En 1899 el alemán John M. Augustus Stroh patentaba un sistema de amplificación para los instrumentos de cuerda, basado en la cápsula fonocaptora de los gramófonos.
Así nació el Strohviol, y posteriormente el Violín Stroh o Phonoviolín. Las características de este instrumento le hacían especialmente útil en las sesiones de grabación, ya que su alto volumen y la direccionalidad de su sonido permitían una mayor versatilidad en dichas sesiones.
Aunque el más conocido de los inventos sonoros de Augustus Stroh fue el Phonoviolín, también se fabricaron otros instrumentos, como el Phonoukelele con el mismo sistema, y el mencionado Strohviol de una sola cuerda, que llegó a gozar de una cierta popularidad. Este último se llegó a vender en “kit” para su montaje doméstico por lo aficionados a los trabajos manuales.
También se conoció como "Jap Violin", quizás por su similitud estética con el "Erhu", que es un cordófono frotado de origen japonés.
El Violín Stroh tuvo también su lugar en los salones de baile de principios del siglo XX, y, en ámbitos tan concretos como el del tango, virtuosos como Julio de Caro lo llevaron en giras internacionales.
Este instrumento se exhibe en el Museo de la Música de Urueña, colección Luis Delgado.