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La villa de Vilches está situada junto a Sierra Morena y al norte de la provincia de Jaén. Su término, frecuentado durante siglos por arrieros y caminantes, fue también lugar de paso y destino para pastores y ganaderos que bajaban con sus rebaños a las Andalucías al entrar el otoño. Entre el ir y venir de los ganados, muchos pastores acabaron por sentar plaza en la villa o morirse en estos pagos, lejos de sus pueblos natales, y aquí los enterraron. Los que entroncaron con familias locales, tuvieron hijos y nietos que fueron bautizados en la iglesia de San Miguel Arcángel. Mi intención es contribuir, aunque sea en modesta medida, al mejor conocimiento de la trashumancia, así como del pasado de Sierra Morena y de los pueblos serranos, al norte de Despeñaperros, cuyos naturales cubrieron, durante siglos, los grandes espacios marcados por cañadas, cordeles y veredas. También pretendo resaltar la relevante presencia de los pastores y serranos en las comarcas del norte y del noreste de la provincia de Jaén. De ellos han quedado no sólo recuerdos y noticias en los archivos, de los que daré cuenta, sino también muchos de sus apellidos, transmitidos y conservados hasta hoy. Los datos más antiguos que he registrado corresponden a la primera mitad del siglo xvii, en particular al año 1639, y los más recientes son del reinado de Isabel II. Estos límites son arbitrarios y responden a la cronología de la documentación que he consultado pues, como es evidente, la trashumancia es mucho más antigua y se mantuvo con relativa pujanza hasta el siglo xx.
Muertos por veredas, navas y caminos
La fuente principal que he utilizado para este breve estudio son los libros de enterramientos, matrimonios y bautizos de la Parroquia de San Miguel Arcángel de Vilches. No faltan en sus registros referencias de pastores y serranos. Así, en julio de 1696 murió, en las cercanías de Vilches, Juan Martínez. Consta que era «serrano», natural de la tierra de Molina de Aragón, y que entregó el alma a quien se la dio «cuando estaba guardando ganado de dicha serranía»[1]. Debo indicar que en el Reino de Jaén se les daba el nombre de serranos a los naturales de las sierras de Cuenca, Teruel, Guadalajara, Soria y también a los de Tierra de Cameros. El apelativo no se aplicaba sólo a los pastores sino, de manera general, a los que, procedían de dichas tierras y se dedicaban a otras tareas. Así, Alcalá Venceslada recoge en su Vocabulario Andaluz (1933) que, en Córdoba y Jaén, los serranos son «los individuos que vienen de Cuenca, Guadalajara y Soria a servir los molinos de aceite». Se debe diferenciar, además, el serrano del serreño, siendo éste el hombre que vive en el monte y del monte en Sierra Morena, mencionado en libros de caza de los siglos xix y xx. En ocasiones, los libros parroquiales inducen a cierta confusión cuando tras los nombres aparece la denominación «serrano», sin que se pueda precisar si se trata de un apellido o de una señal de su origen. A veces, para que no hubiese duda, los párrocos precisaban la condición de ganadero trashumante, como con Salvador Pérez, de Bronchales, fallecido en 1820[2] o indicaban de manera escueta, «de exercicio ganadero», como con Benito de Sanjuán, de Torres de Arévalo, en Soria, fallecido en 1843, y con Francisco de Alcalá, natural de Zafrilla, enterrado en 1846[3]. Es necesario recordar que los libros parroquiales no siempre mencionan esta condición pastoril de los serranos, por considerarlo innecesario o debido a que los finados tenían otras ocupaciones como ocurría con el esquilador Mateo Juderías, residente en la posada de la Plaza, fallecido en enero de 1859 y procedente de Peracense en la provincia de Teruel[4]. Otro serrano, no dedicado al pastoreo, de la misma época que el anterior, era el arriero de Checa, Miguel García, fallecido en 1855. Aunque no sean serranos, en sentido estricto, también mencionaré en esas notas a aquellos pastores originarios de pueblos por cuyos términos pasaban las cañadas y que guardaban ganados en el término de Vilches, como Pedro Cano, de Quintanar de la Orden, muerto violentamente en mayo de 1693[5].
Al ser Vilches un pueblo de paso, y de los pocos cercanos a los extensos despoblados de Sierra Morena antes de la colonización carolina, muchos desgraciados, muertos en los caminos, ahogados en los ríos o asesinados por ladrones, eran trasladados a la parroquia de San Miguel o a las ermitas de la villa, para ser enterrados en sagrado. A estos difuntos, de los que a veces se desconocía el nombre, se les daba sepultura, como era costumbre, «con doble [de campanas] y entierro mayor de limosna» según consta en uno de los tomos que he examinado. No era un asunto menor precisar el toque de campanas que a cada uno le correspondía por su rango. En la parroquia de San Miguel estaba señalada, además, una sepultura para pobres[6]. Respecto a pastores muertos en condiciones desastradas citaré un caso de 1761, cuando llevaron a Vilches a Miguel Soriano, natural de Calomarde, obispado de Santa María de Albarracín, que «no testó por aberlo encontrado la Justicia de esta villa ahogado en el río de Guadarrizas, término y jurisdicción desta villa»[7]. No siempre estos caminantes, de tan triste final, eran serranos. Mencionaré, aunque desconozco la procedencia de los implicados, dos ejemplos que marcan el tono de los caminos hace unos trescientos años. El 21 de mayo de 1698 el cura de Vilches dijo haber enterrado a «un pobre hombre que murio en el ospital desta villa y no se supo como se llamaba ni de donde era. Recibió los Santos Sacramentos y no tenia aun ropa que ponerse por ser de los pobres viandantes». Otro caminante recibió sepultura en la misma iglesia el 21 de diciembre de 1733, se desconocía también su nombre aunque «en el traje parecía manchego al que trajo a esta villa la Justicia della del sitio de Badollano donde se encontró degollado». Los ropajes del pobre viajero se vendieron para costear los sufragios por su alma y así se hizo constar en la partida: «de una thomasina o chamarra cinco misas […] de unos calzones que se vendieron con la chamarra en noviembre de 1734 se dijeron quatro misas» [8]. No se tome tal venta a tacañería pues el año 1734 fue de grandes hambres en Vilches.
Los serranos, además, solían recibir sepultura en una ermita ubicada en el barrio de Los Mesones, a corta distancia del pueblo. Estaba bajo la advocación de San Gregorio Nacianceno, un santo dedicado a proteger los campos de las plagas de langosta. Esta ermita era, además, donde se enterraba a los pobres[9]. En diciembre de 1683, Gabriel García, serrano, originario de Baños, en Molina de Aragón, fue sepultado en San Gregorio. Años después, en diciembre de 1694, fue inhumado en el mismo lugar otro pastor, también originario de Molina de Aragón.[10] En 1698 también fue enterrado allí un natural de Vallerhermoso, jurisdicción de Molina de Aragón, llamado Ildefonso Checa[11]. Más de cien años después se mantenía la misma costumbre, de forma que en 1809 recibió sepultura en la ermita un mozo de 21 años, muerto de «dolor de costado» y procedente de Taravilla[12].
La vecindad y el matrimonio
Algunos serranos se empadronaban y formaban una familia en Vilches. Más infrecuente era el matrimonio de naturales de la villa con mujeres procedentes de los pueblos serranos, aunque puedo citar el caso de don Francisco de la Herrera, de familia muy principal, que casó con doña Micaela de Puertas, natural de Villel, del Obispado de Sigüenza[13]. Los libros registran, en cambio, cierto número de enlaces de serranos con mujeres de Vilches, del Condado de Santisteban y con manchegas procedentes de pueblos ubicados en el entorno de las cañadas. De esta forma, Gabriel Caja, originario de Megina, casó en Vilches en 1703, con María de la Cruz, natural del Viso del Marqués[14]. Entre 1639 y 1700 he contabilizado veintitrés serranos que contrajeron matrimonio en Vilches. En cambio sólo he registrado cinco casos en la segunda mitad del siglo xviii. Es posible que este descenso fuese debido a una reducción del celibato masculino dentro de la villa originado por la recuperación demográfica y la relativa prosperidad experimentadas en el setecientos. Quede este asunto para estudio de los historiadores de la población. Dentro de las tradicionales puyas lanzadas entre unos pueblos y otros, ha quedado constancia de lo poco aconsejable de estos casamientos en el refranero de Cuenca[15]. A veces los serranos venían ya casados y, por distintas razones, se asentaban en la villa. Éste parece ser el caso de Celestino Alarcón y de Josefa de la Caja, naturales de Santa María del Campo, del Obispado de Cuenca[16]. El primero murió el día de Navidad de 1845, cuando ya contaba con unos sesenta años. Quizás llegó a Vilches a inicios del siglo xix. Cabe, por tanto, pensar que los serranos, instalados ya en Vilches, continuaban su relación con la ganadería y no se desvinculaban de su tierra natal. Las redes de parentesco y vecindad se mantenían a pesar del cambio de estado y residencia. A pesar de todo, otros abandonaban la trashumancia y se ponían a sueldo de algún ganadero local, como Francisco López, natural de Terzaga, pastor de don Diego de Valenzuela, un hidalgo de Vilches del primer tercio del siglo xviii[17]. El cuidado de las reses estantes era la función de unos cincuenta pastores o «sirvientes de ganado» a mediados de dicho siglo[18]. Otros, según venían los años y las necesidades, alternaban sus ocupaciones con las tareas que se iban ofreciendo, como Miguel Berzosa, nacido en Pradillo a finales del siglo xvii, casado en Vilches y padre de dos hijos que era jornalero y ganadero «según la conveniencia», o dejaban definitivamente el pastoreo y se hacían labradores[19]. Esto pudo ser lo ocurrido con Juan Francisco Campillo, originario de Gascas en Cuenca, en la primera mitad del siglo xix, o con Vicente Rustarazo, natural de Orea, fallecido en 1861[20]. En el Catastro de Ensenada se mencionan jornaleros de origen serrano como Gabriel Caja, jornalero y miliciano, con 22 años y dos hijos y Juan Temprado, posiblemente de Megina, con 52 años y tres hijos[21]. Otros serranos convertidos en jornaleros fueron Francisco Alarcón, de Santa María del Campo, que murió en 1846[22] o Felipe Hernando, procedente de Cubillo, fallecido en 1861[23]. La construcción del ferrocarril, durante el reinado de Isabel II, empleó a muchos serranos como fuerza de trabajo. Las condiciones de vida que padecieron en estas tareas fueron de espanto y tengo por seguro que añorarían la vida pastoril, por dura que fuese. Vivían en campamentos o dentro de los túneles que iban construyendo. Las muertes por cólera o por fiebres fueron muy numerosas. En 1863 falleció por esta causa un natural de Moliorte, en Cuenca, llamado León del Olmo. Citaré también a Braulio Gavilanes, originario del Obispado de Sigüenza, que fue cantinero en el túnel de los Hazagaderos de tan triste memoria. Allí, le tocó sufrir la muerte de una hija de quince años, víctima del cólera morbo por el día de San Lucas de 1865[24]. Los accidentes fueron también causa de irreparables desgracias: en 1864, Elías López, de Traojeras, Guadalajara, murió de una caída en la Piedra del Águila, cuando contaba treinta años. También recordaré a Juan Manuel de Poves, de Orihuela del Tremedal, jornalero en las mismas obras, muerto «de una quemadura adquirida en la línea férrea[25].
Los serranos y sus pueblos de origen
Si bien los detalles reflejados en los libros parroquiales son muy escuetos, aportan una valiosa información sobre el origen de los serranos que llegaban al término de Vilches. Procedían de tierras de Teruel, Cuenca, Guadalajara, Soria y Cameros, de los pueblos vinculados a la Cañada Real Soriana y, en la mayoría de los casos, a la Cañada Real Conquense y a la Cañada Real de Molina[26]. En los libros parroquiales se mencionan, aparte de los nombres de los pueblos y aldeas de cada uno, la diócesis de origen -Sigüenza, Albarracín, Cuenca y Calahorra- o el Señorío de Molina de Aragón. También hay alguna referencia al Reino de Aragón. La provincia, como lugar de procedencia, se utilizará en las anotaciones posteriores a las reformas administrativas impulsadas por el Estado liberal. Era especialmente relevante la presencia de naturales del Señorío de Molina de Aragón, en particular de enclaves pertenecientes a la sesma de la Sierra, seguidos de los naturales del Obispado de Cuenca. Menciono también varios nombres, procedentes de tierras de Soria y de la Tierra de Cameros, como Rabanera o Pradillo. En los apéndices correspondientes se mencionan los nombres y los pueblos.
Apéndice 1: pueblos de procedencia de los serranos
ORIGEN | AÑOS DOCUMENTADOS |
Adobes | 1795 |
Alcoroches | 1691, 1695, 1739 |
Alfamil Viejo | 1789 |
Alustante | 1657 |
Baños | 1683 |
Barbalimpia | 1714, 1722 |
Bronchales | 1810, 1820 |
Calomarde | 1761 |
Castillo de Altobuey | 1677 |
Canales | 1712 |
Canredondo | 1704, 1716 |
Checa | 1855 |
Chequilla | 1851 |
Chillarón | 1863 |
Clares | 1851 |
Conejos | 1698 |
Corral de Almaguer | 1639 |
Cubillo | 1861 |
Cuenca | 1844 |
El Bonillo | 1844 |
El Villar | 1664 |
Esteras | 1670, 1787 |
Fuentesclaras | 1793 |
Gascas | 1730, 1795, 1844, 1856 |
Huélamo | 1656, 1678 |
La Mota | 1673, 1688 |
La Motilla | 1688 |
Labros | 1688 |
Manrubia | 1653 |
Medinaceli | 1639 |
Megina | 1687, 1702, 1703, 1741, 1793, 1795 |
Milmarcos | 1666 |
Molina de Aragón | 1694 |
Moliorte | 1863 |
Orea | 1785, 1789, 1819, 1844, 1848, 1859, 1860, 1861, 1862, 1863 |
Orihuela del Tremedal | 1863 |
Palacios de la Sierra | 1856 |
Peñalén | 1810 |
Peracense | 1859 |
Peralejos | 1734 |
Pinilla | 1698 |
Piqueras | 1641 |
Pradillo | 1723 |
Priego | 1861, 1864 |
Puebla de Almenara | 1865 |
Taravilla | 1738, 1745, 1746, 1809, 1819, 1857 |
Terzaga | 1738, 1745, 1746, 1819 |
Torres de Arévalo | 1843 |
Tragacete | 1860 |
Traid | 1750 |
Vallehermoso | 1698 |
Villa de Palacios | 1843 |
Villaescusa de Haro | 1655 |
Villar de Cobo | 1752 |
Villel | 1864 |
Zafrilla | 1846 |
(Fuente: Libros parroquiales de San Miguel Arcángel, Vilches)
Apendice 2: relación de serranos registrados
NOMBRE | ORIGEN | AÑO DOCUMENTADO |
Alarcón, Celestino | Santa María del Campo | 1844 |
Alarcón, Francisco | Santa María del Campo | 1846 |
Álvarez Caja, María | Tierra de Molina* | 1736 |
Anquela, Antonio | Clares | 1851 |
Anquela, Juan | Alustante | 1657 |
Arauz, Manuel | Puebla de Almenara | 1863 |
Bazo, Miguel | Alfamil Viejo | 1789 |
Belinchón, Mateo | Villaconejos | 1698 |
Bermejo, Pablo | Barbalimpia | 1722 |
Berzosa, Antonio | Terzaga | 1857 |
Berzosa, Juan | Megina | 1702 |
Caja, Gabriel | Megina | 1703 |
Caja, Josefa | Santa María del Campo | 1844 |
Campillo, Juan Francisco | Gascas | 1844 |
Campillo, Julián | Gascas | 1856 |
Canales, Ana | Canales | 1861 |
Cuesta, Manuel | Huete | 1846 |
Escribano, Francisco | Labros | 1688 |
Fernández, Isidoro | Alcoroches | 1695 |
García, Gabriel | Baños | 1683 |
García, Isidro | Villar del Maestre | 1863 |
García, Miguel | Checa | 1855 |
García, Pedro | Canales | 1712 |
Gómez, Domingo | Huélamo | 1678 |
Gómez, Juan | Huélamo | 1656 |
Gómez, Juan | Fuentes Claras | 1693 |
González, Ambrosio | Tragacete | 1860 |
Gutiérrez, Juan | Ontavilla | 1713 |
Hernando, Vicente | Cubillo | 1861 |
Herranz, Manuel | Megina | 1793 |
Ibáñez, Juan Antonio | Canredondo | 1704 |
Ibáñez, Lucas | Canredondo | 1716 |
José, Diego | Manrubia | 1655 |
Juderías, Mateo | Peracense | 1859 |
Lerín, Pedro | Villaverde | 1864 |
López, Andrés | Taravilla | 1809 |
López, Elías | Traojeras | 1864 |
López, Eusebio | Orea | 1863 |
López, Francisco | Castillo de Altobuey | 1677 |
López, Francisco | Terzaga | 1738 |
López, José | Orea | 1819 |
Marco, Cosme | Palacios de la Sierra | 1843 |
Marco, Nicolás | Palacios de la Sierra | 1856 |
Martínez, Alonso | Medinaceli | 1639 |
Martínez, Antonio | Terzaga | 1745 |
Martínez, Bartolomé | Peralejo | 1734 |
Martínez, Juan | Terzaga | 1746 |
Martínez, Juan | Checa | 1863 |
Martínez Berzosa, Miguel | Pradillo | 1723 |
Martínez Gil, Cristóbal | Megina | 1687 |
Mateos Pérez, Juan | Orea | 1859 |
Megina, Agustín | Orea | 1848 |
Nueda, Juan | Barbalimpia | 1714 |
Olmo, León del | Moliorte | 1863 |
Perea, Manuel | Orea | 1844 |
Pinedo, Micaela | Puebla de Almenara | 1863 |
Piqueras, Bartolomé | Alcoroches | 1691 |
Piqueras, Juan Mauricio | Alcoroches | 1739 |
Poves, Juan Manuel de | Orihuela del Tremedal | 1863 |
Puente, José de la | Villar de Cobo | 1752 |
Puerta, Ana María | Alfambra | 1770 |
Puertas, Micaela de | Villel | 1864 |
Romero, Juan | Milmarcos | 1666 |
Rustarazo, Vicente | Orea | 1861 |
Ruiz, Pedro | Traid | 1751 |
Serna, Manuel | Terzaga | 1819 |
Sánchez, Juan | El Villar | 1664 |
Sánchez de Tejada, Juan | Rabanera | 1642 |
Sanjuán, Benito | Tierra de Arévalo | 1843 |
Atanasio Sanz | Orea | 1860 |
Sanz, Pedro | Chequilla | 1851 |
Sanz Pinilla, Ángel | Orea | 1785 |
Sanz Pinilla, Juan | Pinilla | 1698 |
Sanz Pinilla, Pedro Vicente | Orea | 1785 |
Serrano, Miguel | Molina de Aragón | 1694 |
Serrano, Pedro | Piqueras | 1641 |
Soriano, Miguel | Calomarde | 1761 |
Temprado, Juan | Megina | 1741 |
Zamora, Mateo | Gascas | 1730 |
(Fuente: Libros parroquiales de San Miguel Arcángel, Vilches)
Aponte Marín, A., «Una visión de las ermitas de Vilches en los siglos xvii y xviii», Senda de los Huertos, 43-44 (1996), 43-44, 77-82.
Aponte Marín, A., «Entre Sierra Morena y el Guadalquivir: caminantes y peripecias» Senda de los Huertos, (1998), 49-50, 115-126.
Klein, J., La Mesta, (Madrid, Alianza Editorial, 1990).
Silva Herranz, J.A., «Refranero geográfico conquense», Revista de Folklore, (2017), 425, julio 2017, 167-185.
[1] Archivo Parroquial de Vilches (APV), Libro 3 de Defunciones. 1687-1700, 24-7-1696.
[2] APV, Libro 7 de enterramientos, 1819-1831, 16-1-1820.
[3] APV, Libro 9 de enterramientos 1843 – 1851, 30-8-1843. Aparece como padre de un niño fallecido. 11-6-1846.
[4] APV, Libro 10 de enterramientos, 1851 – 1865, 13-1-1859. A mediados del xviii había cuatro esquiladores: Archivo Histórico Provincial de Jaén (AHPJ), Catastro de Ensenada, legajo 7.960, Libro Personal de Individuos Seculares del vecindario de Vilches.
[5] APV, Libro 3 de enterramientos, 1787-1700, 14-5-1693.
[6] Aponte Marín, A., «Entre Sierra Morena y el Guadalquivir: caminantes y peripecias» en Senda de los Huertos, enero-junio, 1998, 49-50, págs. 115-126.
[7] APV, Libro 5 de enterramientos, 28-3-1761.
[8] APV, Libro 4 de enterramientos, 1724-1741, 21-12-1733.
[9] Es el caso de Simón López, enterrado de limosna, el 8 de mayo de 1685. También, Aponte Marín, A., «Una visión de las ermitas de Vilches en los siglos xvii y xviii», Senda de los Huertos, 43-44 (1996), 43-44, 77-82.
[10] APV, Libro 3 de enterramientos, 1687-1700, 27-12-1694.
[11] APV, Libro 3 de enterramientos, 1687-1700: 10-4-1698.
[12] APV, Libro 6 de enterramientos, 1770-1810, 6-3-1809.
[13] APV Libro 10 de enterramientos, 1851 – 1865: 30-6-1864
[14] APV, Libro 3 bis de matrimonios, 1631-1705: 28-5-1703.
[15] Silva Herranz, J.A., «Refranero geográfico conquense», Revista de Folklore, 425, (2017), 26.
[16] APV, Libro 9 de enterramientos. 1843 – 1851, 10-1-1844
[17] APV, Legajo de cuentas.
[18] APV, Legajo de cuentas
[19] AHPJ, Catastro de Ensenada. Legajo 7.960. Libro Personal de Individuos Seculares del vecindario de Vilches.
[20] Libro 10 de enterramientos, 1851 – 1865, 6-2-1861
[21] AHPJ, Catastro de Ensenada. Legajo 7.960. Libro Personal de Individuos Seculares del vecindario de Vilches.
[22] APV Libro 9 de enterramientos, 1843 – 1851, 7-5-1846.
[23] APV Libro 10 de enterramientos, 1851-1865, 28-3-1861.
[24] APV Libro 10 de enterramientos, 1851 – 1865, 19-10-1865
[25] APV, Libro 10 de enterramientos, 1851 – 1865, 17-11-1864, 28-9-1865.
[26] Klein, J., La Mesta, (Madrid, Alianza Editorial, 1990), pág. 33. Para más detalles: http://www.castillalamancha.es/gobierno/agrimedambydesrur/estructura/dgapfyen/actuaciones/vías-pecuarias y http://www.castillalamancha.es/sites/default/files/documentos/pdf/20121212/croquis_grandesrecorridos_vp.pdf Asimismo http://www.herreracasado.com/1988/01/22/las-canadas-de-la-mesta-por-guadalajara/