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Todos los países conocen sus enamorados de España. En Holanda ocupa entre todos ellos un lugar especial el poeta Hendrik de Vries. Sobre este poeta (1896-1989), contemporáneo de la española Generación del 1927, dice uno de los grandes manuales de la Historia de la literatura neerlandesa: "la visión del mundo que emana de la obra de De Vries se fundamenta en una noción vital central: la abrumadora sensación de la omnipotencia oscura de la fuerza vital". Y efectivamente, la poesía expresionista de Hendrik de Vries es uno de los fenómenos más peregrinos que se han dado en el período del «interbellum», a causa de su sumisión a dos enormes fuerzas: la forma se amolda por completo a la de Bilderkijk (máximo representante en Holanda de un Romanticismo algo retórico) y a la de los grandes escritores del siglo XVII (el Siglo de Oro de la literatura holandesa); el contenido queda predominantemente determinado por sueños, mitos, pesadillas, visiones, noches oscuras, representaciones diabólicas y otras manifestaciones de la vida psicológica del subconsciente, que el poeta complementa a sabiendas mediante el estudio del folklore, la creencia popular y la mitología. A pesar de su inspiración en la literatura neerlandesa, alemana e inglesa (el mundo brumoso de Poe) el romanticismo visionario, impetuoso, barroco y expresionista de las primeras obras de De Vries, se asemeja mucho al estilo de Goya o de Valle-Inclán. La obra posterior del vate holandés es algo más sobria y sencilla, hecho que algunos críticos atribuyen a la influencia decisiva en esta segunda época de la poesía popular española.
Tratando de escapar del mundo calvinista y burgués que le rodeaba en su ciudad natal Groninga, el joven poeta empieza a descubrir la cultura y la literatura españolas como alternativa para la austeridad que reinaba a su alrededor y que le ahogaba. Su padre, que era un filólogo eminente y un políglota, siempre se había negado a estudiar español, y esto, según confiesa el propio poeta, por odiar profundamente la nación católica y hegemónica que durante la Guerra de Flandes había impedido el nacimiento de un estado liberal y protestante. Su hijo, por el contrario, empieza a estudiar español por su cuenta (ya había abandonado el colegio y trabajaba de funcionario en el archivo de Groninga) y empieza a visitar España en las pocas semanas que duraban en aquel entonces las vacaciones de un funcionario. En el poemario lberia (1964) relata su atracción de niño escolar hacia España:
Sentados en los banquillos
menester fue odiar España
por su mala conducta de siglos.
Yo la quise con calurosa deferencia.
Vivía día tras día, burlado
preferiblemente solo,
y mira: entre tantas naciones y banderas
la más bella fue la española (...).
Siempre quedé fiel, lleno de orgullo,
al alegre rojo gualdo rojo.
Ya de niño prefería la soledad de la lectura al alboroto de los demás chiquillos: se refugiaba en esos episodios de que la historia holandesa está cuajada, que narran las hazañas de los holandeses contra las bestialidades de los españoles, y el niño sensible no podía sino reaccionar a su manera. En su rica imaginación la nación española iba representando cada vez más todo lo que echaba tanto de menos en Holanda. ¡Cuán diferentes eran la pasión y el contraste del sol y sombra que marcan la vida española y la monotonía gris de la vida holandesa! Entre 1924 y 1936 el poeta hará doce viajes a España, visitando casi todos los rincones de la península, aunque con una ligera preferencia por el Este y el Sur. La España que vio no sólo fue la España tal como él la había soñado; también fue la España tal como él la quiso ver. El mito, la magia, el calor y el color de España le proporcionaban el decorado fastuoso y fantástico que necesitaba para sus sueños, protegiéndose de esta manera contra el mundo privado que tanto miedo le inspiraba. El ya mencionado libro autobiográfico lberia y su Novela de la vida, son testigos de ello. Durante sus viajes compró discos, libros y todo tipo de material referente a la música, la poesía y la literatura popular españolas. Hizo miles de apuntes y transcripciones de coplas. Entre la herencia del poeta destacan todos estos tesoros vivos y simples de sus viajes: colecciones de hojillas volantes, pliegos de cordel, cartas, fotos y dibujos. (De Vries fue también un gran dibujante y pintor). La última guerra civil puso un fin brutal a los viajes anuales: aunque apenas comprometido políticamente, De Vries no quiso poner pie en tierras del dictador. En 1975 el poeta ya se sentía demasiado viejo como para volver al país que durante largos años había seguido queriendo con locura.
Durante sus viajes Hendrik de Vries se descubre a sí mismo como traductor. Las colecciones de coplas que iba reuniendo en forma de libros, hojillas y transcripciones, le servirían de fondo para sus propios poemas, pero sobre todo le servirían para ofrecerle al pueblo holandés una prueba de su declaración de amor hacia España. De Vries también tradujo a algunos de sus escritores preferidos: Lope, Calderón, Espronceda, Echegaray, Unamuno, Machado, Lorca, pero sus textos más queridos eran los versos populares del poeta-pueblo español. Ha publicado cuatro libros de coplas españolas (en total más de mil), todas en una traducción impecable, llenas de gracia y argucia, y siempre lo más fiel posible a la rima y al metro. Las traducciones no son siempre literales, hecho que justifica el poeta argumentando que nunca hay que atenerse demasiado al texto que uno ha encontrado casualmente, ya que es más importante tratando de imitar el espíritu y la tradición general del que procede. Ante la crítica de un poeta contemporáneo de que una copla traducida y escrita pierde su interés ya que hay que escucharlas, mientras que, además obligan al traductor a utilizar rima en vez de asonancia y medida en vez del cómputo silábico, De Vries se defiende ferozmente, aduciendo que justamente había utilizado la rima y la medida para poder ajustar el holandés al ritmo natural y la sonoridad de la lengua española. En un artículo sobre la canción popular del Sur de España dice De Vries: "Los que sólo se interesan por este arte a base de motivos folklóricos, patológicos o científicos, no experimentan nada de su significado esencial: la expresión de todo lo que hace de poesía poesía y todo lo que hace al hombre más que un hombre (...). Estos poemas traducidos muy a menudo se consideran mi obra vital; y lo serán, porque he metido en ellos mi alma, como en el resto de mis poemas, y al mismo tiempo son la expresión auténtica de la esencia de un pueblo entero. Se encontrarán en ellos el éxtasis religioso, la adoración amorosa, la mofa, la desesperanza y la burla frívola". Para Hendrik de Vries la literatura popular española fue, al igual que la magia de la corrida o el encanto del baile flamenco, la forma de expresión más auténtica del carácter paradójico de la pasión humana y de la vida misma. Gracias a De Vries la copla se ha hecho popular en Holanda. Además de muchas traducciones hay también bastantes poetas que, siguiendo los pasos de De Vries, trataron de hacer coplas auténticas. El resultado de todo ello merecería un estudio aparte.
Tanto la construcción métrica como la rima juegan un papel importante en la obra de De Vries, aunque su función suele ser más ornamental que servil. Pero en su poema “Credo” escribe: "Medida y rima son tambores mágicos, lengua y lengua musical son conjuro". Y en una carta de 1964 a su editor añade: "Creo que en la música de mis versos predominan el «tremolo» y el «martellando», y que en ella las funciones de sonidos son tan imprescindibles como la virtuosidad de las castañetas en el baile flamenco". Durante su «auto-exilio» de España, nuestro poeta creyó también que había llegado el tiempo de poner en práctica sus conocimientos de autodidacta de la lengua y la música españolas. Prueba de ello es un curioso librito titulado: Cantos Extraviados del español groninguense Enrique de Vries (1971). Modestamente envió el librito al hispanista Van Praag, poniendo al frente del envío de estos poemas los versos siguientes:
Si yo al Parnaso español
Puedo enriquecer, se pruebe;
Otro idioma siempre puede
Aunque amigo, ser traidor.
En este libro, del que existe ahora también una traducción al holandés, hay algunos poemas autobiográficos que parecen versiones libres de lberia y de otros poemarios. He aquí un ejemplo que parece retomar libremente el poema que citamos anteriormente en versión traducida:
Fue mi tierna primavera
Sol brillante y nube oscura.
Mucha flor y mucho abrojo
Magia de la tierra ibera
Dio delicia en tal ventura.
Dio consuelo en tanto enojo
¡Su bellísima bandera!
Sí: la quise con locura:
¡Fuego rojo, gualdo, rojo!
Es evidente que De Vries, a pesar de su admiración por la República, sólo quiso ver la bandera española tal como la recordaba de su juventud. Esta mezcla de dolorosa experiencia personal y de amor ilimitado hacia España también se desprende de algunas de las coplas que figuran entre los Cantos Extraviados:
Has de saber lo que valgo.
Hay que desliar hez y mosto
Yo también soy “hijo de algo”
Hijo soy del mes de agosto.
¡Fuera la canalla! ¡Atrás!
¡Que mi voz bien se distinga!
Soy El Niño Enrique, el más
Flamenco de mi Groninga.
De la faceta de recopilador de folklore de Hendrick de Vries tenemos que destacar varios aspectos. En primer lugar su pasión por la copla que, como ya hemos señalado, llega a influenciar su propia poesía en neerlandés. Pasión que le lleva a anotar multitud de coplas según las va oyendo cantar, con vacilaciones y variantes, imitando, en ocasiones, en ortograña fonética, el acento especial del cantaor:
Para los hombres se hisieron
Los griyos y las caenas;
¡Biba to aquer que las sufre
por una cara morena!
Por aqueya cruz bendita
Qu'está en aquer campanario,
No m'orbíes, hermanita,
Que con otra no m'apaño.
Ya yo no bibo'ner mundo
Er día me parese poco
pa pensa'n esta flamenca
Que m'está gorbiendo loco.
Al arto sielo subí
Jise escritura con Dios
Qu'er día que tú te mueras
Me tenga de morir yo.
Teniendo en cuenta el perfecto español que maneja habitualmente de Vries, queda bastante claro que la imitación fonética estaba motivada por la modulación musical que quería imprimir a su transcripción. En ocasiones, si se ve obligado a modificar lo que escucha o lee por razones de métrica o lógica, lo hace pero señalándolo y dando las explicaciones oportunas. A propósito de unos cantares andaluces, de Núñez de Prado, dice:
Me sacan del calabozo
me llevan a otro más malo
aonde no se diquelaban los
langustos é la mano.
Y en nota: "El original dice: me meten en, pero el verso resulta imposible de este modo. En caló, diquelar es ver. Langustos, en caló, dedos de".
Aunque su predilección por la copla andaluza es evidente, no rechaza el anotar las que se encuentre en gallego o valenciano, por ejemplo, dando a veces la traducción:
Fui á fonte beber agua
Debaixo da flor da murta;
Fui só por ver os teus olhos,
Que a sêde nâo era muita.
Morte negra, morte negra.
Cura de dôres e enganos
¿Por qué non mata las mozas
antes que as maten os anos?
Mare de Deu de la Palma
glorios San Salvador
guardanemen las safranorias
que jo pugi engreixar lo baco.
Desde un punto de vista temático el amor, la muerte, los celos, de tema religioso o histórico son recogidas por igual aunque quizá se observe una tendencia hacia las coplas de tema jocoso:
Cásate con un cochero
no te faltarán propinas
ni trampas en la taberna
ni palos en las costillas.
Anoche me salió un novio
y lo puse en un fogón,
y se lo comió mi gato
creyendo que era un ratón.
Como resulta imposible en poco espacio dar cuenta de la curiosidad de De Vries que recopiló en sus viajes más de mil coplas, terminaremos con otro registro, el del cuento infantil contado por niños, para el que incluso había creado un título o apartado, el de Gente menuda:
Cuento. 8 Diciembre 1935
Había una vez una princesa muy guapa y buena. Un mago la cogió y la encerró en una torre muy alta que sólo tenía una ventana en lo alto. El Rey dijo que el que la salvase se casaría con ella.
Todos los que fueron volvieron tristes y solos, hasta que un día llegó un príncipe que fué al castillo, sin armas, sólo con una rosa y un pito. Cuando llegó al castillo o torre donde estaba la princesa metió el rabo de la rosa en la tierra y la rosa creció tanto que llegó a la ventana. Entonces el príncipe subió por las espinas y cogió a la princesa y bajó con ella. Entonces volvía el mago y el príncipe, antes de que llegase, tocó el pito y vino un pájaro grande, se montaron encima y llegaron al reino, donde se casaron y vivieron felices.
Carmencho Besne. Ocho años. San Sebastián
La Ranita. 5 Enero 1936
Era una ranita que estaba en un estanque, y un día fueron unos nenes y se llevaron una caña de pescar, y la pescaron a la ranita, y después la ranita les dice: "¿Qué queréis?" y ellos dicen: "Pues yo quiero una muñeca". y el nene dice: "Pues yo quiero un auto". Y la ranita se va y trae un paquete, y el nene abre y le sale su auto. Después se va la ranita y trae un cajón lleno de paquetes, y los nenes lo abren y salen muchos juguetes. Y después la ranita les dice: "¿Queréis más cosas?". Y dicen: "No, gracias". Y ellos se van a su casa, y le dicen a su mamá: "Mira qué cosas nos ha dado una rana...". Y su mamá les dice: "¿La habéis pescado? Y ellos dicen: "No, no te cuento eso de la rana". Y ellos dicen: "Pues ahora me iré a pescar", y se van a pescar y pescan muchos pescados, y vuelven a su casa con toda la cesta llena de pescados... y su mamá les dió muchos besos, y fueron muy felices.
Amparín Ventura. Seis años. Villajoyosa (Alicante)
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BIBLIOGRAFIA
HERMANS, Hub.: "De Hispanolitis van Enrique de Vries" en Hendrik de Vries 90 jaar; Gronigen 1986, pp. 1-20.
KNUVELDER, Gerard: Handboek tot de moderne Nederlandse letter-kunde: s-Hertogenbosch, 1964.
LORDA, Felipe M.: Hendrik de Vries (Charla para "Radio Nederland", 19 de julio de 1950).
VERSPOOR, Dolf: "Enrique de Vries, en: Francisco Carrasquer, Embajadores de las letras, Caracas, 1960, pp. 11-15.
VRIES, Hendrik de: Verzamelde gedichten, Amsterdam, 1993. (Contiene la poesía completa y todas las colecciones de coplas, además de una traducción al neerlandés de los “Cantos extraviados”, a cargo de Hub. Hermans y Ard Posthuma).
VRIES, Enrique de: Cantos extraviados del español groninguense Enrique de Vries, Zaandijk, 1971.187 1996 16b ALONSO HERNANDEZ, J. L. y HERMANS, Hub. HENDRIK DE VRIES: POETA HOLANDES ENAMORADO DE ESPAÑA 26-29 Poesía / Viajes Todos los países conocen sus enamorados de España. En Holanda ocupa entre todos ellos un lugar especial el poeta Hendrik de Vries. Sobre este poeta (1896-1989), contemporáneo de la española Generación del 1927, dice uno de los grandes manuales de la Historia de la literatura neerlandesa: "la visión del mundo que emana de la obra de De Vries se fundamenta en una noción vital central: la abrumadora sensación de la omnipotencia oscura de la fuerza vital". Y efectivamente, la poesía expresionista de Hendrik de Vries es uno de los fenómenos más peregrinos que se han dado en el período del «interbellum», a causa de su sumisión a dos enormes fuerzas: la forma se amolda por completo a la de Bilderkijk (máximo representante en Holanda de un Romanticismo algo retórico) y a la de los grandes escritores del siglo XVII (el Siglo de Oro de la literatura holandesa); el contenido queda predominantemente determinado por sueños, mitos, pesadillas, visiones, noches oscuras, representaciones diabólicas y otras manifestaciones de la vida psicológica del subconsciente, que el poeta complementa a sabiendas mediante el estudio del folklore, la creencia popular y la mitología. A pesar de su inspiración en la literatura neerlandesa, alemana e inglesa (el mundo brumoso de Poe) el romanticismo visionario, impetuoso, barroco y expresionista de las primeras obras de De Vries, se asemeja mucho al estilo de Goya o de Valle-Inclán. La obra posterior del vate holandés es algo más sobria y sencilla, hecho que algunos críticos atribuyen a la influencia decisiva en esta segunda época de la poesía popular española.
Tratando de escapar del mundo calvinista y burgués que le rodeaba en su ciudad natal Groninga, el joven poeta empieza a descubrir la cultura y la literatura españolas como alternativa para la austeridad que reinaba a su alrededor y que le ahogaba. Su padre, que era un filólogo eminente y un políglota, siempre se había negado a estudiar español, y esto, según confiesa el propio poeta, por odiar profundamente la nación católica y hegemónica que durante la Guerra de Flandes había impedido el nacimiento de un estado liberal y protestante. Su hijo, por el contrario, empieza a estudiar español por su cuenta (ya había abandonado el colegio y trabajaba de funcionario en el archivo de Groninga) y empieza a visitar España en las pocas semanas que duraban en aquel entonces las vacaciones de un funcionario. En el poemario lberia (1964) relata su atracción de niño escolar hacia España:
Sentados en los banquillos
menester fue odiar España
por su mala conducta de siglos.
Yo la quise con calurosa deferencia.
Vivía día tras día, burlado
preferiblemente solo,
y mira: entre tantas naciones y banderas
la más bella fue la española (...).
Siempre quedé fiel, lleno de orgullo,
al alegre rojo gualdo rojo.
Ya de niño prefería la soledad de la lectura al alboroto de los demás chiquillos: se refugiaba en esos episodios de que la historia holandesa está cuajada, que narran las hazañas de los holandeses contra las bestialidades de los españoles, y el niño sensible no podía sino reaccionar a su manera. En su rica imaginación la nación española iba representando cada vez más todo lo que echaba tanto de menos en Holanda. ¡Cuán diferentes eran la pasión y el contraste del sol y sombra que marcan la vida española y la monotonía gris de la vida holandesa! Entre 1924 y 1936 el poeta hará doce viajes a España, visitando casi todos los rincones de la península, aunque con una ligera preferencia por el Este y el Sur. La España que vio no sólo fue la España tal como él la había soñado; también fue la España tal como él la quiso ver. El mito, la magia, el calor y el color de España le proporcionaban el decorado fastuoso y fantástico que necesitaba para sus sueños, protegiéndose de esta manera contra el mundo privado que tanto miedo le inspiraba. El ya mencionado libro autobiográfico lberia y su Novela de la vida, son testigos de ello. Durante sus viajes compró discos, libros y todo tipo de material referente a la música, la poesía y la literatura popular españolas. Hizo miles de apuntes y transcripciones de coplas. Entre la herencia del poeta destacan todos estos tesoros vivos y simples de sus viajes: colecciones de hojillas volantes, pliegos de cordel, cartas, fotos y dibujos. (De Vries fue también un gran dibujante y pintor). La última guerra civil puso un fin brutal a los viajes anuales: aunque apenas comprometido políticamente, De Vries no quiso poner pie en tierras del dictador. En 1975 el poeta ya se sentía demasiado viejo como para volver al país que durante largos años había seguido queriendo con locura.
Durante sus viajes Hendrik de Vries se descubre a sí mismo como traductor. Las colecciones de coplas que iba reuniendo en forma de libros, hojillas y transcripciones, le servirían de fondo para sus propios poemas, pero sobre todo le servirían para ofrecerle al pueblo holandés una prueba de su declaración de amor hacia España. De Vries también tradujo a algunos de sus escritores preferidos: Lope, Calderón, Espronceda, Echegaray, Unamuno, Machado, Lorca, pero sus textos más queridos eran los versos populares del poeta-pueblo español. Ha publicado cuatro libros de coplas españolas (en total más de mil), todas en una traducción impecable, llenas de gracia y argucia, y siempre lo más fiel posible a la rima y al metro. Las traducciones no son siempre literales, hecho que justifica el poeta argumentando que nunca hay que atenerse demasiado al texto que uno ha encontrado casualmente, ya que es más importante tratando de imitar el espíritu y la tradición general del que procede. Ante la crítica de un poeta contemporáneo de que una copla traducida y escrita pierde su interés ya que hay que escucharlas, mientras que, además obligan al traductor a utilizar rima en vez de asonancia y medida en vez del cómputo silábico, De Vries se defiende ferozmente, aduciendo que justamente había utilizado la rima y la medida para poder ajustar el holandés al ritmo natural y la sonoridad de la lengua española. En un artículo sobre la canción popular del Sur de España dice De Vries: "Los que sólo se interesan por este arte a base de motivos folklóricos, patológicos o científicos, no experimentan nada de su significado esencial: la expresión de todo lo que hace de poesía poesía y todo lo que hace al hombre más que un hombre (...). Estos poemas traducidos muy a menudo se consideran mi obra vital; y lo serán, porque he metido en ellos mi alma, como en el resto de mis poemas, y al mismo tiempo son la expresión auténtica de la esencia de un pueblo entero. Se encontrarán en ellos el éxtasis religioso, la adoración amorosa, la mofa, la desesperanza y la burla frívola". Para Hendrik de Vries la literatura popular española fue, al igual que la magia de la corrida o el encanto del baile flamenco, la forma de expresión más auténtica del carácter paradójico de la pasión humana y de la vida misma. Gracias a De Vries la copla se ha hecho popular en Holanda. Además de muchas traducciones hay también bastantes poetas que, siguiendo los pasos de De Vries, trataron de hacer coplas auténticas. El resultado de todo ello merecería un estudio aparte.
Tanto la construcción métrica como la rima juegan un papel importante en la obra de De Vries, aunque su función suele ser más ornamental que servil. Pero en su poema “Credo” escribe: "Medida y rima son tambores mágicos, lengua y lengua musical son conjuro". Y en una carta de 1964 a su editor añade: "Creo que en la música de mis versos predominan el «tremolo» y el «martellando», y que en ella las funciones de sonidos son tan imprescindibles como la virtuosidad de las castañetas en el baile flamenco". Durante su «auto-exilio» de España, nuestro poeta creyó también que había llegado el tiempo de poner en práctica sus conocimientos de autodidacta de la lengua y la música españolas. Prueba de ello es un curioso librito titulado: Cantos Extraviados del español groninguense Enrique de Vries (1971). Modestamente envió el librito al hispanista Van Praag, poniendo al frente del envío de estos poemas los versos siguientes:
Si yo al Parnaso español
Puedo enriquecer, se pruebe;
Otro idioma siempre puede
Aunque amigo, ser traidor.
En este libro, del que existe ahora también una traducción al holandés, hay algunos poemas autobiográficos que parecen versiones libres de lberia y de otros poemarios. He aquí un ejemplo que parece retomar libremente el poema que citamos anteriormente en versión traducida:
Fue mi tierna primavera
Sol brillante y nube oscura.
Mucha flor y mucho abrojo
Magia de la tierra ibera
Dio delicia en tal ventura.
Dio consuelo en tanto enojo
¡Su bellísima bandera!
Sí: la quise con locura:
¡Fuego rojo, gualdo, rojo!
Es evidente que De Vries, a pesar de su admiración por la República, sólo quiso ver la bandera española tal como la recordaba de su juventud. Esta mezcla de dolorosa experiencia personal y de amor ilimitado hacia España también se desprende de algunas de las coplas que figuran entre los Cantos Extraviados:
Has de saber lo que valgo.
Hay que desliar hez y mosto
Yo también soy “hijo de algo”
Hijo soy del mes de agosto.
¡Fuera la canalla! ¡Atrás!
¡Que mi voz bien se distinga!
Soy El Niño Enrique, el más
Flamenco de mi Groninga.
De la faceta de recopilador de folklore de Hendrick de Vries tenemos que destacar varios aspectos. En primer lugar su pasión por la copla que, como ya hemos señalado, llega a influenciar su propia poesía en neerlandés. Pasión que le lleva a anotar multitud de coplas según las va oyendo cantar, con vacilaciones y variantes, imitando, en ocasiones, en ortograña fonética, el acento especial del cantaor:
Para los hombres se hisieron
Los griyos y las caenas;
¡Biba to aquer que las sufre
por una cara morena!
Por aqueya cruz bendita
Qu'está en aquer campanario,
No m'orbíes, hermanita,
Que con otra no m'apaño.
Ya yo no bibo'ner mundo
Er día me parese poco
pa pensa'n esta flamenca
Que m'está gorbiendo loco.
Al arto sielo subí
Jise escritura con Dios
Qu'er día que tú te mueras
Me tenga de morir yo.
Teniendo en cuenta el perfecto español que maneja habitualmente de Vries, queda bastante claro que la imitación fonética estaba motivada por la modulación musical que quería imprimir a su transcripción. En ocasiones, si se ve obligado a modificar lo que escucha o lee por razones de métrica o lógica, lo hace pero señalándolo y dando las explicaciones oportunas. A propósito de unos cantares andaluces, de Núñez de Prado, dice:
Me sacan del calabozo
me llevan a otro más malo
aonde no se diquelaban los
langustos é la mano.
Y en nota: "El original dice: me meten en, pero el verso resulta imposible de este modo. En caló, diquelar es ver. Langustos, en caló, dedos de".
Aunque su predilección por la copla andaluza es evidente, no rechaza el anotar las que se encuentre en gallego o valenciano, por ejemplo, dando a veces la traducción:
Fui á fonte beber agua
Debaixo da flor da murta;
Fui só por ver os teus olhos,
Que a sêde nâo era muita.
Morte negra, morte negra.
Cura de dôres e enganos
¿Por qué non mata las mozas
antes que as maten os anos?
Mare de Deu de la Palma
glorios San Salvador
guardanemen las safranorias
que jo pugi engreixar lo baco.
Desde un punto de vista temático el amor, la muerte, los celos, de tema religioso o histórico son recogidas por igual aunque quizá se observe una tendencia hacia las coplas de tema jocoso:
Cásate con un cochero
no te faltarán propinas
ni trampas en la taberna
ni palos en las costillas.
Anoche me salió un novio
y lo puse en un fogón,
y se lo comió mi gato
creyendo que era un ratón.
Como resulta imposible en poco espacio dar cuenta de la curiosidad de De Vries que recopiló en sus viajes más de mil coplas, terminaremos con otro registro, el del cuento infantil contado por niños, para el que incluso había creado un título o apartado, el de Gente menuda:
Cuento. 8 Diciembre 1935
Había una vez una princesa muy guapa y buena. Un mago la cogió y la encerró en una torre muy alta que sólo tenía una ventana en lo alto. El Rey dijo que el que la salvase se casaría con ella.
Todos los que fueron volvieron tristes y solos, hasta que un día llegó un príncipe que fué al castillo, sin armas, sólo con una rosa y un pito. Cuando llegó al castillo o torre donde estaba la princesa metió el rabo de la rosa en la tierra y la rosa creció tanto que llegó a la ventana. Entonces el príncipe subió por las espinas y cogió a la princesa y bajó con ella. Entonces volvía el mago y el príncipe, antes de que llegase, tocó el pito y vino un pájaro grande, se montaron encima y llegaron al reino, donde se casaron y vivieron felices.
Carmencho Besne. Ocho años. San Sebastián
La Ranita. 5 Enero 1936
Era una ranita que estaba en un estanque, y un día fueron unos nenes y se llevaron una caña de pescar, y la pescaron a la ranita, y después la ranita les dice: "¿Qué queréis?" y ellos dicen: "Pues yo quiero una muñeca". y el nene dice: "Pues yo quiero un auto". Y la ranita se va y trae un paquete, y el nene abre y le sale su auto. Después se va la ranita y trae un cajón lleno de paquetes, y los nenes lo abren y salen muchos juguetes. Y después la ranita les dice: "¿Queréis más cosas?". Y dicen: "No, gracias". Y ellos se van a su casa, y le dicen a su mamá: "Mira qué cosas nos ha dado una rana...". Y su mamá les dice: "¿La habéis pescado? Y ellos dicen: "No, no te cuento eso de la rana". Y ellos dicen: "Pues ahora me iré a pescar", y se van a pescar y pescan muchos pescados, y vuelven a su casa con toda la cesta llena de pescados... y su mamá les dió muchos besos, y fueron muy felices.
Amparín Ventura. Seis años. Villajoyosa (Alicante)
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BIBLIOGRAFIA
HERMANS, Hub.: "De Hispanolitis van Enrique de Vries" en Hendrik de Vries 90 jaar; Gronigen 1986, pp. 1-20.
KNUVELDER, Gerard: Handboek tot de moderne Nederlandse letter-kunde: s-Hertogenbosch, 1964.
LORDA, Felipe M.: Hendrik de Vries (Charla para "Radio Nederland", 19 de julio de 1950).
VERSPOOR, Dolf: "Enrique de Vries, en: Francisco Carrasquer, Embajadores de las letras, Caracas, 1960, pp. 11-15.
VRIES, Hendrik de: Verzamelde gedichten, Amsterdam, 1993. (Contiene la poesía completa y todas las colecciones de coplas, además de una traducción al neerlandés de los “Cantos extraviados”, a cargo de Hub. Hermans y Ard Posthuma).
VRIES, Enrique de: Cantos extraviados del español groninguense Enrique de Vries, Zaandijk, 1971.