Fundación Joaquín Díaz
Museo de la Música, Colección Luis Delgado


Instrumentos Musicales en los Museos de Urueña


Instrumentos Musicales en los Museos de Urueña

Serinette Parisienne


Una de las acepciones de la palabra francesa “seriner”, además de la de “tocar una melodía con la serinette”, es “enseñar a un pájaro a cantar” (serin significa “canario”). En efecto, al menos desde el siglo XVII se conocen instrumentos con los que se pretendía amaestrar a determinadas aves para que cantasen mejor. Athanasius Kircher presenta en su Musurgia Universalis (tomo II, grabado XXI) un órgano mecánico automático movido por fuerza hidráulica en el que no sólo cantaban los pájaros sino que se movían.

Jerome Thibouville-Lamy, constructor de Organinas y Serinettes de 16, 24 y 36 notas denominó a uno de sus modelos “parisienne” para distinguirlo de otros fabricados en sus sedes de Normandía y Mirecourt. Lejos de ser un organito para enseñar a los pájaros era un instrumento mecánico de salón, un órgano de lengüetas para ser más exacto, más barato que un piano, con el que se bailaba en casas particulares.

El soporte en el que se codificaban las melodías era una tira muy larga de cartón perforado sobre el que se “marcaban” las canciones siguiendo el sistema de cartón perforado de Testé. La larga tira, a veces hasta de 20 metros, se iba plegando sobre sí misma formando un taco de 15,3 x 12 cms. para facilitar su recogida y el almacenamiento posterior. Aún pueden hallarse listados de las melodías más frecuentes de cada época. Para la serinette se han hecho tiras hasta tiempos recientes (hay tiras con canciones de la Piaff o de Adamo).

La serinette que se muestra tiene 16 notas y es la más pequeña de la serie de órganos de lengüeta con manivela que fabricó Jerome Thibouville-Lamy.

Pista de audio: Grabación realizada con el instrumento original expuesto en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña.



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