Estaba un día Gallarda
en su ventana florida,
vira d´ir un caballero
por aquella cuesta arriba.
- Sube, caballero, sube
que aquí tienes tu dormida,
entra las puertas adentro
sube la escalera arriba.
Al pico de la escalera
mira el caballero arriba,
vira cien cabezas de hombres
colgadas de aquella viga.
- ¿Qué es eso, la mi Gallarda,
o toda tu gallardía?
- Son cabezas de lechones
que he colgado de esa viga.
La Gallarda hace la cena,
caballero no comía;
la Gallarda hace la cama,
caballero bien venía.
Entre sábanas y colchones
un puñal de oro escondía,
a l´hora de l´alta noche
la Gallarda revolvía.
- ¿Qué revolves ahí Gallarda
o toda tu Gallardía?
- Busco una rosarín d´oro
que rezártelo quería.
- Tu puñal de oro, Gallarda,
en mis manos estaría.
- Dame, caballero, dame,
que a ti non te lo metía.
Se lo metió por un costado
y al corazón le partía,
la sangre de la Gallarda
toda la sala cubría.
- Abre las puertas portero
antes que amanezca el día.
- La puerta no te la abro,
Gallarda me mataría.
- No temas a la Gallarda
ni toda tu gallardía,
ña Gallarda queda muerta
en la su cama tendida.
- Malhaya sea el caballero
la madre que lo parira,
de cien hombres que han entrado,
él solo salió con vida.