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Enmarque geográfico:
Brandilanes de Ailiste es un pueblo del NW zamorano, que se engloba en una unidad mayor: la comarca de Aliste.
La tierra .de Aliste comprende en total 33 términos municipales y sus límites vendrían señalados:
-por la Sierra de la Culebra, el Norte.
-por el río Esla, al Este.
-por el río Duero, al Sur.
-por la frontera con Portugal, al Oeste.
Brandilanes, limita con los siguientes pueblos:
-al Norte con Moveros y Fornillos de Aliste.
-al Sur con el Castro de Alcañices.
-al Este con Fonfría.
-al Oeste con los pueb1os portugueses de: Paradela, Constantim e Ifañez.
Juan Ignacio Plaza Gutiérrez (1), analiza la problemática de esta comarca marginal zamorana, a través de 3 supuestos:
1) Las condiciones edáficas (excesivo grado de acidez de los suelos, su poca profundidad y su abundante rocosidad)
2) El aislamiento (deficiencia de comunicaciones, tanto de vías como de medios, e importante papel que desempeña la pervivencia del pasado).
3) El abandono y negligencia administrativos (marginación cultural y sanitaria).
Las consecuencias de todo ello se traduce en:
a) Una gran dificultad para llevar a cabo una agricultura mínimamente dotada y equilibrada.
b) Una acentuación del grado de abandono y deterioro de la superficie cultivada.
c) El cultivo de lo mínimo y de lo necesario.
d) El «gran desarrollo» de la ganadería, como ocupación prácticamente única y exclusiva.
Por todo ello, los resultados no se hacen esperar:
.Fuerte emigración y éxodo masivo: despoblación.
.Fuerte índice de envejecimiento de la población.
.Espacio marginal que precisa de una urgente acción administrativa.
La historiografía ha recogido y definido la tierra de Aliste de la siguiente manera:
-«El proceso evolutivo de la historia poco tiene que mostrarnos en la tierra alistana...» (2).
-«La ocupación habitual y modo de vivir de estos pueblos es la agricultura y ganadería, más importante ésta que aquélla, por la pobreza de su suelo y su poco benigno clima. Producen los alistanos principalmente centeno, patata, y alguna que otra legumbre de las más ordinarias, berzas y judías; pero todo ello en tan poca cantidad que a duras penas alcanza para el propio consumo, no obstante son extremadamente frugales. / No así la ganadería, tan variada como numerosa: cerda. lanar, cabrio y, sobre todo, vacuno...Todas las manifestaciones de su vida son comunales; todos los servicios Cooperativos; el cambio de productos por la permuta es más frecuente que por la moneda... Cuando se retribuye un servicio, se paga en especie. ¿Cómo han podido conservarse todas estas costumbres antiguas después de tanto tiempo y cómo se han modificado en tan escasa parte? La situación de estos pueblos es la más extrema de la parte noroccidental de España; la falta de vías de comunicación que ponga en contacto estos pueblos con el resto de España; la pobreza de su suelo y el clima vario y destemplado, húmedo por regla general; las preocupaciones sociales y religiosas de estos habitantes, resisten con tenacidad suma el modificar lo tradicional y antiguo, oponiéndose a toda nueva creencia. La misma situación fronteriza y la pobreza de su suelo hacen difícil las vías de comunicación, que sólo por motivos políticos podrían construirse... El poco hábito a la propiedad privada, con la que no están connaturalizados, ni lo tienen para administrarla, y mucho menos para definir privadamente sus propios derechos... Aún quedan tantos usos, prácticas y costumbres comunales, que bien puede decirse que el comunismo está en la sangre de estas gentes y constituye un signo indeleble de su raza» (3).
-«Aliste ha permanecido ajeno a los movimientos políticos de la península, excepto aquellos que se relacionaron con Portugal, Constituye una de las «regiones» más pobres y conservadoras de la provincia. El progreso industrial y social es muy lento. El aislamiento geográfico y la escasez de vías de comunicación, pesan sobre esta región, que vive aislada material y espiritualmente... Aliste parece haber encontrado una barrera natural para su progreso en el río Esla. Las características geológicas y climatológicas han puesto en manos de los alistanos una tierra pobre, dura, poco adecuada para el cultivo; de ella, no obstante, viven casi heroicamente, arrancando cada año el escaso trigo y el poco centeno, base de su alimentación. Aprovechan hasta el máximo las escasas praderas y cultivan en los valles la patata, el maíz y los árboles fruta1es, siempre en proporciones reducidas... La primavera y el otoño ven al alistano -él o ella indistintamente- trepar las laderas empinadas de sus montañas tras el buey y el arado, en un esfuerzo por sacar a su tierra pizarrosa la pobre cosecha que no les permitirá superar su bajo nivel de vida» (4).
También son representativas las líneas que Cortés Vázquez, con un tono afectivo, le dedica:
-«El Aliste tierra recia y pobre... Aliste forma con Sayago y Sanabria la trinidad regional del ocaso zamorano, hermandades las tres en pobreza y dignidad, con parlas conservadoras y poderosa personalidad, de honradez sin tacha, avezadas al sufrimiento y abandono. Mas el Aliste de hogaño representa un aspecto muy diverso, y bien podemos decir sin forzar la nota que todas las semanas del año son de dolorosa pasión en su tierra adusta y pobre. Desde San Pedro de las Henerías hasta el Esla, corre el río que ha dado su nombre a la región. Ensanchándose cuando el embalse está rebosante hasta el cogüelmo en su presa de Ricobayo, mas suele secarse en los ardientes estíos... Las rejas de los arados, arrastrados por lánguidas reses, echan chispas cuando al intentar romper la costra de los ediles tropiezan con las lascas pizarreñas, siempre presentes a dos cuartas del suelo. Abundan por lo demás, y abundaron mayormente en el pasado, robles y encinares, brezos y jarales, urces y touzales. Así es este pueblo de Zamora al que cariñosa y entrañablemente se conoce por La Tierruca» (5).
Avelino Hernández, Miguel Manzano e Ignacio Sanz hablan de Aliste, de la siguiente manera:
-«A Aliste vamos».
-Mal terreno. Marlo, malo, malo, malo. Aquello es el «culo» del mundo; después ya sólo queda Portugal. Allí de España no han puesto los pies más que el tricornio, el bonete y el fisco (definición de Aliste de un aldeano, que los autores del libro se encuentran antes de llegar allí)»...
-«Que es tierra humilde, pobre, mísera, marginada... y extraña, primitiva, cimarrona virgen, bella... Que son gentes de una raza no mezclada, de hablar mediogallego, hospitalarios, listos, a ratos malos, a ratos buenos... Que guardan tradiciones ancestrales sobre cómo nacer, sobre cómo vivir, sobre cómo casarse, sobre cómo curarse, sobre cómo morir... y oficios y trajes y aperos y cantos, trebejos y bailes... y magias, leyendas, historias, consejos y arcanos secretos...
-Dice que si fueron astures, que si fueron bacheos. Que por estos andurriales guerreaba Viriato. Que aún hoy frecuentemente desentierra el arado castros y calzadas, y que por doquier hay cuevas "de cuando los moros".» (6).
Es en este marco geográfico donde se incluye Brandilanes de Aliste. Antes de empezar con el estudio del arado y del carro, hay que decir que en todos estos pueblos predomina la pequeña propiedad, huertos, generalmente rodeados de paredes de piedra y que por su tamaño es difícil que entre un tractor u otro tipo de maquinaria. Es aquí, donde aún hoy en día se puede ver el arado castellano, tirado por una yunta de vacas, generalmente de raza «ratina» o bien de raza «alistana» (vacas de color anaranjado), que son las predominantes en la zona.
Hoy en día para parcelas un poco mayores y abiertas, que se siembran de cereal y que reciben el nombre de rozos, rozadas o quiñones, se utiliza el tractor para ararlas, No ha llegado a Aliste, aún, la concentración parcelaria.
A) EL ARADO
Tipo de arado:
El arado que únicamente hemos podido documentar en Brandilanes, es aquel al que el matrimonio Aitken denominan «arado cama» o «castellano». Es un arado de cama curva y reja colocada sobre el dental y de timón simple (7).
El mapa de distribución del arado castellano que nos ofrece el matrimonio Aitken (8), pensamos que está desfasado, pues hacen una partición de la provincia de Zamora, que va de NE a SW, dividiendo la provincia en dos mitades, en la que la más meridional: Sayago, Tierra del vino, Tierra de Toro, Villalpando, etc., tendría arado cama o castellano, mientras que en la zona septentrional: Aliste, Sanabria, Carballeda, etc., tendrían arado dental.
Este mismo planteamiento lo hace Caro Baroja:
«En Zamora las investigaciones no han sido del todo fructuosas, pero sí puedo decir que en la tierra de Aliste y otras se usa el arado cama» (9).
Creemos que hoy en día se puede desmentir la afirmación del matrimonio Aitken y esa línea ficticia que en la provincia de Zamora separa el área de difusión del arado dental, del área del arado cama o castellano, puede llevarse más arriba, puesto que en la zona alta o norte de Aliste -Bercianos, Fradellos, San Vicente de la Cabeza, o incluso en pueblos sanabreses -se documenta el arado castellano.
Nomenclator de las piezas:
Las principales partes o piezas del arado de esta zona, las hemos obtenido hablando con personas de este pueblo. Así tenemos 3 partes principales:
mancera, lugar para que el labrador agarre y dirija el arado. Suele estar rebajada o escotada en su extremo distal, haciendo la forma de la mano, para asirla de manera más sencilla.
Empuesta, parte curva del arado, que partiendo del cepo se une al timón a través de 2 grapas de hierro llamadas abrazaderas. Hay que decir que la empuesta es lo que en otras zonas se denomina cama. Aquello que en otros lugares recibe el nombre de timón, aquí no recibe ningún nombre específico. Al final del «timón» van una serie de agujeros alineados y con una separación entre 5 y 10 cms., que recibe el nombre de clavijales. En ellos es donde se introduce la clavija, sujetando de esta manera el arado a la trasga.
cepo, parte del arado que en otros lugares recibe el nombre de dental, Es donde va metida la mancera y la reja. En el cepo se distinguen a su vez otros elementos:
·reja, que en esta zona, generalmente es de forma triangular y de cola larga.
·piña, cuña de madera o hierro que sirve para calzar la reja.
·tidilluela o tirilluela. Trozo de hierro o madera, con una serie de agujeros, donde se inserta una clavija, que va desde la emupuesta al cepo y que sirve para abrir o cerrar más el arado, es decir, para que la reja profundice más o menos en la tierra.
·orejeras o tornos. Dos trozos de madera, de forma cilíndrica y que partiendo del cepo, en forma de V, son los encargados de separar la tierra y dar la forma al surco.
Un aparato coetáneo y vinculado al arado, es lo que en Brandilanes denominan ABIGADOR. Aparato que sirve para desmenuzar los terrones o para pasarlo por la tierra una vez que ésta ya está sembrada. Consiste en dos trozos de madera en forma de T, de los que sale la mancera o asidero. Al igual que el arado, lleva clavijales para unirlo a la trasga. El palo que va sobre la tierra puede llevar o no, trozos de hierro a modo de ganchos, para mejor desmenuzar los terrones. En el caso del abigador fotografiado, no los lleva.
Madera de la que está hecha:
El arado de esta zona se realiza en madera de ROBLE, madera de gran dureza y que por otro lado es abundante en la zona, bien en montes comunales o bien en propiedades particulares.
Tipos de rejas:
La reja característica de esta zona es la reja triangular de cola larga. Está fabricada por el herrero del pueblo, en hierro.
Generalmente las rejas se forjan en la fragua, que en el caso de Brandilanes pertenece al pueb1o, quen la tiene cedida al herrero. Este por la fabricación de las rejas u otros utensilios cobrará un jornal en dinero o especie.
Generalmente el herrero, para la labor de martilleo de las rejas, se ayuda de la persona que se las ha mandado fabricar, acto que precisa de dos personas:
-Una, para el golpeo con un mazo grande.
-El herrero que con un martillo más pequeño va dando forma a la reja.
Esta labor de fragua suele realizarse durante el invierno o bien en aquellos días en los, que las inclemencias del tiempo no permiten las labores propias del campo. Es por ello por lo que en la zona existen unos dichos que hacen alusión a estos días de fragua, como son:
-"Día de agua,
taberna o fragua”.
-"Cuando el labrador no tiene nada que hacer,
va a la cantina a beber,
o a la fragua a entretener”.
¿Quiénes los fabricaban?
Es norma general en la zona, que cada vecino fabricase su propio arado, al menos esto nos han comentado, sin que exista ningún taller en el pueblo que se dedique a la fabricación de arados. Parece ser, que en Fornillos de Aliste y también en Pino del Oro, pueblos cercanos, en el mismo taller de ebanistería, donde se fabricaban los carros también se fabricaban arados, pero lo normal es que cada vecino realizase su propio arado. Nos han comentado también que cuando un vecino, no sabe fabricar este apero, acude a otro que sepa, para que se lo realice. A cambio este último recibirá un jornal en dinero o especie (algunas fanegas y alqueres de trigo normalmente) o bien ayuda, en días de trabajo, por parte del encargante del arado.
Relaciones de este tipo de arado:
Con otros de las zonas próximas:
Como hemos comentado anteriormente, el matrimonio Aitken, dividió la provincia de Zamora en dos zonas:
-Zona septentrional, con un predominio del arado de tipo dental.
-Zona meridional, con un predominio del arado «cama» o castellano.
Parece ser que esa linea es más ficticia que real y habría que llevarla más al Norte, pues en zonas alistanas muy próximas ya a la zona sanabresa, como Bercianos, San Pedro de las Herrerías, Villadeciervos, Mahíde, etc., se documenta el arado castellano.
Restos arqueológicos relativos al arado en la Provincia de Zamora y representaciones artísticas:
Para la realización de este punto son varios los libros utilizados, tanto de Arqueología, como de Arte, sin resultado alguno, pues en los libros que cito a continuación no hemos logrado encontrar restos arqueológicos de rejas o de representaciones pictóricas o escultóricas de arados:
ESPARZA ARROYO, A.: Los castros de la Edad del Hierro del Noroeste de Zamora, Instituto de Estudios zamoranos Florián de Ocampo, Zamora, 1987, págs, 275-279.
Esparza en un punto que titula Utillaje agrícola y forestal hace referencia a hachas pulimentadas, de bronce, halladas en Fradellos o Pino del Oro, pero sin ningún tipo de referencia a hallazgos sobre el arado o sus partes.
DELIBES, G., MARTIN VALLS, R.: Hallazgos arqueológicas en la provincia de Zamora, BSAA, 1975-1982, tampoco hacen referencia a ningún hallazgo.
Tampoco aparecen datos en La necrópolis tardorromana de Fuentespreades, EAE, nº 80.
RAMOS DE CASTRO, G.: El arte románico en la provincia de Zamora, Zamora, 1977.
ABRANTES, A, et alii: Zamora en la Edad Media, Edita Caja de Zamora, Zamora, 1988.
B) EL CARRO
El carro de ruedas de radios:
El único carro que hemos podido documentar en Brandilanes y por extensión en la comarca de Aliste es el de ruedas de radios, que es tirado por una yunta de vacas.
Hoy en día aún es utilizado este medio de transporte, sobre todo para llevar abono a huertas o cortinas que por su tamaño, o por sus paredes exteriores hacen difícil la entrada de un tractor con su remolque.
Es curioso cómo en la actualidad a estos carros, que antes eran tirados por una pareja de vacas, se les ha adaptado un mecanismo en el extremo distal para poder ser arrastrados por un tractor, haciendo las veces de un remolque agrícola.
Un dato a tener en cuenta es que el carro chillón, que en Brandilanes no se documenta, sí aparece en pueblos portugueses como Constantim, Ifañez y Paradela, que tan sólo distan de éste unos 10 Kilómetros. Parece ser que la frontera geográfica, algo tan ficticio como irreal, ha servido también de frontera cultural, siendo en este caso una línea real que delimita dos áreas:
-El área española, Aliste, con el carro de ruedas de radios.
-El área portuguesa, Tras Os Montes, con el carro chillón.
Nombre de las distintas piezas del mismo:
Las principales piezas del carro de ruedas de radios, reciben en Brandilanes y en otros muchos pueblos alistanos los siguientes nombres:
-Icesa, Pieza o viga de madera de aproximadamente 3 metros de longitud, de donde la yunta de vacas tira para mover el carro. Presenta forma ahorquillada, para que la pareja de vacas pueda arrastrarlo.
En el extremo distal de la icesa va un palo de forma cilíndrica que la cruza perpendicularmente. Este palo unirá el carro al yugo mediante un sobeo o tira de cuero de unos 2 metros de longitud.
También en la icesa existe un madero de forma cilíndrica unido a ésta mediante una argolla de hierro, que sirve para mantener el carro de pie, cuando éste está desocupado, Este madero mide 1 metro aproximadamente y recibe el nombre de tentemozo.
-Desojao del carro o meseta. Superficie sobre la que se colocará la carga, El desojao lo componen 4 ó 5 tablas de madera de negrillo o roble de unos 30 cms, de anchura, Estas tablas van reforzadas por debajo, con barras de hierro que cruzan el carro trasversalmente.
-Teleras, Partes laterales que forman «la caja» del carro y que sirven para la sujección de la carga. Las teleras están formadas por tablas de madera que reciben el nombre de costanas, sujetas a su vez por barras de hierro, perpendiculares al desojao del carro y que reciben el nombre de traviesas.
En una de las teleras del carro se coloca una tablilla, a modo de tarjeta, donde se pinta la matricula del carro (en este caso FONFRIA, ZA nº 178 -AGRICOLA).
-Garbiones. Gruesas piezas de madera, cuadrangulares que sirven para sujetar los tableros y unirlos bien al desojao.
En Salamanca reciben el nombre de cabezales (10).
En los garbiones y en las costanas se insertan unos hierros en forma de escuadra, que sirven para atar sogas y que reciben el nombre de pulseras. Generalmente son 4, dos en la parte delantera y dos en la parte trasera del carro. Las pulseras se denominan en Salamanca sobreindiestros (11).
-Ruedas, Subdividida a su vez en varias partes:
·Cubo. Parte central de la rueda, formada por una serie de cintas o abrazaderas de hierro, para que no se abra.
·Eje de la rueda. Es fijo y cruza el carro de lado a lado. Se inserta en las ruedas a través de unos pequeños cilindros agujereados que reciben el nombre de bujes. A veces el eje va metido, a su vez en un tubo de hierro denominado manga.
·Radios. Trozos de madera de unos 75 cms. de longitud que unen el cubo con las pinazas. Estas son semiarcos de madera, que en conjunto forman la rueda. Generalmente la proporción es de 1 pinaza cada 2 radios.
·Llanta. Es de hierro y va unida a las pinazas con clavos. La llanta se ajusta a las ruedas en la fragua, mediante un sistema de dilatación del hierro y un enfriamiento rápido con agua.
Para que las ruedas no se salgan del eje se coloca una traviesa de metal en los extremos de éste, que recibe el nombre de pina.
Aditamentos del carro:
Tres son los principales aditamentos del carro, en Aliste. Sirven para aumentar el volumen de carga de éste.
-Picones. Cuatro palos de madera de roble, de unos 2 metros de longitud y que tienen forma ahorquillada. Se colocan 2 a 2 en unas argollas fijas de hierro que van en la parte exterior de la telera.
Los picones son utilizados para el transporte de leña, de manojos de cereal sin trillar, y de hierba.
-Cañozos. Son cuatro, con la salvedad que los 2 que se colocan en la parte delantera y trasera del carro son de mayor tamaño, que los que se colocan en los laterales para elevar las teleras.
Son varias tiras o tablas de madera unidas entre sí por traviesas. Tienen forma abombada o semicircular, para aumentar el volumen de carga. Están construidos en madera de negrillo, pues ésta pesa poco, Generalmente se utilizan para el transporte de paja trillada, Se unen al carro mediante sogas que van atadas en las pulseras.
Las 2 piezas que en Salamanca reciben el nombre de Zarzo o Mantillo (12) en Aliste reciben también el nombre de cañizos, Son dos, uno delantero y otro trasero. Son unas piezas de madera que se colocan entre las teleras y se apoyan en el desojao, para que no se caiga la carga que va dentro. Puede ir decorados o no.
Construcción de carros:
Muy cerca de Brandilanes, en dos pueblos llamados Fornillos de Aliste y pino del Oro, existían dos talleres de construcción de carros. A ellos acudían las gentes de Aliste para encargar los carros.
Estos dos talleres estaban a cargo de unos carreteros, Juan Patricio en Fornillos, que generalmente sólo realizaban las partes de madera del carro.
La labor de llantado de las ruedas, aún siendo el carro nuevo, la realizaba el herrero del pueblo, en el caso de Brandilanes Domingo Martín. Para ello medía las pinazas por la parte exterior y por la parte interior, para saber la longitud de la llanta.
Posteriormente la llanta se va curvando en una mesa especial de madera que lleva instalados unos rodillos y mediante una manivela en forma de aspa se la da la forma curvada, adaptándola a las pinazas.
Para introducir este enorme aro en las pinazas, se dilataba al fuego, en un lugar, preparado al efecto, junto a la fragua. Una vez caldeada la llanta, mediante grandes tenazas se introduce en las pinazas y acto seguido se enfría con agua, para ajustarla bien.
Para asegurarla del todo, la llanta es remachada con grandes clavos.
Así como en Salamanca existen numerosos carros decorados con bellos paisajes, en Aliste existen algunos decorados, pero no con la grandiosidad que los salmantinos. En Brandilanes hemos podido ver que algunos carros llevan algún motivo geométrico, flores, generalmente motivos sencillos. Estos suelen ir en las costanas del carro. A veces los cañizos aparecen decorados con el esbozo de un paisaje, o bien aparece el nombre del dueño del carro con letra gótica; sin embargo, quizás la austeridad de esta comarca y la mentalidad práctica de sus gentes hacen que los motivos pictóricos en los carros sea algo insustancial.
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NOTAS:
(1) PLAZA GUTIERREZ, J, I.: Organización y dinámica del paisaje en el Oeste Zamora: El campo de Aliste, Instituto de estudios zamoranos Florián de acampo (C.S.I.C.), Zamora, 1986, pág, 3.
(2) BAZ, J, Mª: El habla de la tierra de Aliste, C.S.I.C, Madrid, 1967, pág, 15.
(3) MENDEZ PLAZA, S.: Costumbres comunales de Aliste, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 1900.
(4) BAZ J, Mª: Qp, cit., pág, 18.
(5) CORTES VAZQUEZ, L.: Mi libro de Zamora, Gráficas Cervantes, Salamanca, 1975, .págs, 134-36.
(6) HERNANDEZ A.; MANZANO, M.; SANZ, L: Crónicas del poniente castellano, Editorial Ambito, Valladolid, 1985, págs. 7-9.
(7) AITKEN, R.; AITKEN, E.: El arado castellano: estudio preliminar en Anales del pueblo español, Madrid, 1935, págs, 109-138.
(8) AITKEN, R.; AITKEN, e.: Op, cit., págs, l16-117.
(9) CARO BAROJA, J.: TecnoloGia popular española. Madrid, 1983, págs, 544-547.
(10) SEVILLANO, M. C.; FRADES, M. J.: Los carros de labranza pintados de la provincia de Salamanca, en Etnología y Folklore en Castilla y León, Edita Junta de Castilla y León, Salamanca, 1986, pág, 384.
(11) SEVILLANO, M. C.; FRADES, M. J.: Op., cit., pág, 385.
(12) SEVILLANO, M. C.; FRADES, M. J. : Op, cit., pág, 386.
BIBLIOGRAFIA:
AITKeN, A.; AITKeN, B.: El arado castellano: estudio preliminar, en Anales del pueblo español, Madrid, 1935.
ABRANTES, R. et Alii: Zamora en la Edad Media, Edita Caja de Zamora, Zamora, 1988.
BAZ, J, Mª.: El habla de la tierra de Aliste, C.S.I.C, Madrid, 1967, pág, 15.
CARO BAROJA, J.: Tecnología popular española, Madrid, 1983.
CORTES VAZQUEZ, L.: Mi libro de Zamora, Gráficas Cervantes, Salamanca, 1975.
DELIBES, G.; MARTIN VALLS, R.: Hallazgos arqueológicos en la provincia de Zamora, BSAA, 1975-1982.
ESPARZA ARROYO, A.: Los castros de la Edad del Hierro del Noroeste de Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos, Florián de Ocampo, Zamora, 1987.
HERNANDEZ A.; MANZANO, M.; SANZ, I.: Crónicas del poniente castellano, Editorial Ambito, Valladolid, 1985.
MENDEZ PLAZA, S.: Costumbres comunales de Aliste, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 1900.
PLAZA GUTIERREZ, J. I.: Organización y dinámica del paisaje en el Oeste zamorano: El campo de Aliste. Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo. Zamora, 1986.
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SEVIILLANO, M. C.; FRADES, M. J.: Los carros de labranza pintados de la provincia de Salamanca, En Etnología y Folklore en Castilla y León, Salamanca, 1986.
La necrópolis tardorromana de Fuentespreades, E.A.E., nº 80.
ROBERT Y BARBARA AITKEN: El arado castellano: estudio preliminar. Anales del pueblo español, Madrid, 1935.