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El santuario de Nuestra Señora la Virgen de las Nieves está situado a 6 Km. de ESPINOSA DE LOS MONTEROS, que es la población principal y centro comercial de aquella zona que es conocida con el nombre de Las Machorras, las Nieves de Espinosa o "Cuatro Ríos Pasiegos".
Se encuentra esta bella región en la parte más septentrional de la provincia de Burgos en el límite mismo con la vecina Cantabria.
Podemos calificar a esta zona de privilegiada por su extraordinario entorno natural, por sus paisajes de montaña muy aptos para los deportes de invierno. Está integrada por cuatro valles que llevan el nombre de sus ríos: Trueba, Río Seco, La Sía y Lunada. Nombres por los que son conocidos también los portillos por los que se comunica la meseta con el Cantábrico: Estacas de Trueba, Portillo de la Sía y Portillo de Lunada. Por éste pasaba la antigua vía romana. El pico más alto es el Valnera (1.770 mts.). Espinosa de los Monteros está en la base de este gigantesco abanico de montes del sistema Cantábrico que va desde el Puerto del Escudo al de Los Tornos. Hay abundancia de aguas frescas y de pastos de jugosa hierba, nieve en invierno y muchas soledades.
Toda esa región se viste de fiesta y en ese santuario celebra todos los años una de las romerías más antiguas y de mayor contenido folklórico y religioso de la provincia de Burgos el día 5 de agosto.
Espinosa de los Monteros y su zona de influencia cuenta con medio millar de habitantes, que se consideran pasiegos, como sus vecinos de la zona del valle de Pas en Cantabria, pues como ellos tienen su principal ocupación y fuente de ingresos en la ganadería, el cuidado de las vacas. Concretamente por esta comarca, diseminadas en los distintos prados que circundan a las cabañas, pastan unas 2.000 cabezas de ganado, en su mayoría vacuno. La leche, la mantequilla y la carne de ternera que tiene su origen en estas tierras es de excelente calidad y ha alcanzado por esta circunstancia gran prestigio en los mercados de las provincias limítrofes.
Los pasiegos de estas tierras burgalesas son muy trabajadores y sacrificados, se centran todo el año en su trabajo ganadero y en la comercialización de sus productos.
Los pasiegos de LAS MACHORRAS suelen procurar en su "muda" de cabaña a cabaña, de prado a prado, llegar a la más próxima al santuario de la Virgen de las Nieves al acercarse la fecha de la festividad de la Patrona, el 5 de agosto y así poder participar en su romería.
Esta festividad reúne en este santuario no sólo a la totalidad de los pasiegos que han estado dispersos en sus respectivas cabañas durante el año, sino también a los que residen fuera de la patria chica y también a numerosos visitantes atraídos por la típica y pintoresca romería que a todos ofrece su folklore sorprendente, muy vistoso y peculiar.
Esta romería en honor de la Virgen de las Nieves es motivo fundamental para el encuentro familiar y social entre todos aquellos que durante el año viven dispersos y separados por las exigencias de su duro trabajo.
El 5 de agosto es una fiesta que se celebra en numerosas localidades de España en honor de Nuestra Señora la Virgen de las Nieves, pero una de las más llamativas e interesantes es la que se celebra en Espinosa de los Monteros, caracterizada principalmente por sus antiguas y ancestrales danzas y curiosas costumbres y ritos.
El santuario, como hemos señalado anteriormente, está a seis kilómetros de Espinosa y está rodeado de atractivos geográficos y paisajísticos, entre los que no es el menor la nieve. La nieve cubre sus alturas y el portillo de Lunada es una de las estaciones de esquí más importantes del norte.
En el desarrollo de esta romería anual, los actos religiosos, las típicas danzas y sus principales protagonistas: el Mayoral, el Rabadán y el Bobo, con sus ocho danzantes, así como el tradicional recitado de los versos populares, conforman el profundo sentido ancestral de esta fiesta. Sin duda es una de las romerías burgalesas con más carácter personal arraigada en esta tierra. Obedece a una rica tradición cuyo origen se remonta más allá de la memoria colectiva del pueblo, impregnada de un folklore costumbrista que expresa las características fundamentales de la actividad ganadera.
El espíritu de esta romería se mantiene y se divulga entre los que cada año asisten por estas fechas, quedando sus raíces profundamente arraigadas en el carácter pasiego de estas gentes del norte de la provincia de Burgos.
La expresión de religiosidad y el profundo sentido cristiano de los pasiegos alcanza sus grados más altos en esta fiesta de su patrona la Virgen de las Nieves y en otra ocasión muy señalada para ellos, la fiesta de Todos los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre.
En estas fechas los pasiegos abandonan sus cabañas más próximas al Santuario a las que han ido acercándose para poder asistir a la fiesta grande y convivir con sus vecinos en el ambiente festivo unas horas que para ellos son excepcionales, acostumbrados a la soledad del prado y de la cabaña.
Entre las costumbres más celosamente guardadas, aparte de la asistencia a la Misa, se cuentan el encender la vela, tocar el manto de la Virgen y depositar la generosa limosna. Costumbres que van pasando de padres a hijos y que su condición de vida semitrashumante les hace vivir en actitud de peregrinos y las conservan con mayor fidelidad. Por el hecho de vivir muy aislados saben disfrutar con mayor intensidad de las pocas ocasiones en las que durante el año se pueden reunir con sus paisanos, en esta fiesta y en los mercados.
Este título de VIRGEN DE LAS NIEVES parece que se le han dado los nativos considerando las intensas nevadas que por allí se hacen sentir en sus largos inviernos cubriendo valles y montañas y aislando más cabañas y prados.
Esta advocación aplicada a la Virgen de las Machorras procede de la Basílica Romana que mandó construir en el Monte Esquilino el Papa Liberio, según se recuerda cada año en los versos que recita "El Mayoral" en el trascurso de la fiesta.
La ermita o santuario, según parece, se construyó hacia 1840 y es de estilo moderno.
Es tradición que la reina Isabel II hizo donación a la Virgen de las Nieves de Espinosa de los Monteros de un manto de terciopelo bordado en oro. Al iniciarse la guerra civil, ante el peligro de profanación de la ermita, personas particulares tuvieron el acierto de guardar dicho manto en lugar seguro, devolviéndole al finalizar la contienda civil. En el año 1959 dicho manto fue destruido al producirse un incendio fortuito en la ermita.
La talla actual de la Virgen es una imagen muy moderna y se la presenta siempre con el Niño en brazos y con vestido, manto y corona.
Espinosa de los Monteros es la capital del Ayuntamiento y centro comercial y social de una amplia zona montañesa de economía ganadera. Sus orígenes se remontan a los primeros momentos de la repoblación medieval en el siglo IX. La villa adquirió bajo el señorío de los Velasco carácter nobiliario y cierto desarrollo. En 1808 en lugar próximo las tropas españolas fueron derrotadas por las francesas en la importante batalla de Espinosa de los Monteros.
El calificativo "de los Monteros" proviene de una institución fundada en el año 1006 por el conde de Castilla, Sancho García, en agradecimiento por haberle salvado la vida Sancho Espinosa, hijo de la villa y nombrado después primer montero de cámara. Este descubrió la trama y evitó el asesinato de Don Sancho García, por lo cual obtiene para Espinosa y para los naturales de la villa numerosas exenciones y privilegios y el título de monteros de cámara, con el honor de custodiar a la persona regia durante la noche, tradición que han conservado hasta 1931.
La advocación de Virgen de las Nieves o Santa María de las Nieves, hace referencia al templo de Santa María la Mayor, situado en una de las colinas de la antigua Roma. Y denominación "de las Nieves" data en Roma desde el siglo IV cuando un matrimonio legó todos sus bienes a la Iglesia. Como no sabían en qué emplearlos, la Virgen se lo manifestó en una aparición y les dijo que le dedicaran un templo en el lugar que primero apareciera nevado. El día siguiente, al amanecer del día 5 de agosto, cuando arrecian los calores en Roma, una de las colinas apareció extrañamente cubierta de nieve y en aquel lugar se edificó un pequeño templo que acabaría dando origen a la actual basílica.
Cuenta la tradición que también en Espinosa de los Monteros nevó un 5 de agosto.
La romería que aquí se celebra es conocida como "de las Nieves" o de "las Machorras", por el lugar en que se celebra, muy agreste, pero lleno de belleza natural.
Este santuario queda a unos cien kilómetros de la capital, Burgos, pero merece la pena desplazarse para contemplar toda la belleza paisajística de la zona, y al mismo tiempo participar de la romería aprovechando para degustar sus deliciosos productos, leche, mantequilla, sobaos pasiegos, quesadas y quesos sin olvidar sus carnes que ya tienen bien ganado prestigio.
Espinosa tiene una típica arquitectura de galerías, conserva importantes iglesias (San Nicolás o Santa Cecilia) y palacios señoriales como los de Chiloeches, Carrillo del Hoyo o Cuevas de Velasco. A las afueras de la población, pasado el río Trueba está la torre de los Velasco, como exponente de su pasado rico y noble.
LA ROMERÍA
Tiene lugar el día 5 de agosto y comienza con una solemne misa, tras la que se saca a la Virgen en procesión acompañada por todo el público asistente. En la procesión destaca el grupo de ocho danzantes que llevan enaguas de encaje y faldillas color azul celeste, blanco o rosa, zapatillas blancas, todos ellos a las órdenes del "Mayoral" que equivale al jefe de danza. Va con ellos también otro de los personajes destacados, el "Rabadán" (que es un niño de unos seis años). Pero el personaje principal de la fiesta es "El Bobo", un hombre enmascarado que se dedica a recorrer las calles solicitando de los que llegan a Espinosa su correspondiente contribución o propina, dando saltos y realizando curiosas pantomimas.
Los actos principales tienen lugar en la explanada donde los danzantes, uno por uno, recitan versos en los que pasan revista a los acontecimientos familiares y sociales, relatando a veces cosas que caen dentro de la esfera de la intimidad que llaman la atención a los presentes. La intervención del "Rabadán" es la que más sorprende, precisamente por su corta edad. Después tiene lugar un extraño ritual en el que se suelta un animal que suele estar escondido en el interior de un tronco, para dejar paso al "Bobo" que lee en un papel una ristra de versos que pasan de los cincuenta en los que relata "la verdad" de lo que ha sucedido en el pueblo y alrededores durante todo el año. Por último tienen lugar las danzas típicas del "Ahorcado" y del "Caracol", que bailan acompañándose de largos palos. "Estas danzas con su aspecto guerrero, a tono con el paisaje y con la historia de la comarca, revelan su origen primitivo y recuerdan las que bailaban los pueblos cántabros ante sus muertos para exaltar las virtudes de éstos". Es notable también el Pasacalle.
Ramón Inclán Leiva, "IGNOTUS" comentó esta romería y sus elementos principales en el libro de JUSTO DEL RIO, "DANZAS TÍPICAS BURGALESAS", y lo describió así:
"...y sigamos en artística ruta hasta la importante villa de Espinosa de los Monteros, la antigua Monega de los cántabros.
Aquí, en su territorio conocido por «Las Machorras» (Cuatro ríos pasiegos), se bailan unas danzas dignas de estudio por su tipismo y por el interés que despiertan en cuantos las contemplan.
La cuadrilla de danzadores la componen once personajes: el Mayoral, el Bobo y el Rabadán y ocho danzantes. Los dos primeros son dos mozos, el Rabadán, un niño de seis a siete años, y los danzantes muchachitos de doce a diecisiete años. Con excepción del Bobo, que luce un pintoresco traje de vivos colores y usa careta, todos los demás visten camisa y calzas blancas, faldilla igualmente blanca con encajes, bandas de distintos colores, pañuelo al cuello sujeto con un anillo y brazaletes de varios colores también.
En la cabeza llevan una cinta con un clavel.
El día de Nuestra Señora de las Nieves (5 de agosto), se celebra en «Las Machorras» una gran romería que puede calificarse como una de las fiestas más típicas de la región. En ella, la cuadrilla citada, al son del pito y del tambor, baila, entre otras, las siguientes danzas:
EL PASACALLE:
Llevando los danzantes una castañuela cada uno en su mano derecha, y el Mayoral un palo revestido con cintas de colores y en la punta superior flores y lazos, bailan en dos filas formando, a veces, al cruzarse, una sola y cambiando de puesto en ellas con rítmicos movimientos de viriles perfiles y majestuosa prestancia.
EL AHORCADO:
Lo bailan portando cada danzante una vara que manejan con habilidad y arte trenzando con ellas bellas figuras simbólicas que marcan con ritmo y cadencia de puro sabor clásico. En una de las evoluciones saltan sobre la vara a compás de la música que llevan con admirable justeza y, después, bailando en rueda, las van colocando alrededor del cuello del Mayoral, lo que explica el nombre de esta típica danza, quizás la más antigua, recogida del folklore húrgales.
EL CARACOL:
Llevan los danzantes un par de palos cada uno y lo bailan a lo llano, haciendo graciosos movimientos que imitan la busca del caracol. Sin perder el ritmo de la danza juegan chocando los palos con los que llevan admirablemente el compás, y terminan dando todos una rápida vuelta marcada con un fuerte golpe en el tambor.
El aspecto guerrero de estas danzas, a tono con el paisaje y la historia de la comarca, revela su origen primitivo y recuerda las que bailaban los pueblos cántabros ante sus muertos para exaltar las virtudes de éstos.
La Romería de Nuestra Señora de las Nieves, fiesta sugestiva y de gran interés folklórico, se celebra desde tiempo inmemorial y se inicia diez días antes, o sea en la festividad de Santiago, en la que comienza el ensayo de las danzas.
Es costumbre que el día de las Nieves los danzantes oigan la primera Misa, dirigiéndose después a la carretera donde obsequian con sus bailes a los romeros forasteros según van llegando, correspondiendo éstos con sus aplausos y donativos a tan simpática gentileza.
Antes de la Misa Mayor, se celebra una procesión por los alrededores del Santuario, esperando los danzantes en la puerta del templo hasta que sale la imagen de la Virgen, entonces se colocan delante y van bailando durante todo el recorrido de la procesión una bonita danza en la que, mezcladas con movimientos rítmicos, se rinden graciosas reverencias.
El Mayoral y el Rabadán van delante y a su lado el Bobo que simula abrir paso manejando unas grandes tijeras de madera.
Terminada la Santa Misa, autoridades y romeros se trasladan a un prado inmediato y, previo permiso que el Alcalde concede al Mayoral, éste pronuncia un breve discurso en el que habla de los favores concedidos por la Virgen de las Nieves y pondera las bellezas de la comarca, terminando con la siguiente copla:
Virgen Santa de las Nieves,
Reina y Madre soberana,
te venimos a cantar
los hijos de estas montañas.
A continuación, el Rabadán y el Bobo y los danzantes van cantando también cada uno su copla, y seguidamente se da comiendo a las tradicionales danzas antes descritas, que son siempre aplaudidas con verdadero entusiasmo por el gran gentío que acude a esta típica romería”.
Así describió Ramón Inclán Leiva, "IGNOTUS" hace ya 40 años la Romería de la Virgen de las Nieves de Espinosa de los Monteros y su descripción certera sigue siendo válida, no ha quedado desfasada pues aunque la romería ha ido a más en el número de visitantes y en su esplendor, ha seguido realizándose con plena y absoluta fidelidad a la tradición. Pueden haber modificado algunos pequeños detalles o matices, pero en lo fundamental se sigue celebrando lo mismo, con el mismo espíritu, con el mismo aplauso por parte de los que asisten a contemplar esta bellísima romería.
Sin mérito alguno por nuestra parte, sólo hemos querido recordar y describir esta fiesta y romería que enriquece de forma notable el patrimonio folklórico de la provincia de Burgos, divulgándola en la medida de nuestros medios.
Deseamos que con otras romerías, fiestas y muestras del folklore popular suceda lo mismo que con la que hemos comentado, que con el paso del tiempo, vayan a más conservando todos sus elementos con fidelidad al pasado y con la frescura que les confiere su plena aceptación en la actualidad.