Fundación Joaquín Díaz
Museo de la Música, Colección Luis Delgado


Instrumentos Musicales en los Museos de Urueña


Instrumentos Musicales en los Museos de Urueña

Tricordio


En América del Sur existe una enorme cantidad de cordófonos relacionados con la familia de las guitarras, bandurrias y mandolinas, en su mayoría de origen hispano. Estos instrumentos fueron muy bien aceptados por los habitantes del Nuevo Continente, quizás por lo novedosos que para ellos eran, ya que no se conoce la existencia de ningún instrumento de características similares previo a la llegada de los europeos. Torquemada, en su Monarquía Indiana (Libro XVII, cap. III) indica: "...instrumentos que sirven para solaza y regocijo de las personas seglares, los indios los hacen todos y los tañen: rabeles, guitarras, discantes, vihuelas, arpas y monocordios".

Solamente en Méjico encontramos una enorme cantidad de variantes de la guitarra como es la guitarra séptima, el bajo quinto, la jarana huasteca, la huapanguera, el jirincho, el vihuelón, la guitarra chamula, y un interminable etc.

El que aquí nos ocupa es el tricordio, y especialmente aquél que se construye a partir de una concha de armadillo. Con el nombre de guitarra conchera existe también otro instrumento utilizado en la danza del mismo nombre, y que se denomina así por estar construido también con una concha de tortuga, o una del armadillo antes mencionado.

Es habitual que los constructores populares intenten evitar las cajas abombadas que se realizan a partir de un sistema de duelas o gajos, similares a las costillas curvadas de una barca. Es un método que encierra una cierta complicación, y que requiere determinadas herramientas y pegamentos específicos que sujeten la tensión de la madera que siempre tiende a recuperar su posición original. Debido a esto, y buscando siempre un camino más fácil, a veces se utiliza una calabaza, una concha de un animal, o cualquier objeto previamente fabricado. Es más conocido el uso de la concha del armadillo en la construcción de charangos, pero también se hace en la de los tricordios y en la de algunos otros cordófonos de caja abombada. Aunque el nombre del instrumento induce a pensar en tres cuerdas, en realidad consta de cuatro órdenes triples. Probablemente se trate de un desarrollo de la mandolina napolitana, cuya encordadura es de cuatro órdenes dobles.

Este instrumento se exhibe en el Museo de la Música de Urueña, colección Luis Delgado.



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