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Los pájaros son animales que han tenido y tienen una gran influencia en las distintas expresiones culturales de las sociedades humanas. Dentro de la cultura de tradición popular, aparecen de continuo en muy diversas manifestaciones (en el arte popular, en cualquiera de sus ramas; en el mundo de las creencias y de los tabúes; en determinados ritos festivos; en la literatura de tradición oral: refranes, dichos, fórmulas rimadas, adivinanzas, trabalenguas, cantares, romances, cuentos, leyendas...; así como en otras muchas). Y, sin embargo, apenas se han ido realizando trabajos, con un cierto sistema, para analizar su presencia en cualquiera de las manifestaciones indicadas.
Nuestra pretensión, a lo largo de una serie de trabajos que iremos sacando a la luz, trata de aportar una serie de materiales y de pequeños análisis que contribuyan a la elaboración de un estudio, dentro del ámbito del Folklore y de la Etnografía, sobre los pájaros. Queremos comenzar desde el ámbito de la literatura de tradición oral, en el que la presencia de los pájaros, sus funciones y tareas, además de los rasgos de que son investidos, contribuye a lograr climas de poesía, de misterio, de enigma, de gracia, de ligereza... en los etnotextos en que ellos aparecen.
En los cuentos realizan muchas veces la función de coadyuvantes del héroe. En ciertos romances, el héroe y la heroína muertos se transfiguran y metamorfosean en pájaros. En los cantares de boda, sus cánticos se producen siempre en honor de los novios, padrinos y demás invitados. Su reproducción se poetiza en hermosas y sugestivas fórmulas rimadas. Tampoco faltan en refranes, adivinanzas o cantares de los niños, ni en algunos tipos de leyendas. En fin, que la literatura de tradición oral nos ofrece un rico y sorprendente muestrario en el que los pájaros actúan, como seres de realidad y como criaturas simbólicas, en el mundo de los hombres, motivando su fantasía y su imaginación.
Y es que una de las viejas aspiraciones del ser humano es la de volar por el aire, como lo hacen, con tanta facilidad, gracia y ligereza, los pájaros. El mito clásico del Icaro recoge muy a las claras dicha aspiración y la imposibilidad de convertirse en realidad.
Aparte de bastantes que vienen de Oriente, en las dos fuentes que nutren la tradición occidental -la bíblica o semítica y la clásica- hay relatos y textos en los que aparecen e intervienen los pájaros de un modo significativo. No podemos detenernos en realizar un muestreo de los mismos, pero sí queremos siquiera citar como ejemplos dos apariciones bíblicas de los pájaros.
LOS PÁJAROS COMO COADYUVANTES
En la tradición cristiana no escasean los textos en los que los pájaros aparecen, desde el relato del Génesis, por ejemplo, hasta las Florecillas de San Francisco de Asís, por trazar un arco temporal amplio y significativo. Sin olvidar que la tercera persona de la Santísima Trinidad -el Espíritu Santo- aparece simbolizado en forma de paloma.
Si aceptamos -siguiendo a Greimas- que todo relato aparece estructurado por distintas funciones (los actantes), en algunos de los libros del Antiguo Testamento aparecen ciertos pájaros como coadyuvantes del hombre, realizando una tarea de intermediación ya sea entre el hombre y el mundo (como ocurre en el arca de Noé) o ya entre Dios y el hombre (cual sucede en el del profeta Elias).
El relato del Génesis nos narra de este modo la comprobación del descenso de las aguas, por parte de Noé, una vez que ha finalizado el diluvio: "Pasados cuarenta días más, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, y para ver cuánto habían menguado las aguas soltó un cuervo, que volando iba y venía mientras se secaban las aguas sobre la tierra. Siete días después, para ver si se habían secado ya las aguas sobre la haz, de la tierra, soltó una paloma, que como no hallase dónde posar el pie, se volvió a Noé, al arca, porque las aguas cubrían todavía la superficie de la tierra. Sacó él la mano, y tomándola la metió en el arca. Esperó otros siete días, y al cabo de ellos soltó otra vez la paloma, que volvió a él a la tarde, trayendo en el pico una ramita verde de olivo. Conoció Noé que habían disminuido las aguas sobre la tierra; pero todavía esperó otros siete días, y volvió a soltar la paloma, que ya no volvió más a él" (1).
Observemos la función de intermediación indicada que realizan los pájaros, en este caso entre Noé y la Tierra, así como la "ley de tres" (observada por el folklorista danés Axel Oirik, en 1908, como una de las leyes estilísticas del cuento (2)) o triplicación, muy característica de los cuentos de tradición oral, que se produce aquí en las intervenciones de la paloma (en dos casos, salida con vuelta y, en el tercero, salida sin regreso).
En el primer libro de los Reyes, también del Antiguo Testamento, el episodio del cuervo y del profeta Elias es así relatado: "Y dirigió Yavé a Elías su palabra, diciendo: «Pártete de aquí, vete hacia el oriente y escóndete junto al torrente de Querit, que está frente al Jordán. Beberás el agua del torrente y yo mandaré a los cuervos que te den de comer allí». Hizo según la palabra de Yavé, y fue a sentarse junto al torrente de Querit, que está frente al Jordán. Los cuervos le llevaban por la mañana pan y carne, y pan y carne por la tarde, y bebía del torrente" (3).
Los cuervos aparecen en este relato nada menos que como emisarios divinos, como intermediarios de la divinidad para que la tarea del profeta Elías se realice como cumplimiento.
VALORES SIMBÓLICOS
Pero decíamos que los pájaros adquieren para el ser humano distintas significaciones, siendo además en muchísimos momentos personificados y apareciendo incluso realizando tareas humanas e incluso sobrenaturales (como ocurre en las fábulas o en los cuentos de encantamiento) y, desde luego, un claro valor simbólico.
El simbolismo que se otorga a los pájaros está indudablemente ligado con connotaciones de elevación, de ascensión, de ligereza, de pureza, de predominio del espíritu sobre la materia, de cántico muy hermoso... Los valores simbólicos son muy distintos y matizados, según a qué cultura y civilización nos decidamos a acudir.
Juan-Eduardo Cirlot lo define de este modo: "Todo ser alado es un símbolo de espiritualización, ya para los egipcios. La tradición hindú dice que los pájaros representan los estados superiores del ser. [...] Esta significación del pájaro como alma es muy frecuente en todos los folklores. [...] Ahora bien, la idea del alma como pájaro -reverso del símbolo- no implica la bondad de esa alma. [...] Según Loejfler, el pájaro, como el pez, era en su origen un símbolo fálico, pero dotado de poder ascendente (sublimación y espiritualización). En los cuentos de hadas se encuentran muchos pájaros que hablan y cantan, simbolizando los anhelos amorosos [...]. También pueden ser los pájaros amantes metamorfoseados. [...] El color del pájaro determina un sentido secundario de su simbolismo. [...] Los hindúes de la época védica se figuraban el sol bajo la forma de un inmenso pájaro, águila o cisne. Los germanos también tenían un pájaro solar. También es un símbolo de la tempestad. [...] El pájaro tiene una antagonista formidable en la serpiente" (4).
Mucho más escueto en su interpretación simbólica es J. A. Pérez-Rioja: "Como todo ser alado —indica-, el pájaro es símbolo de elevación espiritual. Evoca imágenes liberadoras del pensamiento, así como aspiraciones amorosas todavía irrealizables. //En la simbología cristiana, el pájaro adquiere la forma con alas extendidas para representar el Espíritu Santo" (5).
Pero, tras este preámbulo introductorio acerca del motivo de nuestro análisis, vamos ya a entrar en la materia de nuestro objetivo al afrontarlo: ofrecer materiales -en este caso fórmulas rimadas de tradición oral- como contribución a ese futuro folklore sobre los pájaros. Hemos recogido dichas fórmulas nosotros mismos, en nuestros trabajos de campo y, a la vez que mostrarlas, vamos a tratar de analizarlas brevemente y a relacionarlas con otras recogidas y procedentes de fuentes impresas anteriores.
FORMULAS RIMADAS SOBRE LA PROCREACIÓN DE LA ESPECIE
En la tradición popular, se produce una observación del comportamiento de los pájaros en la secuencia temporal que va desde el solsticio de invierno al de verano (no es casual que en varias de las fórmulas se haga referencia a San Juan), dicho comportamiento está ligado con la reproducción de la especie y tiene como secuencias sucesivas el anidar, el poner los huevos, el empollarlos, el nacer las crías, el echar el plumón, el crecer y el echarse a volar y hacerse independientes.
Cubre este proceso de reproducción un arco temporal -tal y como indican las distintas fórmulas- que comienza entre febrero y marzo y termina por San Pedro (29 de junio), por el tiempo de la recogida de la hierba (finales de junio, principios de julio) o por Santa Marina (18 de julio).
Todas las fórmulas rimadas que aluden a este proceso, tanto las leonesas como las salmantinas, tienen una estructura bimembre, tocada de un cierto paralelismo, que podemos formular así: Nombre del mes realidad, acción o tarea de los pájaros en el mismo. Dicha estructura contribuye a acentuar el ritmo de la fórmula, cohesionado además por la rima entre los dos componentes de la estructura, formando un pareado irregular.
FORMULAS RIMADAS LEONESAS
Pertenecen casi todas las que hemos recogido en la provincia de León a la comarca de Rueda, situada a orillas del río Esla, en la zona que va desde Cistierna a Mansilla de las Mulas, aunque también mostraremos alguna de otras zonas. Podemos decir que son comunes con otras del área cantábrica y, en concreto, astur-leonesa, ya que se han recogido en Asturias del mismo tipo, como enseguida mostraremos.
1. Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
por San Juan,
volarán;
y, pol tiempo de la yerba,
cómo correrán.
(Carbajal de Rueda)
2. Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
por San Juan,
volarán;
por San Pedro,
hasta el cielo.
(Modino)
3. Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
en San Juan,
volarán;
y, en San Pedro,
darán el vuelo.
(Nava de los Caballeros)
4. Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
junio,
les agarrarás por culo;
en San Juan,
volarán;
en el mes de la hierba,
se siega el pan.
(Valdealcón)
5. Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
San Juan,
volarán;
y, San Pedro,
volandero.
(Valdealcón)
6, Marzo,
nialarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
por San Juan,
volarán;
y, por San Pedro
echarán el vuelo.
(Villacidayo)
Fórmulas rimadas de otras zonas leonesas:
7. Marzo,
nidarzo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
y, junio,
pájaro ninguno.
(Mansilla de las Mulas)
8. Marzo,
nidarzo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
y, por San Juan,
volarán.
(Villafañe)
9. Marzo,
espigarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
San Juan,
volarán.
(Santibáñez de Porma)
10. Marzo,
nidarzo;
abril,
güeveril;
mayo,
pajarayo;
y. San Juan,
pajaritos a volar.
(Paradilla de la Sobarriba)
11. Marzo,
nidarzo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
y, por San Pedro,
cogerán el vuelo
y subirán al cielo.
(Castromudarra)
12. Marzo,
nidarzo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
en San Juan,
volarán;
y, en la hierba,
al cielo subirán.
13. Marzo,
nialarzo;
abril,
goguil;
mayo,
pajarayo;
San Juan,
volarán;
Santa Marina,
ganarán la vida.
(La Garandilla)
En la cercana provincia de Palencia también la fórmula rimada tiene la misma estructura y las mismas secuencias que las de León y Asturias, como se puede comprobar con las siguientes versiones, levemente diferente la segunda de ellas, pues incorpora los meses de enero y febrero, en lugar de comenzar, como es lo común en las demás, por el mes de marzo:
14. Marzo,
nidarzo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
para San Juan,
volarán;
y para San Pedro
correrás tras ellos
y no pillarás a ninguno.
(Villanueva de Abajo)
15. Enero,
buscadero;
febrero,
encontradero;
marzo,
nidazo;
abril,
hueveril;
mayo,
pajarayo;
y, en junio,
cógelos por el rabo.
(Buenavista de Valdavia. Facilitado por Manuel Bores)
FORMULAS RIMADAS SALMANTINAS
Así como las leonesas comienzan siempre en el mes de marzo (salvo una excepción palentina, que acabamos de mostrar), las que hemos recogido en la provincia de Salamanca lo hacen casi siempre en el mes de febrero y son de distinto tipo, se centran sobre todo en la existencia de los nidos y en el hecho de poner huevos. Pertenecen todas ellas a la comarca de la Sierra de Francia, situada en el centro sur de la provincia, ya en el límite con Cáceres.
16. En febrero,
los primeros;
en marzo,
más de cuatro;
en abril,
más de mil;
y, en mayo,
más que en to el año.
(Cereceda de la Sierra)
17. En febrero,
nido primero.
En marzo,
más de cuatro.
En abril,
más de mil.
En mayo,
más que en to el año.
En junio,
alguno.
Y, en julio,
ninguno.
(El Maíllo)
18. En febrero,
nido primero.
En marzo,
más de cuatro.
En abril,
más de mil.
Y, en mayo,
más que en to el año.
(Nava de Francia)
19. En febrero,
pone la torda el güevo.
En marzo,
más de cuatro.
En abril,
más de mil.
Y, en mayo,
más que en to el año.
(Nava de Francia)
20. En febrero,
nido primero;
en marzo,
más de cuatro;
en abril,
más de mil;
y, en mayo,
más que en to el año.
(San Miguel del Robledo)
21. En abril,
hace el nido la perdiz.;
en mayo, güera;
y, en junio,
perdigones fuera.
(San Miguel del Robledo)
22. En febrero,
en celo.
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En mayo,
güerayo.
Y, en junio,
peludo.
(Cepeda)
ALGUNAS REFERENCIAS IMPRESAS
Dentro de la tradición peninsular, en distintas fuentes escritas, ya desde el Renacimiento, existen fórmulas rimadas, recogidas por humanistas primero y por folkloristas después, que hacen referencia a las distintas secuencias necesarias para la reproducción de la especie de los pájaros.
Hernán Núñez, ya en el siglo XVI, en su Refranes, o Proverbios en romance, recoge y publica una fórmula portuguesa de este tipo, a la cual él mismo añade su comentario: "Febreiro, ricouqueiro: Março, tres o quatro: Abril, cheo iaz o couil: Mayo, pió pió po lo mato: Iuño, como vn puño: en Agosto, nao s tomaras a coso ".
Fórmula traducida y glosada por el propio Hernán Núñez del siguiente modo: "El Portogues. Hebrero, haze la perdiz el nido: Março, tres o quatro: Abril, lleno esta el cubil: Mayo, pio-pio por las matas: Iuño, como vn puño: en Agosto, no las tomaras corriendo. De los hueuos, y de las perdizes" (6).
Dicha fórmula tiene relación tanto con las leonesas indicadas, como con las salmantinas. Con las primeras, en la referencia a una sucesión prolongada de meses y al hecho de nombrar el proceso que va desde el anidar hasta el echar las crías fuera; con las segundas, en el predominio del elemento de los huevos sobre otro distinto y también -en concreto con la número 16- en la referencia a la perdiz (en la traducción y comentario que Hernán Núñez hace) y no al pájaro de modo genérico.
Ya en nuestro siglo, el folklorista asturiano Aurelio de Llano Roza de Ampudia, en su libro Cuentos asturianos recogidos de la tradición oral (1925), en el apartado "VIII. Cuentos de animales", incluye el siguiente, en el que aparece una versión de la fórmula rimada de que tratamos:
187. EL HOMBRE Y EL PAXARIN
Una vez era un hombre que tenía los hijos mozos y no querían trabajar. Y un día, en el bosque, encontróse con un paxarín que le dijo:
- ¿Por quó non faces con tus fios lo que fago yo con los míos?
- ¿Qué faces tú, hom? -le preguntó el hombre.
En marzo,
fago mi niarzo (nido).
En abril,
pongo mi güebín.
En mayo,
guaro.
En xuno,
plumo.
En xenutu,
echólos a pedir
con un cestu.
Y en agosto,
aunque los vea,
non los conozco (7).
Acaso, tal y como aparece en el etnotexto asturiano, las fórmulas rimadas que hemos ido mostrando en el presente trabajo formen parte también de un cuento de tradición oral como el del libro de Aurelio de Llano. En cualquier caso, todos nuestros informantes nos han indicado siempre la fórmula rimada de un modo exento, sin incluirla nunca en ningún tipo de narración.
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NOTAS
(1) Génesis, 8, 6-12, en: Sagrada Biblia, 23.ª ed., Versión directa de las lenguas orientales por Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga, B. A. C., Madrid, 1967, p. 37.
(2) Pueden leerse en la versión inglesa: OLRIK, Axel, "Epics Laws of Folk Narrative, en DUNDES, Alan: The Study of Folklore, Emglewood Cliffs, Prentice-Hall, 1965, pp. 129-141.
(3) 1 Reyes, 17, 2-6, en Sagrada Biblia, edición citada, p. 416.
(4) CIRLOT, Juan Eduardo: Diccionario de Símbolos, 4.a ed., Labor, Nueva Colección Labor, Barcelona, 1981, pp. 350 y 352.
(5) PEREZ-RIOJA, J. A.: Diccionario de Símbolos y Mitos, 4.a ed., Tecnos, Madrid, 1994, pp. 332-333.
(6) Refranes, o proverbios en romance, que nuevamente colligió y glossó el Comendador Hernán Nuñez, professor eminentissimo de Rhetorica, y Griego, en Salamanca, En casa de Juán de Canoua, Salamanca, 1555, hoja 52 vto.
(7) LLANO ROZA DE AMPUDIA, Aurelio de: Cuentos asturianos recogidos de la tradición oral, 2.a ed., Edita la Delegación Provincial de la Cultura, Editorial La Nueva España, Oviedo, 1975, pp. 314-315.