Son dos tablitas cóncavas, generalmente de pequeño tamaño y sujetas con un cordón, que se manejan con una mano. Suelen fabricarse por parejas, llamándose desde el siglo XVIII macho al par que se toca con la mano izquierda y hembra al par que se lleva en la derecha. Algunas, por sus grandes dimensiones, se tocan sosteniéndolas bajo la cavidad de la mano; generalmente, sin embargo, se atan al dedo corazón o al pulgar. Casi siempre fue instrumento utilizado por danzantes, fuera en los bailes del medio rural fuera para las danzas escénicas donde se solían llamar castañetas y, a partir del siglo XVIII, palillos.
No existen referencias documentales muy antiguas (las primitivas menciones se refieren más bien a tablillas que no van sujetas con cordel). A partir del Renacimiento adquieren gran importancia para acompañar rítmicamente los pasos de danza o de baile. En el siglo XVIII comienzan a publicarse tratados y métodos, llamados impropiamente crotalógicos (ya que los crótalos sólo estaban unidos por la presión de las manos), que estudian cómo perfeccionar su manejo, detallando y nombrando las partes de que consta el instrumento. Los constructores rurales han creado a lo largo de los siglos una gran variedad de tipos, que suelen adornar con hermosos trabajos ornamentales hechos a punta de navaja.
La literatura aporta un amplísimo panorama descriptivo de cómo y para qué se utilizaba este instrumento, siendo usado muy especialmente por los danzantes en los bailes rituales o procesionales. En el cuadro adjunto de Bayeu, que se halla en el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid, se puede ver una danza de hombres a cuatro, al estilo de las de palos, de valencianos, de huertanos, etc. que solían salir el día del Corpus acompañando a la procesión por las calles de las ciudades y pueblos españoles.
Este instrumento se exhibe en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña.
Pista de audio:
CD: Museo de Instrumentos, Fundación Joaquín Díaz
Intérprete: Joaquín Díaz
Tema: Jota
Autor: Tradicional
Edita: Fundación Joaquín Díaz