Eran dos amigos, y uno al otro le prestó dinero. Y un día le dice: -¿Cuándo me devuelves el dinero que te presté? -Pues tienes que esperar, porque no lo tengo. Y pasa cierto tiempo, y ya un día...
-Oye, mira, si no me das el dinero te voy a demandar.
Entonces así lo hizo. Estuvo con él y le dijo:
-Te he demandao y tienes que ir a declarar.
-Muy bien. Pero si quieres que vaya a declarar me tienes que dejar ropa, porque no tengo más que la puesta.
-Bueno.
Y llegaron a declarar.
-A ver, ¿para qué vengo yo aquí?
-Pues mire, porque este señor ha dicho que le debe tanta cantidad de dinero.
-Yo no le debo nada.
-¿Que no me debes nada, ladrón?
-Oiga, señor juez, este hombre está loco. Como si ahora quiere decir que la ropa que traigo puesta es suya...
Entonces dice: -Anda, ¿pues no es mía?
Y dice: -¿Ve usté cómo este hombre está loco?