Siendo yo niña bonita me casé con un pastor,
y estando un día en la choza un caballero pasó.
-Ven acá, niña bonita, no te cases con pastor,
que tiene las patas tuertas de dar vueltas alrededor.
-Que las tenga o no las tenga, eso no lo miro yo,
que las tenga o no las tenga, mi marido es el pastor.
-Ven acá, niña bonita, no te cases con pastor,
que tiene el hombro pelado de llevar el garrotón.
-Que las tenga o no las tenga, eso no lo miro yo,
que las tenga o no las tenga, mi marido es el pastor.
-Ven acá, niña bonita, no te cases con pastor,
que tiene la boca tuerta de silbar alrededor.