Revista de Folklore

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UN CURIOSO PLIEGO DE CORDEL DEL SIGLO XIX

ALONSO HERNANDEZ, José Luis

Publicado en el año 1996 en la Revista de Folklore número 186.

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EJECUCION DEL REO ANICETO PEINADOR

Varias son las razones que me llevan a calificar de curioso el pliego de cordel que transcribo íntegro aquí por el interés que pudiera tener para los estudiosos de la literatura de cordel. Personalmente, es el único caso que conozco de este singular tipo de literatura con las características que veremos, aunque es más que probable que existieran otros semejantes que, por motivos diversos, o se han conservado mal o han desaparecido.

Del punto de vista formal ya es insólito el tamaño del pliego, 0,41 por 0,61 centímetros, es decir, más o menos del correspondiente a tres pliegos de cordel ordinarios, de los que se doblan por medio. La estructura y división de lo impreso indica que no está pensado para pliegues o dobleces (en forma de librillo, por ejemplo) y todo apunta a que nuestro pliego se vendía incluido en el interior de un periódico; una plana más, en hoja suelta, de un periódico.

La malísima calidad del papel, de periódico, y diversas fórmulas periodísticas, como la que introduce uno de los apartados, "conocidos son de nuestros lectores los antecedentes, etc.", creo que debe hacernos desechar el que estuviera destinado a ser pegado en los muros, a estilo de cartel anunciador o de aviso.

El pliego anuncia la EJECUCIÓN (letras de 0.04 ctms.) del reo ANICETO PEINADOR (0,02 ctms.). Debajo, un grabado (de 0,25 por 0,17 ctms.) que muestra en la parte superior, del centro hacia la derecha, el garrote vil en el que se apoya el verdugo, el reo que se acerca a él subiendo los escalones del patíbulo, un religioso y el estandarte y banderolas de la Congregación de la Paz y Cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados. En primer término, de espaldas, militares y público que asisten a la ejecución.

Debajo del grabado, a tres columnas y en prosa, una serie de apartados que dan cuenta de los últimos momentos del reo y el crimen por el que ha sido condenado.

Más abajo, seis columnas en verso, una "Salve" que cantan los presos a los reos que están en capilla.

La ejecución se llevó a cabo en Barcelona, al parecer un día de noviembre de 1891.

De los apartados en prosa llaman la atención los tiempos de los verbos empleados que se suceden, a velocidad cinematográfica, entre el día anterior a la ejecución con la Confesión previa y la Ejecución misma unos momentos después de realizada, a las ocho de la mañana, en el patio de los "Cordeleros", donde queda "el cadáver expuesto hasta las cuatro de la tarde, hora en que la cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados se encargará de darle cristiana sepultura" y "Por la noche se celebrará etc.". Como noticias que vienen "cayendo" en un fax. Con la noticia-recuerdo en el centro de El Crimen, cometido el 9 de noviembre de 1890.

En cuanto a la Salve que cantan los presos, verdadero "romance de ciegos" en que no falta la invocación típica de "¡Padres los que tenéis hijos!", es muy probable que funcione como estereotipo, con apariencia de haber sido creada de pies a cabeza y tomada de un autor de pliegos y que no era periodista, para "rellenar" la noticia-acontecimiento de casos similares a éste.

Periodismo más o menos morboso y pliego de cordel "informativo" pero en total libertad creadora siguiendo pautas moralizadoras y de ejemplaridad, quedan así mezclados en este "singular y curioso pliego de cordel".

EJECUCIÓN DEL REO ANICETO PEINADOR EN BARCELONA. EL TESTAMENTO

A las cuatro y media se constituyó en [la Cárcel el nota]rio don Francisco Pascual, encargado por los hermanos de la Paz para que recibiera y consignara la última voluntad del reo. Según nuestras noticias, legó el importe íntegro de las limosnas recogidas por los hermanos de aquella Congregación á favor de sus padres, sin hacer ninguna otra manda. Extendido el documento, lo firmaron el interesado y los testigos, retirándose luego el notario.

OTROS DETALLES

- Las severas órdenes dadas á la puerta de la Cárcel y de la Capilla han dado por resultado evitar la aglomeración de curiosos que fue de lamentar cuando la ejecución de Mompart.

- La guardia de la cárcel la prestan 32 soldados del batallón de cazadores de Mérida, al mando del capitán del propio cuerpo don Lorenzo Aguado. La tropa que ordinariamente presta servicio en el edificio, no excede de 22 hombres.

- También le ha vis[i]tado esta tarde el Juez de instrucción del distrito del parque, en cuyo juzgado se instruyó el sumario del delito que debe expiar en el cadalso Peinador.

- El abogado señor Valls, le visitó ayer tarde noticiándole que el señor Obispo le había telegrafiado participándole que había pedido el indulto del reo, y que otras distinguidas personalidades había hecho lo propio el reo lo oyó con su sonrisita habitual.

- Con objeto de aliviarle á las horas de la comida se le aflojaron las esposas que llevaba, y durante la tarde permaneció sin ellas, pero con los grillos en los pies.

- Es sorprendente la cantidad de tabaco que consume el reo, apurando los cigarros y chupándolos nerviosamente. Tiene mucha sed, sirviéndole los hermanos de la paz con gran solicitud vasitos de agua fresca en uno de plata, regalo de un congregante, y que ha servido para varios condenados.

- El batallón cazadores de Barcelona núm. 3, con bandera y música y un escuadrón de caballería, son los designados para formar el cuadro durante la ejecución de Peynador.

EL CRIMEN

Conocidos son de nuestros lectores los antecedentes del crimen que va a castigarse.

A la caida de la tarde del domingo, nueve de noviembre de 1890, fue hallado en la calle de los Baños Viejos, entre la de San Antonio y la de Sombrereros, Amadeo Puig con una terrible herida en el corazón que le había causado la muerte[;] en el fondo de una escalerilla de la propia calle se encontró el cadáver de otro con varias heridas, todas mortales.

La versión que del hallazgo de los dos cadáveres se dio en los primeros momentos, fue la de ser el resultado de una riña; pero la disposición de los mismos, ciertos detalles que se recogieron y varios indicios que se pudieron reunir, señalaron la pista del crimen á los encargados de descubrirla.

Diez días después se había hecho la luz en tan tenebroso asunto. De las pesquisas practicadas resultó lo siguiente: Antonio Puig y José Benabent proyectaron robar el reloj, dinero y demás alhajas que llevaba y de que hacía frecuente ostentación un conocido de ellos llamado Ramón Roig.

Al efecto le prepararon varias celadas, entre ellas una en la calle del Peu de la Creu, de todas las cuales se libró Roig por no atreverse Puig a consumar el delito, Peinador fue enterado del proyecto y se encargó con Puig de llevarlo á cabo. Un domingo, el nueve de noviembre, se reunieron ambos en el café Bretón, desde el cual se trasladaron al de la Pajarera donde hallaron á Roig junto con Benavent.

Benavent, Roig y Peinador fueron hacia la calle de los Baños, donde debían verse con un conocido de Benavent que se encargaría de cobrar una cantidad que le debían á Roig, y Puig se adelantó á ellos para esperarles en la casa en cuya escalera se proyectaba consumar el crimen. En la plaza de Santa María, se separó de ellos Benavent con una escusa, y Roig y Peinador siguieron hasta la casa en cuestión.

Al entrar en la escalera, cuya luz estaba apagada, Puig, que se hallaba en el interior, se abalanzó á Roig, que estaba deslumbrado, y entonces Peinador le acometió con una faca, causándole las heridas que le ocasionaron la muerte; pero una de las puñaladas alcanzó á Puig, el cual salió a la calle con ansias mortales y cayó cadáver á los pocos pasos. Peinador despojó al primer muerto del reloj, dinero y un alfiler, y se fue a buscar a Benavent, y no hallándolo se dirigió á su casa.

Tal es á grandes rasgos el crimen que hará levantar de nuevo el cadalso en Barcelona. Las gestiones y pesquisas de la policía hicieron que autor y cómplices fueran presos: en los días 26, 27 y 28 de octubre último se vio la causa en juicio por jurados, y el veredicto fue de muerte para Peinador y de presidio para Benavent.

CONFESIÓN

Accediendo á las súplicas de los sacerdotes que le asisten ha accedido á confesarse, habiéndolo efectuado con el Padre Goberna. Después de la confesión se ha manifestado muy satisfecho.

Ha tomado una copa de Jerez con algunos bizcochos y ha pedido pescado para la comida.

LA EJECUCIÓN

- Desde las primeras horas se han dado, según costumbre, misas en la capilla. A las ocho, después de pedir perdón al reo el ejecutor de la justicia, le ha vestido la hopa, pocos momentos después ha dejado de existir el desgraciado Peinador.

- La ejecución se ha efectuado en el patio llamado de los "Cordeleros", quedando el cadáver expuesto en el patíbulo hasta las cuatro de la tarde, hora en que la cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados se encargará de darle cristiana sepultura.

- Por la noche se celebrará en la iglesia del pino la acostumbrada función a cargo de dicha cofradía.

SALVE QUE CANTAN LOS REOS A LOS PRESOS QUE ESTÁN EN CAPILLA

¡Virgen de la Soledad
madre de los afligidos
que en las cárceles metidos
lloran por su libertad!

¡Dadme fuerzas! ¡Ten piedad!
que me protejas deseo,
y en el trance en que me veo
de agonía y de quebranto,
de este desgraciado reo.

El mandamiento olvidé
que me enseñó un santo padre,
honrar debí padre y madre,
según de niño estudié.

Con la soberbia cegué
mi sentido extraviado
y en vez de haberlos honrado
con pena mis padres lloran
porque el hijo á quien adoran
va a morir en un tablado.

El día empieza a alumbrar
por toda la población
y de la obscura prisión
ya me vienen á sacar.

Siento la gente llegar...
me conducen á presencia
de los jueces de la Audiencia
¡Terrible y fatal momento!
donde con severo acento
oigo leer mi sentencia.

¡Ya suena la campanilla
de la Paz y Caridad!...
¡Virgen de la Soledad
ya con el tono lastimero
despiden al compañero
que para siempre abandonan
y a coro la Salve entonan
los presos de este encierro.

Al oído llega el canto
de este infortunado reo,
que arrodillado me veo
ante el altar sacrosanto.

Apenas de mi quebranto
puede el llanto contener
desfallecido mi ser
y en brazos de un religioso
al Dios Todopoderoso
mi confesión quiero hacer.

¡De la muerte voy en pos
Señor, por mi escarnecido
puesto que he dado al olvido
los mandamientos de Dios!
¡Cuan indigno soy de Vos
toda bondad y clemencia!
¡Descarga de mi conciencia
el peso mortal que siento,
ya que se acerca el momento
de ir á cumplir mi sentencia!
Mitigar los sinsabores,
del ansia que me devora
hasta que suene la hora
de ir á expiar mis errores.

Por salvar los pecadores
de sus culpas y del vicio
de cruento sacrificio
padeciste resignado
de ser en la cruz clavado
y morir en un suplicio.

Virgen Santa, qué afligida,
lo mismo que yo me aflijo
viste á tu Divino Hijo
entre verdugos sin vida.

Mándale mi despedida
prestándole tu favor
á la madre todo amor
que aliento y vida me ha dado,
mientras que yo en un tablado
la quito vida y honor.

Perdóname, padre, á quien
adoraba con anhelo
para que Dios en el cielo
me perdone á mi también.

Hermanos corred el bien
que todo pesar ahuyenta.
Huir del vicio que ostenta
del hombre la perdición
dando por expiación
de sus culpas esta afrenta.

¡Padres los que tenéis hijos!
haced que con honradez
tengan desde la niñez
en el bien los ojos fijos.

Que con estudios prolijos
cultiven su inteligencia
sin olvidar la creencia
de Dios en la plenitud
al trabajo y la virtud
consagrando su existencia.

Ya la densa oscuridad
extiende su negro broche
y las horas de la noche
pasan con velocidad.

La Divina Majestad
de ese cielo transparente
ve á sus pies el delincuente
que con la cerviz sumisa
oye por su alma una misa
en vida y cuerpo presente.

Con voraz melancolía
la dura fiebre me abrasa
cada momento que pasa
va en aumento mi agonía.

La luz del funesto día
se acerca por el oriente
pronto el sol resplandeciente
los campos alumbrará
y mientras él nacerá
yo moriré tristemente.
………………………………………..

¿Qué me anuncia este reloj
con acento acompasado?
que el momento prefijado
de la expiación llegó!

Ya la capilla se abrió
habla el verdugo conmigo:
-¿Me perdonas? -Sí, le digo;
y en brazos del confesor
pido a los cielos valor
para sufrir el castigo.

¡Siento plañir la campana
con acento sepulcral!
El cortejo funeral
es de la justicia humana.

La gente moza se afana
para ver mi sacrificio
se agolpa la muchedumbre
¡Dios á los malos alumbre
y los aparte del vicio!

Pierde las fuerzas postreras
este infeliz sentenciado
me sentiré desmayado
al subir las escaleras.

Y en mis ansias lastimeras
á todos pido perdón
creyendo en la religión,
llego al banquillo fatal
muero espiando mi mal
Dios me abra su mansión
en la gloria celestial.

(Imp. San Rafael, 27 - Barcelona)



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