Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
1.LA COSTUMBRE RITUAL DE "PINGAR EL MAYO"
Mayo es un mes importante en especial para los labradores. Los pueblos agricultores, con la llegada de la primavera, se han despertado del profundo letargo que ha durado parte del otoño y el largo y frío invierno.
Ya vimos al tratar el tema, que las marzas eran un canto que daba la bienvenida a la primavera proclamando la fecundidad de la naturaleza. Con el mes de mayo llegan las primeras flores, los árboles se cubren de su verde y esplendoroso follaje, efímero y caduco, pero fruto de la ubérrima fecundidad de la tierra, y los campos huelen a hierba fresca, a tierra caliente, a tierra fecunda que en las flores anuncia y promete sus frutos.
La primavera es la estación del amor y más concretamente el mes de mayo.
La primavera, inaugurada con la floración de los almendros que son sus más tempranos heraldos, se ha ido vistiendo de sus galas llenando de alegría, de luz y de esperanza el mundo rural que celebra gozoso desde siempre sus fiestas de primavera.
Atrás ha quedado la larga cuaresma purificatoria, que culminó en la Semana Santa y al final de ésta, la Pascua de Resurrección, llamada por el pueblo la Pascua Florida, colocada estratégicamente por la liturgia en los umbrales de la primavera, es la fiesta del triunfo de la vida sobre la muerte, es la fiesta de la vuelta a la vida en su sentido más amplio y auténtico en la rotación cíclica de las estaciones. La muerte ha quedado vencida justo cuando la naturaleza toda canta a la vida con su esplendor.
En España, más en unas regiones que en otras, desde la más remota antigüedad, se han celebrado fiestas de primavera, destacando los Mayos y las Mayas, con gran solemnidad y brillantez, con ruidosos festejos en los que se entonaban cantos de alabanza pidiendo la bendición de los frutos y de las cosechas:
Ha venido Mayo
por estas cañadas
bendiciendo trigos,
granando cebadas.
Los "Mayos", en su remotísimo origen, fueron fiestas sagradas como otras tantas costumbres y tradiciones hoy desprovistas de sus matices sacros y tuvieron un claro e inequívoco carácter propiciatorio para que la tierra fecunda diera sus cosechas con abundancia y generosidad, evitando los peligros y maleficios que pudieran dar al traste y malograr no sólo el trabajo de los labradores durante el ciclo, sino también su principal medio de vida y subsistencia, la cosecha de cereales, el fruto de viñedos, arboledas y ganados.
El cristianismo ha aprovechado desde su implantación todas las fiestas paganas anteriores, si no las ha podido erradicar y con el de mayo ha sucedido lo mismo. Popularmente se ha llamado a este mes el mes de las flores. Una serie de circunstancias han contribuido a que el pueblo cristiano y católico haya desplegado en él una devoción riquísima en manifestaciones rituales y culturales, en romerías, procesiones en torno a ermitas y santuarios principalmente dedicados a advocaciones marianas, teniendo a la Virgen María como la más elevada expresión del amor espiritual.
La Iglesia supo oportunamente bautizar antiquísimos ritos incorporándolos convenientemente al santoral y a la liturgia, apropiándose de toda la rica tradición ancestral que el mes de mayo traía consigo.
Quizás habría que exceptuar de esta sacralización cristiana la costumbre de plantar o "pingar" el "mayo", pero teniendo en cuenta que no faltan muestras que confirmen lo contrario. La costumbre de "la bajada de la cruz" y el hecho de "pingar la cruz" en algunos pueblos de la Ribera del Duero, como Aranda, son buena muestra y clara de ello.
En torno a estas costumbres vamos a reunir todos aquellos datos que nos ayuden a completar su estudio.
1.1.¿Qué es el mayo?
El "mayo" es un árbol o palo alto que suelen poner los mozos y zagales en las aldeas la noche del primer día del mes (1).
Mayo se llama también el árbol alto adornado de cintas, frutas y otras cosas que se pone en un lugar público de alguna ciudad o villa, adonde en todo el mes concurren los mozos y mozas a holgarse y divertirse con bailes y otros festejos (2).
Estas dos definiciones tomadas de Covarrubias y del Diccionario de Autoridades centran perfectamente el tema del que vamos a tratar.
Son muchos los pueblos y localidades burgalesas en las que se ha mantenido y conservado la tradición de cortar el "mayo" y plantarle en la plaza y nombrar "mayas". Sin embargo existen numerosas variantes y diferencias entre unas localidades y otras que conviene señalar.
Se circunscribe esta costumbre en la actualidad a dos zonas muy concretas: la zona de la ribera del Duero y la comarca de la Sierra o zona de pinares en el partido de Salas de los Infantes.
La noche del 30 de abril al 1 de mayo es una de las más señaladas en el calendario de estos pueblos que luchan por la conservación de esta costumbre, rito ancestral conocido como "pingar el mayo".
El "mayo" suele ser un árbol, pino o chopo de gran altura que es escogido de antemano, siempre con la autorización de la autoridad competente, la tarde anterior al 30 de abril. En algunos pueblos de la sierra, la elección, corta y traslado al pueblo se realiza en verano con motivo de las fiestas patronales.
Estos árboles elegidos como "mayos" son cortados por los mozos del pueblo -generalmente los quintos de ese año- para después pingarlos, plantarlos en la noche del 30 de abril al 1 de mayo.
1.2. Zona de la ribera del Duero
Uno de los pueblos de la ribera del Duero que conserva con más fidelidad el antiguo ritual es Tórtoles de Esgueva.
En este pueblo, los quintos de cada año, si todavía quedan, pues como en todos los pueblos la población ha descendido, se dirigen por la mañana al monte o a las choperas o arboledas más pobladas de las existentes para escoger el árbol más alto y recto. Normalmente es un chopo o pino. Si no hay quintos, no faltan mozos que continúen la costumbre y la fiesta.
Les acompañan familiares y amigos en el cometido de la elección. Después de elegido el árbol "mayo" lo talan y lo limpian de todas sus ramas, respetando algunas de su extremo más alto. Una vez limpio de las ramas sobrantes lo trasladan al pueblo con un tractor.
Durante la misma jornada ha sido excavado el hoyo de metro y medio de profundidad en lugar en que por costumbre se "pinga el mayo" o donde se decida de antemano. Estos lugares suelen coincidir con la plaza del pueblo o un punto céntrico del mismo.
A medida que avanza el día la expectación va creciendo gradualmente con la realización de los preparativos. Expectación que hace que ya antes de la media noche se hayan concentrado alrededor del "mayo" grupos de personas del pueblo, niños, mozas, ancianos, hombres y mujeres.
A todos atrae esta costumbre pero singularmente a los niños para contemplar el espectacular rito. A los ancianos les llena de nostalgia y les despierta recuerdos dormidos de aquellos años de su juventud en que ellos lo hicieron con la misma ilusión y entusiasmo, fruto de su vigor juvenil.
Los adultos y mozos disfrutan haciendo comentarios y comparaciones con los "mayos" de años anteriores y elogiando las excelencias del "mayo" elegido, o sacándole defectos.
Cuando suenan las doce campanadas señalando el reloj la hora mágica de la media noche, comienza la fase definitiva del rito.
Un grupo coge dos escaleras y se sitúa en la parte más cercana a la copa, otro se encarga del carro de apoyo y los dos restantes se responsabilizan de las sogas atadas al tronco. En el hoyo, los más expertos sujetan las tablas que ayudarán a introducir la base en el agujero.
Las bromas se suceden continuamente entre los asistentes, mientras, a una voz, los mozos van corriendo escaleras y carro, acercándose de la copa a la base, soportando el enorme peso de los más de veinte metros de árbol haciendo palanca al ir empinándose. Las sogas no se utilizarán hasta el final, cuando el "mayo" esté casi vertical y servirán para corregir su inclinación y sujetarlo mientras otro grupo rellena a toda prisa el hoyo de tierra y piedras, convenientemente apisonadas.
El espectáculo aún no ha terminado, porque todavía uno de los mozos menos temerosos escalará el liso tronco para quitar las cuerdas. En tres poblaciones, aunque esto ya se va perdiendo, se acercan peligrosamente hasta la copa para colocar adornos (cintas o globos de colores o frutas).
La ceremonia del pingado continúa después en Tórtoles con una hoguera alrededor de la cual todo el pueblo comparte el tradicional escabeche, pan, vino y bromas, las más pícaras dirigidas a las mujeres presentes. En esta población el "mayo" se quedará todo el año, aunque lo habitual en la Ribera es mantenerlo todo el año (3).
La Aguilera, Zazuar, Caleruega y otros pueblos ribereños del Duero también conservan esta tradición de "pingar el mayo" y en todos ellos se respira un aire de competitividad y una implícita rivalidad a ver quién "pinga el mayo" más alto.
El árbol "mayo" mirará desafiante durante todo el mes o durante todo el año desde su altura a la población.
Dicen que el "mayo" es el símbolo del despertar de los jóvenes a su madurez sexual que se hace coincidir con el despertar de la Naturaleza en la primavera.
Las familias de los jóvenes que "entran en quintas" celebran igualmente de forma especial el ritual y son habituales las demostraciones de habilidad y poderío de los mozos en torno al tronco del árbol.
La conservación y pervivencia de esta antigua costumbre depende ya, en muchos casos, de la existencia de "quintos" en los pueblos, algo que cada año es más difícil (4).
Sin embargo hay datos favorables a la restauración y recuperación de esta costumbre. A este propósito responde la nota que apareció en el Diario de Burgos del día 30 de abril de 1992: "Los vecinos de Capiscol "pingarán el mayo" esta noche".
BURGOS. Los vecinos de Capiscol celebrarán esta noche, cuando acaba abril y entra mayo la tradición de "pingar el mayo".
El acto será a las 11,30 de esta noche, en la plaza de la iglesia de Capiscol y está organizado por la Peña Blusas de Capiscol, el Grupo Escuela "Dulzaineros de Capiscol" y la Asociación Familiar "El Salvador".
"Somos castellanos y estamos orgullosos de serlo. Valoramos lo nuestro y no queremos perder nuestras raíces", así rezaba el cartel anunciador de los actos.
Se levanta el pino "mayo" por los jóvenes en una calle central o en la plaza y el último día de las fiestas patronales se rifa. Los jóvenes venden las papeletas y con lo recaudado contratan alguna orquesta para organizar baile algún otro día, y si el dinero alcanza se organiza una chocolatada.
Para estos actos oficiales los tres mozos elegidos y nombrados alcalde de mozos, teniente y alguacilillo deben ir vestidos con la indumentaria serrana con blusón, fagín y con cachava.
1.3. El "Mayo" en Regumiel de la Sierra.
Regumiel de la Sierra celebra sus fiestas patronales los días 15 y 16 de Agosto en honor de la Asunción de Nuestra Señora y San Roque.
Uno de los actos más tradicionales y arraigados en ellas tiene como protagonista el pino, pues Regumiel es un pueblo pinariego con una industria maderera floreciente.
Dentro de las fiestas patronales se celebra el tradicional arrastre de pinos "mayos" por parte de los mozos y mozas de esta localidad serrana.
El Ayuntamiento concede tres pinos "mayos" a los mozos y mozas que, en compañía del guarda forestal eligen entre los que más les gustan del monte.
En el año 1992 los pinos fueron cortados el domingo día 16 de agosto y a continuación se celebró el arrastre hasta el pueblo. Los pinos ya no se venden, como antiguamente, sino que se rifan y el dinero va aparar a los jóvenes de la localidad. Pero para eso hay que esperar hasta el mes de mayo del año próximo. Los pinos cortados esperarán cortados hasta el primer día del mes de mayo próximo, fecha en que se "pina el mayo".
Después de puesto en pie, antiguamente, los mozos intentaban subir hasta lo más alto del "mayo" y poner allí la bandera. El mozo que lo conseguía en primer lugar tenía el privilegio de poder elegir la moza que quisiera de las del pueblo para bailar con ella.
Durante el acto de "pinar el mayo" se suele recitar frente al público la poesía del "Mayo" (6).
1.4. La tradición del “pingar el mayo" en otras localidades
Volviendo a la zona de la Ribera del Duero, en Santa Cruz de la Salceda existió esta costumbre, pero se ha perdido, como en La Aguilera, Caleruega, Zazuar.
En Aranda de Duero, en el comienzo de mayo se celebra la "Bajada de la Cruz" con el rito de "pingar la cruz" que ha sustituido al de "pingar el mayo". Concretamente tiene lugar el día tres de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz.
En otros pueblos de la Ribera del Duero también se ponen o "pingan cruces", como en Fuentelcésped. En Sotillo de la Ribera esta fiesta de la Cruz convive con la del mayo y simplemente se veneran las cruces en Santa Cruz de la Salceda y Tubilla del Lago.
Estas costumbres estaban muy arraigadas en estos pueblos y en otros que han luchado por conservarlas o volverlas a dar vida al cabo de los años, lo cual es digno de los mayores elogios.
Hallamos un testimonio de la máxima autoridad sobre esta tradición en el libro de Federico Olmeda (7). Allí se hace esta pregunta que expresa bien a las claras lo extendida que estaba esta costumbre: " ¿Quién no sabe todavía en Castilla y especialmente en Burgos lo que significa esta palabra?". Se refiere a la palabra "Mayos".
Y a continuación lo describe así: "Pocos días antes de terminar abril las mozas y los mozos eligen un pino recto, el más derecho y alto que encuentran, y le arrancan con cautela para que no se estropee. Si no hallan pinos muy altos empalman cuidadosamente dos de ellos. Después de haberle limpiado de la corteza y de haberle puesto reluciente adornan esmeradamente su copa, único ramaje que se conserva del pino, con cintas, huevos (aunque antes los hayan vaciado) y otras cosas vistosas, que hagan de la copa algo ideal, fantástico e ilusorio. Al fin y al cabo, Mayo es el mes más sonriente del año.
Cuando ya lo tienen preparado lo empinan en la plaza mayor, generalmente el día primero del mes, y a continuación le saludan los jóvenes con grande alegría bailándole por un largo rato y haciéndole muchos relinchidos. En algunos sitios estas fiestas las celebran todos los días de Misa".
En la obra de Federico Olmeda se recogen tres tonadas exclusivas de Mayos, que son las que llevan los números 11, 12 y 13.
Este mismo autor recoge como alusivos a esta costumbre los siguientes versos:
¡Vítores, Mayo,
que te empinaron!
Pero fue con la ayuda
de los casados.
Para bailar este Mayo
licencia, señores, pido;
no digan a la mañana
que yo he sido el atrevido.
Antaño, cuando por Mayo,
cuando los grandes calores,
de que las cebadas ciernen
los linos ya tienen flores.
Vítor, Victoria:
¿Quién se comió la carne?
Quién se comió la carne...
La carne,...la Regidora.
En Mayo me dió un desmayo,
en Mayo me desmayé,
en Mayo cogí una rosa,
en Mayo la deshojé.
Mrs. Bárbara Aitken estudió los árboles "mayos" en los pueblos de la montaña de Soria y en los pueblos limítrofes de la cuenca del río Tirón en Logroño y Burgos el año 1926.
Según esta autora, en Quintanar de la Sierra, provincia de Burgos, cierto número de mozos, alrededor de trece, salen al bosque con permiso del alcalde y cortan un pino alto. En la plaza hacen un hoyo y colocan en él el árbol, haciéndole sostenerse además con cuerdas y acuñándolo con trozos de madera. Déjanlo en la plaza hasta el último día del mes y luego lo venden y gastan el dinero en refrescos. A veces reducen el número de las cuotas e intervienen en la colocación del Mayo ocho o diez. Pero como este número se considera corto para levantar el árbol, les ayudan los vecinos en general. A veces un muchacho se coloca unos pantalones viejos y pretende subir por el "mayo" y cuando consigue alcanzar la punta se quita aquellos y los deja colgando. (8).
En Belorado, provincia de Burgos, en 1926 colocaron un "mayo" en la plaza de San Nicolás la noche del 30 de abril, que era un tronco de álamo con dos monigotes el "mayo" y la "maya", puestos en lo alto, y en San Miguel del Pedroso, el "mayo" era también un álamo con flores y naranjas (9).
En la cuenca del Tirón, en general, también se asocia el árbol con un muñeco.
En Belorado, Mrs. Aitken vio en 1926 lo siguiente:
Un monigote llamado el "mayo" fue colocado colgando de una cuerda que iba de una casa a otra en la calle alta del viejo barrio de San Nicolás, el 31 de aquel mes. Este monigote tenía pantalones blancos, una levita negra, sombrero, zapatos y guantes blancos, además de un paraguas o sombrilla.
En la espalda tenía un cartel que anunciaba la entrega de Abd el Krim, que fue por entonces. En realidad el monigote debía colocarse el 1 de mayo y ser destruido, quemado, el último día de aquel mes. Mrs. Aitken describe la quema con muchos detalles, pues fue invitada a ella por la mujer que colocó el muñeco. En primer lugar, se le llevó de la calle a la plaza y se le alzó en lo alto de un palo, luego, en otro y luego se le prendía fuego por las piernas entre la expectación histérica de las mujeres, que gritaban: ¡Pobre Juan!, tras lo cual las mozas lo llevaban de un lugar a otro (10).
Domingo Hergueta en su libro FOLKLORE BURGALES (11) recogió fielmente una larga letra para cantar en ocasión de celebrar los "mayos" que él titula Mayos a la Virgen y consecuente con este título y con la mayor naturalidad la incluye en el apartado de canciones y coplas religiosas.
Y en este punto, al mismo tiempo que reconocemos el mérito del Sr. Hergueta por haber recogido una muestra genuina del folklore en esta letra de "mayos", hemos de dejar bien sentado que se equivocó el atribuirle el carácter religioso y mariano que le atribuye. Y nos extraña que el Sr. Hergueta incurriera en esta confusión. Las lindezas líricas que describen la hermosura física de la mujer son eso y nada más que eso: elogios encendidos a la hermosura de la mujer, de toda mujer. Simplemente leyendo esos versos se ve a las claras que todos están centrados en la belleza humana y prescinde totalmente de cualquier matiz religioso y sacro.
Siempre hay que dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César y hemos de saber que estas letras se cantaban en las fiestas de "mayos" y "mayas", fiestas heredadas de una tradición muy remota, anterior al cristianismo y que no se pueden atribuir así como así a la Virgen María, porque están fuera de lugar.
Hemos visto parte de estas letras incorporadas a las letras de las "marzas" en el folklore burgalés, utilizadas para ser cantadas en las rondas de los mozos en la última noche de febrero dirigidas a las mozas a las que rondan. Y esto es lo que caracteriza a esas letras recogidas por el Sr. Hergueta.
Para alabar a la Virgen María y cantar sus hermosuras y honrarla en el mes de mayo y en todas las otras fiestas a ella dedicadas durante el año dispone la Iglesia de una liturgia espléndida y la devoción popular ha inventado muchas canciones y letras dedicadas exclusivamente a la Virgen, sin necesidad de atribuirle las que se han utilizado tradicionalmente para honrar la belleza de la moza, para exaltar la galanura física de la novia o de la mujer en general.
Quizás el Sr.Hergueta no sabía que existía una antigua costumbre en Burgos llamada "El Mayo". Las letras aludidas son las siguientes:
MAYOS A LA VIRGEN
A cantar el mayo,
Señora, venimos
y para cantarlo
licencia pedimos.
Usted que nos oye
y no dice nada,
señal que tenemos
la licencia dada.
Ya estamos a treinta
del abril cumplido,
alegráos, damas,
que Mayo ha venido.
Ya ha venido Mayo,
bienvenido sea
regando cañadas,
casando doncellas.
Ya llegó la noche,
sea enhorabuena.
De cantarte Mayo,
regalada prenda,
paso a retratarte
pero aquí mi lengua
proseguir no sabe
y a cantar no acierta.
No hay pluma que sirva
al pintor poeta,
ni pincel que copie
tu gentil belleza.
Tienes tu cabeza
chiquita y bonita,
parece de oro
una naranjita.
Tu pelo es madeja
del oro más fino
que envidian los rayos
del sol purpurino.
Tu frente espaciosa
es campo de guerra
donde Cupidillo
plantó su bandera.
Esas tus dos cejas
un poquito arqueadas
son arcos del cielo
y el cielo es tu cara.
Tienes unos ojos,
luceros del alba
que alumbran el cielo
de mis esperanzas.
Son esas pestañas
puntas de alfileres
que los corazones
traspasarlos quieren.
Tu nariz aguda
como fina espada
los más duros pechos
sin sentir traspasa.
Esas tus mejillas
blancas, coloradas,
son, niña, azucenas,
con rosas mezcladas.
Esas tus orejas
no gastan pendientes,
aunque no te adornes
te siguen las gentes.
Esos tus dos labios
son dos coralitos,
ya esconden, ya enseñan
tus dientes bonitos.
Tu boca es chiquita,
graciosa, risueña,
con dientes menudos
que parecen perlas.
Ese hoyo pequeño
que hay en tu barbilla
es la sepultura
para el alma mía.
Tienes la garganta
tan clara, tan bella
que hasta lo que bebes
se clarea en ella.
Tu pecho, señora,
es arca cerrada
donde prisionera
se encuentra mi alma.
Tienes unos brazos
tan bien torneados,
no los tuvo Eva
mejor acabados.
Son esas tus palmas
tan maravillosas
que en flores convierten
todo lo que tocan.
Esos tus diez dedos
cargados de anillos
son de mis prisiones
cadenas y grillos.
Tu cintura es junco
criado en el agua.
Todos van a verla
como es tan delgada.
Esas tus dos piernas
forman dos columnas
donde se sostienen
el sol y la luna.
Tienes unos pies
como mariposas
que por donde pasas
florecen las rosas.
Zapatito negro
con media calada
tan bella es la niña,
como recatada.
II. LAS "MAYAS" EN LA PROVINCIA DE BURGOS
Hablando de estos temas tradicionales la ilustre escritora burgalesa doña María Cruz Ebro escribe:
"La marcha de los pastores a Extremadura daba ocasión a ceremonias y fiestas rituales. La danza llamada del pino (Las Mayas), era muy curiosa. Arrancando el árbol del monte era traído por los mozos a la plaza de la aldea, en donde quedaba enhiesto. Al bailar las zagalas en torno del pino figuraban festejar a un dios gigante que, en ausencia de los hombres, quedaba en la aldea para defensa de los hogares".
He copiado esta cita del libro Danzas típicas burgalesas, de Justo del Río y Ramón Inclán Leiva, pero no se dice de donde han tomado dicha cita. Sí se dice que esta costumbre se desarrollaba en Neila y quizás también en otros pueblos de la Sierra Burgalesa en los que desde muy antiguo ha estado en vigor la trashumancia a la que hace alusión dicha cita.
Comentando la danza de "las Mayas" se dice en el libro mencionado: "Llamada también "al villano" es originalísima y de un sabor arcaico innegable.
La bailan diez mozas vestidas con el traje típico serrano, llevando prendidas en los hombros y espaldas, sobre el mantón de seda, gran número de cintas de diversos colores que casi los cubren por completo, y cada una maneja una pandereta también adornada con cintas, que tocan al compás de una canción cantada por otras mozas.
LAS MAYAS
Las Señoras Mayas
que hagan corrillo
“pa" que salga la gala
que no ha salido (bis).
Al agudo, al agudo
Y a lo ligero,
al uso de mi tierra
toco el pandero.
Allá arriba, allá arriba
la Virgen lava
los pañales del Niño,
rica colada.
Vítores, Mayo,
vítores, Mayo.
Hacía la puerta y calle
de Don Fernando (bis).
Vítor a prisa,
vítor a prisa
hacía la puerta y calle
de Doña Luisa (bis).
Ya vienen los pastores,
ya viene el rumbo,
ya viene la alegría
de todo el mundo.
Ya vienen los pastores
no viene el mío,
alguna picarona
lo ha entretenido.
Cuando el Sr. Alcalde
coge la vara
parece clavelina
recién cortada (bis).
Las Señoras Mayas
que hagan corrillo
"pa" que salga la gala
que no ha salido (bis).
Ya marchan los pastores,
ya marcha el día,
ya se va aquel zagal
que me quería.
La danza se desarrolla en rueda girando hacia un lado y volviendo en sentido contrario, con movimientos pausados y ceremoniosos y en algunos giros, saltan todas, sin perder el ritmo que marca la canción, al propio tiempo que levantan los brazos sonando con fuerza las panderetas.
Es una danza de carácter primitivo, tal vez con reminiscencias de las danzas sagradas de los pueblos paganos bailadas en holocausto y ofrenda para aplacar las iras de sus dioses (12).
Las mayas de la plaza
son dos luceros
y en saliendo las otras
parecen cielos.
Arriba, resalada,
parecen cielos.
Ya vienen los pastores
ya viene el rumbo,
ya viene la alegría
por todo el mundo.
Arriba resalada
por todo el mundo.
Al villano, al villano,
¡ay noja, ay noja!
de Neila fueron siempre
las buenas mozas.
Arriba resalada,
las buenas mozas.
La música de esta danza la recogió Federico Olmeda en Folklore de Castilla o Cancionero popular de Burgos, nº 93. Justo del Río Velasco es el autor de las descripciones y evoluciones de la danza que como tal danza fue recogida en Neila en el año 1950, aunque la música lo fue más de cincuenta años antes.
III.LAS "MAYAS" TRADICIONAL FIESTA INFANTIL
En muchas ciudades y en concreto en Burgos, antiguamente era habitual celebrar la fiesta de las "Mayas" que tenía representación en cada barrio, siendo elegidas por reinas las muchachas más bellas a las que sus compañeras obsequiaban con las flores más olorosas, sentándolas en un gran taburete o sillón que denominaban "silla de la reina" para que así fueran admiradas por todos. Pues este sillón con dosel y adornos se colocaba en la calle o en una plaza.
El espectáculo se prolongaba durante muchos días, adquiriendo mayor relieve cuando en las primeras horas de la mañana las chicas del barrio iban a buscar a la Maya a su casa para llevarla en alegre comitiva sobre su silla, en una espectacular exhibición, por las calles de la ciudad, mientras las jóvenes entonaban coplas alusivas (13).
"El día 1 de mayo en cada barrio vestían de blanco a la niña elegida por su belleza o simplemente porque le caía en suerte, le ponían un velo blanco y una guirnalda de flores en la cabeza y, con ella presidiendo el grupo, las demás niñas salían por las calles y plazas pidiendo a los transeúntes "una perrita para la Maya". El dinero que se conseguía en la postulación lo empleaban en una merienda o lo repartían entre las niñas, aunque celebraban también una merienda. También era normal guardar el dinero para las fiestas de San Pedro.
El recorrido de la Maya y su cuadrilla quedaba reducido al propio barrio, de esta regla se excluían las niñas acogidas al Asilo de San Juan que podían recorrer toda la ciudad de Burgos.
Esta de las mayas era una fiesta exclusiva de las niñas y su desarrollo era muy similar al de otros lugares con variantes circunstanciales.
Esta fiesta de la Maya tiene sus orígenes en tiempos remotos sin saber precisar en qué cultura nació, romana tal vez, y no se tiene noticia de que se practique en la actualidad, parece que se perdió años antes de la guerra civil" (14).
Mayas también se llamaban las ramas que se ponían en las casas en algunos pueblos.
En la localidad de Frías, provincia de Burgos, en Mayo se coloca actualmente una cruz enramada en el monte, frente al pueblo, al otro lado del río. Antiguamente, sin embargo, fue costumbre el poner una rama en cada casa, hecho que prohibieron las Ordenanzas Municipales: "Otrosí hordenaron que por quantos acaesce que algunas personas façen en robres e álamos poniendo en cada puerta una maya que ninguna persona, vesino de dicho lugar nin moço de soldada non corte robre nin álamo de los montes de esta ciudad nin de personas particulares, salbo una maya e ésta sea cortada de los álamos de los verçales e esta sea puesta en la plaza, so pena de sesenta maravedís por cada vegada e el dapño a su dueño".
Hoy se pone una rama de chopo en cada puerta por mayo y hasta hace unos años a las chicas les colocaban sus novios en los balcones una corona de flores o rosas" (15).
IV.LA BAJADA DE LA CRUZ EN ARANDA DE DUERO. PINGADO DE LA CRUZ
En la localidad de Aranda de Duero ha existido y existe el tradicional rito conocido como La Bajada de la Cruz.
La Cofradía de la Vera Cruz, que probablemente sea la más antigua de la población, ya que parece que data del tiempo de las Cruzadas, era la que instituyó y llevaba a cabo esta costumbre.
Por los años 1975-76 se intentó revitalizar la antigua tradición en la que parece que los cofrades habían introducido cambios considerables, razón por la que hacía años que había sido suprimida.
El año 1975 se pingó la Cruz sin más ceremonial de procesión ni de bailes pero en el año siguiente, 1976, se quiso que volviera a realizarse la costumbre en toda su integridad.
A las 7 ,30 de la tarde salió de la iglesia de San Juan la procesión en dirección a la plaza del Caudillo, no terminando los actos hasta cerca de las 10 de la noche.
El inmenso público que ocupaba en su totalidad la plaza presenció todas las ceremonias que realizaban los que bailaban la Cruz con todo detalle, pues muchos de los asistentes nunca habían presenciado la realización de tal ceremonia. En el acto participaron activamente las Peñas arandinas y la gran asistencia de público fue una sorpresa.
La sorpresa era motivada porque durante muchos años anteriormente la fiesta había sufrido una profunda crisis, la asistencia de público era muy escasa y la tradición estuvo a punto de extinguirse y olvidarse.
Llevaba varios años haciéndose "la bajada de la Cruz" hasta la plaza mayor casi en solitario, aunque la Cofradía o Hermandad de la Vera Cruz no pierde la esperanza de recuperarla totalmente y volver a celebrarla en olor de multitud de tiempos anteriores.
Llegados al año 1991 la Cofradía de la Vera Cruz se propuso, con ayuda de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, recuperar el favor popular y la participación que en otras épocas arropaba la tradicional "bajada" y "pingado" de la Cruz de Mayo.
Según la documentación escrita que conserva la Cofradía, esta fiesta data, por lo menos del siglo XVII. La cruz, pintada de color verde, está guardada en la iglesia de San Juan y el día 2 de mayo se baja desde este templo hasta la Plaza Mayor, acompañada por el público que lo desea, que baila delante de ella, lo que es causa de que algunos años tarde horas en recorrer una distancia de pocos metros.
La costumbre es "pingarla" en la Plaza Mayor. Antiguamente se formaban a continuación unas "torres" humanas con voluntarios.
La bajada y "pingado" de la Cruz de Mayo ha sido siempre hasta hace unos años, una costumbre seguida por multitud de personas que aguantaban estoicamente las cinco horas que en ocasiones se ha tardado en hacer el corto recorrido. De hecho, se la sacaba de la iglesia de San Juan a las seis de la tarde y siempre se "pingaba" bien avanzada la noche.
Los Mayordomos de la Cofradía son los que portan la Cruz y el escribano de la misma lleva el pendón. Se baila a los dos lados de la Cruz, hacia delante y hacia atrás y alrededor del pendón.
No se trata de impedir que llegue la Cruz a la Plaza Mayor, sino de bailarla durante el mayor tiempo posible.
También eran muy numerosos los danzantes que en tal ocasión lucían el traje de fiesta de labrador en el cual destacaba la camisa blanca.
Al danzar ante la Cruz se hacen sonar los "pitos", ese instrumento artesano parecido a la castañuela que solían adornar con borlas o cintas de colores.
Un año se añadió la costumbre de formar castillos humanos de tres pisos al finalizar la ceremonia del "pingado" en la plaza, aunque esto ya se ha perdido y últimamente se ha intentado recuperar también.
El día siguiente, 3 de mayo, que es el día de la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, es también tradición celebrar la procesión de encuentro de la Cruz con Santa Elena, que antiguamente era la danza exclusiva de los más pequeños.
Esta fiesta y tradición de la Bajada y "Pingado" de la Cruz estuvo cerca de 20 años prohibida, (en 1958 fue desautorizada por la iglesia) debido a la falta de respeto ya las borracheras que se veían durante la celebración del acto. Y en Aranda no les quitan la razón a las autoridades eclesiásticas al tomar esta medida.
La Cofradía de la Vera Cruz también desapareció en esos años, "porque no tenía razón de ser", aunque el año 1975 se retomó la costumbre con la misma fuerza con que se había dejado e incluso aparecieron los antiguos cofrades a quienes se les unió un amplio grupo de gente deseosa de recuperar la tradición. No obstante, a partir de los años 80, "ha ido bajando escandalosamente", dicen los cofrades.
Las causas de este descenso en la expectación y seguimiento de una tradición tan antigua no están muy claras. Unos dicen que ha sido la climatología adversa de algunos años. Otros apuntan a los cambios tan bruscos experimentados en las costumbres en general y de la población arandina en particular. A pesar de los problemas, cofrades y ayuntamiento dicen que hay que hacer un esfuerzo entre todos para conservarla e incluso recuperar algunos aspectos como los castillos humanos.
El tiempo parece que ha dicho su palabra a favor de estos deseos de conservar y recuperar esta tradición y año tras año se va celebrando esta fiesta, aunque la climatología repetidamente hace que no sea de forma multitudinaria.
Pero a pesar del llamamiento de la Hermandad de la Vera Cruz y de la concejalía de festejos del Ayuntamiento de Aranda, esta fiesta de la bajada de la Cruz, sin duda una de las más pintorescas de la zona no acaba de recuperar su carácter multitudinario de otras épocas. Pero lo más interesante es que en los últimos años, a pesar del frío, durante las casi tres horas que aproximadamente tarda la Cruz en recorrer los trescientos metros existentes hasta la plaza Mayor fue acompañada por los cofrades, familiares de éstos y arandinos fieles a la tradición.
El frío no amilana a los danzantes de la Cruz que fieles a la tradición, apenas la dejan avanzar. "¡Vale, vale! -dicen en cuanto se mueve unos metros- ¡Arriba los pitos!" y a este grito todos elevan los brazos haciendo sonar este instrumento muy parecido a las castañuelas.
Los dulzaineros y tamborileros comienzan de nuevo a tocar. "Agua, agua, agua", cantan rítmicamente los danzantes, entre otras cosas.
Los cofrades puntualizan que, si bien es costumbre pedir agua, la tradición no es una rogativa, sino que tiene unas raíces mucho más profundas.
La Hermandad o Cofradía de la Vera Cruz conserva libros de actas fechados en el siglo XVII pero hay dudas de que su origen sea anterior, pues aparecen citas de la cofradía en algunos documentos, entre otros las Memorias del Obispo Velasco.
El baile de la Cruz se cree que surgió en el siglo XVIII pues en las actas de esa época se cita haber pagado danzantes.
Los de la Cofradía de la Vera Cruz no descartan que esta costumbre sea una cristianización del rito de "pingar el mayo". La Cruz está pintada de verde, que le asemeja a los árboles que se toman como "mayos".
Esta costumbre es una mezcla de ritos que coinciden en los primeros días del mes de mayo. Por una parte la festividad de la invención de la Santa Cruz. La liturgia cristiana hace continua mención del árbol de la Cruz. Las danzas y bailes en torno a la Cruz durante el recorrido pueden ser la expresión popular de la alegría por el hallazgo de la Cruz llevado a cabo por Santa Elena. El recorrido o bajada en triunfo de la Cruz portada por los cofrades responde a estos mismos sentimientos. El acto de "pingar" la Cruz es claramente una cristianización del rito pagano de "pingar el mayo". Quizás los cofrades no vieron mejor manera de cristianizar esta costumbre que juzgaban pagana o poco religiosa que sustituir el "mayo" por la Cruz, pintada de verde para que entre ellos, entre el mayo y la Cruz, existiera la mayor semejanza e incluso identificación.
Recordemos que en toda la Ribera del Duero la costumbre de "pingar el mayo" ha estado y sigue estando muy arraigada.
Y en algunos pueblos, como Sotillo de la Ribera conviven o han convivido los dos ritos, el pingado de la Cruz y del "mayo". En Fuentelcésped se "pinga" también la Cruz.
Las fiestas relacionadas con el mes de mayo estuvieron muy arraigadas y difundidas en la antigüedad y tuvieron mucha aceptación por parte del pueblo, pero terminaron por ser casi absorbidas, uniformadas o deformadas al ser cristianizadas. Al ser cristianizadas, perdieron su motivación y finalidad primitiva y por eso perdieron su interés para el pueblo, fueron decayendo, entraron en crisis y desaparecieron, subsistiendo en muchos puntos expresiones testimoniales de aquellas costumbres.
En Aranda de Duero se recuerda como una anécdota la frase y desliz gramatical del alcalde Aristóbulo Arranz, allá por los años 20. La frase es la siguiente: ..."que la "pinguís" de una vez".
Quizás la lentitud del acto de la bajada y del "pingado" de la Cruz no pueda expresarse más gráficamente que con la frase de aquel alcalde.
Bien con carácter casi exclusivamente religioso o bien mezclándose con restos de rituales paganos, la celebración de la fiesta de la Cruz de Mayo aún tiene su arraigo en el mundo rural que lucha por mantener sus tradiciones (16).
V. LAS CRUCES DE MAYO
Conectando con estas costumbres que venimos señalando quedan aún en los pueblos costumbres curiosas. Hay pueblos en los que el día 3 de mayo, fiesta de la Invención de la Santa Cruz siembran cruces después de bendecirlas. Parece que con este rito se pretende pedir la fecundidad de la tierra para que se obtengan buenas cosechas.
En otros lugares existe la costumbre de hacer cruces de regular tamaño y el día tres de mayo son llevadas a la iglesia para ser bendecidas y a continuación una representación de los vecinos, o los alcaldes y concejales acuden a puntos estratégicos, como la mojonera o la raya del pueblo que linda con los vecinos y van clavando esas cruces para proteger el pueblo de pestes, enfermedades, plagas y todo aquello que pueda dañar a cosechas, árboles y ganados.
La verdad es que estas costumbres, muchas veces mezcladas con supersticiones van desapareciendo y se cree que esto es una inconfundible señal de progreso. Lo cual está por ver.
Las fiestas de la Cruz en Aranda de Duero y otros pueblos ribereños y las tradiciones aún vigentes en torno al "mayo" y las fiestas en torno a las "mayas" ya desaparecidas, marcan con su fuerte acento el calendario festivo de este mes, en el centro de la estación del amor que es la primavera, en la que la naturaleza toda y más los hombres y mujeres, se alegran, disfrutan, festejan y se regocijan celebrando con entusiasmo el esplendor y la vida que se manifiesta con generosidad en cada rincón, en cada pueblo, en cada flor, en cada ser viviente, integrado en el concierto de la creación.
____________
NOTAS
(1) COVARRUBIAS: Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Barcelona, 1943. P. 780.
(2) Diccionario de Autoridades, Edic.Facsímil. Edit Gredos, Madrid,19 , T. III, D. N. P. 517 b.
(3) LAZARO, Aurora: Crónica de Aranda de Duero, en Diario de Burgos, 2 de mayo de 1993.
(4) LAZARO, Aurora: Crónica de Aranda de Duero, en Diario de Burgos, 2 de mayo de 1992.
(5) CAMARERO CAMARERO, Ramiro: La Plantada del mayo en Monterrubio de la Demanda, en Diario de Burgos, 3 de mayo de 1992.
(6) ARCE, Guillermo, Crónica de Regumiel de la Sierra, en Diario de Burgos, 20 de agosto de 1992
(7) OLMEDA, Federico: Folklore de Castilla o Cancionero Popular de Burgos. Ed. Facsímil. Burgos, 1975, p. 71.
(8) AITKEN, Bárbara: "The burning of the may at Belorado", Folklore Transactions of the folklore society. Tomo XXXVII (1927) (pp. 289-290.
(9) AITKEN, Bárbara; “Spanish games and calendar customs”, en Folklore Transactions of thew folklore society Tomo XXXVII (1927), p. 208.
(10) CARO BAROJA, Julio: La estación de amor. Edic. Taurus, Madrid, 1975, p. 46, nota 4 en la que cita a Mrs. Bárbara Aitken. The Burning of the May at Belorado, pp. 290-292.
(11) HERGUETA MARTIN, Domingo: Folklore Burgalés. Edic. Facsímil. Burgos, 1989, pp. 188-189.
(12) DEL RIO VELASCO, Julio y INCLAN LEIVA, Ramón: ("Ignotus"), Danzas Típicas Burgalesas, Burgos, 1959. pp. 218-225. En la edición de 1975 se recoge la letra en su totalidad.
(13) CONDE RIBERA. L.: La Cruz de Mayo una vieja tradición española casi desaparecida, Art. Diario YA, 1 de mayo de 1976.
(14) GONZALEZ BLANCO, Fernando: Dos fiestas infantiles perdidas en Burgos: Las Mayas y el Arco de San Juan. Revista de Folklore, nº 42, pp. 214-216.
(15) CADIÑANOS BARDECI, Inocencio: Frías, ciudad en Castilla, Frías, 1991. Nota 9 de la página 176.
(16) LAZARO, Aurora: Crónica de Aranda de Duero, en Diario de Burgos, 4 de mayo de 1992.