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EL GALLO: EL OTRO PROTAGONISTA DE LAS "FIESTAS DE QUINTOS"

TEMPRANO PEÑIN, Mª Soledad

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 173.

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1- SIMBOLOGIA Y REPRESENTATIVIDAD DEL AVE

Cuando como desde hace siglos, los quintos de los pueblos castellanos celebran sus "fiestas" con un rito sacrificial en el cual el protagonista es un animal, optan en todos los lugares por un ave que viene acompañando al hombre desde la Prehistoria; el gallo.

El por qué esto es así no es fácil de discernir, pero sin duda tiene su explicación en todo el valor simbólico múltiple que el gallo ha adquirido a lo largo de su convivencia con nosotros.

Es sencillo asimilar al animal las características de orgullo, valor y virilidad; su mismo porte y su comportamiento en el corral son buenas muestras de ello: el pecho henchido, la cresta erguida y altiva, los agresivos espolones, el hecho de que no pueda haber dos gallos en un corral,...

Pero, aparte de todas estas evidentes connotaciones el gallo se ha visto investido de valores que los hombres le hemos asociado.

El gallo era, en muchos de los pueblos primitivos, especialmente los de la zona de influencia irania y mesopotámica, un animal apotrópeo (1), por su calidad de heraldo de la mañana, que ahuyenta los peligros de la noche, y estos mismos valores los hallarnos en la Antigua Grecia, Roma,...

En Armenia se consideraba que el canto del ave alejaba los demonios de la enfermedad. Los griegos consagraron el gallo a Zeus, dios supremo de su panteón, al Sol y a la Luna; los romanos lo hicieron con Júpiter y el gallo blanco, con Apolo y con el dios de la medicina, Asclepio. Ambos pueblos no olvidaron, sin embargo el carácter negativo del ave, manifestado en su lujuria y así, los sueños en los que aparecían pollos o gallos, además de buen agüero eran anuncio de lujuria y perdición (2).

Es en la simbología cristiana en donde el gallo alcanza un más alto valor. En el cristianismo el gallo es, como anunciador del día, símbolo de la resurrección, de la luz y de la vuelta de Cristo en el Juicio Final. Citado en los Evangelios en el episodio de la negación de San Pedro (3) es el tema del himno de Laudes del Domingo.

En el año 820 Ramperto, obispo de Brescia (Italia), en el séptimo año de su episcopado mandó colocar en lo alto de un campanario la figura de un gallo. No se sabe si fue o no el primero que se colocó, pero en los siglos venideros se verían muchas veletas similares en los campanarios europeos, como reflejo de la vigilancia constante e incansable, evidencia de fidelidad y buena fe. Era decorativo y bonito y además también en el mundo cristiano se mantiene la creencia de que su canto ahuyentaba a los malos espíritus y a las calamidades. Aún hoy se mantienen algunas de ellas, destacando en nuestra comunidad la que corona la "Torre del Gallo" de la Catedral Vieja de Salamanca, la Torre del Clavero de la misma ciudad, el Palacio Episcopal de Astorga, San Isidoro de León... Más prosaico se muestra Covarrubias (1611) (4) que afirma que "Del animal dizen que siempre se pone pico al viento, con que guarda la compostura de las plumas de su cola y por esto dizen algunos ponerle en la veleta del campanario".

En todo lo expuesto anteriormente no hay sin embargo nada que explícitamente nos enlace al ave, al gallo, con el valor que pueda adquirir en las "Fiestas de gallos". Debemos de buscar más pues en los valores que el animal tiene en su naturaleza: orgullo, virilidad, agresividad, representación del poder del macho -patriarcado-, para comprender algo de lo que se desea expresar en estos actos populares.

El ave, indefensa colgada de la soga, atada por las patas y sujetos sus afilados espolones, sufre su ejecución, con la que el mozo ("quinto"), lava sus pecados, representados en la lujuria y en la agresividad, pero al tiempo muestra su separación del poder del padre. También la sangre del animal sacrificado tiene un poder propio, al transmitir al participante el signo de la fecundidad de la que el gallo es portador.

Es quizás en todo esto en donde se halla el poder intrínseco de un ritual que hoy probablemente ha perdido buena parte de esos valores pero que se sigue manteniendo, a pesar de todo.

2- CORRER LOS GALLOS EN VILLAMOR DE LOS ESCUDEROS (ZAMORA)

Hoy es San Antón, 17 de Enero, casi media tarde en Villamor de los Escuderos, una población zamorana de 638 habitantes (Censo 1992) a 40 km. de la capital en la comarca de Fuentesaúco.

Pasan unos mozos montados en caballos engalanados; la gente se congrega. Va a celebrarse la tradicional y popular "carrera de gallos". Cada año los jóvenes de la localidad que se han de incorporar a filas, los "quintos" celebran este ritual por San Antón.

Cada quinto aporta un gallo y su montura, siempre un caballo. El ave es colgado por las patas de una soga que pende a lo ancho de la calle, entre dos postes. El mozo, en cuya indumentaria siempre destaca alguna prenda que nos recuerda al vestuario de Carnaval, sombrero, botas,..., se sitúa ante el gallo y "dice" su "relación".

La "relación" es según el Diccionario de la Real Academia Española "...un trozo largo que dice un personaje, ya para contar una cosa, ya con cualquier otro fin". En este caso la voz relación se puede asociar a un poema, ya que se trata de una composición de extensión variable, que va compuesta en diversas formas. En dicho poema, compuesto para la ocasión (5) y para cada participante de forma personal se cuentan la vida y circunstancias de cada quinto, en tono generalmente jocoso, y en las estrofas finales se "condena" al gallo que limpia con su muerte los "pecados" o travesuras del mozo. Como ejemplo de estas "relaciones" se adjuntan dos ejemplos, separados 30 años en el tiempo, de dos vecinos de Villamor de los Escuderos, en los que puede apreciarse la diferente manera de tratar los temas, producto de la natural evolución de las formas de vida y de las costumbres.

Tras "decir" su "relación" el mozo, a lomos de su caballo pasa al galope bajo el gallo colgado, intentando arrancarle la cabeza con su mano desnuda. Si no lo consigue en varios intentos, los otros quintos pueden competir con él por hacerlo.

Todo esto tiene lugar entre la expectación de la mayoría del pueblo y también de gentes de los alrededores, pues se trata de una fiesta muy importante, casi tanto como la Fiesta mayor, San Roque.

El día continúa con un animado baile y con una cena en la que los quintos consumen los gallos anteriormente sacrificados.

Hasta hace unos años esta podía ser la descripción de esta fiesta en Villamor de los Escuderos, pero en estos últimos tiempos las circunstancias han cambiado. Primeramente hay un número muy inferior de mozos, de quintos, por lo que el papel de las mozas, llamadas "quintas" es cada vez más activo (6), ayudando y participando en el acto y, por otro lado, la presión, bien de tipo social o institucional, representada la primera en la oposición al acto de grupos ecologistas o conservacionistas y en las órdenes dictadas desde el Gobierno Civil de la provincia prohibiendo el maltrato de animales la segunda, ha propiciado el cambio y la evolución.

Ya en los dos últimos años (1993 y 1994) los gallos no han sido sacrificados en público, sino colocados vivos en una cesta engalanada con cintas en un caso (7) o colgados ya muertos en el otro (8).

RELACIÓN (Villamor de los Escuderos, 1960)

Perdonad y disculpad,
si embargados de emoción,
de mis labios la oración
bella no acierta a brotar.
Sabéis que no soy juglar,
ni entiendo de trovador,
pues quisiera con amor,
mi inexperiencia suplir,
y al expresar mi sentir
saludarte Villamor.
Sin distingos preferentes,
son mis caricias filiales,
para mí todos iguales.
No sólo los que están presentes,
porque también los ausentes
son dignos de estimación.
Por eso en esta ocasión,
lejos de nuestros rencores,
van mis saludos mejores,
que brotan del corazón.

Fuera absurdo al pretender,
olvidar en este día,
algo que a la vera mía
brilla cual amanecer.

Yo quisiera poseer
la labia de un elegido
para ensalzar atrevido,
el bello cuadro que ofrece,
la mujer que aquí aparece,
dando al gallo colorido.

Sólo un diestro del pincel
y un maestro de la pluma,
grabaría entre la bruma,
su estampa ajustada y fiel.
Yo, aunque reparando en él
no podré hacer endireño,
pues sería raro empeño,
ensalzarte con ventura.
Mujer entre tu hermosura,
siempre me sentí pequeño.

Honra tu bella presencia,
de los quintos la función.
Para mí por tal razón,
hoy tienes la preferencia.
Aunque poco es en conciencia,
el favor que yo te expreso,
no olvides que mi embeleso,
se rinde ante tu candor,
y cual cauto admirador,
te ofrezco en la frente un beso.

...sumisión,
de obediencia y de respeto,
mi noble charla interpreto,
con grande veneración.
Me descubro con unción,
para rendir pleitesía,
a un pueblo con armonía,
le doy el simbólico adiós.
Y escucha del quinto en pos,
su saludo en este día.

Más cierto que saludar,
yo diría despedir.
El instante de partir,
no creo tarde en llegar.
Y no quisiera marchar,
sin darle a esta tierra mía,
el adiós que merecía.
Prueba sencilla de amor,
de quien tuvo su calor,
y en este suelo crecía.

Estamos en el sesenta,
y según habladurías,
o algún tío revienta,
o suceden averías.

Oyes hablar y da miedo,
lees revistas y te aterras.
Que haya hombres en el cielo,
más lejos que fue la perra.

(Incompleta)

RELACIÓN (Villamor de los Escuderos, 1991)

A todos los asistentes
yo me vengo a presentar;
¡buenas tardes para ustedes!
mi copla voy a contar.

Con este potro alazán
me he puesto a correr el gallo;
aunque nació pa aricar,
sustituye a un buen caballo.

Aunque vivo en otro entorno,
soy natural de esta tierra.
Mi nombre es "José Antonio"
desciendo de los Fonseca.

Antes de que yo naciera
mi padre quería una niña
hubo algo que me viera,
y preparó una gran riña.

Aún no se dio por vencido,
siendo cinco en la familia.
No dio todo por perdido,
y al final trajo una niña.

En este pueblo estudió
este pobre desgraciado,
que con los huesos llegó
hasta Muga de Sayago.

Mi vida de bachiller,
transcurrió de mala gana.
Bien me pudieron "joder",
esos curas con sotana.

Y por aquellas canteras
lo único que estudiaba,
eran buenas delanteras
de mozas que culeaban

Así, los libro colgué.
Y, para seguir la racha,
el siguiente empleo fue
el currar la remolacha.

Mi padre ya descubrió
el trabajo equitativo:
el iba de jugador,
y para mí el regadío.

Suele dedicarse al trato;
le gusta mucho el negocio
lo mismo regatea un trato,
que tramita algún divorcio.

Mi hermano Julio, al venir,
pa currar decía "nones";
él tenía que seguir
las putas oposiciones.

Así, con la vaquería,
me la tenía montada;
todas vacas que quería
el José las ordeñaba.

Por eso un verano fui
a ver a las leridanas;
y lo único que vi,
fueron peras y manzanas,

Al final de la semana
me iba de discotecas
por descansar la currada
en busca de buenas tetas.

Y en Salamanca yo estuve
en un bar de camarero;
y mis juergas yo me anduve
con el chico del Bolero.

El destino me ha llevado
hasta un nuevo agujero:
al final he terminado
metido de panadero.

Llevo pan a discreción,
aunque nieve, hiele o llueva,
en el coche de ocasión
por las calles de Aldeanueva.

De las quintas de este año
algo tengo que apuntar:
que se juntan en rebaño
hasta para ir a mear.

Y, con tantos pintarrajos
como se ponen las nenas
servirían de espantapájaros
en los muelos de las eras.

Como vacas sin pastor
se colocan las traviesas
y se ponen a gritar
cuando ven a Julio Iglesias.

Pensando en echarme novia
me empecé a recorrer
todos los pueblos de esta zona,
a ver qué podía coger.

El Cubo fui a visitar
buscando alguna cordera;
y, la que llegué a encontrar,
la abandoné en una era.

Y al Maderal ya no vuelvo
para ver a esas mancebas,
porque, ahora que me acuerdo,
no les gusta la madera.

En cambio, las saucanas
tienen otro parecer:
se atontan como las cabras
cuando aparece el Bosé.

Y, por tanto deambular
por los pueblos del cartel,
al final me fue a arrimar
a la moza de Ismael.

Por eso, un día pensé
en aumentar mis dominios
y hacer con ella un chalé
pa abajo, en los Abisinios.

Y a ti, gallito traidor
yo te voy a ajusticiar,
pues, con todo tu candor
antes que el despertador
me venías a llamar.

El lunes de madrugada,
cuando había trasnochado,
ya lanzabas tu tonada
cuando apenas clareaba,
y quedaba fastidiado.

Un gran galanteador,
dueño del corral entero,
de las gallinas señor,
luego vendrá lo peor:
engrosar un buen puchero.

Los quintos, con nuestras jacas,
no lo pasaremos mal:
mejor aún que las vacas
rodeadas con alpacas
y de un toro semental.

Ya, con ésta me despido
y le digo con razón
al que se sienta ofendido:
yo estoy arrepentido
pero esto es tradición.

Y, por la atención prestada
salud para todos pido
para vivir la llegada
de otra quinta preparada.
Con esta ya me despido.

____________

NOTAS:

(1) Apotropeo: del griego Apotropaios. Epíteto que daban los griegos a las divinidades que invocaban cuando tenían recelos de algún accidente funesto o una desgracia.

(2) Así lo señala Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana (1611), donde hace referencia al sueño de Livia, madre de Tiberio, a quien un pollo pronosticó hijo y venturoso, pero en cuanto gallo le anunció lujurioso y perdido.

(3) “... antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces". Se afirma en los Evangelios,

(4) COVAKRUBIAS, Sebastián de: Tesoro de la Lengua Castellana. 1611.

(5) Se debe señalar que las "relaciones" .son compuestas en esta zona siempre por la misma persona, que tiene experiencia como rimador y que lleva años realizando las de Villamor de los Escuderos y Guarrate. la de 1960 se ve que es una composición antigua en décimas a la que se han añadido unas cuartetas con temas de actualidad.

(6) A este respecto podernos decir que las "quintas" o mozas de la edad de los quintos acompañan a los mozos en la celebración, pero en los últimos años su papel se ha vuelto más activo, por el escaso numero de mozos. Como ejemplo de lo expuesto tenemos recogido el caso del pueblo salmantino de Anaya de Alba.en el que en el año de 1994, dos mozas "quintas" de la localidad corrieron los gallos al no existir quintos para hacerlo, manteniendo así la tradición.

(7) Noticias aparecidas en El Norte de Castilla (18-1-93) y La Opinión (22-1-93).

(8) Noticias aparecidas en El Norte de Castilla (17-1-94) y La Opinión (16-1-94) y (17-l-94).



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EL GALLO: EL OTRO PROTAGONISTA DE LAS "FIESTAS DE QUINTOS"

TEMPRANO PEÑIN, Mª Soledad

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 173.

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