Esta flauta se encuentra en diversas regiones, tanto de Hungría como de Rumanía (fluierul). Se trata de una flauta de bisel, habitualmente forrada de un metal maleable, en este caso latón. Suele medir unos 60 centímetros de largo y lleva seis agujeros frontales.
Son numerosas las flautas procedentes de los países del este de Europa, pero la furulya presenta una técnica de interpretación particular. El músico obtiene sonidos polifónicos introduciéndose la flauta en la cavidad bucal, hasta alcanzar el borde del bisel. Regulando con el labio la salida del aire se consiguen hasta dos armónicos inferiores sobre la nota fundamental. En ocasiones, el músico canta simultáneamente, en registro grave, la misma melodía que interpreta añadiendo una tercera octava más por debajo. El oyente recibe la impresión de que son varios los instrumentos que interpretan la melodía al unísono.
Suelen ser pastores los intérpretes de la furulya, como se comprueba en un documento de la primera mitad del siglo XVIII en el que Peter Apor, refiriéndose a ella, escribe: “...el violín, el cimbalón y la gaita siempre están a mano, y frecuentemente se reúnen con la flauta de los pastores”. También los campesinos tocaban y construían las furulyas, por lo que se valoraba tanto su buen sonido como su ornamentación, que demostraba el buen hacer y la habilidad de su propietario.
Este instrumento se exhibe en el Museo de la Música de Urueña, colección Luis Delgado.
Pista de audio:
DVD "Romania and its traditional music"
Director: Nicolae Margineano
Edita: http://www.agerfilm.ro/