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Se ha venido constatando desde la década de los años 1970 que se ha producido un fenómeno curioso en el campo de la etnología y el folklore. Tras años de aparente o efectivo olvido de costumbres, juegos, prácticas y usos heredados, en muchísimos pueblos han comenzado a renacer y rescatarse esos juegos, costumbres, deportes rurales que se creían definitivamente perdidos llegando a alcanzar gran aceptación entre la gente como se ha venido demostrando cada año en los programas de las fiestas populares.
Uno de estos juegos nuevamente recuperados y rescatados del olvido cuando ya casi nadie lo practicaba es precisamente la Tuta, de la que vamos a tratar de escribir unas líneas para darla a conocer.
Llamamos tuta a un cilindro de madera dura, generalmente de encina o roble, de 15,20 ctms. de altura por 3,5 ctms. de diámetro. En su parte central puede tener una ligera ornamentación resaltando esa parte para hacerla más visible desde el lugar en que se sitúa el jugador y desde el que deben intentar derribarla con los tejos o "doblones".
La Tuta -cilindro de madera- es el primer elemento y también el principal para el desarrollo de este juego. Los otros elementos son los tejos, doblones, tangas, etc. También tienen otros nombres según las diferentes localidades y regiones en que se practica.
Los tejos son discos de entre 9 y 12 ctms. de diámetro y 1,5 ctms. de grosor, generalmente de hierro.
Ha de advertirse que se puede notar la antigüedad o la cronología en la forma de los tejos: los más modernos poseen esferidad por las dos caras. Los más antiguos tienen esferidad en una sola cara y son planos en la cara opuesta.
Como cosa curiosa diremos que en la Colección que Maceo tiene en el Callejón de las Brujas, de Burgos, pueden contemplarse "doblones" o tejos de ambas características y muchos de ellos con grabados muy meritorios hechos por los herreros que quisieron realizarlos de una forma artística. La Colección de Maceo reúne un abigarrado mundo de objetos antiguos y raros. Estos grabados servían para señalarlos y distinguirlos de los otros que también intervenían en el juego de otros dueños, pues cada jugador podía llevar sus propios tejos.
Estos son los elementos utilizados en el juego de la tuta cuando se juega en plan competición popular. Entonces el juego consiste simplemente en derribar la tuta desde una distancia señalada de antemano con cada uno de los tejos.
En su origen y en su desarrollo normal, además de la Tuta y los tejos, cada jugador debe poner una cantidad de dinero en monedas sobre la parte superior de la tuta.
Las reglas del juego son sencillas y fáciles. No hay límite de jugadores. Estos se sitúan a una distancia de 22-24 metros de la tuta. Cada jugador dispone de dos tiradas de disco que los utiliza de este modo: uno de ellos lo lanza de tal forma que se sitúe lo más cerca posible de la tuta; con el otro disco intentará derribar la tuta tratando de alejar ésta lo más posible al mismo tiempo que caen las monedas colocadas sobre ella.
Después de cada tirada, las monedas situadas más cerca de cada uno de los tejos que de la tuta, pertenecen al jugador que arrojó los discos en último lugar. Y así sucesivamente hasta que los jugadores se van cobrando las monedas que al arrojar sus tejos, igualmente, quedan más cerca del tejo que de la tuta, hasta agotar las monedas. Y se vuelve a comenzar, colocando nueva "puesta" en la tuta y el juego continúa.
Aunque la Tuta parece que se conoce en las tierras de Castilla la Vieja, nos referimos concretamente a los límites de la provincia de Burgos en la que en los últimos años raro será encontrar un pueblo en el que, al menos durante las fiestas patronales, no se practique este juego o deporte rural.
Sabemos que en cuanto a reglas y normas hay una absoluta unanimidad y uniformidad, pues no son complicadas, sino sencillas y fáciles.
Pero hay, en cambio algunas variantes en cuanto a la denominación de los elementos que se utilizan en este juego. En la Bureba se denominan "tejos" los discos empleados; en Villarcayo, "tajos"; por tierras de la Ribera del Duero y Lerma, "chanflos" y "chanflones"; en Burgos capital y su comarca, "doblones". También se los llama "tangas" o "tango" en diversos pueblos de la provincia. En la provincia de Palencia se les llama "petacos".
La Tuta se conoce también con los nombres de "tanga", "tanguilla", "chita", "tarusa"... Aunque esta última palabra encierra cierta ambigüedad, se utiliza como sinónimo de tuta en algunos pueblos; en otros designa el mismo juego pero con características infantiles. En este caso los tejos eras sustituidos por piezas de cobre de 10 céntimos, de Alfonso XII y XIII, monedas que fueron muy populares a comienzos del siglo XX. "La "tutilla" era sustuida por un carrete de madera vacío del hilo, muy similar por la forma a la verdadera tuta o también por una simple caja de cerillas.
"Esta segunda acepción la debo a ese eximio confitero y Quijote del coleccionismo, o sea Ángel Santamaría, conocido como Maceo, mientras visitaba esa valiosa exposición que ofertaba al viajero curioso en el palacio ducal de "Lerma" -observa José Miguel Lope Revilla hablando de este tema.
El juego de la tuta, con toda seguridad, es de origen rural, pero el éxodo sufrido en los pueblos de Castilla y concretamente en los de la provincia de Burgos desde los años 1960 ha hecho que los que se trasladaron del campo a la ciudad, al afincarse en ella han desarrollado las aficiones que tenían en sus pueblos de origen. Y una de las aficiones que afloró fue la del Juego de la Tuta.
El renacimiento de la afición por este juego que podemos calificar de espectacular en Burgos, se debe, fundamentalmente, al afán de búsqueda de las señas de identidad, al deseo de volver a las diversiones del pueblo y de la infancia o juventud, al deseo de conocer mejor las raíces propias que se viene observando en estas últimas décadas en nuestros pueblos en estas nuevas circunstancias sociales e incluso políticas en las que la división de España en Comunidades Autónomas ha estimulado a cada una de ellas a promocionar los valores tradicionales propios, su cultura, su folklore, sus juegos y deportes rurales, sus costumbres populares.
En las ciudades viven muchos hombres que durante su niñez y juventud vivieron en el medio rural e incluso en su edad madura y a la hora de su jubilación se trasladaron a vivir a la ciudad con los hijos que emigraron también. Ya jubilados, disponen de mucho tiempo libre, y lo ocupan llenando su ocio, juntamente con otros que se encuentran en su misma situación, practicando juegos o deportes que siempre tuvieron como propios, los bolos, la tuta, etc.
Así se explican las numerosas partidas sobre todo de bolos y tuta que se celebran tanto por las tardes como por las mañanas, al aire libre en varios puntos de la ciudad burgalesa en zonas verdes, paseos y parques.
El público que se ejercita en esas partidas suele estar integrado principalmente por jubilados, pero por jubilados que han llegado a la edad en que deben cesar en su trabajo aunque se sienten jóvenes y todavía capaces de realizar actividades y participar en estos juegos con los que están familiarizados desde sus años mozos.
Llenan así sus ocios, hacen ejercicio sano al aire libre, se siguen relacionando con hombres que proceden de su mismo ambiente y se sienten más integrados y valoran más las costumbres que heredaron de sus mayores.
El Ayuntamiento de Burgos, a petición de la Hermandad de Peñas ha contribuido a fomentar y canalizar estas aficiones facilitando unas sencillas pistas que hacen posible el desarrollo de estos deportes rurales y juegos tradicionales. Este es el camino para alimentar esta afición e incrementarla con savia popular.
Pistas de este tipo en las zonas de "Las Veguillas", Paseo de la Quinta; Barriada de Juan XXIII, en el Barrio de Gamonal, Carrero Blanco, etc. son el punto de cita diariamente en el tiempo bueno para los numerosos aficionados a la Tuta.
Esto y las competiciones que se han celebrado y que se celebran en diversas localidades de la provincia, Burgos, Castrojeriz, Lerma y los concursos más modestos que se organizan en casi todos los pueblos con motivo de las fiestas veraniegas de la Asunción de Nuestra Señora y San Roque y sobre todo en las patronales y de Acción de Gracias ya en el otoño.
Son testimonio de este renacer de la Tuta las reseñas que publica la prensa local de los festejos de las numerosas décadas, se ha asistido a la creación de numerosas peñas, grupos y Asociaciones y al afianzamiento de las que ya existían con la creación de la Hermandad de Peñas. En muchas de estas Peñas hay socios que pueden calificarse de "tuteros" de solera. Estos socios aficionados a la Tuta, al vivir en diversas barriadas han hecho crecer en éstas la afición. Peñas como "Los Calores", "La Alegría", "San Esteban", "Jóvenes de Gamonal", "Barriada Juan XXIII", "Los Vadillos", "Santa María la Mayor" están haciendo una labor callada pero continua para difundir esta afición colaborando entre ellas. En las Peñas, los socios son tanto personas mayores como jóvenes y es posible que los socios mayores, incluso "de la tercera edad" con la práctica de estos juegos o deportes de origen rural sean los sembradores de la afición para que los jóvenes y niños de hoy tomen el relevo y mañana continúen esta vieja tradición nuevamente renacida en el pueblo búrgales.
EL JUEGO DE LA TUTA
La tuta es uno de los juegos populares que consisten en tirar sobre un punto u objeto, una piedra, tejo o ladrillo. Con el nombre de Tuta se conoce en Burgos este juego que en otros lugares y regiones se llama de otras maneras. Este juego no sólo en Burgos, sino en Castilla la Vieja tiene una tradición inmemorial. Sus elementales normas y reglas y la simplicidad de sus elementos hablan a las claras de su antigüedad.
¿Cuál es su origen y procedencia? Puede ser céltico, griego, romano, germánico o de la cultura del Extremo Oriente o incluso de los países de cultura árabe. Sin embargo todo apunta a que el nombre se lo dieron los romanos y los dos nombres que más se repiten para designarlo tienen su etimología latina.
TUTA: de Tutus, a, um, que significa seguro, segura, defendida.
TANGA: Tango, Tanguet, Tángana, etc.= Verbo Tango, is, tangere, que significa tocar.
El nombre de Tuta -creo- es el que mejor puede definir a este juego.
Si vemos sus normas y reglas comprobaremos que se ha jugado siempre colocando sobre la tuta, cilindro de madera, una o varias monedas y que los jugadores con sus respectivos tejos trataban de derribar la tuta y alejarla de las monedas que se habían puesto sobre ella y al mismo tiempo colocar uno de los tejos más cerca del dinero. Si el dinero queda más cerca del tejo que de la tuta, el dinero que queda más cerca del tejo que de la tuta pertenece al jugador que arrojó los tejos. Si el dinero queda más cerca de la tuta, no se lo lleva el jugador. Debe tirar el siguiente para tratar de poner su tejo más cerca del dinero. Es decir que la proximidad de la Tuta "defiende" el dinero. La puesta está segura junto a la tuta. El recurso de cada jugador es, o alejar la tuta o acercar el tejo a las monedas.
Respecto al otro nombre, Tanga, diremos que hay un objetivo principal en el desarrollo del juego que es acertar a "tocar" la tuta y derribarla con los tejos lanzados desde una distancia determinada. Por eso la virtud principal es la puntería, vista y maña para "tocar" la tuta y derribarla según convenga, alejándola o dejando el tejo cerca del dinero puesto.
Hay una letrilla, llena de picardía, que tiene su origen en los tejos que se utilizan para jugar a la Tuta:
Debajo de tu ventana
un tejo vi relucir;
nadie daba con el tejo
y yo con el tejo di.
Los tejos, al ser metálicos, cuando se usaban constantemente, pasaban de mano en mano y rozaban en el suelo con la arena y las piedras, adquirían un brillo que aumentaba cuando les daba el sol y a eso se refiere la canción diciendo "un tejo vi relucir".
Y en el lenguaje coloquial en muchos pueblos de Castilla se utiliza una frase tomada de este juego "Tirar los tejos" para designar el inicio de relaciones que intenta un mozo con una moza, las primeras insinuaciones, los primeros tanteos.
La constatación documental escrita de la existencia del juego o deporte de la tuta es casi nula. No ha tenido la Tuta mucha fortuna con los escritores sobre temas tradicionales.
Rodrigo Caro, que en su libro "Días geniales o lúdicos" habla de los juegos y entretenimientos del siglo de oro en España no menciona la Tuta entre ellos ni da ninguna referencia (1).
Tampoco es mencionada la tuta en "Folklore y Costumbres de España", de Francisco Carreras y Candi. Edit. Martín, Barcelona, 1933 (2).
Carlos Blanco (3) se refiere al juego pero con el nombre de Tanga, a los tejos los llama "tostones". Recoge algunas normas de juego que constituyen variantes, pero son correctas también. Y aunque habla en general de Castilla la Vieja y León no hace alusión a otros nombres dados al mismo juego en otros lugares.
Luis Gracia Vicien recogió este juego bajo el epígrafe Otros juegos de puntería en su obra (4).
Tiene la suerte el pueblo llano de Castilla de ver renacer o reverdecer sus ancestrales costumbres, sus juegos populares más propios y en pueblos, aldeas, villas y ciudades se organizan cada vez más partidas de bolos y de tuta, en las que los aficionados demuestran sus habilidades, su tino y puntería, su experiencia y adiestramiento, mientras los mirones y curiosos contemplan sus jugadas, comentan los lances, aciertos y fallos, pormenores del desarrollo de las partidas y juegos, en animada conversación, llenando así los tiempos de ocio en llana convivencia con otros amigos o paisanos, saboreando, mano a mano, el buen vino de la tierra que se debiera reivindicar con mayor intensidad ante la proliferación de tantas bebidas foráneas, que si no tienen alcohol, tampoco tienen gusto y sabor de fundamento.
Una vez más se demuestra que lo que tiene realmente valor es lo tradicional, lo popular, lo auténtico.
En resumen diremos: El juego de la Tuta, uta, tarusa, tanga, tanguilla o tángana es un juego de lanzamiento, de reglamento muy sencillo. Su campo tiene unos 28 metros, más lo que ocupa el "pato" o punto de lanzamiento. La pista es lisa, de tierra batida, de dos metros de anchura, quedando a cada lado sendas zonas de seguridad para los espectadores de un metro de ancho. La tuta se coloca a 22 metros del "pato" y a seis metros de ella se coloca un tablón para seguridad.
Se debe fabricar de buena madera, normalmente de encina o roble, por tanto dura para que aguante bien los golpes de los "tejos". Está labrada. Altura 15,20 ctms. Su diámetro en las bases 35 mm.
Los "doblones", "tangas", "tostones" o "tejos" son de hierro acerado, biselados en toda su circunferencia. Su diámetro es de unos 9 a 12 cmts. y su espesor ascendente desde el exterior al centro de 5 a 15 mm. Su peso es de medio kilo.
A veces se ponen sobre la tuta las monedas que convienen los jugadores o también se puede colocar una sola moneda que tiene unas dimensiones de 25 mm. de espesor y 10 gramos de peso. Los equipos suelen ser de dos o de cuatro jugadores y los "tejos" dos.
La ciencia de este juego consiste en tener buen pulso para conseguir derribar la tuta y hacer que el "tejo" o "doblón" quede más cerca de la moneda que de la tuta.
Para dirimir las cuestiones y dudas suele haber un árbitro que mide escrupulosamente la distancia.
Puede darse la situación de "toma"; cuando la tuta queda debajo o encima del "tejo". En este caso hay que separarlos tirando el otro "tejo".
Se produce la situación de "bolsa" o "cama" cuando el tejo queda más cerca de la tuta que de la moneda, o cuando la moneda queda también más cerca de la tuta que del tejo. En ese caso no se produce tanto, ni tampoco si quedan a la misma distancia.
Recordamos otro dicho que se escucha frecuentemente: "Esto va tuta con tanga" y quiere expresar que la cosa va equilibradamente. Que hay proporción entre dos cosas. De lo que se deduce que la tuta y la tanga son dos cosas distintas y que deben de ser proporcionadas en tamaño y peso, son dos objetos distintos. Sin embargo en algunos lugares la tuta se llama tanga, pero estas variantes y diferencia son normales en todo tipo de juegos y no tienen mayor importancia.
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NOTAS
(1) CARO, Rodrigo: Días geniales o lúdicos, Sevilla, 1626.
(2) CARRERAS y CANDI, Francisco: Folklore y Costumbres de España, Editorial Martín, Barcelona, 1933. Editada nuevamente en 1988.
(3) BLANCO, Carlos: Las fiestas de aquí. Ámbito Ediciones. Valladolid, 1983.
(4) GRACIA VICIEN, Luis: Los juegos tradicionales aragoneses II. Zaragoza, 1978.
Se han utilizado muchos datos de un artículo publicado en Diario de Burgos, de 17 de agosto de 1980 del que es autor José Miguel Lope Revilla.
Ofrece datos interesantes Fr. Valentín de la Cruz en su libro Burgos, juegos populares. Burgos, 1993.