esto era una pareja de novios que una noche se fueron al bosque para estar juntos. Al llegar el chico se dio cuenta de que se habían quedado sin gasolina y le dijo a su novia que se iba a acercar a por una lata a la carretera. Antes de irse le dijo que se quedase dentro del coche, que lo cerrase bien y que no abriera a nadie y que, si se aburría, pusiese la radio del coche para que se le pasase antes el rato. El chico se marchó y ella se quedó dentro del coche, al rato, encendió la radio y de repente un avance informativo anunció que un loco acababa de escaparse de un manicomio cercano y aconsejaban que la gente se metiese en sus casas y no abriesen a nadie la puerta. La chica se asustó un poco, pero no pensó que a ella le fuera a pasar nada. De repente, oyó unos golpes en el coche, "pon, pon, pon", miró hacia atrás pero no vio nada, no habían pasado ni cinco minutos y de nuevo volvió a escuchar el mismo ruido "pon, pon, pon", miró hacia atrás y por las ventanillas del coche, no vio nada. Todo estaba muy oscuro, de repente comenzó a oír sirenas y a ver luces, era la policía, comenzaron a gritarle por el altavoz: -Salga del coche, no mire hacia atrás. Ella no sabía qué era todo aquello y estaba asustada. La policía insistió: - Salga del coche, no mire hacia atrás. Ella salió del coche, detrás de ella estaba el loco golpeando el coche con la cabeza cortada de su novio (36).

Seguiremos ahora con otro motivo que da mucho juego en la elaboración de este tipo de historias: recrear hechos extraños o misteriosas desapariciones, ocurridas en colegios de monjas.

El campanario del colegio

En un colegio de monjas de Madrid había un campanario donde no podía entrar nadie, a excepción de las monjas, estaba siempre cerrado con llave. En ese colegio desaparecían alumnos de vez en cuando, nadie sabía qué era lo que pasaba con ellos. Las monjas del colegio eran muy raras, iban siempre comiendo chicle. Un día la policía, desesperada, sin saber qué pasaba con los niños en el colegio, decidió romper la puerta que daba paso al antiguo campanario, cuando subieron allí encontraron todo lleno de cuerpos muertos de alumnos comidos a mordiscos (37).

Las teclas del piano

En un colegio de Inglaterra*, donde estudiaba mi hermana, había unos pianos que tenían muchas teclas que no sonaban. Cuentan que había una monja, la monja blanca, que cada año por la noche mataba a un niño y metía los huesos debajo de las teclas de los pianos. Ahora, como novatada, la primera noche del curso rodean la cama de los nuevos con crema blanca y les dicen que por la noche se les va a aparecer la monja blanca y les va a matar (38).

*EI colegio existe en la actualidad es el College of the Holy Children Jesús. Hagstings (Inglaterra).

Aparece en esta última historia otro motivo muy importante en la creación de estas historias: el de los espíritus que vuelven, bien para seguir cometiendo las maldades que en vida hicieron, bien para vengarse de aquellos que propiciaron su muerte.

Aquí entramos ya de nuevo en el tema de los espíritus y fantasmas, que cómo no, es uno de los motivos claves a la hora de elaborar historias de terror, basado en la amplia tradición y arraigo popular que como hemos visto a través del presente estudio existe entre la población.

Quién más y quién menos ha visto, ha oído, o se ha interesado alguna vez por todas estas historias misteriosas que en torno a los espíritus se han contado y que llenan las páginas de escritores, tanto de libros, como de guiones de películas de terror.

Como siempre entramos en el mundo de lo desconocido, de entes con fuerzas y poderes extraños, que van más allá de cualquier explicación lógica. Sólo hace falta ver el éxito que series de televisión como Expediente X obtienen, para darse cuenta de la enorme curiosidad que el público siente hacia todo este mundo tan desconocido.

Para terminar nuestro estudio presentaremos otras tres leyendas urbanas: la primera referida a lo anteriormente dicho: un espíritu vengativo vuelve a su casa; y las dos últimas en torno a otro de los múltiples motivos generadores de historias de terror y presente en gran número de ocasiones: la noche y el cobro de vida de ciertos objetos que se disponen para matar, o de manos negras que atacan a la víctima mientras duerme.

El anillo y el dedo

Había una vez una pareja de novios que todas las noches, cuando se despedían, veían en la joyería de la esquina un precioso anillo. El era camionero y no tenía apenas dinero, un día reunió algunos ahorros y se lo compró a su novia. Pasaron los años y la mujer murió, él no pudo quitarle el anillo del dedo porque lo tenía hinchado, así que la enterraron con él. Pasó algún tiempo y el camionero necesitaba dinero, así que decidió desenterrar a su mujer y cortarle el dedo. Pasaron muchos años y una noche yendo con el camión en una curva se le apareció una anciana a la que casi atropello, la llevó a su casa y observó que le faltaba un dedo y le dijo: - Te falta un dedo. Y ella respondió: Has sido tú. Y lo mató (39).

La muñeca de comunión

Esto era una niña que le gustaban mucho las muñecas. Para su comunión, su padre le compró una preciosa muñeca de comunión, era toda ella de porcelana, pero no se podía romper. Cuando se la vendieron a su padre, el hombre de la tienda le dijo que bajo ningún concepto se le podían cortar las uñas a la muñeca. La niña cuando ya había pasado algún tiempo le cortó las uñas a la muñeca porque no podía jugar con ella. Esa misma noche comenzaron a ocurrir cosas muy extrañas en la mansión donde vivía la niña con toda su familia: abuelos, tíos, primos, padres... Por la noche ella sintió un ruido extraño y le pareció como si alguien abriese la puerta de su habitación. A la mañana siguiente su madre le dijo que había muerto su abuelo. Pasaron los días y la nina cortaba de poco en poco las uñas a su muñeca, iban desapareciendo perros y gatos en el vecindario. Después de verano las uñas le habían crecido mucho a la muñeca y la niña se las cortó de golpe. Al día siguiente murieron sus tíos y primos. Los padres, asustados, preguntaron a la niña que si le había cortado las uñas a la muñeca, ella les dijo que no, pero el padre vio que la muñeca las tenía cortadas y regañó a la niña. Esa misma noche cuando la niña estaba durmiendo vio cómo la muñeca se movía, se levantó y fue hacia ella, comenzó a golpearla fuertemente contra el suelo, la muñeca giró la cabeza hacia la niña y le dijo: - La siguiente vas a ser tú (40).

La mano negra

En la casa donde vivía yo antes, en Torrejón, en Marquesas, pasaban unas cosas muy raras, en los sótanos, se oían unos ruidos muy extraños, hasta a mi madre y a las vecinas les daba miedo bajar la basura por las noches. Un día vino a casa una amiga de mi padre que es vidente, y dijo que en aquellas viviendas pasaba algo extraño, que sentía que muy pronto moriría alguien. A la mañana siguiente, apareció muerto un vecino nuestro de treinta años, dijeron que había sido un ataque al corazón. Pasaron unos días y mi madre me contó que estaba ella una noche durmiendo con la mano colgando por fuera de la cama, como dormía antes siempre mi madre, cuando notó que alguien le cogía la mano y le tiraba hacia abajo, abrió los ojos y vio una mano negra que la tiró al suelo (41).

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NOTAS

(1) Informante: D. Salvador Embid, 88 años, periodista.

(2) CARO BAROJA, J.: "Los duendes en la literatura clásica española", en Algunos mitos españoles, Madrid, 1974, 3.ª edición.

(3) "El ánima en Pena (Priego, Córdoba)", en La punta del Arco Iris (leyendas y tradiciones de Alcalá de Henares y alrededores), Alumnos de 4.° curso "Humanidades Sénior" de la Universidad de Alcalá de Henares y José Manuel Pedrosa.

(4) "El ánima en pena de S. Carlos del Valle", en La punta del Arco Iris.

(5) Informante: Sergio, 16 años. I.E.S. Arcipreste de Hita de Azuqueca de Henares (Guadalajara).

(6) Informante: Pedro, 55 años, natural de Huertapelayo, profesor y periodista.

(7) "Las ánimas en la noche de Difuntos (Priego, Córdoba)", en La punta del Arco Iris.

(.8) Obras de Lope, etc., tomo XII, Madrid, 1930, p. 49.

(9) Informante: Raquel, 16 años, estudiante, natural de Filipinas.

(10) "Los duendes fingidos (San Carlos del Vallés, Ciudad Real)", en La punta del Arco Iris.

(11) La tomo del artículo de Caro Baroja, "Los duendes en la literatura clásica española", quien a su vez la tomó del Discurso acerca de las costumbres públicas y privadas de los españoles en el s. XVII, fundado en el estudio de las comedias de Calderón, premiado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en el concurso extraordinario abierto en 15 de febrero de 1881 de, CASTRO, D. Adolfo de, Madrid, 1881, p. 137.

(12) Informante: Luismi Guzmán, 15 años, I. E. S. Arcipreste de Hita (Azuqueca).

(13) Informante: Juan Aranda, 35 años, profesor I.E.S. Arcipreste de Hita.

(14) Informante: Luismi, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(15) Informante: Luismi, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(16) Informante: María Sara Rey Sheker, 15 años, natural de Ecuador.

(17) Testimonio recogido de la revista Ragazza, Noviembre 1998, n.° 109.

(18) Informante: Luis, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(19) Informante: Ana Aguilar, 40 años, profesora I.E.S. Arcipreste de Hita.

(20) Informante: Marino Cid, 15 años, investigación sobre literatura oral, Instituto de Coslada, realizada por José Manuel Pedrosa, abril-mayo, 1998.

(21) Informante: Diana Hernández, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(22) Informante: Gema Mariscal, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(23) Informante: María Pilar Villaverde, profesora I.E.S. Alejo Vera y doctorado de la Universidad de Alcalá, 25 años.

(24) Informante: Sergio Ambrosio, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(25) Testimonio recogido de la revista Ragazza, n.° 109, noviembre del 98.

(26) Informantes: Luismi, David y Luis, alumnos del I.E.S. Arcipreste de Hita, 15 años.

(27) Informante: Silvia Cruz, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(28) Informante: Tamara Castrillo, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(29) Informante; Cristina Díaz, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(30) Informante: Luismi, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(31) Informante: Carlos Robledo, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(32) Informante: Carlos Robledo, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(33) Informante: Luismi, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(34) Informantes: Laura, Cristina, Olga... (alumnas de 4.° E.S.O.), Arcipreste de Hita.

(35) Informante: Rocío, 16 años, Villanueva de la Torre.

(36) Informante: Piluca, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(37) Informante: Luismi, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(38) Informante: Lourdes Vázquez, 15 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(39) Informante: Piluca, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(40) Informante: Piluca, 16 años, I.E.S. Arcipreste de Hita.

(41) Informante: Sergio Ambrosio, I.E.S. Arcipreste de Hita.

BIBLIOGRAFÍA

CARO BAROJA, Julio; "Los duendes en la literatura clásica española", en Algunos Mitos españoles, 3.ª edición, Madrid, 1974.

LISON HUGUET, José: Estudio etnográfico de una comunidad rural del Pirineo aragonés oriental, Zaragoza, 1984.

SANCHEZ MARTINO, Carlos: Religiosidad precristiana en la religiosidad popular asturiana, San Martín del Valles, 1992.

VIOLANT Y SIMORRA: El Pirineo español. Vida, usos, costumbres, creencias y tradiciones de una cultura milenaria que desaparece, reed. Barcelona, 1989.

PEDROSA, José Manuel y alumnos de 4.° Curso de "Humanidades Sénior" de la Universidad de Alcalá de Henares: La Punta del Arco Iris (Leyendas y tradiciones de Alcalá de Henares y alrededores), Alcalá de Henares, Universidad, 1997.



MITOS Y LEYENDAS TERRORIFICOS: DEL MUNDO RURAL A LA TRADICION URBANA

VILLAVERDE EMBID, María del Pilar

Publicado en el año 2000 en la Revista de Folklore número 231.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz