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LOS TOPONIMOS DEL FUERO DE LEON

RANZ YUBERO, José Antonio / LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón

Publicado en el año 2002 en la Revista de Folklore número 253.

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INTRODUCCION
En la edición del Fuero de León, “Liber Testamentorum” o “Libro Gótico” (1116-1129), que comentamos, aparecen los topónimos que presentamos en este breve trabajo, pero que a pesar de ser escasos, -pues apenas llegan a la docena-, son de gran interés (1).

Este fuero consiste sencillamente en una colección de decretos otorgados por Alfonso V en 1020 (discutidamente). Consta de 48 artículos, algunos añadidos a los ya redactados en 1017 (que fueron 28), fundamentalmente destinados a la regulación de la vida local.

Nos interesan ahora los topónimos que en él se encuentran registrados, de los que ofrecemos debida información y noticia en la nómina siguiente:

NÓMINA

C
Cascantes = (Cascantes)
Centum Fontes = (Cifuentes)

L

Legio
Legione
Legionem
Legionensis, civitas
Legioni
Legionis

M

Milleras = (Milleras)

Q

Quintanellas de Via de Ceia = (Quintanilla)

S

Sancta Maria de Regula = (Santa María de la
Regla)
Sancta Martha = (Santa Marta)
Sancte Marie de Regule = (Santa María de la Regla)
Sanctum Iulianum = (San Julián)
Sede Beate Marie = (Catedral de Santa María)

V

Vallem de Ardone = (Valle de Ardón)
Villam Auream = (Villoria)
Villam Felicem = (Villafeliz)
Villam Vellite = (Villavellid)
Villar Mazareffe = (Villar de Mazarife)

EXPLICACIÓN DE LOS TOPÓNIMOS.

CASCANTE A pesar de que diversos investigadores identifican Cascante con una ciudad prerromana, ninguno ofrece una explicación del topónimo. Villar (1995, 29) lo halla documentado como "KAISKATA", e incluyéndolo entre los nombres de nominativo plural en -uz; para Carracedo (1996, 194) este nombre soriano denuncia un origen navarroaragonés, que podría derivar del prerromano CAISCANTA, en latín CASCANTUM (pero no aporta significación alguna), clasificándolo entre los topónimos que indican procedencia.

Apuntamos la posibilidad de que Cascante contenga el infijo prerromano hidronímico -nt-, y el primer elemento proceda del latín QUASSARE, `golpear´, apuntando al lugar del río donde el agua baja con mucha fuerza.

CENTUM FONTES = CIFUENTES.

García Pérez (20001, 167n y 20002, 296) señala que el primer elemento de este nombre se relaciona con `cien, cinco, ci o sen´, después propone una identificación entre Chilluentes y Cifuentes, refiriendo ambos a `cilla fuentes´, `manantial junto a un depósito de grano´.

Creemos que en Cifuentes se emplea el numeral CIEN, no para determinar un número exacto de manantiales de agua, sino para decir que éstos eran muchos. Quizás el elemento inicial Ci- no corresponda a un numeral, sino al prefijo So-, forma deformada por el mozárabe, indicando la ubicación exacta del primitivo emplazamiento: `bajo las fuentes´, ello se vería apoyado por formas como Sofuentes (Zaragoza) (Nebot, 1991, 183).

LEGIO = LEÓN.

Este étimo procedente del latín LEGIONE, y convertido en topónimo alude a la Legio Septima Gemina citada ya en el año 74 d.C. en el Itinerario de Antonino.

MILLERAS.

Para Coca (1993, 268) Millares, que deriva del latín MILIARE, bien alude al miliario romano, o bien al `espacio de prado en que pueden mantener mil ovejas o dos hatos de ganado´. Nieto (1997, 238) emparenta Millares (Valencia) con Mieres (Asturias) y propone dos alusiones bien distintas: `terreno de mijo´ desde el latín MILIU, y `aguas limpias´, a partir del latín MERAS.

Nos decantamos por relacionar Milleras con un punto delimitador, remontándonos a la época romana, pero el nombre se completaría durante la dominación castellana con el plural.

QUINTANELLAS.

"Estas tierras del quinto, en un principio del Estado, pasaron luego en siglos posteriores, en virtud de donaciones reales a poder de un señor, en la mayoría de los casos de ascendencia goda, y este campo de propiedad señorial que no pagaba forum (tributo) es lo que se llamaba `la quintana ´" (García de Diego, 1959, 192). Luego nos encontramos ante una quinta, una finca, romana, aquí en forma diminutiva, aunque algunos identifican formas como Quintana, Quintanar, con el quinto miliario de una vía romana.

SANCTA MARÍA DE REGULA = SANTA MARÍA DE REGLA.

Para López Santos (1952, 56) el culto a la madre de Dios es uno de los más antiguos que el cristianismo conoce. El origen de MARIA (2) está en el hebreo MIRYAM, nombre sobre el cual, según Albaigés (1990, 196), se han propuesto muchas explicaciones. Él expone dos: del hebreo MARA, `contumaz´, o del egipcio MIRYM, `amada de Amón´, es decir `amada de Dios´. Con Regula se advoca al trance que sufren las mujeres normalmente una vez al mes.

SANCTA MARTA = SANTA MARTA.

Se trata de un hagiotopónimo al que Piel (1949, 347) no relaciona con la hermana de Lázaro, sino que se trata de una nueva advocación que se dio en el territorio castellano, tras la reconquista y repoblación.

SANTUM IULIANUM = SAN JULIÁN.

El culto a San Julián y su esposa, Basilisa, mártires de Antonino en Egipto, se propagó desde Antioquía donde existía una basílica erigida en su honra (Piel, 1949, 345). Los cognomen Juliano, Julián proceden de Julio.

SEDE BEATE MARIE = CATEDRAL DE LEÓN.

Con este nombre se alude a la Catedral de León, ver más arriba Sancta Maria.

VALLEM DE ARDANE = VILLARDÓN.

Con el nombre Valle se designa, a partir de la época de repoblación, las zonas que ya no corrían peligro de ser atacadas por los musulmanes, y que por tanto podían dedicarse al cultivo agrícola.

Rohlfs (1988, 129) señala que el sufijo -ardo es de origen germánico y su significado no es muy claro, pero suele aplicarse a características de personas o animales. Otra posibilidad es relacionarlo con Ardil y Artiques, los cuales se explican a través de Artigo `terreno rompido, roza´, palabra usada en el Valle de Arán al enlazar con el vasco ARTE, `encina´, o con *ARTO (Corominas, 1972 I, 110). En cuanto al tipo de terreno al que se refiere, leemos en Guillén (1981, 115) que las formas relacionadas con Artica (Huesca) se relacionan con `terrenos cultivados´, sólo generalmente para cultivos herbáceos, en medio de una zona de arbolado y matorral; un campo o prado rodeado de matas, árboles o maleza.

Partiendo de Nieto (1997, 366) que explica Villartoso (Soria) como `villa desnuda, pelada´, proponemos que, si no se trata ARDÓN de un antropónimo, aluda a una villa que se fundó sobre otra de la cual no quedaban vestigios.

VILLAM AUREAM = VILLORIA.

Las Villas no suelen hallarse en el borde de las vías romanas, prefieren situarse a alguna distancia de los lugares de paso, a menudo se las en- — 24 — cuentra en los valles transversales y al abrigo de algún pliegue del terreno (Bobes, 1960, 262).

La mayor parte de las VILLAE remontan su existencia al siglo II d.C., es decir, al momento en que se observan los primeros síntomas de crisis en las ciudades celtibéricas, y su mayor esplendor está entre los siglos III y IV d.C. Cabrillana (1971, 492) opina que los Villar, Villarejo... son construcciones de época de repoblación emplazadas sobre vestigios anteriores.

En este topónimo, que también se halla en La Rioja, observa González Bachiller (1997, 43) una etimología latina, VILLA AUREU, donde aprecia que el diptongo latino au evoluciona a o.

Tal vez el color aureo se aplique a esta denominación aludiendo al río que fluye por ella.

VILLAM FELICEM = VILLAFELIZ.

Al igual que en Villadoz (Zaragoza) y Villafeliche (Zaragoza) se alude a una villa `feliz, dulce´, refiriéndose a la bondad del clima, a su riqueza agrícola o ganadera, o a los buenos augurios con los que se creó la población.

VILLAM VELLITE = VILLABELLIDA.

Un primer acercamiento a Villabellida nos lleva a relacionarlo con la hermosura de una fuente, siendo de época de repoblación. Sin embargo González Rodríguez (1999, 176) apunta que Fombellida (Santander) bien puede aludir a `fuente vieja´, o bien, a través de la raíz hidronímica *BHEL-, *AV-, *AP- con sufijo -ELLA, al `agua´, tratándose de una tautología toponímica.

Pensamos que lo más acertado es interpretarlo como `villa vieja´, a partir del latín VETULUS, `viejo´, aludiendo a que se construyó sobre los muros de un antiguo poblado.

VILLAM MAZAREFFE = VILLAR DE MAZARIFE.

Este topónimo guarda, sin duda, relación con Mazarete (Guadalajara, Burgos).

En Dauzat (1960, 275-276) encontramos Mazerat como procedente del antropónimo latino MACERACUM. Kremer (19, 15) expone el antropónimo árabe Mazarefe.

González (1976 II, 276) cita que son árabes los derivados del árabe MAZAR, `molino, lagar´, y Vernet (1960, 568) afirma que no se deben confundir los derivados de MANZIL, `parador´, con los de MA´SAR, `posada´. En Nieto (1997, 46) se afirma que Mazarete es un topónimo similar a Almáchar (Málaga), tratándose del árabe ALMAZAR, `el cortijo´, siendo Mazarete la forma plural de esta voz.

Pavón (1984, 10) relaciona Mazarete con el árabe NAZUR o MANZAR, en el sentido de `lugar vigilante´. También del árabe lo hace proceder Bartolomé (2000, 152) con la acepción de `sembrado o tierra fuerte´.

Vista la hipótesis de Pavón, y la relación entre Mazarife, Mazarete y AL-MAZARETH, pensamos que Mazarife podría ser una forma diminutiva de Almazán (3) que es `el fuerte´ para Asín (1944, 67).

CONCLUSIONES.

Es difícil extraer unas conclusiones definitivas y extrapolables a la toponimia total de León con una nómina de trece topónimos, pero sí vamos a realizar una serie de consideraciones.

La época en la que se fijaron estos topónimos discurre entre la romana: León, Milleras, Quintanillas, Villabellida, Villafeliz, aunque con componentes de otros periodos lingüísticos, y el de reconquista y repoblación: Cascante, Cifuentes, San Julián, Santa María, Santa Marta, Sede Beata, Villardón, Villamazarife. En cuanto a la alusión de las denominaciones las hay camineras: Milleras, formas de poblamiento: Quintanillas, Villavellida, Villafeliz, Villamazarife, la hagiotoponimia: Santa María, Santa Marta San Julián, Sede Beata María, la hidronimia: Cascante, Cifuentes, a la importancia agrícola: Villardón, y a la procedencia de los repobladores: León.

A nivel morfológico dos de los topónimos presentan el plural castellano -es/-as: Cifuentes, Milleras, uno podría contener el diminutivo en aquel momento -on: Villardón, otro posee el diminutivo castellano por excelencia: Quintanillas, y otro el infijo hidronímico prerromano -nt-: Cascante.

Después se observa un fuerte sustrato latino en lo que respecta a la toponimia del fuero de León, lo cual es indicativo de una presencia romana muy destacada en estas tierras. Incluso el escribano de este documento tiene presentes los topónimos en latín, aunque lo más probable es que ya no se conocieran a nivel de hablantes no cultos con estas formas, sino con las que ahora conocemos, de ahí que en estas líneas finales se hayan consignado los topónimos como aparecen en la actualidad.

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NOTAS

(1). PÉREZ-BUSTAMENTE (1983).

(2). Aunque no es éste el caso, tendremos en cuenta que las María meridionales no siempre son hagiotopónimos, sino que en ocasiones refieren a ‘Atalayas’ árabes, através del árabe MARIYA (Galmés, 200, 98).

(3). A juicio de Álvarez (1968, 77) Almazán posee el valor de ‘muchas aguas’.

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LOS TOPONIMOS DEL FUERO DE LEON

RANZ YUBERO, José Antonio / LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón

Publicado en el año 2002 en la Revista de Folklore número 253.

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