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Según mi antiguo profesor, Millán Bravo, si hay una cuestión espinosa en la Historia de España, es la de la realidad histórica de la antiquísima tradición que relaciona al Apóstol Santiago con España.
El mencionado personaje histórico a quien el Evangelio denomina "el Mayor", para distinguirle del otro del mismo nombre, denominado "el Menor", era hermano de San Juan Evangelista, y como él, hijo del pescador Zebedeo y de Salomé.
En la tradición española sobre Santiago, hay tres elementos fundamentales:
1.- La estancia de Santiago en España, en viaje de evangelización y su vuelta a Jerusalén donde fue martirizado el año 44 de nuestra era.
2.- La traslación de sus restos, por vía marítima a España donde sus discípulos le dieron tierra en el "Finisterrae" de Galicia.
3.- El hallazgo de estos restos, en las proximidades de la ciudad episcopal de Iria Flavia (actual Padrón), por el obispo de la ciudad Teodomiro, a comienzos del siglo IX.
Este último suceso ya pertenece a la Historia y a partir de él la documentación sobre Santiago es rica y abundante.
La Historia compostelana nos narra así el hallazgo de Santiago en un castro próximo a Iría Flavia "donde comenzaron a verse luces ardientes durante la noche ", y se afirmaba que allí "se habían aparecido con frecuencia ángeles". De ello se dio aviso al obispo de la ciudad, Teodomiro, el cual verificó personalmente la veracidad de los hechos, y se los comunicó al Rey asturiano Alfonso II el Casto. El Rey reaccionó con entusiasmo y prestó desde el primer momento su ayuda incondicional para dar a conocer el extraordinario descubrimiento. Estos hechos debieron tener lugar entre los años 812-814.
A partir de este momento, se construyeron con la ayuda real, las primeras edificaciones al servicio del culto y con ello echaban los cimientos de lo que había de llegar a ser la gran ciudad del Apóstol, en la zona donde habían aparecido las "luces ardientes" que comenzó a conocerse como "Campus Stellae", es decir, Compostela. El Rey Alfonso II proclamó a Santiago patrono del reino.
Una leyenda origen del "voto de Santiago" es la de la batalla de Clavijo, en la que el Rey Ramiro I logró vencer a las huestes de Abderramán II, ayudado por un jinete sobre un caballo blanco, que luchaba junto a él; resultó ser el propio Santiago, lo cual alentó el mito de "Santiagomatamoros", en el que encontró la Reconquista su patrón, al grito de "Santiago y cierra España".
A partir del siglo XI Santiago ejerció una fuerte atracción en el cristianismo europeo y fue el centro de peregrinación de la cristiandad, al que acudieron reyes, príncipes, santos y prelados, además de multitud de peregrinos; alcanzó su mayor esplendor en el siglo XII (en el que se escribió el Códice Calixtino, la primera guía del peregrino) y en el siglo XIII.
El Papa Calixto II concedió a la Iglesia compostelana "el Jubileo pleno del año santo", y Alejandro III lo declaró perpetuo, lo cual convirtió a Santiago en Ciudad Santa, junto a Jerusalén y Roma. El Año Santo se celebra cada vez que la festividad de Santiago Apóstol, el 25 de julio, cae en domingo, lo cual permite alcanzar el jubileo a los peregrinos. La apertura de la Puerta Santa, el 31 de diciembre del año anterior, marca el inicio de la celebración que se desarrolla con gran solemnidad. El año 1999 se celebró el último jubileo del segundo milenio, el próximo será en el 2004. La historia hace, pues, de Santiago un destino religioso y monumental de primer orden.
Juan Pablo II, hace unos años, estuvo en Compostela como un peregrino más en la convocatoria millonaria de la juventud y no ha cesado de proclamar que Europa puede recobrar, junto al sepulcro del Apóstol en Compostela, la memoria renovada de sus raíces cristianas y evangelizadoras de cara al tercer milenio.
Los peregrinos de todos los tiempos han ido sembrando por las veredas las canciones y los salmos. El Códice Calixtino recoge variedad de cantos medievales de diversos países.
Era costumbre de peregrinos llevar en la mochila algún cancionero para las largas horas de sus jornadas y a este tema dedicaremos las páginas siguientes.
El romero peregrino,
cansado de caminar
comienza luego a cantar
por alivio del camino.
El pueblo canta cantigas y romances desde muy antiguo. He ahí, pues, el romance que tanto apasionó por aquel tiempo:
Es el Apóstol Santiago
El que elegido por Dios
Vino a fundar en España
Nuestra santa Religión.
(Estribillo)
A ti sean siempre
la gloria y honor
Oh Santiago,
Nuestro protector.
De Jerusalem se vino
Y al pueblo español,
Predicando la fe,
Ha sacado de su error.
A la santa ley de gracia
Los gentiles convirtió,
Que quisieron ser cristianos
Y a Dios dar adoración.
Al pasar por Zaragoza,
Allí se le apareció
La Virgen Nuestra Señora
Cuando estaba en oración.
Y le dijo que quería
Que un templo luego en su honor
En aquel sitio le hiciese,
Como así lo ejecutó.
Después que en España estuvo
A Jerusalem volvió,
En donde el perverso Heredes
Por la fe le degolló.
El primer Apóstol fue
Que su sangre derramó
por su Divino Maestro,
Jesús Nuestro Redentor.
Su santo cuerpo después
Por el mar hasta Padrón
Fue conducido a Galicia
Y aquí se depositó.
Y debajo del altar
De la capilla mayor
Tenemos este tesoro
Con grande veneración.
Santo Domingo aquí vino
A rendirle adoración
Y asimismo San Francisco
Su sepulcro visitó.
CAMINITO DE SANTIAGO
Ceñido con un cordón
va el cuerpo mortificado.
Su rostro recuerda al rostro
de Cristo crucificado.
De Cristo crucificado
es el fraile tan amante,
que ríe y llora de amores
por el camino adelante.
Por el camino adelante
se detiene en las fontanas;
hermanas llama a sus linfas
y a las aves llama hermanas.
A las aves llama hermanas
y ellas comen en su mano;
hermanos llama a los lobos,
y al mismo sol llama hermano.
Al mismo sol llama hermano
cuando arde en el mediodía
cantando como un juglar
hace el romero su vía.
Hace el romero su vía
por el camino francés.
¡Dichosa tierra de España
que en tus senderos le ves!
Que en tus senderos le ves,
en tus campos y en tus villas;
de Navarra hasta Santiago,
pasando por las Castillas.
Pasando por las Castillas
bendijo la tierra llana;
por desnuda y por austera,
la tomó por franciscana.
La tomó por franciscana
al verla tierra de erial
pobre como sus conventos,
parda como su sayal.
Parda como su sayal,
que va dejando una estela
de amores y de fervores
camino de Compostela.
¡Camino de Compostela,
llévamelo sano y salvo!
¡Clara senda de luceros!
¡Caminito de Santiago!
En las Rimas de Peregrino, del Archivo musical de la catedral de Pamplona (siglo XVIII), puede verse, en lengua vulgar, el texto literario de las mismas, a través de los siguientes versos:
Ensalcemos al Apóstol
con canciones y piedad
que las almas hoy respiran
alegría singular.
Desde el cielo, coronado,
nos bendice sin cesar,
su fe santa guardaremos
en el futuro caminar.
El nos trajo la creencia
de doctrina celestial
y por ella nuestra España
por los siglos triunfará.
Que aquí queda su plegaria
como piedra en el altar,
palpitando sus anhelos
desde el trono del Pilar.
Nuevos mundos se iluminan
con la gloria sin igual,
pues Santiago, sol de España,
astro fue de caridad.
¡Gloria, gloria! a Santiago
repitamos con afán,
porque España hoy y siempre
en el mundo vencerá.
CANTO DE ULTREYA (s. XII)
Invoca a Santiago
en graves peligros,
que por él se hicieron
muy grandes prodigios.
Si quieres librarte
espera su auxilio.
Apóstol Santiago,
oye nuestras preces;
aparta los males,
tus hijos defiende
y haz que seamos
dignos de agradarte siempre.
Por Santiago Apóstol
perdón esperamos;
lo que le debemos
en justicia damos:
al Patrón eximio
himnos le cantamos.
LA VIRGEN PEREGRINA
La Virgen Peregrina, advocación compartida con otras imágenes como la patrona de Pontevedra, se custodia en el Museo de las MM. Benedictinas de Sahagún. La talla con los atributos jacobeos, obra de la escultora sevillana del siglo XVII, Luisa de Roldan, es un símbolo vivo de la tradición jacobea y peregrina de la Villa de Sahagún.
Soy un peregrino que al cielo camina.
Virgen Peregrina muéstrame el camino.
Tú que lo seguiste con fe y con amor,
dime lo que hiciste para hacerlo yo (bis).
Cristo es el camino de tu vocación,
guarda sus palabras en tu corazón (bis).
Por tierras de Salamanca va de boca en boca, como festiva oración amorosa, un lindo romance jacobeo que lleva por título La Peregrina, al cual pertenecen estos versos:
Camino de Santiago
con gran halago
mi pelegrina
la encontré yo,
y al mirar su belleza,
con gran presteza
mi pelegrina
se hizo al amor...
Entre las canciones-romances que se cantaban ante la puerta Santa, en los Años Jubilares, merece la pena destacar una a dos voces, relacionada con las andanzas del Apóstol Santiago, que dice así:
Los moros que son gente
bárbara y fiera
pusieron a la España
injusta guerra.
Rodrigo
nuestro rey
fue vencido
por ellos
en el primer combate,
con esto
de gran parte de España
se hicieron dueños.
Este infeliz suceso
fue por el año
de setecientos once
del siglo octavo.
Rendida
toda la Andalucía
Toledo
donde la corte entonces
estaba
por el General Muza
fue conquistada.
Doscientos mil crueles
mahometanos
corren por todas partes
con sable en mano,
robando
y sin piedad matando,
inundan
nuestra España de sangre,
los nuestros
a los montes se acogen
de terror llenos.
En Asturias se juntan
y en Covadonga
por cabeza a Pelayo
y por Rey nombran.
Concurren
allí muchos cristianos,
que unidos bajo este caudillo,
emprenden
volver cara a los moros
y hacerles frente.
Saben esto los moros
y sin demora
un ejército envían
a Covadonga.
Al punto
que con furia acometen
se ha visto
un singular prodigio,
tiraban
sus flechas, daban la vuelta
y los mataban.
Este Rey D. Alfonso
muerto en Oviedo,
D. Ramiro primero
empuña el cetro,
se niega
a pagar cien doncellas
cristianas
y muchachas hermosas
tributo
que los moros piden
bárbaro e injusto.
Abderramán Rey Moro
Córdoba deja
que de su Corte era
la residencia:
camina
furioso a Castilla
jurando
acabar en España
con los cristianos
También con sus cristianos
sale Ramiro,
y encuentran en Clavijo
al enemigo;
con ellos
combate sin vencerlos,
Santiago
a Don Ramiro hablando
le alienta,
y victoria le ofrece
con su asistencia.
Trábase la batalla
de parte a parte,
y Santiago a caballo
se ve en el aire,
invocan
los cristianos su nombre,
atacan
y setenta mil matan,
alegres
el Voto que hoy se paga
al Santo ofrecen.
HIMNO
Al celebrar tu memoria,
santo Apóstol peregrino,
guíanos por el camino
al Pórtico de la gloria.
Camino de Compostela,
va un romero caminando
y es el camino de estrellas
polvareda de sus pasos.
En el pecho las vieiras,
y alto bordón en la mano,
sembrando por la vereda
las canciones y los salmos.
Llévale, romerico,
llévale a Santiago,
llévale, romerico,
llévale un abrazo.
Llegó al corazón de España
por el monte y por el llano:
en los anchos horizontes
cielo y tierra se abrazaron.
Sube hasta el monte del Gozo
y allí, de hinojos postrado,
las altas torres de ensueño
casi toca con las manos.
Llévale, romerico,
llévale a Santiago,
llévale, romerico,
llévale un abrazo.
Romeros, sólo romeros,
dile que peregrinamos
con la mirada en el cielo
desde la aurora al ocaso.
Camino de Compostela,
todos los hombres, hermanos,
construyendo un mundo nuevo
en el amor cimentado.
Llévale, romerico,
llévale a Santiago,
llévale, romerico,
llévale un abrazo.
Ven, Santiago con nosotros,
que tu bordón es un báculo,
el cayado del pastor
para guiar el rebaño.
¡Santiago apóstol peregrino,
llévanos tú de la mano
para ir contigo hasta Cristo,
Santiago, el Mayor, Santiago!
Llévale, romerico,
llévale a Santiago,
llévale, romerico,
llévale un abrazo.
HIMNO
Pues que siempre tan amado
fuiste de nuestro Señor,
Santiago, apóstol sagrado,
sé hoy nuestro protector.
Si con tu padre y con Juan
pescabas en Galilea,
Cristo cambió tu tarea
por el misionero afán.
A ser de su apostolado
pasas desde pescador.
Por el hervor del gran celo
que tu corazón quemaba,
cuando Cristo predicaba
aquí su reino del cielo,
«hijo del trueno» llamado
fuiste por el Salvador.
Al ser por Cristo elegido,
por él fuiste consolado,
viéndole transfigurado,
de nieve y de sol vestido
y por el padre aclamado
en la cumbre del Tabor.
Cuando el primero a su lado
en el reino quieres ser,
Cristo te invita a beber
su cáliz acibarado;
y tu, el primero, has sellado
con tu martirio el amor.
En Judea y Samaría
al principio predicaste,
después a España llegaste,
el Espíritu por guía,
y la verdad has plantado
donde reinaba el error.
HIMNO AL APÓSTOL SANTIAGO
(Letra de J. BARCIA)
Santo Adalid, Patrón de las Españas,
Amigo del Señor;
Defiende a tus discípulos queridos,
Protege a tu nación.
Las armas victoriosas del cristiano
Venimos a templar
En el sagrado y encendido fuego
De tu devoto altar.
Firme y segura
Como aquella columna
Que te entregó la Madre de Jesús,
Será en España
La santa Fe cristiana,
Bien celestial que nos legaste Tú.
Firme y segura
Como aquella columna
Que te entregó la Madre de Jesús.
Será en España
La santa Fe cristiana,
Bien celestial que nos legaste Tú.
¡Gloria a Santiago,
Patrón insigne!
Gratos, tus hijos,
Hoy te bendicen.
A tus plantas postrados hoy te ofrecemos
La prenda más cordial de nuestro amor.
¡Defiende a tus discípulos queridos!
¡Protege a tu nación!
¡Protege a tu nación!
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BIBLIOGRAFÍA
BRAVO LOZANO, M.: (Introducción, traducción y notas), Guía del peregrino medieval ("Codex Calixtinus"), Sahagún, Centro de Estudios del Camino de Santiago, 1989.
ECHEVARRIA BRAVO, P.: Cancionero de los peregrinos de Santiago, Madrid, Centro de Estudios Jacobeos, 1967.
JAUREGUI, J. y otros: Camino de Compostela. Cancionero del peregrino, Madrid, San Pablo, 1999.