-De Francia vengo señores
de por hilo portugués
y en el camino me han dicho
que tres hijas tiene usted.
-Que tenga las que yo tenga,
¿qué cuidado le da a usted?,
que del pan que yo comiera
la corteza les daré.
-Yo me voy muy enojado
a los palacios del rey
a contárselo a la reina
a la reina doña Inés.
-Vuelva, vuelva, caballero,
no sea tan descortés,
que de tres hijas que tengo
la mejor doy a escoger.
-Escojo a ésta por hermosa
que me parece un clavel
que me paree una rosa
acabada de nacer.
-Lo que le pido señor
que me la trate usted bien.
-Ella será bien tratada
en silla de oro sentada
bordando años al rey
con anillos en la mano
y un caramelo en la boca
a las horas de comer.