Revista de Folklore

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HABITAT Y ENTORNO ECOLÓGICO I
(El Vallle de Valdivielso)

TEMIÑO LOPEZ-MUÑIZ, Mª Jesús

Publicado en el año 1991 en la Revista de Folklore número 126.

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Se ha escrito mucho sobre la problemática de la arquitectura, el hábitat rural y el desenvolvimiento de la vida en el campo. En el siglo XX se han ido desmantelando toda una serie de viejas estructuras, tanto a nivel práctico como teórico.

Los avances en el mundo contemporáneo han incidido de manera absoluta en la forma de entender los diferentes contextos sociales. Los cambios son constantes, de ahí proviene el que se vayan poco a poco perdiendo elementos vitales que antes eran considerados válidos. Tenemos que vivir en un mundo donde el futuro predomina sobre el pasado de manera violenta.

La casa refleja el entorno, el medio, la forma de trabajo; es un todo. Hoy nos encontramos con que las viviendas han perdido la identidad que tuvieron. Se construyen grandes urbes, enormes bloques, sin apenas dejar nada a la estética, al placer de la contemplación.

El hombre se desenvuelve en su medio natural, en su casa y en su oficio. Estos tres elementos tienen principal significación cuando hablamos del hombre campesino. No se puede empezar ningún trabajo etnográfico sin antes ver a ese hombre, que tiene unas costumbres propias, desarrollar su tiempo en su medio habitual.

El hábitat rural surgió en su momento como algo perfectamente pensado. Su estructura, sus materiales, su adaptación al terreno tienen una explicación lógica. Cada cosa está conformada por algo y para alguien. El hombre que llevó a cabo este trabajo no era un arquitecto, no había estudiado, pero sabía perfectamente utilizar todo lo que tenía a su alcance con la mayor perfección. Pero no sólo eso, la casa se acondiciona al clima. a la orografía y al mismo tiempo produce ante nuestros ojos un gran placer estético, aunando lo anterior con la belleza de lo bien hecho.

La provincia de Burgos es una constante sorpresa; su paisaje y su arquitectura son, excepcionales y, al mismo tiempo, desconocidos.

El área que nos ocupa tiene características muy determinadas como zona de transición, cercana a las montañas del norte peninsular. En ella hay interrelaciones diversas con las construcciones de regiones limítrofes:

-Las casonas blasonadas cántabras.

Los caseríos vascos

Las torres alavesas

Su fisonomía, que en muchas ocasiones sirvió de modelo a edificaciones cuya volumetría es menor, está ligada a las familias que construyeron aquellos mayorazgos.

Al mismo tiempo nos encontramos en las antiguas merindades, donde la historia sitúa a la Castilla primitiva. La repoblación avanzó desde diferentes flancos, desplegando monasterios y eremitorios, que posteriormente se convirtieron en iglesias románicas. En estas tierras tuvieron lugar acontecimientos que generaron el comienzo de una nueva estructura social y económica.

Dentro del norte de la provincia de Burgos están intimamente unidos a la orografía del territorio

ASENTAMIENTOS

El Valle de Va1divielso está formado por catorce núcleos rurales, que se distribuyen a un lado y otro del río Ebro, cuenca fluvial que atraviesa el fondo del sinclinal en toda su extensión. La adaptación de los distintos pueblos al relieve es una de las constantes a tener en cuenta. La influencia de la configuración en forma de valle ha determinado una fisonomía especial, aprovechando el terreno entre las márgenes del río y las laderas de las montañas. Con una extensión de 128 Kms2, las catorce localidades están muy próximas unas de otras, agrupándose tradicionalmente en Valle Arriba Abajo.

«Valdivielso es uno de los mejores ejemplos, si no el mejor, de valle sinclinal en el estilo jurásico del modelado. De planta fusiforme, presenta un cierre periclinal perfecto en su borde occidental» (Diputación, 1981). A lo largo de la historia esta perfecta delimitación espacial ha marcado la ubicación del poblamiento en un lugar defendido por la propia naturaleza con dos pasos de penetración, los que deja el río en los Hocinos y la Horadada. Estas condiciones fueron aprovechadas por el hombre, que construyó:

-Castillos situados en las alturas y lomas dispuestas para la vigilancia. Se conservan las ruinas del que hubo en Toba.

-Torres, que en el Bajo Medievo completaron la estrategia defensiva, en el fondo del sinclinal.

El clima, menos severo que en los Altos Páramos y zonas limítrofes, señaló las preferencias a la hora de elegir la localización de los asentamientos.

Manero Miguel señala varias características

-Comarca de clima resguardado.

-Inviernos cortos y fríos.

-Veranos cortos y templados.

-Importancia de las estaciones intermedias.

-Las precipitaciones como factor determinante. Comparados los observatorios de Oña, y Valdivielso, este último es el que registra un índice más reducido (Manero, 1972: 34).

Pero no sólo la geografía ha caracterizado esta zona, también desde el punto de vista institucional hay detalles de interés. El documento más importante que describe la situación jurídica de los pueblos de las merindades de Castilla es el Becerro de Behetrías.

Arroyo aparece como solariego perteneciente a Don Nunno. «Pagan al Rey monedas e serviçios quando los de la tierra. Dan al sennor de quatro solares y a de cada solar quatro almudes de pan, medio trigo e çevada, e dos maravedís e medio e una gallina...»

Toba en aquel momento se encontraba yermo; por el contrario, no hace alusión a El Almiñé, ni a Tartalés de los Montes, que seguramente se hallaban en la misma situación.

Los demás eran de behetría de linaje, cada uno elegía al señor que mejor velara por sus intereses.

Valdenoceda tenía un régimen mixto: behetría y solariego. El Valle ha mantenido desde antiguo una administración peculiar, basada en la existencia de un solo ayuntamiento, regido por un alcalde y siete concejales. Una junta y un alcalde pedáneo son los encargados de la gestión en cada pueblo, reuniéndose en Concejo abierto a toque de campana.

El hombre se acomoda o utiliza la ruta natural que la tierra y aún el clima le ofrecen. Los caminos están apoyados en la orografía e hidrografía, aunque las causas humanas crearon sus trazados, éstos se tuvieron que basar en elementos naturales. Los asentamientos rurales en Valdivielso están unidos por numerosos caminos que, a pesar de su falta de uso actual, todavía se conservan rodeados de una flora muy característica.

A lo largo de la historia la evolución de las vías de comunicación ha sido considerable; en algunos casos ha transformado la estructura de los pueblos, que se han visto afectados por estos cambios.

La Mazorra, situada a 1.000 metros de altitud, da paso a tres vías importantes:

La calzada romana, de la que se conserva parte del trazado y dos puentes, desciende hasta El Almiñé para unirse con un camino cuyo pavimento fue construido pasada la Edad Media. Unía Burgos con los puertos del Cantábrico atravesando una cortadura que forma en ese lugar la sierra de Valdivielso. Este acceso abandonado, según Madoz, hacia el año 1832 tuvo connotaciones muy diversas, algunas de ellas no han desaparecido a pesar de las transformaciones sufridas:

-Pastoril, paso de ganados ovinos, que en la sierra tienen pastos de mejor calidad.

-Agrícola, los vecinos de El Almiñé subían a la Hoz para cultivar las tierras comunales que servían para aumentar la producción obtenida en los campos que rodean el municipio.

-Comercial, como antes señalamos, a través de él se produjeron los intercambios necesarios para que la economía fuera fluida.

-Religioso, en su trayecto se desarrollan diferentes actos y ritos relacionados con la fiesta de la Virgen de la Hoz. La ermita, dedicada a esta advocación, también forma parte de todo este conjunto.

-Social, las relaciones entre las comunidades del Valle y Los Altos se producían por esta vía, especialmente entre los jóvenes, que a principios de siglo, según mis informantes, solían animar el baile que se celebraba todos los domingos en El Almiñé.

En 1828 el rey don Fernando VII autoriza la construcción de una carretera que enlazaría la capital de la provincia con el Norte. En 1920 se perfeccionó su trazado. Con ello las relaciones y los intercambios sufren transformaciones y Valdenoceda se convierte en el eje Burgos-Valdivielso-Bilbao. Desde el punto de vista del hábitat, que es lo que me interesa, surge un barrio en este lugar cambiando la fisonomía primitiva. Pero también contribuyeron a ello las sucesivas fábricas que se montaron aprovechando la potencia del río Ebro en esa zona.

Como detalle, decir que los tres bares que hay en este municipio se encuentran en esta carretera, así como dos carnicerías y la casa-correos.

También se crean núcleos nuevos en Puente Arenas, Condado y Quecedo. Las tabernas-tiendas se repiten en las márgenes de las carreteras, tanto en Puente Arenas como en Condado, Hoz y Población.

Solamente Quintana, El Almiñé, Tartalés y Panizares permanecen fuera de las dos vías principales que cruzan el Valle, aunque la distancia es mínima con excepción de la subida a Tartalés de los Montes.

La circunstancia anteriormente citada ha influido en la conservación de la estructura. primaria de cada núcleo de población. Las construcciones que distorsionan el paisaje son más escasas, lo mismo que la edificación indiscriminada, que rompe la unidad arquitectónica de Valdivielso.

Cuatro son los puentes que unen las dos riberas, permitiendo la comunicación entre los habitantes de la Merindad y entre estos y el entorno, preferentemente con Villarcayo. Se sitúan uno a la entrada del Valle por los Hocinos, otro en Puente Arenas, el tercero en Población y el cuarto al descender la carretera desde Panizares a Cereceda.

La toponimia resuelve, en algunas ocasiones, el problema planteado con el origen de los pueblos. Pero las etimologías son muy variadas. En Valdivielso vemos que priman las vinculadas con la naturaleza en sus diferentes aspectos.

Desfiladeros: Hoz, situado en la hoz que da paso a Tartalés.

Hidrografía: Arroyo, además de dar nombre al pueblo, marca la estructura del hábitat.

Derivados de Valle: Valhermosa, Valdivielso y Valdenoceda.

Caminos: Puente Arenas.

Cultivos y árboles: Vadenoceda, Valle de la Nogalera. Quecedo, sitio de robles o encinas. El Almiñé fue considerado como un topónimo árabe, yo me inclino más por Valvinie-Valle de Viñas. Antiguamente el viñedo formaba parte de le economía de la zona. Panizares, cultivo del panizo o terrenos de pan.

Piedras: Toba, lugar donde se encuentra la piedra porosa denominada toba. Respecto a Tartalés de los Montes, existen varias opiniones:

-Derivado de «tortolis», tortuoso.

-Tortes, contracción de tortales-torcales-torcas.

Si tuviéramos que caracterizar los asentamientos en el Valle de Va1divielso, sería fácilmente constatable su ubicación en barrios, a pesar de que cada núcleo rural presenta unos caracteres en ciel1to modo distintos.

El Almiñé consta de varios barrios perfectamente diferenciados; lo mismo sucede en Valdenoceda, Puente Arenas, Panizares y Santa Olalla, en mayor o menor grado. Todavía es fácil escuchar a los vecinos las antiguas denominaciones de los mismos.

Los planos se acomodan al terreno intentando reservar el mayor espacio posible para los cultivos. En ocasiones se observa la existencia de dos o más niveles.

Pero no estamos ante un urbanismo homogéneo; las casas se disponen irregularmente; a veces, es difícil encontrar elementos determinantes.

En Valdivielso, la iglesia no suele marcar la situación de las viviendas. Hay numerosos ejemplos en los que se encuentra a las afueras. Sólo en El Almiñé se puede decir que en sus alrededores se distribuye el barrio más importante. También en sus inmediaciones se encuentran algunas construcciones complementarias de carácter colectivo: la fuente,. el potro, el lavadero, la bolera y la tienda. En Tartalés es la plaza la que aglutina el hábitat, caso único en todo Valdivielso.

Los planos con disposición alargada están condicionados por diferentes elementos geográficos:

-El río en Puente Arenas.

-Arroyos cataclinales en Arroyo.

-Los caminos o calles en Quintana y Condado.

-Una garganta u hoz en Hoz.

No ocurre así en otros pueblos más compactos en su distribución, como Tartalés, Quecedo, Población, Toba y Valhermosa.

LAS FORMAS DE PROPIEDAD

La historia ha condicionado, a lo largo de los siglos, la vida de Valdivielso. Primero quedó vinculado al Monasterio de Oña, después es la clase nobiliaria la que pasa a ser protagonista de la comarca, sucedida por la burguesía desde el siglo XIX. A partir de la Edad Media se empiezan a perfilar los rasgos que determinaron el paisaje agrario posterior, las formas de propiedad perfilaron su evolución.

A comienzos del XIV se produce una decadencia del poderío de los monasterios, pasando éste al sector nobiliario. Los monjes entran en contacto con las familias del lugar; paralelamente adquiere preponderancia la Casa de los Velasco, que .en 1372 recibe concesiones en el Valle por parte de Juan I (Manero, 1972:59).

A lo largo de los siglos XV y XVI se van haciendo cada vez más estrechos los lazos que vinculan a los tres sectores importantes: rey, nobleza y monasterio.

La situación social se basará durante mucho tiempo en el predominio del número de hidalgos, con la consiguiente repercusión en el reparto de la tierra. Se empezará a desarrollar un tipo de gran propiedad que determinará los arrendamientos generalizados.

-Propiedad en régimen de explotación directa, tierras dedicadas a la huerta, situadas en las proximidades de los núcleos de población. Se unen a ellas las destinadas a los árboles frutales.

-Propiedad colectiva (Manero, 1972:120).

-Propiedad arrendada.

La economía ha evolucionado siempre sobre una base cerealista. El lino y el viñedo fueron muy importantes, sobre todo este último, a partir del Medievo.

Actualmente, el trigo ocupa un papel destacado, seguido por la cebada, avena y centeno. Las leguminosas, el frutal y los productos de huerta son otros elementos que caracterizan el paisaje rural agrario. Todos ellos acompañados por la ganadería y el aprovechamiento de los montes (pinos), que en algunas localidades aportan ingresos suplementarios, suponiendo un cierto alivio en las economías no muy elevadas.

Las explotaciones son, en su mayoría, parcelas pequeñas dispersas por el término. Requieren un régimen básicamente familiar, donde todos ayudan en las épocas críticas para el campo.

EVOLUCION DEMOGRAFICA

La situación estratégica del Valle entre la meseta y el norte montañoso, unida a las condiciones que introduce la posición resguardada de la comarca, hicieron de ella una de las zonas con mayor número de población de todas las Merindades.

En el reparto del 8 de enero de 1551 se constata este hecho:

Losa, 709 vecinos; Castilla la Vieja, 707; Cuesta Urria, 605; Valdeporres, 260; Montija, 215; Valdivielso, 804.

En el siglo XVII la vecindad se reduce un 40 % . Manero Miguel (89) señala como posibles causas la peste que a finales del XVI asoló el norte de la Península. En este momento sólo dos pueblos pasan de los 25 vecinos; es decir, 100 habitantes: Puente Arenas y Quecedo; el resto, seis tienen menos de 20 vecinos, algunos como Hoz y Tartalés, inferior a cinco.

En el siglo XVIII se producen fluctuaciones, unos pueblos suben y otros descienden. En este siglo se registra una movilidad; por un lado, se crea «un incipiente movimiento migratorio»; posteriormente, la desamortización genera un cierto crecimiento (Manero, 1972:91):

Vecinos


1616 1737 1767

Quecedo 27 54 50
Arroyo 20 36 36
Valhermosa 9 27 16
Población 9 16 24
Hoz 4 23 16
Tartalés 3 6 6
Panizares 14 16 14
Condado 15 50 40
La Puente 26 45 27
Quintana 11 31 19
Valdenoceda 16 30 16
El Almiñé 14 34 26
Santa Olalla 9 31 16
Toba 7 13 16

En 1843 había 1821 habitantes, 998 varones y 823 mujeres.

La comarca de Valdivielso se encuentra en una situación muy alarmante desde el punto de vista demográfico. Múltiples factores han contribuido a ello. Pero todos derivan de la emigración a las áreas industriales vascas, que a su vez es consecuencia de una mala planificación, del abandono por parte de las inversiones exteriores, así como las escasas facilidades dadas a los campesinos para cambiar sus estructuras productivas.

Evolución de la población (1860-1965)

1869 2827
1877 2676
1887 2235
1897 2288
1900. 2206
1910 2439
1920. 2362
1930. 2381
1940. 3734
1950. 2287
1960. 1904
1965 1504

Relación de hombres-mujeres (1960)

Almiñé 72 60
Arroyo 77 72
Condado 126 105
Hoz 97 60
Panizares 56 44
Población 73 64
Puente Arenas 94 74
Quecedo 130 110
Quintana 62 83
Santa Olalla 39 35
Tartalés 38 36
Toba 25 16
Valdenoceda 110 82
Valhermosa 34 30

TOTAL 1033 871

Actualmente, estos datos han quedado desbordados. pues el descenso poblacional ha seguido su camino de forma imparable. Por dar un sólo dato, diré que en El Almiñé sólo quedan 33 habitantes; de ellos. más del 50%, mayores de 65 años. Este descenso ha afectado a todas las comunidades del valle. aunque en algunos casos casi se llega a la despoblación; sobre todo, en los meses invernales. En verano la afluencia de «forasteros» cambia la fisonomía de estas pequeñas localidades, ya que incluso hay vecinos que a comienzos de la primavera vuelven a su pueblo, después de haber pasado el invierno en otro lugar.

PAISAJES SOBRESALIENTES

Hay multitud de elementos que enriquecen el paisaje de Valdivielso, dándole una caracterización muy particular. Me parece muy interesante la relación de espacios sobresalientes y de valor medio que aparecen en un estudio sobre el medio físico realizado para la Diputación de Burgos (224).

-Balcón de la paramera de Las Loras, en el Puerto de la Mazorra, desde donde se divisa uno de los paisajes más bellos de la provincia, el sinclina1 de Valdivielso, elaborado en los materiales del Cretácico.

-Penetración del Ebro por medio de una «cluse». Allí se unen el anticlinal de la Tesla y los Altos de Dobro, lugar denominado los Hocinos.

-Zonas puntuales, donde resalta la verticalidad de los estratos, las cuevas y las agujas de «Los Cuchillos» de Panizares.

-Los crestones calcáreos que destacan en lo alto del anticlinal, produciéndose una gran circulación cárstica.

-Fenómenos cársticos en los Cárcabos de Quecedo.

-Arroyo cataclinal con disposición en catarata en Tartalés de los Montes.

-La «cluse» de Cereceda, tras la adaptación de río a los materiales blandos del anticlinal en Condado, vuelve a encajonarse en los murallones cretácicos que cierran la depresión, dando lugar a una «combe», y después, a una «cluse»,

-Entorno de la iglesia románica de San Pedro de Tejada.

-Cejo de calizas entre Puente Arenas y El Almiñé.

-«Los Lanchares» en Condado y Toba.

-Cejos areniscos entre Puente Arenas y Arroyo de Valdivielso.

-Zona de hayas en Valdenoceda, «El Hayedo» sito a 900 metros de altitud. Lugar umbroso entre el anticlinal de Dobro y la Tesla. Degradado con helecho y brezos, ocupó 600 Ha.

-Pasillos subsecuentes a lo largo de la Tesla con abundancia de boj.

-Bosques de encinas al pie del anticlinal de Dobro.

-Estructura primitiva de núcleos de población.

-Paisaje de sierra, labores agrícolas con asociación cereal-frutal-leguminosa en El Almiñé.

El Almiñé, un caso típico de hábitat en barrios.

El aprovechamiento del terreno del fondo del sinclinal, unido a la economía, así como a la historia, permite una caracterización espacial concreta del hábitat. En Valdivielso existen numerosas construcciones aisladas; es decir, no están junto a otras casas, son espacios privados familiares. Esto sucede preferentemente en las casonas, rodeadas de una huerta o de un espacio al que se accede a través de un arco.

Cuando las edificaciones están unidas entre medianerías, se forman calles con orientación sur o este, combinándose unas y otras direcciones, siempre evitando el Norte. De esta manera se crean grupos alineados de varias viviendas.

Los pueblos como las edificaciones se pliegan a la Naturaleza para protegerse de los vientos; al mismo tiempo se busca el mejor soleamiento. Según mis informantes de El Almiñé, por el Norte viene el viento frío, pero el peor es el que llaman «regañón, del Oeste, de Galicia, provoca temporal y nieve; en invierno, por la Mazorra tiempo malo. En verano se producen tormentas desde el Sur y desde el Este».

Además de estas características, hay que destacar cómo la composición urbana se desarrolla en barrios:

-Santa Lucía, en la zona cercana a la carretera de Logroño.

-La Iglesia, en torno a la parroquia de San Nicolás.

-El Molino, en el Camino Real que asciende hasta la carretera de Burgos.

EVOLUCION HISTORICA DE LA CASA EN EL VALLE DE VALDIVIELSO

En la mayoría de los casos, es la iglesia la primera construcción que se conserva. El estilo románico tuvo su gran esplendor en el siglo XII (Temiño, 1976). Son numerosas las edificaciones levantadas en esa época.

La trayectoria histórica ha influido directamente en el hábitat. Las torres y las casas-torres fueron apareciendo en el paisaje del norte de la provincia a partir del Medievo; del siglo XV datan algunas de ellas. Un estudio de sus escudos nos permite observar los posibles siglos de construcción de sus fábricas. En ocasiones esta datación resulta bastante complicada. A veces se distinguen fechas en escudos, ventanas e inscripciones, pero esto no ocurre en las viviendas de carácter más rural y campesino, que son difíciles de encuadrar.

A partir del XVI se construyen las casonas blasonadas, debido a la influencia de la hidalguía preponderante en la zona. Pero es en los siglos XVII y XVIII, cuando estas viviendas conforman la estructura de cada núcleo de población, dando un valor a los mismos. Surgen en un momento y por unas causas determinadas, que en todas las Merindades crean volúmenes arquitectónicos de interés. El Catastro y Madoz describen las casas, y dan datos numéricos que no han variado excesivamente, ya que en el Valle las nuevas construcciones son muy escasas.

A partir del siglo XVIII y XIX, siguiendo el estilo marcado por las casas solariegas, se edifican viviendas de volumen menor.

EL ALMIÑE DE VALDIVIELSO

Es fácilmente constatable la existencia de varios vacíos, en el transcurso de los siglos, dentro de su arquitectura. El Almiñé no aparece en el Becerro de Behetrías, ni en los Memoriales de Oña, es de suponer que en aquellas fechas estaba despoblado. En 1545, el señor Ruiz Puente descendiente del Merino Mayor de Valdivielso, fundó un hospital en este lugar. No consta la población en esa época.

Una de las primeras construcciones, que posiblemente se edificaron, es una casa-torre relacionada con el solar de los Rueda. Los escudos de sus muros son muy similares a los que aparecen en la torre de Loja (Quintana). De gran sencillez, nos muestra las armas protegidas por un alfiz, situado en una de las ventanas. La estructura exterior, aunque reformada, nos lleva al final del siglo XV principios del XVI. El muro sur, además de la puerta con escalera, ahora desaparecida, conserva varios canes de piedra, donde se situaba el matacán, sobre él se destaca un vano con arco lobulado. En su construcción se mezcla la sillería, el sillarejo y el mampuesto, indistintamente.

El siglo XVIII marca un cierto esplendor dentro de la arquitectura de El Almiñé. De esta época, datan varias viviendas, tres de ellas conservan sus blasones.

-La primera en el barrio de la Iglesia, pertenecía al vínculo de los Arce. Su fachada en perfecta sillería, está orientada al sur. En ella aparecen tres ventanas con orejas barrocas, el escudo sin labrar está adornado con hojas, cabezas y campanillas, todo ello en torno a un yelmo con penacho.

-La de los Díaz, actualmente en ruinas, presenta un escudo partido: en el primer cuartel lleva diez cabezas de moros y un brazo con espada; debajo, tres árboles, un león y un castillo.

-Ya en el Camino Real, se conserva otra vivienda con dos balcones de estilo montañés. El escudo pertenece a los Ruiz Puente, en él van labrados un árbol con caldera, un lobo, tres lises, un castillo y un puente con tres ojos. Al mediodía se abren varios arcos a un patio cerrado. En su parte posterior reune varias edificaciones complementarias y un paso adintelado fechado en 1785.

-También merece ser destacada una casa con el escudo sin labrar, exteriormente resulta menos espectacular que las anteriormente comentadas, pero ha conservado tanto la estructura arquitectónica, como los detalles decora1ivos primitivos.

Dentro del grupo que he denominado casas rurales de volumetría menor, pero siguiendo las pautas de las anteriores viviendas, hay tres fechadas a finales del siglo XVIII y XIX.

TIPOLOGIAS

En la Merindad de Valdivielso coexisten fábricas muy diversas.

-Torres.

-Casas-torres, en sillería y mampuesto construidas a partir de los siglos XV y XVI.

-Casonas blasonadas, de gran factura, principalmente barrocas.

-Casas de carácter rural:

.Mampostería de mediano o pequeño tamaño. A pesar de su volumen menor, no dejan de tener algunas de las características de la señorial.

.Entramados de madera con piedra de toba.

.Viviendas con escalera exterior y voladizo. Se conservan pocos ejemplares, pero de gran interés.

.Casas con balconada o solana, preferentemente orientadas al este-sur-oeste, abiertas en muchos casos en los desvanes.

CARACTERISTICAS CONSTRUCTIVAS

-La orientación de la vivienda.

Es muy difícil encontrar una orientación que pueda caracterizar la arquitectura de la zona. No existe una idea común, aunque se suele evitar el norte. En El Almiñé, cuatro son las edificaciones que se orientan hacia ese lugar, tres en el barrio de la Iglesia y una en el Molino. El resto prefiere abrir sus vanos de acceso al sur o al oeste, dejando las solanas al este o al sur-oeste.

LOS MATERIALES

La casa en el norte burgalés mantiene un elemento prioritario, la piedra; entre todas destacan las calizas y areniscas. Existen varias canteras de donde se surtían los constructores, siendo desbastadas por personas especializadas.

La arquitectura rural siempre ha sabido aprovechar los recursos a su alcance, la casa es fiel reflejo del lugar donde fue construida. Los aspectos geológicos presentan dos zonas de interés:

-En los relieves de la sierra de la Tesla y Altos de Dobro se encuentran arcillas abigarradas, areniscas, margas y cestones calcáreos, calizas arenosas con abundante grano de sílice y calizas de origen lacustre en Tartalés.

-En el fondo del Valle predominan las calizas, areniscas y margas.

La madera es el segundo elemento destacable, exteriormente aparece en aleros, solanas, puertas, balcones, contraventanas, participando de funciones complementarias.

En las estructuras interiores, tanto los elementos verticales como horizontales, son de madera.

El hombre de Valdivielso se sirve preferentemente del roble, madera de gran fortaleza, muy usada en arquitectura, sobre todo cuando hay que soportar grandes pesos. Para el viguerío, suelos y soportes el roble es fundamental. Las variedades usadas en las construcciones antiguas son el roble común de la zona y el roble albar. Este último es mejor, y no se abre como el otro. A veces va acompañado por maderas del «país», como el chopo, la encina y el olmo para los cabios.

Los encestados de varas de avellano o chopo, flexibles y suficientemente fuertes, son muy apreciados en el medio rural. Los hombres del campo cuentan con ellos para diferentes usos:

-Tabicar algunas edificaciones y construcciones complementarias.

-En el exterior como elemento de cerramiento y protección.

-Como base para la colocación del barro, la arcilla o el yeso, tanto en los entramados como en los tabiques.

También los en tramados requieren una madera como el roble, que les permite cerrar los muros con la suficiente garantía de perdurabilidad.

El paisaje vegetal, en la comarca, tuvo una indudable importancia. Valdivielso se halla en una situación mixta, con dos tipos de vegetación, la atlántica y la mediterránea. La climatología y el largo proceso de utilización humana son factores determinantes.

El quejigo pudo cubrir todo el fondo del Valle, pero ahora el suelo, por la necesidad agrícola, se ha visto transformado con la consiguiente perdida de ejemplares muy valiosos. Se conserva en las vertientes, entre los «suelos olvidados» y las fuertes pendientes. Por el contrario, el encinar no corre peligro, a ello ha contribuido la desaparición del carboneo y las talas. «Se refugian en los hábitats calcáreos, donde la sequedad edáfica les permite una resistencia con éxito» (Diputación, 1981)

Respecto a los arbustos predominan el boj, el enebro, el brezo, el espliego y el tomillo. Situados en los roquedos, constiltuyen un biotipo importante de especies faunísticas con gran valor ecológico.

El haya formó parte del paisaje de la Merindad, «poniendo de manifiesto el carácter de encrucijada fitoclimática de la zona».

Actualmente se encuentra en una situación difícil, prácticamente ha desaparecido. El pinar fue explotado de manera intensiva a partir de 1942, ahora no se atiende, por necesidades agrícolas (Diputación, 1981).

La vegetación de ribera está compuesta por chopos, alisos y olmos, con matorral asociado de sauce y zarzas.

LAS CUBIERTAS

Tanto la casa blasonada como la de volumen medio se desarrollan en dos plantas y desván, si bien es cierto que, también contamos con ejemplos de tres pisos; en este último caso, el «payo» se reduce, perdiendo la altura que caracteriza a este espacio.

Todas las edificaciones mantienen un material único al exterior, la teja curva, procedente de las tejeras de la comarca. Tejas de gran contextura, a diferencia de las actuales; sobre ellas se sitúan piedras de regular tamaño, que impiden el movimiento en caso de fuertes vientos, evitando así las goteras.

La cubierta tiene gran amplitud en su forma de desarrollarse al exterior, por supuesto dependiendo del volumen; así mismo la pendiente no es excesiva, en función de la estructura de las vertientes. E.J caballete puede ser perpendicular u horizontal con relación a la fachada.

ALEROS y CORNISAS

Dentro de la gran variedad que supone este apartado, debemos distinguir entre los aleros de madera, los de ladrillo y las cornisas de piedra. A veces, dentro de una misma edificación, la fachada conserva la cornisa moldurada y los paramentos laterales el alero de madera, bien con canes sencillos o labrados con mayor o menor profusión. En otras viviendas, así como en alguna construcción complementaria, existen lajas de piedra en los aleros. La prolongación de la cubierta puede ser necesaria para proteger las ventanas y los balcones, aunque si la nieve es muy persistente, una extensión indebida resulta peligrosa. Hemos observado cómo el alero de madera se desarrolla más volado que el de piedra.

CHIMENEAS

Elemento fundamental dentro de la casa campesina. forma parte de la estructura de la cocina, como salida de humos. En Valdivielso encontramos una chimenea de forma troncopiramidal de dimensiones variables. Al exterior va recubierta. generalmente, de cal. En su parte superior se disponen varias tejas, que impiden las filtraciones de agua.

ESTRUCTURAS INTERIORES

Los principios básicos de la construcción en madera, en Europa, se remontan a la Edad del Bronce. En términos generales, el concepto de refugio es sinónimo del de techo (Johnson, 1980:74). La madera fue el primer material utilizado en las viviendas. A través de la historia ha continuado siendo uno de los más esenciales y versátiles.

La estructura interna de las diferentes casas de Valdivielso no difiere excesivamente, si exceptuamos las torres y ciertos detalles lógicos, dentro de las diversas tipologías.

El piso inferior está dispuesto en compartimentos destinados al ganado, los aperos, la leña y demás necesidades. Estas dependencias se abren a un portal, de donde parte la escalera al piso superior, cuya finalidad específica es el alojamiento del campesino.

Además de las habitaciones-dormitorios, en la fachada principal se ubica la estancia más importante, especie de sala-comedor. Esto no es así en las casas de carácter menor, donde el aprovechamiento del espacio úti1 es vita1, sobre todo cuando no se dispone de él, y la familia es numerosa, hecho anteriormente muy frecuente.

Debido al clima, casi todas las familias solían comer en la «cocina baja», normalmente situada en la parte posterior de la casa. La construcción de la «cocina económica» ha hecho que el otro modelo más antiguo e incómodo se vaya abandonando. A pesar de ello, la vieja cocina vuelve a cumplir su función en las tradicionales matanzas y en los fríos inviernos, fundamentalmente cuando se carece del otro sistema.

El desván o «payo» forma parte de la casa campesina del Valle de Valdivielso, y sea ésta una pequeña fábrica o una casa señorial, el último piso se deja libre y sin tabicar. Su utilización es muy variada, ya que en él se reúnen todas las cosas que sobran. Pero para el hombre del campo sirve como lugar de conservación de algunas de sus riquezas más preciadas: manzanas, nueces, peras y otros productos, allí se guardan y amontonan.

En esta parte superior se puede observar todo el viguerío estructural de la vivienda. En ella, la madera es la protagonista principal del espacio arquitectónico a la vista.

Las cubiertas no tienen una tipología unitaria; por el contrario, se suceden diferentes formas, aunque es normal ver el modelo a dos aguas con un faldón o dos, con el caballete paralelo o perpendicular a la fachada. El faldón sirve de resguardo contra las inclemencias climáticas, permitiendo un mejor ajuste de las vigas, dentro de las características de la zona.

Pero no sólo en las viviendas el techo despliega todo un sinfín de vigas, también en las construcciones complementarias la techumbre está compuesta por un sistema similar de cubrición. He estudiado varios edificios de sumo valor, en donde se comprueban los diferentes tipos que conforman el armazón.

El pie derecho es el elemento vertical más importante; sobre él se coloca una viga horizontal, la viga madre que encaja en las soleras; encima van los cuartones, indispensables para situar el entarimado. Las sopandas sujetan a lo largo de toda la cubierta, los cabios y el ripio. La cumbre será la última viga importante, situada en el centro, forma el ángulo de las dos aguas.

ESTRUCTURAS EXTERIORES

Dentro de las técnicas constructivas, los entramados son parte fundamental del hábitat rural. En el área que nos ocupa no son frecuentes, pero sí interesantes. Combinan en el piso inferior la piedra, bien con sillajero o mampuesto, con una segunda planta de entramado de madera. Suelen ser verticales, a base de piedra de toba, sistema no muy común. En El Almiñé existen algunos ejemplos destacables por su antigüedad.

Carlos Flores (136) nos indica el arcaísmo de esta variedad de entramados, que permite aligerar las fábricas de los edificios. «El entramado como elemento de cerramiento de los piñones laterales de casas con cubierta a dos aguas y caballete paralelo a la fachada supone una solución habitual en edificios que pueden tener de mampostería los muros restantes.», Cuando es utilizado en los paramentos laterales, su disposición es muy elemental, reduciéndose a montantes de toscas maderas más o menos próximos entre sí; a veces se incluyen piezas diagonales que aumentan su rigidez. Los entramados se dejan vistos al exterior o revocados con diversos morteros. Las cabezas de las vigas aparecen a la vista toscas o con alguna labra sencilla.

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BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

FLORES, Carlos: Arquitectura popular española. Aguilar, 1973.

GOMEZ OREA (Dir.) : Estudio del medio físico de los términos municipales de Valdivielso, Trespaderne y Tobalina. Diputación, 1981.

HOYOS SAINZ, Luis de: Los viejos caminos y los tipos de pueblos. Estudios Geográficos, n.º 27, 1947.

HUIDOBRO, Luciano y GARCIA S. DE BARANDA, Julián: Apuntes descriptivos de la Merindad de Valdivielso, 1980.

JOHNSON, Hugh: La madera. Blume, 1980.

MANERO MIGUEL, F. : Valdivielso, una comarca de la montaña de Burgos. C.S.I.C., 1972.

TEMIÑO LOPEZ-MUNIZ, M.ª Jesús: El arte románico en el Valle de Valdivielso, 1976 (Tesina sin publicar).



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HABITAT Y ENTORNO ECOLÓGICO I
(El Vallle de Valdivielso)

TEMIÑO LOPEZ-MUÑIZ, Mª Jesús

Publicado en el año 1991 en la Revista de Folklore número 126.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz