El piano cuadrado, piano de mesa o square piano comienza a fabricarse a mediados del siglo XVIII en Alemania e Inglaterra con la intención de adaptar las características del pianoforte, inventado por Cristofori, a la caja rectangular del clavicordio. Uno de sus más destacados fabricantes, Johannes Zumpe (1735-1783), que había sido ayudante en el taller de Gottfried Silbermann, viajó muy pronto a Inglaterra donde instaló su propio taller, del que saldrían algunas piezas de notable interés, siempre con marco de madera sobre el que las cuerdas iban dispuestas en diagonal. Al comienzo se fabricaban pianos de mesa en varios tamaños, algunos pequeños, de modo que por sus dimensiones y precio los más reducidos se hicieron muy pronto populares. Así, muchos hogares pudieron tener uno sin necesidad de pertenecer a una clase social acomodada. Servían asimismo para ensayos dada la facilidad de transporte y el ámbito alcanzado por su teclado, de al menos tres octavas.
La pieza de este museo pertenece a la Fundación Joaquín Díaz y fue donada por Julián Benito Lozano.
Este instrumento se exhibe en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña.