Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz

Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >

Búsqueda por: autor, título, año o número de revista *
* Es válido cualquier término del nombre/apellido del autor, del título del artículo y del número de revista o año.

CUENTOS POPULARES ANDALUCES (XIV)

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2004 en la Revista de Folklore número 283.

Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede descargarse el artículo completo en formato PDF desde la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Revista de Folklore número 283 en formato PDF >


Aarne y Thompson ordenan un grupo de cuentecillos dentro de los Chistes y anécdotas que agrupan bajo la denominación de El hombre listo, dentro del amplio conjunto de Cuentos acerca de un hombre (muchacho), todos ellos entre los tipos 1525 y 1639. No todos los cuentecillos que siguen están dentro de este grupo, según el índice, pero en ellos podemos descubrir algún rasgo de ingenio. Según Tompson (El cuento…, pp. 255-256) una gran proporción de las anécdotas y chistes más populares se relacionan con el ingenio, agrega que muchos de estos cuentos fueron del gusto de la Edad Media, especialmente aquellos en que se quería descubrir la verdad; señala también que muchas de las chanzas fueron más frecuentes en los narradores orales cuando formaron parte de una serie o cuento más complejo, siendo las formas simples, las anécdotas sencillas muy abundantes en los libros de chanzas del Renacimiento y en los exempla medievales de donde fueron tomadas muchas de estas colecciones europeas.

1 [EL OFICIO DEL PADRE]

Estaba en el colegio, y entonces dice:

Vamos a ver, niños, ¿me podéis decir, vuestros padres los oficios que tienen?

Y entonces empezaron todos a decirle los oficios que tenían. Y entonces le dijo a uno:

Y tú, y tú, niño, ¿qué oficio tiene tu padre?

Dice:

Mi padre desentierra muertos, y entierra vivos.

–¿Cómo?

Dice:

Pues mi padre, ése es el oficio que tiene: desenterrar muertos y enterrar vivos.

Dice:

¡A ver! Ese niño, que venga para acá, que eso tiene que explicarlo él.

Entonces ya lo pusieron allí, le dijo:

Bueno, vamos a ver. ¿Eso cómo es?

Dice:

Pues mire usted: eso es una cosa muy sencilla. Mi padre está arrancando árboles viejos, que ya no sirven. Y entonces está plantando árboles nuevos.

¡Ea!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

CATALOGACIÓN

Incluido en Aarne-Thompson, nº 921: The King and the Peasant ´s Son. “(c) What is your father doing? —He is in the vineyar…”.

Boggs, 921c*2.

Hansen, 921c*2.

Camarena (Repertorio… Cantabria), 921.

Delarue-Tenèze (…Français), 921: Le fils subtil du paysan.

Thompson: H583.2, J1100, J1110, J1113, X350, X370.

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS

López Megías (Tratado…, pp. 121-122), nº 49: Sacando Muertos y enterrando Vivos.

Este cuentecillo, no obstante, está planteado como enigma o adivinanza aislada, aparece en el folklore general formando parte de una serie propuesta para probar las facultades de algún personaje.

Como pregunta planteada al joven que pretende la mano de la hija (Tipo 853), se presenta en un cuento de Espinosa (CPCL, II, pp. 73-76; nº 245: El Niño Avisado).

Así en Ventura Crespo (C. Zamoranos, pp. 85-92), nº 12: El Niño Listo.

Igualmente en Arxiduc (C. de Mallorca, pp. 23-25: El Cuento del Chivo).

También incluido en Amades (Folklore de Catalunya…,, pp. 998b-1000a), nº 401: La Filla del Carboner.

Espinosa (CPE, en el estudio de su cuento nº 15, El Obispo y el Tonto, II, pp. 143-143) hace una excelente recapitulación y análisis de las preguntas que planteaban al personaje avispado, que hallaba respuesta a todas. Comienza su exposición de la siguiente forma: “Los cuentos y leyendas de las agudezas de ingenio son legión. En la tradición literaria de la Edad Media tuvo especial desarrollo la famosa leyenda del emperador Adriano y el ingenioso niño Epiteto,…”. De las catorce versiones hispánicas que conoce Espinosa, la pregunta: “¿Qué hace tú padre?”, aparece en once. Pero la respuesta no es siempre la misma:

“Hay tres respuestas fundamentales para esta pregunta: Recogiendo copos de lana en el campo, Haciendo un agujero para tapar otro. Tapando un portillo para tapar otro, o Apreciando un daño que se han comido las cabras (pagando deudas pasadas), cinco versiones; Enterrando vivos y desenterrando muertos o Sacando gente de su casa (sacando de un huerto los árboles frutales secos y plantando nuevos), cuatro versiones” (p. 147).

2 [MÁS MADRUGÓ EL OTRO]

Había un muchacho muy perezoso: no le gustaba levantarse.

Por la mañana, el padre lo tenía que mover unas pocas de veces de la cama. Y ¡nada!, que no se levantaba.

Y le decía:

Levántate, hijo. Levántate que viene el Sol ya.

Y dice:

El Sol ¿se come a alguien? Deje usted que venga el Sol: el Sol no se come a nadie.

Y el padre ya cabreado, le dice:

¡Levántate, hijo, que uno por madrugar se encontró un costal!

Y le, y le dice:

¡Más madrugó el que lo perdió!

JUAN RAMÍREZ ÁLVAREZ Arahal, 1993

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Robe (en el estudio de su versión, lo cataloga como variante de Aarne-Thompson. 1644: The Early Pupil.

Chevalier, nº 201: Las Ventajas de madrugar (y Cuentos, p. 332).

Amores García, nº 155.

Cuartero-Chevalier (edición de Santa Cruz, p. 465), X, 41.

Thompson: P230, P233, W111, W111.5.

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS

Rodríguez Pastor (C. E. de Costumbres, pp. 199-200), nº 69: El Perezoso.

López Megías (Tratado…, pp. 214-215).

Noia Campos (Contos Galegos…, p. 265): O Fillo Lacazán.

Cano (…Folklor Somedán, p. 50b), nº 12: Más madrugóu´l que la perdíu.

VERSIÓN POPULAR HISPANOAMERICANA

Jameson-Robe (Hispanic Folktales…, nº 155).

VERSIONES LITERARIAS

Santa Cruz (Floresta, I, X, Vi, XL; pp. 381-382): “Un padre reñía a su hijo, porque no se levantaba de mañana: y dábale por exemplo que uno se había levantado de mañana y se había hallado una bolsa con muchos dineros. Respondióle el hijo: Mas madrugó el que la perdió”.

Garibay (Cuentos, p. 216a; en Paz, Sales…, pp. 46-47). Sin variación respecto a Santa Cruz.

Asensio (Floresta, II, VIII, IV, II; p. 269). Igual a los anteriores.

Boira (I, p. 200): Lo Bueno y lo Malo del Madrugar.

Coloma (Juan Miseria). El objeto hallado, dice el padre, fue un costal.

Miguel Agustín Príncipe (Fábulas en Verso Castellano y en Variedad de Metros, lib. IV, fáb. LXXVIII; p. 177): Más madrugó Andresico. Confiesa que es idea tomada de una anécdota anónima.

De la Granja (“Cuentos Árabes en La Floresta…”, p. 391) menciona las versiones de Santa Cruz, Garibay y Asensio, aportando la existencia de una larga versión árabe anterior, Fakihat al julafa de Arab¡sah (m. 1450).

Chevalier (Cuentos, p. 332) menciona además: “Fernán Caballero, Una en Otra, BAE, 138, p. 289a; Noches de Invierno, nº 36; BTPE, I, p. 241; (…). VERSIONES AMERICANAS: Rael, núm. 328; Riera Pinilla, núm. 3”.

REFRANEROS

“Expresiones Populares”, nº 24, Machado y Álvarez, El Folklore…, p. 274: “Uno por madrugar se encontró un costal, pero más madrugó el que lo perdió…”.

Rodríguez Marín (10.700 Refranes, p. 497b): “–Hijo, ¿cómo no habías de perder, jugando en jueves santo? –Madre, y el que ganó, ¿jugaba en domingo de ramos?”

Ídem (12.600 Refranes…, p. 178a): “–Levántate, Pedro, y serás bueno. –Más quiero estar acostado y no serlo. –Anda, que uno, por madrugar se halló un costal. –Más madrugó el que lo perdió. –Anda, siquiera por los nueve meses que te tuve en mi vientre. –Métase usted en el mío y la tendré veinte”.

Ídem (Más de 21.000…, pp. 497b, 499b): “–Un costal se encontró uno que madrugó; pero más madrugó quien lo perdió. –Uno, por madrugar, se halló un costal; pero más madrugó el que lo perdió”.

Martínez Kleiser (Refranero General Ideológico Español):

–nº 49757.“Levántate, Pedro, y serás bueno. –Más quiero estar acostado y no serlo. –Anda, que uno, por madrugar, se halló un costal” [de Rodríguez Marín, sin especificar. Véase cita anterior].

–nº 49.756. “Levanta Pelayo y serás bueno. –Más quiero ser malo y estarme quedo” [de Rodríguez Marín, sin especificar].

–nº 38.082. “Un costal se encontró uno que madrugó; pero más madrugó quien lo perdió” [de Rodríguez Marín, sin especificar].

Panizo (“Origen de Algunos Refranes”): “A quien madruga Dios le ayuda: (…) Pues a fe, padre, que como madrugar más había madrugado el que perdió la bolsa”.

Junceda (Diccionario…): “A quien madruga Dios le ayuda” (menciona el cuentecillo de Garibay).

3 [LA “CARABA”]

Pues esto era un gitano que… que se encontró una vaca ¡muy vieja!, o la robó, lo que fuera. Y entonces la llevó a un… Puso allí como un circo, y puso ese nombre en la puerta: “La Caraba”. Y todo el mundo entraba a ver “La Caraba”. Y cuando la gente entraba decía:

–Bueno, pero eso ¿qué es? Decía:

–¿Eso? “La Caraba” ¡La c´araba! Pero ya no ara.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Tompson: J1805.1, X600.

VERSIÓN POPULAR

López Megías (Etno…Alto de la Villa, p. 360-361).

VERSIONES LITERARIAS

Arguijo (Cuentos, nº 470; p. 199, o en Paz, Sales…, p. 176), refiere una variante.

Lo recoge Valera (Cuentos y Chascarrillos Andaluces, p. 79). Sitúa la acción en la feria de Mairena. El pícaro coloca la inscripción correspondiente para reclamo: “«LA KARABA» Se ve por cuatro duros”.

Cuentos y Chascarrilos, p. 77: La Karaba.

Pabanó (Historias… de los Gitanos, pp. 108-109): La Karaba. Centra el suceso en la feria de Jerez. El gitano Triquitaque monta el escenario, un tenderete con la inscripción: “Po 4 cuartos ce be la Karaba”. Y explica a los asombrados y quejosos espectadores: “–Puz por ezo mezmito (…). Eza é la q´araba y yá no pué ará máz!”.

Mas y Prat (La Tierra de María Santísima, p. 107), en el cuadro La Feria de Sevilla.

Panizo (“Dichos Castellanos”, p. 216): Ser la Caraba (con explicación del dicho mediante el cuento).

El Dr. Fradejas nos descubre la existencia del cuento en Gutiérrez Gamero (Mis Primeros 80 Años, [Col Crisol], Aguilar, I, pp. 659-661) y en Enrique Rubio (La Timoteca Nacional, 1984, p. 37).

4 [LA GIRALDA SE MUEVE]

Esto eran dos catetos, que fueron a Sevilla, a la Giralda. Bueno, fueron por Sevilla y cuando vieron la Giralda tan bonita, dice:

–¡Ofú! Fíjate, oye. ¡Qué obra más bonita! Esto nos lo vamos a llevar nosotros a nuestro pueblo.

Entonces cogieron, y se quitaron las chaquetas y las pusieron en la esquina. Y empezaban a empujar. ¡Y venga a empujar, y venga a empujar! Y cuando les pareció, le dijo uno al otro:

–¡Quillo!, fíjate si la llevamos ya lejos, que la chaqueta no se ve –se la habían robado, y entonces hizo así, miró y dijo–: ¡chiquillo!, ya la llevamos lejos porque ya, ya la chaqueta no se ve.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Cuento catalogado por Aarne-Thompson, nº 1326: Moving the Church.

González Sanz (Catálogo… Aragoneses), 1326: Moviendo la Torre de la Iglesia.

González Sanz (Revisión del Catálogo…).

Maxime Chevalier (“Chascarrillos…”, Temas de Antropología Aragonesa, 10, p. 22).

Cf. Robe, 1326.

Thompson: J2328, J1730.

VERSIONES ESPAÑOLAS

Quintana (Bllat…, p. 267), nº 381: [Igual hem apartat set o vuit metros].

Pendás (C… penal de Puerto de Santa María…, p. 70), nº 40: Empujando la Giralda.

González Sanz (La Sombra… Guara, p. 93), nº 34: [Moviendo el Frontón].

VERSIONES LITERARIAS

Pabanó (Historias… Gitanos, p. 90): El Tío Carando.

Juan Villalba Sebastián (“La Vida de Pedro Saputo y el Folklore”, RDTP, p. 88) dice que el cuento es propio del Este de la Península y no muy antiguo.

Montserrat Amores García (“Del Folklore a la Literatura: Vida de Pedro Saputo”, RDTP, p.110) señala la presencia del tipo (A-T 1326) en la obra de Braulio Foz (lib. III, cap. I) y hace un buen estudio de los precedentes y de las versiones que le siguieron. Afirma por lo demás, quizás contrariando a Villalba, que las fuentes de Foz no fueron las populares, sino las cultas. Pero el argumento no es el mismo que el de nuestro cuento, ni que el de Aarne-Thompson; al menos, el pretendido desplazamiento de la torre no tiene una finalidad delictiva, sino que se refiere, simplemente, a la descripción de la estupidez de un pueblo. La articulista nos refiere el arquetipo del cuento equiparable al de Pedro Saputo, que denomina La Balsa de la Culada: “Un pueblo desea trasladar o enderezar la torre de la iglesia del pueblo. Para ello todos rodean el edificio con cuerdas y estiran con fuerza: pero la cuerda, después de ceder y hacer creer al pueblo que la torre se mueve, se rompe, cayendo todos de culo y originando un enorme socavón en el terreno”. Efectivamente, en Pedro Saputo (p. 105), vemos cómo el avispado protagonista se lamenta de la estupidez del pueblo que quiere enderezar la torre inclinada por un rayo tirando con cuerdas, pero, compadecido, les resquebraja la cuerda para que se rompa y parezca un accidente. Según lo esperado, la soga se rompe y, en la caída se hace un gran hoyo que existe aún hoy “después de tanto tiempo y (…) se llama aún ahora la balsa de la culada”. Véase otra versión de La Balsa de la Culada en Baselga (Cuentos…, pp. 157-162).

El tema lo recoge también Juan Martínez Villergas (Textos Picantes y Amenos, p. 43) en “La Nava del Rey”. Véase también la versión popular de Coll (Quan…, pp. 226-227): El Campanar d´Aramunt (mover la iglesia tirando).

MOVER LA IGLESIA

Evidentemente, el cuento popular de Pedro Saputo aprovecha el lado risible; pero veamos el testimonio de Luis Zapata (Miscelánea, p. 446) sobre la posibilidad de que una torre pueda ejecutar algún movimiento: “Pues entre cuantas cosas por estas tierras extrañas yo he visto, la más grande fué lo que su Majestad y toda la Corte vió en Holanda, en Dunquerque, menearse una torre de piedra como un árbol ó como un barco al tañerse una campana, tanto, que al menearse se veian desgajar las esquinas casi un palmo, y un caballero recien comido se mareó como si estuviera en una barca en el mar alto”.

El protagonista de Céspedes y Meneses (Varia Fortuna del Soldado Píndaro, cap. XXV; I, 148-149) nos describe lo siguiente: “Hazíanse en aquesta ocasión cierta feria en un lugar no lexos de Sevilla, ignoro si le nombran Molares, si bien sé que en él ay una torre fundada de tal manera, que qualquiera persona de no muy grandes fuerças arrimándose a ella la haze bambolear. Allí los campessinos y labradores tenían esto a milagro, mas yo, que tengo le´ydo que aquél no se dispone sin gran neccesidad, no viendo cosa que le obligasse ahora, más presumí, quando lo ví, que era algúna artificio o travazón de las barras de yerro sobre que está pendiente”.

5 [LAS TRES BREVAS]

Eso fue uno que le mandó, con un criado que tenía, le mandó al rey tres brevas, tres brevas. Tres brevas le mandó al rey. Y entonces, por el camino dijo: “¡Qué buenas! Yo me voy a comer una”.

Pero cuando llegó allí a palacio, las recogieron. Llevaba un papelito. Y entonces, diba a llegar. No, cuando iba llegando, se comió otra: “Yo me voy a comer otra”: se comió otra.

Y cuando llegó a palacio, lo recibió el que está allí en la puerta y le dijo:

–¡Eh! Aquí no vienen nada más que… Aquí viene una breva, y aquí pone tres.

Dice:

–¡A, bueno, pues tres!

Dice:

–No, pero si no hay nada más que…–(¡ah no!, había dos) y le dijo– si no hay nada más que dos.

Dice:

–¡Pues dos!

Y entonces dice:

–No, si vienen tres.

Dice:

–Pues tres.

Y entonces dijo, hizo así y se comió tres, delante de él. Y le dijo el otro:

–¡No te ahogaras!

Y le dijo:

–¡Como no me ahogue con esta! –se comió la otra también.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Aarne-Thompson, nº 1296B: Doves in the Letter. No hay gran identidad entre nuestro cuento y el del índice general. El tonto recibe una carta junto a tres palomas que se le escapan. Ante el destinatario, dice que no importa porque también van en la carta.

Chevalier, B8 (Cuentecillos).

Beltrán (“Notes… l´Alacantí”, pp. 124-125), nº 12: Les bacores del rey.

Thompson: J1700, J1144, K1887.1.

VERSIONES POPULARES

Rasmussen (C. P. Andaluces, pp.136-143), nº 28: Los Dos Compadres y las Brevas.

Quesada Guzmán (Cuentos… Pegalajar, pp. 155-156): El Indio Goloso.

Rodríguez Pastor (Extremeños y Andaluces, p. 183), XXXI: Las Brevas.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 287-288), nº 138: Las Tres Brevas.

Rodríguez Pastor (C. E. de Costumbres, pp. 221-222; 392), nº 78: El Criado y las Peras, nº 179: El Muchacho y las Brevas.

Sánchez Ferra (“Camándula [El C. P. en Torre Pacheco]”, p.

149), nº 89: Las Primeras Brevas.

Agúndez (C. Valladolid, nº 22): El Monaguillo Avispado.

Espinosa (CPCL, I, p. 145), nº 290: El Indio Goloso.

Fuellas, 19 (1986), 10-12: Os Sabrosos Figos de Lobarre.

VERSIONES LITERARIAS

Luis de Pinedo (Libro de Chistes, p. 100; en Paz, Sales…, pp.

259-260). Diego de Rojas deja la mesa por breves momentos, instantes que aprovecha un escudero para comer una breva. Cuando vuelve el caballero, pregunta a su ayudante que cómo lo había hecho. “El paje llegóse a la mesa y comióse otra breva, y dijo: –Desta manera, Señor–. Diego de Rojas tomó la que le quedaba, y dijo: –Pues yo os juro a tal, que no comáis vos esta otra”.

Como se ve, no son idénticas nuestra versión popular y la de Pinedo. En las populares, la burla y el ingenio del “tonto” supera a la del señor; en la de Pinedo, el escudero no culmina su treta porque el caballero es más ingenioso.

La versión de Santa Cruz (Floresta, I, I, IV, III; pp. 15-16) es algo diferente, pero toma la característica apuntada en el caso anterior. El obispo D. Pedro del Campo envió a fray Bernardino seis capones. El mozo hurtó uno de ellos, pero no tuvo opción a hurtar más porque el fraile le envió de vuelta con estas palabras. “Decid á su Señoría, que le beso las manos por los cinco, y besádselas vos por el uno”.

Lope de Vega (El nuevo mundo descubierto por Colón, jornada tercera). El indio Auté come cuatro de las doce naranjas que van regaladas a fray Buyl, y más tarde repite lo mismo con doce aceitunas (O. C., VIII, pp. 921-1012).

Sobre la inclusión del cuentecillo en La Vida de Pedro Saputo, véase Juan Villalba Sebastián (“La Vida de Pedro Saputo y el Folklore”, p. 88). En este artículo, se mencionan algunas versiones más. Igualmente, Montserrat Amores García (“Del Folklore a la Literatura: Vida de Pedro Saputo”, pp. 117-120). En La Vida…, Braulio Foz pretende que la historia de los tres higos sólo se puede atribuir a Saputo, aunque muchos se apropien de ella.

Boira (II, p. 70): Cómo se come.

Fernán Caballero (“Las noches de invierno en las gañanías. Cuentos” en O. C. El refranero…, nº 14, pp. 65-67).

Chevalier (Folklore…, p. 25) lo descubre también en la tradición “árabe (René Basset, Mille et un contes…)”.

Bustamante (Para mi hijo, pp. 21-28), El indio goloso.

6 [ASÍ CUCAN LAS VACAS]

En cierta ocasión, fue un paleto a comer a una fonda a Sevilla. Y era ya fuera de hora del comedor; y estaba comiendo el hombre solo. Y los camareros, como no tenían qué hacer y vieron un cateto allí comiendo, pues se entretenían, se querían burlar de él. Y le dijeron:

–¡Amigo! ¿Usted en qué trabaja?

Dice:

–¡Yo! ¡Soy vaquero! Yo trabajo en la sierra con vacas.

Dice:

–¡Hombre! Usted sabrá cómo cucan las vacas.

Y el tío se había empipado bien de comer, dice:

–¡Pues no lo voy a saber! ¡Claro que lo sé! Las vacas cucan así –y se puso la mano atrás, en forma de rabo, dice –. Ponen el rabo tieso y salen corriendo y van en busca del primer arroyo que haya para meter las patas en agua.

Y salió el tío corriendo, calle adelante. Y los camareros riéndose allí en la puerta. Le dijeron:

–¡Amigoooo!, cuque usted ahora para acá.

Dice:

–¡No, que ahí está la mosca! JUAN RAMÍREZ ÁLVAREZ Arahal, 1993

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Versión de Aarne-Thompson, nº 1526A: Supper Won by Trick.

Cf. Camarena (Repertorio… Cantabria), 1526A Thompson: J1100, J1110, J1251, K1000.

VERSIONES

Gómez López (C… Poniente Almeriense, pp. 507-511), nº 99- 99A: Patatini, Garbancini y Tocinini y Jamoní y Ladrillí.

Espinosa (CPCL, II, pp. 368-369), nº 435: Los Tres Estudiantes y la Mosca.

Camarena (León, II, pp. 34-35), nº 164: Cómo moscan las Vacas.

Contos P. Lugo (p. 142), nº 151: O Soldado e os Zapatos. El final es idéntico, pero no arranca de la burla que le hacen al personaje, sino de su propia iniciativa y picardía. El soldado compra los zapatos y, para marchar sin pagarlos, propone demostrar “cómo remoscan as nosas vacas”.

No nos parece apropiada la relación que establece Espinosa con otras versiones, por ejemplo con Patrañuelo, 18.

En la “Carta de D. Diego Hurtado de Mendoza á Feliciano de Silva” (SigloXVI.-B.N.-Madrid.-M- 199), en Sales (80; pp. 230-231), podemos leer lo siguiente: “… y cuando las bramantes vacas con sus garañones toros, ensalzadas las banderas de sus amosqueadoras colas, por los campos de su deleite vienen huyendo de la enemiga moscarda, y cucadas por el guijón, aguijan, aguijadas por el cuco, cucan;…”. Y en el Viaje de Turquía (p. 403), se dice: “…. y todos los que han podido tocar el sepulchro van corriendo a la montaña como bueyes quando les pica la mosca”.

7 [CÓMO ENTERRAR CURAS]

Los curas son unas personas muy, muy inteligentes, y saben mucho; pero algunas veces tienen unos detalles que se les van.

Y entraban en una casa, y era un mayete [agricultor propietario acomodado], y tenía varias morcillas y mucho pan y etcétera. Y todas las morcillas que había allí, todas se las comían los cuatro curas. Y entonces resulta, dice –la mujer ya no podía aguantar más–, dice:

–Niño, aquí pasa esto: aquí vienen cuatro curas y todas las morcillas se las comen; que por eso faltan. Tú me riñes a mí; pero yo no me las como, ni las regalo; sino que vienen los curas y las comen. Y amaso cuatro panes, y si cuatro, como si amasara ocho.

Dice: –¿Sí? ¡Pues déjalo!

Y se escondió. Se presentaron los cuatro curas allí, y se lio con ellos: “Pim pam, pim pam”. Total que los mató a los cuatro. Entonces dice:

–¡Me cagüe la mar! ¿Qué hago yo ahora con cuatro curas de estos aquí, Dios mío? ¡Qué hago yo con cuatro curas! Y entonces, había uno que estaba allí por el pueblo, granujilla, un granujilla de esos, y le dice:

–¡Quiyu!, ¿quieres mil pesetas y me entierras un cura?

Dice:

–¡Coñe, ahora mismo!

Y dice:

–Ahí lo tienes –dice–. Ten cuidado –se lo echó al hombro, dice–, ten cuidado, ¡te se vaya a escapar; que los curas saben más que la mar!

Dice:

–¡No hombre, a mí no me se escapa el cura!; ya voy yo para allá en busca dél.

Pilló, lo echó al hombro y cogió la azada en la otra mano. Y seguía excavando hondo ¡Bueno! Lo metió y se vino.

Y agarró, le puso otro, dice:

–¿Qué?

Dice:

–Venga, dame las mil pesetas. ¡Qué se va a venir! Ése no se viene.

Dice:

–Pues mira, aquí lo tienes.

–¡Me cagüe la mar, que se ha venido este! ¡Ven para acá que te…!

Se lo echó al hombro, hizo otro agujero más hondo y lo metió. Dice:

–¡Ea, ya me voy! El pobrecito, ¡sudando!, y llega y dice:

–¡Venga, dame las mil pesetas; ése no se viene más ya!

Dice:

–Voy a mirar… ¡vaya a ser que se haya venido!

Y miró, le puso otro, dice:

–¡Ves!

Dice:

–¡Me cagüe la mar! ¡Este me lo voy a comer yo! –que toma, que dale.

Se lo echó al hombro. Hizo otro agujero ¡bastante hondo! y lo metió, dice:

–A ver si te vienes tú. ¡Tú no te vienes más ya!

Y se vino, dice:

–Venga, dame las mil pesetas que, que ya, ya está ese… ¡Ese no se sale más!

Dice:

–Voy a mirar a ver.

Y le puso ya el último, dice:

–¿Ves?

Dice:

–¡Me cagüe la mar! Y ya, cansadito, y casi de día, ya venía cansado el pobre, y llegó y dice:

–¡Este no se viene! Y llegó a un olivar; había muchas varetas; se lio, encendió una candela y lo echó en la candela. Se sentó ahí cansadito perdido. Dice:

–¡A ver, a ver si te vienes más!

Ya nada más quedaba, nada más el regordete ahí, muy bueno. Y se quedó durmiendo el pobre, así, embelesado. Y entonces venía un cura a decir una misa. Y el pobrecito, llega el cura, le dice:

–¡Oy –hacía mucho frío, dice–, huy, qué buena lumbrita! ¡Qué buena persona eres! ¡Ay, qué candelita más buena! ¡Huy, qué bien se está aquí!

–¡Otra vez te vas a escapar! Pilló, ¡pom, pom!, y corrió tras él y lo zampó. ¡A la candela otro cura!: se lo cargó también.

Entonces vino, llegó, dice:

–¡Venga las mil pesetas! Y ahí termina la historia.

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1991

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Tubach (Exempla…), 1275: Three Corpses.

Aarne-Thompson, nº 1536B: The Three Hunchbach Brother Drowed.

Boggs, 1536B (cf. 1730).

Hansen, 1356B Robe, 1536B.

Camarena (Repertorio… Cantabria), 1536B.

González Sanz (Catálogo… Aragoneses), [1536D]: Librándose de los Tres Cadáveres.

González Sanz (Revisión del Catálogo…), elimina la propuesta del Catálogo al considerarlo variante de 1536B.

Espinosa, II, 153-159.

Thompson: Q380, Q450, K2322.

VERSIONES ESPAÑOLAS

Morote (Cultura Tradicional de Jumilla, pp. 129-132): La Mujer del Mesonero.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 195-196), nº 78: Cinco Curas por Cinco Duros.

Lorenzo Vélez (C. Anticlericales…, pp. 118-123): Los Tres Curas Corridos (v. Madrileña), La Viuda y los Tres Curas (v. de Ciudad Real).

Hernández Fernández (C. P… Albacete, pp. 200-2002), nº 137: La Lluvia de Mierda.

Camarena (León, II, pp. 89-91), nº 213: [Los Siete Curas Matados].

Fonteboa (Lit. Trad. Oral en el Bierzo, pp. 111-113), nº 19: Os Curas ia Muller do Ferreiro.

Cabal (Los C… Asturianos, pp. 195-198): El Cadáver Prodigioso.

Canellada (C… Asturianos, pp. 140-143), nº 60: Los Flaires.

Arrieta (C. T. Asturianos, pp. 73-96) La Odisea del Medio Tonto.

Espinosa (CPE, I, pp. 53-59), núms. 31 y 32: Los Tres Frailes (versiones toledana y asturiana).

Amades (Folklore de Catalunya…, pp. 1051b-1053b), nº 431: Els Tres Frares (versiones toledana y asturiana).

VERSIONES HISPANOAMERICANAS

Aníbarro (La Tradición Oral en Bolivia, pp. 334-335), nº 69: Historia de Tres Sacerdotes.

Lara Figueroa (C. P. de Guatemala, pp. 169-171), nº 31: Cuatro Enamorados, en Cuenta Pedro Urdemales.

Chertudi (C. F. Argentina, pp. 183-184), nº 80: Pedro y el Fraile.

VERSIONES LITERARIAS

Los Siete Sabios de Roma (cap. X, pp. 87-92), sinopsis: “Cómo un sexto sabio llamado Cleophas, por exemplo de una mala muger por cuyo consejo murieron tres cavalleros e a la postre su marido y ella arrastrados fueron aforcados, salvó la vida a su discípulo el VI día”.

Fabiaux (Des trois Boçus, par Durand, pp. 136-153). Los muertos, tres jorobados asfixiados en el arcón al ser escondidos ante la llegada del marido, son arrojados sucesivamente al río por un forzudo mozo. Este mozo mata a un cuarto jorobado pensando que es el anteriormente arrojado. La dama queda libre del marido. Es un cuento misógino.

Torres Solares (Cuentos de Cornudos…, pp. 172-174): El Jarro de Arcilla.

El estudio de Espinosa (II, pp. 153-160) es bastante completo en cuanto al paso del cuento por la literatura universal y en cuanto al origen del mismo, que no duda de que sea indio. Remitimos a dicho estudio.

8 [LOS HUEVOS FRITOS]

Esta es la historia, la historia de un muchacho que iba de viaje…, y la historia de un muchacho que iba a Francia. El pobre no llevaba un duro. Era de Paradas y llegó a Sevilla para coger el avión. Y tenía mucha hambre el pobre. Entonces dice: “¡¡Ea!!, yo voy a entrar a la fonda esta y voy a comer antes de irme para coger el barco”.

Y entró en un bar y pidió una cerveza, dos huevos fritos y un bollo de pan, y comió. Cuando comió, pues dice:

–¡Mira usted, yo no tengo un real, yo no puedo usted pagar!

Dice:

–Bueno, ¡qué le voy a hacer!

Y se fue a Francia. Estuvo un año en Francia, y al año volvió. Y cuando llegó a Sevilla, dice: “Voy a pagarle a ese hombre los dos huevos fritos”. Llega al bar, dice:

–Yo soy el señor… que me tomé el año pasado, tal fecha, los dos, que comí los dos huevos fritos. Vengo a pagarlos.

Dice:

–¡Ojú! Eso vale mucho dinero. Fíjese usted: dos huevos fritos sacan dos pollitas, ponen tantos huevos, aluego se saca la camada… –dice–: eso suma….

¡Ofú! Se quedó el pobre… se quedó el pobre espantado. ¡Coño, más dinero que traía! Entonces lo estaba contando en un sitio, había un abogado y dice:

–¿Qué te pasa, muchacho?

Dice:

–Esto y esto me pasa.

Dice:

–¿Eso te pasa? ¡Hombre, yo te voy a defender!

Dice:

–Tengo un juicio hoy, ¡y todo el dinero que he traído se lo va llevar!

Dice: –Pues voy a ir –el abogado.

¡Nada!, empezó… hizo…, el abogado no parecía. Y ya que está muy…

–¡Ojú! ¿Qué está usted…? ¡Ya está usted perdido! ¡Venga usted! –dice–. ¡Usted tiene ya perdido!

Ya terminando, llega el abogado y dice:

–¿Ahora viene usted?

Dice: –Ahora, es que mira: voy a sembrar garbanzos y les he estado cortando el aguijón para sembrarlos.

Dice:

–¡Agüen la mar!… ¡Este hombre está loco! Este hombre está loco ¿Usted comprende que los garbanzos se les corte el aguijón para sembrarlos?

Dice:

–¿Usted comprende que dos huevos fritos saquen pollitas?

¡Pues no defendió, le ganó!

¡Y chache!

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1992

----------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Aarne-Thompson, nº 821B: Chickens from Boiled Eggs. También puede integrarse en el Tipo 920A (partes II y III).

Camarena-Chevalier, 821B: Pollos de Huevos Cocidos.

Robe, 821B.

Camarena (Repertorio… Cantabria), 821B.

González Sanz (Catálogo… Aragoneses), 920A: La Hija del Rey y el Hijo del Campesino.

Thompson: J1191.2, J1110, J1100, J1160, J1289, J1293.

VERSIONES ESPAÑOLAS

Jiménez Romero (La Flor…, pp. 168-169), nº 49: Los Huevos Fritos.

Carreño (C. Murcianos, pp. 177-179): El Caminante y el Posadero.

En Carreño… [López Valero (C. Murcianos… Aplicaciones…, pp. 88-89).

Espinosa (CPC, “col. Austral”, pp. 76-77), nº 31: Los Huevos Fritos.

Espinosa (CPCL, I, 430-432), nº 214: El Huevo Frito, nº 215: Los Huevos Fritos.

Fondos inéditos de la Fundación Machado: El Marquesado (recopilado en Villablanca).

Suárez López (Cuentos… Asturias, pp. 259-260), nº 82: La Deuda de los Dos Huevos las Sentencias Agudas.

Girgado (C. Pop., pp. 81-82): Cómo se defendió el Diablo.

Contos P. Lugo (pp. 140-142), nº 150: Os Ovos Fritos.

Otero Pedrayo (Historia de Galicia, I, p. 705).

Quintana (Lo Molinar… Mequinensa, pp. 237-238), nº 182: Los Dos Ous Fregits.

Azkue (Euskaleriaren…, pp. 177-178), nº 62: Indirar ta Arautzak. Las Alubias y los Huevos.

Torralbo (C. y L. de España, pp. 62-63): El Pastor Listo.

VERSIONES PORTUGUESAS

Pires (C. P. Alentejanos, pp. 78-79), nº 32: O Diablo tambén Não é Mau….

Vasconcellos (Contos e Lendas, I, pp. 315-319), nº 188: Esmolas para Deus e para o Diabo, nº 189: Deus é Bom, mas o Diabo também não é Mau. En la segunda versión hay juicio, en la primera no, porque el posadero comprende cuando un cliente dice que va a sembrar semillas cocidas.

Coelho (C. Portugueses, pp. 221-22), nº 47: O Preço dos Ovos.

VERSIONES ÁRABES

García Figueras (Cuentos de Yehá), nº 91: Yehá Abogado.

Un tipo relacionado aparece en Sánchez Pérez (Cuentos Árabes Populares, pp. 72-75) Los Pichones Asados. Nos referimos al cuento conocido del hornero que cede unos pollos encargados por un tercero a un personaje de más alto rango (el Cadí). Cuando el hombre va al horno por sus pollos, el hornero dice que han resucitado y se han ido. El juez se alía con el hornero y estafa a algunos clientes a los que ha vendido un carnero, siempre el mismo, varias veces. Cuando el juez le pregunta al hornero que dónde se halla realmente el carnero, contesta: “Pues el carnero ha salido volando como los pichones”.

Cuentos Árabes. El Plato Caro…, pp. 9-28: Un Plato Caro.

En Mil y Una Noches (I, p. 1205), surgen los huevos batidos que ponen polluelos como testimonio de gran mentira: “¿Por ventura te crees, chiquillo, que nos hemos tragado ni una sola de esas mentiras tan gordas? ¿De cuando acá se estila que haya ciudades dentro de las sandías? ¿Y desde cuándo los huevos batidos en una era ponen huevos?”.

VERSIONES HEBRAICAS

En Schlesinger (La Zarza Ardiente, pp. 63-64: El Huevo Prestado), encontramos, al rey David fallando erróneamente en el juicio y a Salomón aconsejando al perjudicado. Se trata de nuestro mismo cuento.

Pidal (Antología, pp. 1035-1036) recoge otra versión muy similar, prácticamente sin variación del anterior, atribuida al folklore judío actual.

OTRAS VERSIONES

Un cuento ruso muestra semejanzas (Afanasiev, Rusos, II, pp. 72-77), La Niña Lista. La yegua del hermano pobre pare un potro cuando cae bajo el carro del hermano rico, que sostiene que el potro le pertenece, porque lo ha parido el propio carro. Se suceden juicios apañados por el rico hasta que llegan a los tribunales del Zar, que propone enigmas que sólo la hija del pobre, que tiene siete años, sabe solucionar. El Zar pregunta a la niña que cómo vive, siendo tan inteligente y con el padre tan pobre; contesta:

Mi padre pesca en la arena de la orilla del mar, sin poner cebo, y yo recojo los peces en mi falda y hago sopa con ellos.

–¡Qué tonta eres! ¿Dónde has visto que los peces vivan en la arena de la orilla? Los peces están en el agua.

–¿Crees que eres más listo tú? ¿Dónde has visto que de un carro pudiera nacer un potro?

– Tienes razón -dijo el Zar, y adjudicó el potro al pobre.

Este mismo cuento aparece, con ligeras variantes, en Italo Calvino (Italianos), nº 72: La Campesina Astuta.

Tong (C. Gitanos…, pp. 136-138), nº 46: El Abogado Gitano (italiano).

Para versiones populares relacionadas, véase Aarne-Thompson, nº 875 y todas las subdivisiones. Véase, también, Thompson (El Cuento F., p. 103), donde es mencionado.

VERSIONES LITERARIAS.-

La réplica de absurdos es interesante en la Vida de Esopo (ed. Gredos, pp. 268-269; 117-118). Esopo está en Egipto resolviendo unos enigmas al rey Nectanebo. El Rey no puede sobrepasar en ingenio a Esopo; ahora le plantea: “Me hice traer de Grecia unas yegüas muy prolíficas, pero si oyen relinchar a las yegüas de Babilonia, abortan”. Esopo dice que al día siguiente dará la respuesta. Esopo maltrata un gato, animal sagrado para los egipcios, por lo que es reprendido por el propio Nectanebo. Esopo justifica su actitud: “–Pues se portó mal con Licurgo esta noche; porque tenía un gallo joven de pelea que, además, le daba las horas y el gato lo ha matado esta noche”. Dado que Licurgo debería estar en Babilonia, replica Nectanebo:

–¿No te da vergüenza mentir tan a las claras? –[…] ¿pues cómo pudo un gato ir en una noche de Egipto a Babilonia?

Y contestó Esopo:

–¿Y cómo pueden las yeguas de aquí oír a las mías y abortar?

Existe otro juicio ejemplar en Disciplina Clericalis (XVI).

Asensio (Floresta…, pp. 247-248; II; VI; VII; X). Dos compañeros de viaje hallan que uno de los dos huevos tiene pollo dentro. Lo come uno de ellos y el otro, a la hora de pagar, dice que pague todo ya que ha comido el pollo; si no lo hace así avisará al ventero y tendrá que pagar diez veces más.

Francisco Alvarado ([“El Fólósofo Rancio”], Cartas, t. III, p. 23; Cartas C., t. IV, p. 284) se acuerda de nuestro cuento, en la disputa sobre el celibato (carta fechada en Sevilla, en 1814), para refutar la postura de los que sostenían los peligros del mismo porque, decían, “priva á la sociedad del fondo de población que debian producirle los célibes”. Naturalmente, Alvarado prescinde de la segunda parte del cuento (el juicio), no le interesa, él sólo refiere la historia de la ventera que exigía la reparación de los perjuicios por haber comidos los huevos y, por ello, haber evitado un desarrollo natural y multiplicativo de los mismos. Como en el cuento, se queja Alvarado: “…y por haberse Vd. comido los tales huevos, me ha privado de un gallinero el mejor quizá que habría en la España (salvo siempre el gallinero filosófico del Sr. Intendente de Sevilla)”.

9 [PAGANDO EL OLOR CON EL SONIDO]

En cierta ocasión iba un soldado, como siempre, desmayado (porque los soldados siempre han pasado mucha hambre, siempre han estado a medio comer). Y iba por la calle, y pasó por la puerta de un bodegón en que estaban guisando. Y el pobre, con el hambre que tenía, le entró ¡más hambre todavía! Entonces se llegó a una tienda, cerca, a una panadería, compró un bollo, y se lo comió con el olor que salía por una ventana, y quedó satisfecho; pero cuando el mesonero vio al soldado comiendo el bollo con el olor que salía de su cocina, pues le quiso cobrar; le quiso cobrar y se estuvieron allí un rato porfiando. Y él decía que no le pagaba, y el otro decía que si no le pagaba que lo ponía en el juzgado. Total, que al día siguiente, fue el hombre al juzgado y dio parte del soldado. El juez lo citó a juicio. El soldado se presentó también, y el mesonero. Cada uno con sus cosas: uno que quería cobrarle y el otro que no quería pagarle. Y entonces el soldado, que no era tonto, pues se sacó unas pocas de monedas del bolsillo, las metió en el sombrero que el soldado llevaba en la mano, y empezó a sonarlo.

Dice: –Señor juez, lo mismo que yo me he conformado con el olor, este señor se tiene que conformar con el sonido de las monedas.

Y el juez, pues ya lo dio por bueno aquello. ¡Justicia justa!

JUAN RAMÍREZ ÁLVAREZ Arahal, 1993

---------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Aarne-Thompson, nº 1804B: Payment With Clink of Money, Cf. nº 1804 Imagined Penance for Imagined Sin.

Cf. Hansen, *1800**E.

Cf. Robe, 1804.

González Sanz (Catálogo… Aragoneses), 1804B: Con la Intención basta.

Chevalier, C5 (Cuentecillos Tradicionales); 229 (Cuentos Folklóricos).

Thompson: J1172.2, J1100, J1110, J1289, J1551.1, P461, P421.

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS

Muriel (Cuentos…, p. 115): El Cura Avaro.

Rodríguez Pastor (C. E. de Costumbres, p. 226), nº 81: El Bobo de Coria y la Comida.

Cf. Díaz-Chevalier (Cuentos Castellanos, p. 80), nº 45: El Cura y el Chocolatero.

Rosa Alicia Ramos (El Cuento Folklórico…, pp. 100-101), nº XII.

Contos P. Lugo (p. 158), nº 169: A Intención Basta.

Cf. Noia Campos (Contos Galegos…, pp. 394-395): A Penitencia do Cura.

Azkue (Euskaleriaren…, pp. 469-470), nº 240: Zulo bakotxari larakoa. A cada agujero su clavija.

VERSIONES LITERARIAS

Timoneda (Sobremesa y Alivio, I, pp. 246-247), nº 72. El sacristán hace de juez entre un pasajero y el capellán, que le reclama a aquél por haber comido con el olor de su palomino. Según nota de los editores, Timoneda pudo leer el cuento en L. Domenichi, Facezie, motti e burle (1548)

Sbarbi (Monografía…, pp. 63b-64a) recoge esta versión de Timoneda bajo el refrán: A buen capellán, mejor sacristán.

Correas, (Vocabulario…, p. 6a-b): A buen capellán, mejor sacristán.

Fray Anselmo de Turmeda recoge la anécdota (Disputa de l´Ase, “L´ase parla del pecat d´avarícia, i recita la confessió d´un mariner a un monjo”, pp. 137-139). En este caso es el predicador Joan Oset el que exige a un marinero, que confiesa haber robado un florín y medio, que le restituya uno a él porque es como si hubiese hurtado diez. El marinero confecciona un florín con la corteza de una granada y pretende que la acepte el confesor, pero este le niega la absolución: “Sabeu qué és aixó? No us tingueu per absolt!?”. A lo que el marinero responde: “No us tingueu per pagat!”.

Fernández de Velasco, Deleyte de la Discreción, p. 163.

Asensio, Floresta…, III, V, V, XI (p. 187).

En Chascarrillos… por un Andaluz (pp. 31-32), se recoge un cuentecillo basado en la misma anécdota. En un lugar en el que se prohíbe evacuar aguas, un curda está a punto de hacerlo; pero un municipal se lo impide y le exige la multa correspondiente al delito que iba a cometer. El borracho alega que él no ha hecho nada, aunque estaba a punto; el municipal replica que con la intención basta. El borracho está dispuesto a pagar las dos pesetas de multa, mas cuando el municipal pone la mano para recibirlas, el potencial infractor retira el dinero: “Con la intención basta, amigo mío”, explica.

Fernán Caballero (“Las noches de invierno en las gañanías. Cuentos” en O. C. El refranero…, nº 30, pp. 91-92).

Martínez Villergas (Los siete mil…, pp. 173-181): Confesor y Confesado.

Chevalier recoge la versión de los Diálogos de Filosofía Natural y Moral (1558) de Pedro de Mercado y la del Guzmán de Alfarache (II, III, III) de Mateo Luján.

Fernando de la Granja (“Cuentos Árabes en el Sobremesa de Timoneda”) refiere las versiones de Correas, Bernardino Fernández de Velasco y Asensio y postula un origen árabe para el cuento: señala como precedente la versión del granadino Ibn `Asim (m. 1426).

Cf. Don Pampa Viejo (Fogón de las tradiciones, I, pp. 123- 124, 179-180): Cuestión de Olfato y Lección Aprovechada.

Jean de la Fontaine (Cuentos, pp. 41-47): Un Caso de Conciencia.

Manrique de Lara (Humor Castellano…, pp. 223-226), nº 56: El Casero Atribulado.

VERSIONES ÁRABES

Realmente, el cuento es frecuente en la cultura árabe. Podemos señalar algunas apariciones: Fanjul (en Literatura Popular Árabe): Yehá y el Cocinero.

Sánchez Pérez (en Cuentos Árabes Populares, pp. 102-103): La Justicia del Caíd.

García Figueras (Cuentos de Yehá: nº 408): Para ti el sonido y para ése el dinero, nº 409: Quien vendió el olor de los alimentos que tome el sonido del dinero.

González Palencia, (“Cuentos Marroquíes”, RDTP, II, pp.357- 358), nº 6: Cuento del Bodeguero.

Pinto (Bajo la Jaima… Sáhara, p. 51): El Chacal y el Macho Cabrío.

CONSIDERACIONES

Si el cuento es de origen árabe y ha saltado a nuestra cultura, es evidente que también ha pasado a otras y que, probablemente desde la nuestra, se ha extendido también a tierras americanas. Isabel Rodríguez García (“Pedro Malasartes en Brasil”, RDTP, XL, p. 253) nos descubre la aparición de esta anécdota en una comedia de Silvio Rabello, Pedro Malasarte (1961). La misma autora (“Folklore y Literatura de Cordel”, RDTP, XLVI, p. 68) nos revela la presencia del cuento en un pliego de Joao Martins: As Proezas de Joao Grilo.

Sin embargo, el tema circuló anteriormente en el mundo clásico, según nos refiere Lida de Malkiel (El Cuento Popular, pp. 35-36), que localiza en Eliano “(XII, 63, completado en Plutarco, Demetrio, 27) la sentencia discreta, que condena a pagar un goce imaginario con un precio no menos imaginario, el humo u olor del asado con el son de la moneda en la generalidad de las versiones medievales y modernas”. En nota, inventaría estas versiones más modernas: “Novellino (siglo XIII), las Favole moralizzate de Bono Stoppani (siglo XIV); Pantagruel, III, 37 de Rabelais; los Adagia, II, 7, 65 y Apophthegmata, VI, 81 de Erasmo de donde probablemente pasó a la Sobremesa y alivio de caminantes, II, 58, de Timoneda, los cuentos de Fernán Caballero….”.

Pidal (Antología…, pp. 272-273) recoge la versión del Novellino (siglo XIII): “De un litigio promovido en Alejandría de Rumanía y de la sentencia recaída”.

REFRANES Y DICHOS

Correas (Vocabulario…, p. 296a): Más querría estar al sabor que no al olor.

Celestina (V; p. 58): “CELESTINA.- ¡Calla loco! Altérasete la complexión. Yo lo veo en ti, que querrías más estar al sabor que al olor de este negocio)”.

Segunda Celestina (cena 34; p. 490): “CELESTINA. ¡Ay, putillo, deslavadillo!, parésceme que más querrías estar ya al savor que al olor…”.

Martínez Kleiser (Refranero General Ideológico Español): –nº 22.933. Más querría estar al sabor que no al olor [de Correas].

–nº 28.749. Más querría estar al sabor que al olor [del Libro de Refranes (1549) de Pedro Vallés, de los Refranes o Provervios (1555) de Hernán Núñez (El Comendador), del Vocabulario de Correas y de Rodríguez Marín, sin especificar].

–nº 28.750. Al sabor, y no al olor [de Correas].

10 [EL SUEÑO MÁS LEJANO]

Eran tres y iban…, se pusieron una apuesta. Y era un tonto también, y le dijo:

–Bueno, yo… –le dijo que iban a soñar en una cosa…, que el que soñaba más lejos…

Total, que entonces, uno de ellos dice:

–¡Huy! Yo he soñado que he estado en Alemania.

¿Y tú?

Dice:

–Yo, yo he soñado que he estado en Inglaterra (está muy lejos).

Y le dice, le dice el hombre tonto:

–Bueno, y… y tú ¿dónde, dónde has estado?

Dice:

–Yo, viendo que estaban tan tan lejos, ¡pues me lo comí!

ANTONIO ALCAIDE RAMÍREZ El Palomar-Paradas, 1993

---------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN

Tubach (Exempla…), 1789: Dream-bread.

Aarne-Thompson, nº 1626: Dream Break.

Hansen, 1626.

Robe, 1626.

Camarena (Repertorio… Cantabria), 1626.

Chevalier, nº 189 (C. Folklóricos) y Q4 (Cuentecillos).

Schwarzbaum (“International Folklore… in Petrus Alfonsis…”, Sefarad, XX (I), pp. 37-46).

Thompson: K444, J1100, J1110, K66, K1000.

La variante del índice general permite que el “incauto” se apropie del alimento bajo la excusa que ingeniará este de que creía que los otros habían muerto. El propio Thompson nos revela la existencia en Gesta Romanorum.

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS

El Folk-Lore Andaluz (pp. 133-134): Juaniyo er Tonto. En esta y otras versiones, hay una segunda parte en que se vuelve a proponer otra prueba al “simple”, que, nuevamente, gana la comida dispuesta, generalmente un huevo.

Alvar (Textos Andaluces…, pp. 264-265), LVI.II.

Muriel (C P. de Tr. Oral, pp. 29-30): Los Tres Soldados.

Cf. Del Río (C. de Animales… Cádiz, pp. 80-81), nº 26: El Pastor y las Ovejas (aplicado a personajes animales).

Quesada Guzmán (Cuentos… Pegalajar, pp. 242-243): El Viaje más Lejano.

Rodríguez Pastor (Extremeños y Andaluces, pp. 210-211): El Tonto y los dos Soldados.

Rodríguez Pastor (C E. de Costumbres, pp. 294-295), nº 118: Los Arrieros y el Militar.

Sánchez Ferra (“Camándula (El C. P. en Torre Pacheco)”, pp.

135-136), nº 149: Los tres hermanos compiten por un pan.

Espinosa (CPCL, II, 248-250), nº 355: El Mejor Sueño, nº 356: Éstos ya no vienen, nº 357: Los Estudiantes y el Burro.

Camarena (León, II, pp. 105-107), nº 226: [El Sueño más Viajero].

Rosa Alicia Ramos (El Cuento Folklórico…, pp. 106-108), nº XVII (versión de Pontevedra).

Sánchez Pérez (Cien C., pp. 17-18), nº l6: Juanillo el Tonto.

Anuario de La Sociedad de Eusko=Folklore, I, pp. 107-108 (recogido por D. León de Bengoa).

VERSIONES POPULARES HISPANOAMERICANAS

Pino Saavedra (Nuevos… Chile…, pp. 323-326), nº 68: [El mejor sueño y Pedro lleva encargos al otro mundo].

Lara Figueroa (C. P. de Guatemala, pp. 195-196); nº 39: Los Tres Sueños.

Chertudi (Juan Soldado…, p. 137), nº 38: El Cura y el Paisano.

Almoina (El… Venezolano, p. 141): El cura, el blanco y el indio que querían comer gallina.

MacCurdy (“Spanish Folklore from… Louisiana”, p. 237), nº 5: Los Tres Bandidos.

VERSIONES GITANA Y MARROQUÍ

Tong (C. Gitanos…, pp. 70-71), nº 19: El Sueño (italiano).

Gil Grimau (Que por la rosa roja…, p. 163), nº 101: El Mejor Sueño.

VERSIONES LITERARIAS

El Dr. Fradejas nos comunica la presencia del cuentecillo en Geofroi de Vinsauf (s. XII): Los Estudiantes y el Campesino (comedia elegíaca).

Disciplina Clericalis (XIX, Ejemplo de los Dos Burgueses y el Rústico). Dos romeros van a Meca junto a un rústico. Al escasearles la harina, deciden el engaño conocido. Un burgués habla de haber soñado con ángeles que le llevan al cielo, el otro de ser llevado al infierno. El rústico al apropiarse del pan: “Viendo estas cosas pensé que ninguno de vos nos tornarie jamás, e llevanteme e comí el pan”. Terminado el relato, el hijo, al que iba dirigido exclama: “Les aconteció tal como dice el proverbio: El que todo lo quiere, todo lo pierde”.

De la anterior versión, parten las demás. La de El Especulo de los Legos (532; pp. 420-421) revela la fuente: “Onde cuenta Per Alfonso…”. Las semejanzas son totales, aunque no la enseñanza. “Cada uno se guarde de su próximo. Ca commo dize el Apóstol a los onze capítulos de la segunda Epístoa que enbió a los de Corintio: Peligro hay en falsos hermanos”.

Sobre la versión de Exenplos (98 -27-, pp. 93-94), debemos decir lo mismo. Comparemos la excusa. Dice en este texto: “E veyendo estas cosas, pensé que ninguno de vos otros non tornaria jamas e levanteme e comi el pan”.

No hay ninguna diferencia, evidentemente, entre Disciplina y Collectas (V: La, V, de la fe / o engaño de los tres copañeros). La enseñanza, de nuevo, difiere: “Muestra esta fabula q. a las vezes pensando de engañar a otro ignorante del tal es el mesmo engañado”.

Diferente es la argucia de uno de los tres caminantes que comparten dos perdices en Timoneda (Sobremesa, I, 92; p. 259). Uno de ellos las parte con las manos y luego comienza a comer escrupulosamente con la daga mientras explica que es verdugo; los otros dos renuncian a la cena.

Lope de Vega (San Isidro, Labrador de Madrid, act. 2º; O. S., t. III, pp. 376b-377a).

Chevalier (Cuentecillos…, pp. 387-393) recoge la versión de Lope y otra impresa “a continuación del texto de Lazarillo en la edición de Guillermo Simón, Amberes, 1555” (Fábula primera).

Cf. Boira (II, pp. 84-85, 158-159, 297-298): Sueños de Pobres, Los Estudiantes y el Pan, El Verdugo Cocinero (versión de Timoneda).

Castelar (Nueva Floresta, p. 184): El Chiste en el Sueño.

El Conde de las Navas (O. I., pp. 133-140): El Alhichante Achantado.

Narciso Díaz de Escovar (Cuentos Malagueños…, pp. 117- 122): Soñar Disparates.

Casona (“Teatro Infantil”, en O. C., pp. 605-620): ¡A Belén, pastores! Retablo infantil de Navidad con canciones populares y villancicos de Tejada, Rengifo, Lope de Vega y Góngora (cuadro primero).

Isabel Rodríguez García (“Pedro Malasartes en Brasil”, RDTP, XL, pp. 252-253) inventaría este cuento (Tipo 1626) en el teatro del brasileño Silvio Rabello, en Pedro Malasarte (1961).

11 [FIRMEZA, LUSTRE Y RECATAPLAO

Bueno, esto es una historia que me contó a mí mi abuelo, de militares. Está un batallón, que estaba en Sevilla. Y resulta que dice que van a salir los tres regimientos, tres batallones de excursión, cada uno por un lado: uno tiró para el Viso, otro tiró para acá, para Arahal, cada uno por un lado. Y llegó un teniente, un soldado, digo un teniente y un corneta a cargo del batallón, y entraron por El Viso. Y estaba una muchacha barriendo, una mocita.

Y dice el teniente:

–¡Ojú, mi alma, ahora mismo, ahora mismo me echaba las bendiciones contigo: me casaba!

Y dice el cura: –Uih, qué guapa es! –echó otro piropo, le dijo igual: que se casaba con ella.

El corneta iba más atrás. Decía el cornetilla:

–¡Oy, mi alma, ahora mismo me casaba contigo!

Bueno, y a estos tres les dice que sí; a los tres les dice que sí, dice:

–¡A las ocho aquí! Y se presenta a las ocho, y dice:

–Bueno, vamos a ver. Tenéis que acertar esta adivina; el que la acierte, se casa conmigo: firmeza, lustre y recataplao.

Salieron los tres, ya por la tarde…

–Mañana aquí.

Bueno, pues cuando fue de día ya, llegó el teniente del batallón a misa, y estaba, estaba el cura ¡que daba cada sotanazo! pensando nada más que en eso. Y bueno, y dice, dice el corneta, dice: “¡Este mos tiene aquí todo el día, este mos tiene aquí todo el día!”. Dice:

–Padre cura, ¿qué le pasa a usted? Pues eso de la muchacha usted lo tiene de la mano. Fíjese usted: para firmeza, las columnas de la iglesia; para lustre, el barniz de los santos y para recataplao, las campanas.

Dice:

–¡Ay!, toma cinco duros y vete.

Bueno, pues se salen de allí ya. (Firmeza, lustre y recataplao, que le dice la, la respuesta). Salen de allí, forma el teniente: vuelta para acá, las vueltas para allá, y nada. Dice el corneta: “¡Aquí estamos todo el día! Este tío no rompe filas, porque está pensando en ella –dice–.¡Pues ya verás!” Dice:

–Mi teniente, ¿qué le pasa a usted?

–¡Eso de la muchacha!

–Usted tiene eso de la mano, mi teniente.

Dice:

–¿¡Qué me dices!?

Dice:

–Fíjese usted: para firmeza, tropa; para lustre, su espada y para recataplao, los tambores.

Dice:

–¡Ay!, toma cinco duros y vete.

¡Más contento que un rucho! Total, que llegó ya la hora de presentarse, y se presentaron los tres. El corneta, el pobre, ¡más encogido que un corneta!, llega a la casa de la muchacha, dice:

–Vamos a ver, usted, teniente –con la espada arrastrando –, usted, teniente, ¿qué?

Dice:

–Yo, para firmeza, mi tropa; para lustre, mi espada y para recataplao, los tambores.

Dice:

–¡Bah, eso no es!

¡Bueno!, se quedó morado, dice:

–Usted, padre.

Dice:

–Yo, para firmeza, las columnas de la iglesia; para lustre, el barniz de los santos y para recataplao, las campanas.

Dice:

–¡Bah, eso no es! Bueno, ahora queda el corneta Y dice al corneta, dice:

–Tú, corneta, ¿qué?

Dice:

–Yo, –se quedó mirando arriba y abajo, dice–, yo, para firmeza, tus piernas; para lustre, tu cara y para recataplao, tus tetas y tu chochete.

Y:

–¡Vámonos al sobrado!

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1991

---------------------------------------------------------------------------------------

CATALOGACIÓN Y ESTUDIOS

González Sanz (“Revisión del Catálogo…”), [1871].

Camarena (“El cuento popular, una interpretación del mundo”, pp. 50-53).

Camarena (“El cuento desde dentro”).

Thompson: P461.

VERSIONES POPULARES

Asensio (C. Riojanos…, pp. 280-281): La Puja por la Caza (Competiciones entre distintos oficios).

López Megías (Etno…Alto de la Villa, p. 215), nº 100: El cuento de la ventera.

Lorenzo Vélez (C. Anticlericales…, p. 57, que lo recoge de la Revista de Folklore, año XV, primer semestre, pp. 166, de Martín Criado, Arturo “La mejor respuesta, el mejor discurso, el mejor sueño).

RESOLUCIÓN DE ENIGMAS. VERSIONES

La resolución de enigmas es motivo principal en muchos tipos de cuentos maravillosos. Uno de los más ingeniosos (y no perteneciente a los maravillosos) es el que aparece, por ejemplo, en el Patrañuelo (patraña catorcena). El rey propone al abad tres preguntas de imposible solución para quitarle la abadía. El cocinero del abad, con permiso de éste, toma los vestidos sagrados y acude al rey para proponer soluciones. Las respuestas son tan ingeniosas como la tercera, que contesta a la pregunta de qué está pensando el rey: el rey está pensando que habla con el abad, pero lo está haciendo con su cocinero. Una vez que se da a conocer, explica que para preguntas tan simples no era necesario el abad, que bastaba su cocinero. Esta historia bien conocida la recuerda Pidal (p. 350) en Saccheti (El Caballero, el Abad, y el Molinero), y afirma que es cuento popular español (pp. 968-969) titulado Los Enigmas.

Grimm (pp. 565-566: El Zagalillo), por ejemplo, relata otro cuento semejante, sin la salida ingeniosa con que el cocinero replica al rey. En este caso, como es de esperar para este tipo de cuentos, un joven contesta a las preguntas imposibles y se hace con el trono.

Uno de los cuentos de Timoneda bien podría ser una simplificación del nuestro, hay muchos elementos coincidentes: “Yendo tres de compañía, un capitán, y un recuero, y un rufián…” (el capitán y el rufián son comunes). Llegan a una venta donde sólo hay comida para la ventera y uno de los caminantes. Ella propone que el acompañante a la cena sea el que halle la respuesta a tres preguntas.

Contentos, preguntóles qué sombra había mejor, y vista, y ruido, en esta mundana vida. Respondió el capitán:

–Sombra de tienda de campo, vista de españoles y ruido de atambores.

Respondió el recuero:

–Sombra de mesón, vista de poblado, ruido de acémilas.

Respondió el rufián:

–Sombra de pabellón, vista de gentil mujer, ruido de colchones.

Dijo ella: –Vos cenaréis conmigo los perdigones. (Portacuentos, II, 25, pp. 152-153).

Chevalier (Folklore…, pp. 20-21), que repara en este cuento de Timoneda, llega a la conclusión de que tal debió ser folklórico en Europa, porque también “aparece en Rabelais (Pantagruel, XXVII) y en una novela de Nicolás de Troyes”.

La atracción sexual, la satisfacción del deseo es el hilo que conduce el cuento de Timoneda y el nuestro. Este mismo cabo guía el cuento The Wyves Tale of Bathe y su prólogo (Chaucer, Canterbury Tales, pp. 553-625). Cierto joven de la corte del rey Arturo arrebató la doncellez de una joven y fue condenado a muerte; pero por intercesión de la reina, se consiguió un plazo de tiempo para que el joven adivinase “what thyng is that wommen moost desiren”. Como en nuestro cuento, ya tenemos a un caballero en busca de la respuesta a un enigma propuesto por una mujer, que desea que le expliquen qué es lo que más desean las mujeres. Algunos le sugieren que lo que las mujeres desean es el mero placer sexual, lo que parece coincidir con el deseo de la mujer de nuestro cuento. Una vieja le ofrece la solución si se casa con ella; es su última oportunidad y acepta: “Wommen desiren to have soverynetee/ As wel over hir housband as hir love,/ And for to been in maistrie hym above”. Una vez salvado, la vieja pide que cumpla con su palabra de matrimonio, a lo que él accede con grandes reticencias. La esposa le plantea una doble posibilidad: o tenerla hermosa y expuesta al adulterio, o fea y fiel, a lo que él dice que decida ella. De esta forma, la vieja consigue el dominio sobre él, se transformó en hermosa joven. “A thousand tyme a-rewe he gan hir kisse,/ And she obeyed hym in every thyng/ That myghte do hym plesance or likyng”. En suma, los jóvenes vivieron felices disfrutando de los placeres de la carne. Ya en el prólogo, la Viuda de Bath había proclamado las excelencias del sexo. Había reconocido la virtud de la castidad; pero ella se inclinaba por la práctica activa del sexo; para eso lo creó Dios: “God bad us for to wexe an multiplye”. “Telle me also, to what conclusion/ Were members maad of generation,/ And of so parfit wys a wright ywroght?”. “In wyfhod wol I use myn instrument/ As frely as Makere hath it sent”. Así pues, la Viuda buscó con ansias el disfrute del placer sexual, y lo hizo gozando de cinco maridos.

Milan (El Cortesano, p. 418) vuelve a sugerir que tal disfrute es buen remedio para reconciliar y unir. Tal asegura el propio Juan Fernández, que refiere cómo, en cierta ocasión esperó a su mujer tras la puerta armado y desnudo cuando ella le buscaba airada. Al final: “Yo díxele mira cuán endiablada y brava sois, que tengo de ir por casa siempre armado para valerme con vos; y ella tornóse á reir y díxome: Axous val, que youx aguera mort, sius trobara desarmat, y hicimos paz”. Seguidamente, El Canonge agrega: “Lo mal no está en fero, sino en diro, que be sé yo que les dones braves, lo merit ben armat les amansa…”.

MOTIVOS QUE SE CITAN

H583.2 El padre está en la viña haciendo bien y mal (poda viñas pero algunas veces corta unas buenas y deja las malas).

J1100 Inteligencia.

J1110 Persona lista. (Tatum) J1113 Chico listo.

J1144 Comedor de lo robado es detenido.

J1160 Inteligente alegación. (Keller) J1172.2 Pago con el sonido del dinero.

J1191.2 Demanda por los pollos de los huevos cocidos. Contraposición: recolectar la cosecha producida por semillas cocidas.

J1251 Eludir la malicia con respuestas rápidas.

J1289 Agudeza con el gobernante (juez, etc.). Varios.

J1293 Reducción al absurdo de una propuesta.

J1551.1 Trato imaginario, pago imaginario.

J1700 Tontos. (Tatum) J1730 Ignorancia absurda. (Tatum) J1805.1 Palabras de sonido similar confundidas.

J2328 Moviendo la iglesia. Para ver si la iglesia se mueve, alguien deja frente a ella su abrigo. Es robado. Piensan que la iglesia ha pasado sobre él.

K66 Contienda de sueños.

K444 Sueño por alimento: el más maravilloso sueño. Tres peregrinos están de acuerdo en que el que tenga el sueño más maravilloso, tomará el último alimento. Uno lo come y declara que él soñó que los otros estaban muertos y no necesitaban comer. (Keller) K1000 Engaño en perjuicio propio.

K1887.1 Respuestas eco.

K2322 Los cadáveres son reemplazados sucesivamente; el enterrador piensa que siempre es el mismo, que vuelve.

P230 Padres e hijos. (Keller) P233 Padre e hijo. (Keller) P421 Juez.

P461 Soldado. (Tatum) Q380 Actos castigados (varios). (Keller) Q450 Castigos crueles. (Keller) (Tatum) W111 Pereza.

W111.5 Otras personas perezosas.

X350 Chistes



Esta visualización es solo del texto del artículo.
Puede descargarse el artículo completo en formato PDF.

Revista de Folklore número 283 en formato PDF >


CUENTOS POPULARES ANDALUCES (XIV)

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2004 en la Revista de Folklore número 283.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz