El intento que el hombre hace por imitar los sonidos de los animales se remonta en el tiempo, probablemente, más allá de la propia aparición de los primeros instrumentos musicales. A veces con su propia garganta, o más sofisticadamente, sirviéndose de herramientas externas, el hombre trata de remedar el sonido de las bestias, tanto con fines rituales como con fines domésticos, como pueda ser la caza. No hay que desdeñar la inclinación natural que siente también el ser humano por comunicarse con otros seres vivos, especialmente con aquellos que no son agresivos y que incluso comparten el entorno familiar.
Los reclamos de aves, desde el punto de vista técnico, suponen un alarde de ingenio, pues la variedad de timbres y afinaciones del mundo de los pájaros es prácticamente infinita. Para su fabricación se utilizan diversos sistemas.
El ejemplar que se muestra, que genera el sonido por medio de un bisel, lleva tallada una primorosa figura de pájaro, que mueve el pico y la cola. Este tipo de pieza es habitual entre los elementos de artesanía realizados por pastores y artesanos del medio rural.
Otro sistema común es el de los llamados pitos de agua. En ellos el aire pasa a través de un recipiente lleno de líquido que incorpora un bisel en su salida. Al soplar, se provocan burbujas que alteran el volumen de la cavidad interna y, de forma aleatoria, imitan el gorjeo de las aves.
Otro modelo de reclamo bastante extendido es el compuesto por dos discos concéntricos que, atravesados por un orificio común, mantienen una cámara de aire entre ambos. Al soplar, provoca una agudo silbido muy sensible a los cambios de presión. Se utiliza para imitar a la alondra, al jilguero, etc. Curiosamente, también es éste el mecanismo que se incorpora a las teteras inglesas para avisar de que el agua hierve.
Por regla general los reclamos de caza no suelen cuidar demasiado el diseño exterior, ya que se concentran más en la efectividad del instrumento. Pero los silbatos de entretenimiento, no sólo intentan remedar con exactitud el canto de una determinada ave, sino que en su diseño incluyen elementos alusivos al mundo de la ornitología, como es el caso del ejemplar que se presenta.
Este instrumento se exhibe en la Fundación Joaquín Díaz de Urueña.