El viejo era rico
se vestía a antojicos
la nariz un pepinico
él entero un Kamburico.
De mi nombre me llamo Mordo
yo me visto como un lordo
mi mujer me prometía
de subirme un día a bordo.
El viejo ya ganaba
cincuenta pesos a la semana
para cual no le abastaba
para pan y una banana.
La mujer era coqueta
se hacía la toileta
- Esto a mí no me se asenta.
Dejándola sola en la camareta.