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Santas protectoras del embarazo, del parto y de la leche en la Valnerina (Umbría, Italia)

CHAVEZ HUALPA, Fabiola Yvonne

Publicado en el año 2017 en la Revista de Folklore número 419 - sumario >

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Introducción

Como en muchas partes rurales de Europa del Oeste, alrededor de la segunda mitad de los años cincuenta del siglo pasado, en el centro rural de Italia se iniciaron radicales transformaciones culturales y económicas. Transformaciones que provocaron la rápida desarticulación de la cultura tradicional y el abandono de los tradicionales métodos de producción agrícola en los Apeninos.

A este declino de la cultural tradicional se sumó la desaparición paulatina de las personas que aún conservaban vivamente los recuerdos de las creencias y costumbres que rigieron en su juventud.

En lo que respecta al tema del presente trabajo, fueron mujeres ancianas quienes me contaron cómo era la vida de entonces: cómo las cortejaban los pretendientes cantándoles stornelli y después el noviazgo con el elegido por ella y por la familia, para concluir con el ansiado matrimonio iniciado bajo la bendición de la suegra en la puerta de la casa con esta frase sibilina: «Mejor muerta que viuda seas». Me contaron también cómo solía esperarse, en una sociedad rural entregada a la pobreza, la llegada de los hijos. No había obstétrica, solo otras mujeres ya madres de familia que ayudaban en el trabajo de parto y entre ellas las protectoras celestiales que también habían padecido los dolores del parto, como santa Ana y la Virgen María, u otras como santa Margarita de Antioquía, la cual, posesora de dones tan poderosos que le permitieron escapar del vientre de un dragón, con más razón era capaz de ayudar a resolver un parto dificultoso.

Una de las preocupaciones que toda madre tenía era poder tener la suficiente leche para alimentar convenientemente a su párvulo, considerando que en el medio rural la lactancia duraba hasta cerca los dos años de edad. Las mujeres mayores llenaban de recomendaciones a la nueva madre: tomar preparados y alimentos que aumentarían la leche, evitar algunas acciones que pudieran cortar el precioso fluido, respetar algunos tabúes de naturaleza eminentemente mágica. Sin embargo, lo infalible era encomendarse a santa Escolástica, hermana de san Benito (devoción practicada en especial en todo el territorio de Norcia) mientras, en otros lugares, las mujeres más ancianas aconsejaban votarse a santa Elena. Sin embargo, la devoción más difundida y la que se ha mantenido desde el siglo xvii ha sido a Rita de Cascia, «santa de los imposibles».

Zona de investigación y metodología de trabajo

La investigación se llevó a cabo en el territorio de la Valneria, ubicada al extremo sureste de la región de Umbría, que comprende diez ciudades importantes de las cuales presentamos material proveniente de los siguientes comuni (municipalidades) de la provincia de Perugia y uno de la provincia de Terni:

Comune de Cascia: Cascia, Avendita.

Comune de Monteleone di Spoleto: Ruscio.

Comune de Norcia: Castelluccio di Norcia, Fontevena, Nottoria.

Comune de Scheggino.

Comune de Cerreto di Spoleto: Rocchetta.

Comune de Santa Anatolia di Narco: Caso, Castel San Felice, Macchia.

Comune de Sellano: Cammoro.

Comune di Vallo di Nera: Piedipaterno.

Comune de Poggiodomo: Roccatamburo.

Comune de Arrone (baja Valnerina, provincia de Terni).

Si bien en esta parte de los Apeninos Centrales se había realizado la recolección de informaciones etnográficas que incluían la vida cotidiana de los habitantes de las zonas rurales, creencias, tradiciones, religiosidad popular tanto de los varones como de las mujeres (Polia 2009), no se había dedicado una obra específica dedicada al mundo de las mujeres. En el año 2010, el Servizio Turistico della Valnerina, bajo la dirección del Dr. Angelo Aramini, me encomendó la investigación, la cual llevé a cabo durante todo el 2010 a través de entrevistas directas a personas cuyas edades fluctuaban entre 60 y 90 años aproximadamente. Muchos de los informantes hablaban sobre todo en dialecto, por lo cual, bajo previo consentimiento de los informadores, hemos preferido grabar las conversaciones. El material expuesto en el presente artículo forma parte del mencionado trabajo etnográfico.

Las devociones

A. La Virgen de la Leche

Estudios sobre esta advocación de la Virgen demuestran que el culto a María representada mientras ofrece el seno al Niño Jesús tiene un antecedente en la imagen de la diosa Isis dando de lactar a Horus, ya que la devoción a esta advocación tiene sus orígenes en el ambiente copto. Es interesante esta afirmación, pues podría existir otra hipótesis de sobreposición entre la diosa Hathor (la cual también madre da la leche, pero a los muertos, a través del árbol de Sicomoro) y la Virgen María.

De tierras egipcias la imagen se difunde al mundo bizantino, donde era conocida con el nombre de galaktotrophousa, posteriormente denominada en latín Virgo Lactans. Entre el pueblo se le conoce como Madonna del Latte. El significado originario de este motivo iconográfico, además de representar la tierna intimidad de la maternidad de la Virgen, se refería a la Madre Iglesia y la leche simbolizaba el alimento espiritual que la Iglesia proporciona a los bautizados.

La devoción a las Vírgenes de la leche con fines propiciatorios pasaría más tarde a santas como santa Margarita, santa Ana y santa Escolástica.

Se cree que las primeras imágenes de la Virgen de la Leche hayan sido introducidas en la Valnerina por monjes provenientes de Siria, los cuales fundaron los primeros monasterios en el territorio de Norcia ya desde la segunda mitad del siglo v.

Las imágenes más antiguas representan a la Virgen María con la mirada dirigida hacia el observador, lo cual era una característica de los iconos bizantinos; posteriormente, la mirada será dirigida hacia el Niño Jesús. En Italia esta manera de representar a la Virgen fue difundida en la escuela pictórica toscana.

Un ejemplo de su gran difusión como protectora la encontramos en La divina comedia.

En el «Purgatorio» mientras Dante y Virgilio caminan evitando pisar a los penitentes, el poeta escucha decir:

… e per ventura udì “Dolce Maria!”

dinanzi a noi chiamar così nel pianto

come fa donna che in parturir sia (XX, 19-20).

En el canto XV, 133 del «Paradiso» también se hace referencia a la costumbre de invocar a la Virgen con gritos. En los tiempos de Dante era costumbre de las mujeres que estaban en trabajo parto invocar el auxilio de la Virgen en voz alta.

En numerosas iglesias de la Valnerina hay pinturas de la Virgen de la Leche. Estas pinturas, o los frescos, servían para catequizar a una población en su gran mayoría analfabeta, la misma que, mejor que a través de sermones, entendería a través de imágenes cargadas de significado.

Presento una selección de las pinturas y frescos más representativos.

Foto 1: Madonna del Latte, Santa Anatolia di Narco

En Santa Anatolia di Narco, en la iglesia de la Virgen de las Gracias, hay un fresco en donde el Niño está lactando mientras sostiene el globo del mundo con una mano, símbolo del Pantokrator y del poder imperial.

Foto 2: Madonna del Latte, Vallo di Nera

En cambio, en la imagen de la iglesia de Santa María en Vallo di Nera, se ve un Niño Jesús un poco más grande quien con una mano estrecha un seno de la Madre mientras que con la otra bendice al observador.

Foto 3: Madonna del Latte, Monteleone di Spoleto

En la iglesia de San Francisco (Monteleone di Spoleto), una Virgen austera, vestida con una sencilla túnica azul, da de lactar a un Niño Jesús que con una mano aferra el seno y con la otra coge la mano de la madre en gesto de amor y en busca de protección.

En estas tres representaciones, la Virgen María siempre tiene la mirada dirigida al espectador y es muy probable que la intención del artista fuera llamar la atención visual del visitante involucrándolo en una relación directa con la imagen.

Foto 4: Madonna della Stella, Poggiodomo

En cambio, la llamada Madonna della Stella —nombre debido a que su túnica está completamente cubierta de pequeñas estrellas esparcidas— también está representada dando de lactar, pero con la mirada dirigida hacia el Hijo, mientras este con sus dos manitas le aprieta el seno. Esta Virgen es una de las más veneradas hasta la actualidad, ubicada en el Eremo della Madonna della Stella en el comune de Poggiodomo.

Una anciana originaria de Sellano me contó que las jóvenes que buscaban marido se le encomendaban diciendo la siguiente oración:

Madonna della Stella,

provvédime ‘n po’ tu:

lu tempu se ne passa

marito ‘n se pija più!

(«Madonna della Stella, trata de ayudarme: ¡el tiempo corre y nunca encontraré marido!»).

Mientras todas las anteriores imágenes son frescos, en la localidad de Piedipaterno se custodia una preciosa escultura en madera, conocida como la Madonna della Romita. Aquí la Virgen lleva una corona; mirando de frente, ofrece el seno a Jesús. Se decía la siguiente oración:

Madonna de la romita siete,

Vostro fijolo in braccio lo tenete,

Co’ tanta carità e co’ tanto amore:

levateci dal cuore

ogni male, ogni pena e ogni dolore:

(«Virgen de la hermita sois / vuestro hijo entre los brazos tenéis, / con tanta caridad y tanto amor / quitadme del corazón / todo mal, toda pena y toda aflicción»).

Foto 5: Madonna della Romita, Piedipaterno

Si bien todas estas representaciones de la Virgen que está lactando al Niño Jesús fueron objeto de culto a lo largo de siglos, no he encontrado alguna fórmula que recuerde esta devoción popular que, un tiempo, debió de existir en especial entre mujeres en edad fértil. Sin embargo, sigue aún presente en la mentalidad popular imaginarse a la Virgen María en las labores propias de toda madre de familia.

Foto 6: Madonna del Latte, Arrone

Ubicada en el interior de la iglesia del santo protector de Arrone, san Juan Bautista, en esta pintura se destaca el detalle de que Jesús lleva un collar de cuentas de coral. El mismo que en la tradición popular mujeres y niños llevaban para protegerse del mal de ojo y de la envidia. Las representaciones del Niño Jesús con cuentas de coral son muy comunes en la iconografía de la Valnerina.

B. Santa Margarita de Antioquía

En la Valnerina, como en muchas partes de Italia, estaban los llamados cantastorie: menestreles ambulantes que iban de un pueblo a otro contando historias de vidas y milagros de los santos, así como historias de amores trágicos como la de Pia dei Tolomei. Algunas versiones vulgarizadas de la Legenda Aurea de Iacopo da Varazze fueron difundidas entre las poblaciones rurales y, de esta manera, se sabían vidas como la de santa Margarita o la de santa Cristina.

Santa Margarita era hija de un patriaca gentil llamado Teodosio, su nodriza la instruyó en la fe cristiana y recibió el bautismo. Al llegar a la juventud, la belleza de Margarita despertó en el gobernador de la provincia, Olibrio, una pasión que no fue correspondida. Enfurecido, el despechado Olibrio decidió torturarla. En su cautiverio, ella pidió a Dios que le mostrara materialmente al enemigo, y al momento apareció un dragón que la devoró.

En una versión de la leyenda, ella logra escapar del dragón haciendo el signo de la cruz; en otras versiones, ella tiene en la mano una cruz y con ella abre el vientre del dragón. Continuando con la versión de Iacopo de Varazze, antes de ser decapitada Margarita tuvo un poco de tiempo para rezar y orar por sus perseguidores y por todos aquellos que en futuro en sus oraciones pidiesen su intercesión y agregó también que «qualsiasi donna si fosse trovata in difficoltà durante il parto e l’avesse invocata, avrebbe dato alla luce una creatura in buona salute».

Por estos dos motivos, por su salida milagrosa del vientre del dragón y por su propio deseo según la versión de Iacopo de Varazze, Margarita fue tenida por protectora de los partos. El culto a santa Margarita va desapareciendo paulatinamente desde la segunda mitad del siglo xvi.

En la zona de investigación hasta el momento actual no he encontrado alguna oración en particular, sino invocaciones a la santa en las oraciones de la noche como protectora de los durmientes.

C. Santa Ana

Cuando una mujer se casaba, uno de sus mayores deseos era tener hijos. Sin embargo, en sociedades rurales como la de la Valnerina, se deseaba sobre todo un hijo varón, hasta el punto de que cuando nacía uno se invitaba a la gente a gozar de una gran fiesta llamada prosciutto, o sea, «jamón».

En varias de las localidades del territorio se encuentran iglesias dedicadas a santa Ana y aún hoy en día el 26 de julio se llevan a cabo misas donde la concurrencia es numerosa. Las mujeres ancianas recuerdan cómo se realizaban triduos en Avendita o en Rescia y el día de su fiesta era prohibido trabajar, so pena de un castigo celestial. Esta era la costumbre en Scheggino, Rocchetta, Avendita o Fonte Vena, por ejemplo[1].

Las mujeres cercanas al parto encendían candelas frente a las imágenes de santa Ana pidiendo que su parto no fuera difícil, o ya en la misma labor de parto la que tenía su imagen la colocaba sobre su vientre. Muchas veces, la mujer que hacía de partera entre sus instrumentos llevaba una estampita de la santa y la colocaba sobre el vientre mientras pronunciaba fórmulas como: «Santa Ana mía, ayúdala» o «Santa Ana, haz que todo salga bien».

En Castelluccio de Norcia se cantaba una lauda titulada El nacimiento de la Virgen, que narraba la historia de los ancianos padres de la Virgen y su milagrosa concepción. La versión que recogimos en la Valnerina termina con el matrimonio de María con José. Una composición más pequeña la hallamos en el territorio de Leonessa[2], ciudad hoy perteneciente a la región de Lacio, pero que culturalmente ha tenido muchos intercambios culturales y económicos con la parte sur de la Valnerina. Debido a esta similitud, hemos podido integrar partes incompletas de la versión umbra con las de Lacio. Tratándose de una zona cultural ubicada más allá de los límites geográficos actuales, hemos reconstruido las estrofas:

Ascoltate tutti quanti / Escuchen todos ustedes

la orazione santa y pia / la plegaria santa y pía

ché la vita di Maria / que la vida de María

io vi voglio racconta’. / yo les quiero hoy contar.

Dalla stirpe de Davide / De la estirpe de David

la gran vergine nasceva, / la gran Virgen nacía,

essa è nata in Galilea / en Galilea ella nacía

il suo padre è Gioacchin. / y su padre es Joaquín.

La sua madre fu Sant’Anna, / Su madre fue santa Ana,

donna giusta e timorata, / mujer justa y timorata,

era già in età avanzata / en años ya era entrada

non aveva alcun figliol. / y no tenía hijo ningún.

E di più lei s’affliggeva / Ella mucho se afligía

perché figli non faceva, / porque hijos no tenía,

al gran Dio si rivolgeva / al gran Dios le pedía

con grandissime preghier / con grandísima oración.

Un bel di San Gioacchino, / Un buen día san Joaquín,

mentre stava a pascola’ / ocupado en pastar

avanti a sé vide arrivare / delante suyo vio llegar

un bell’ angelo del Signor. / bello ángel del Señor.

E gli disse: «Gioacchino, / Y le dijo: «Joaquín,

benché vecchia, una bambina / aun vieja, una niñita

molto bella e assai carina / muy bella y muy bonita

la tua moglie pure avrà. / tu esposa la tendrá.

A questa cara fanciulletta / A la querida parvulita

gli porrai nome Maria, / le pondrás nombre María,

sarà madre del Messia, / será madre del Mesías,

Gesucristo Salvator». / Jesucristo Salvador».

Gioacchino tornò a casa / Joaquín volvió a la casa,

con il cuor tutto contento / el corazón muy contento,

e alla moglie in un momento / y a la esposa en un momento

la visione gli narrò / la visión quiso contar.

Al dì otto di settembre / El día ocho de septiembre

da sant’Anna umile e pia / de santa Ana humilde y pía

venne al mondo la Maria / vino al mundo la María

dell’aurora a lo splendò. / de la aurora al resplandor.

Da ‘sti santi genitori / De estos santos genitores

la bambina appena nata / la niña recién nacida

fu nel tempio presentata / fue al templo conducida

per la gloria del Signo’ / para gloria del Señor.

La celeste bambinella / La niñita celestial

si allevava santamente / crecía santamente

dolce, umile e ubbidiente / dulce, humilde y obediente

al vole’ dei genito’ / al querer de sus padres.

Tutta buona e moderata / Muy buena y recatada,

se vedeva un poverello / si veía un pobrecito

lei gli dava un soldarello / le daba un dinerito,

tutta amore e carità / toda amor y caridad.

All’età di quindici anni / A la edad de quince años

la gran Vergine beata / la gran Virgen beata

s’è ben tosto maritata / prontamente fue casada

tutta piena di virtù / toda llena de virtud.

Si sposò con san Giuseppe, / Se casó con san José,

uomo giusto e timorato / hombre justo y timorato

che da Dio fu destinato / que por Dios fue destinado

per custode di Gesù. / a ser custodio de Jesús.

E alla Vergine fedele / Y a la Virgen fiel

scese l’arcangelo Gabriele, / bajó el árcangel Gabriel,

e le venne ad annunzia’: / quien le vino a anunciar:

«Tu che sei di grazia piena, / «Tú que eres llena de gracia,

Dio ti salvi, grande Maria, / Dios te salve, gran María,

sarai madre del Messia, / serás madre del Mesías,

Gesucristo Salvatò’. / Jesucristo Salvador.

Ora tu concepirai / Ahora tú concebirás

un fanciullo prediletto / el predilecto, el elegido

a ‘sto santo parvoletto / y a este santo parvulito

darai il nome Gesù». / tú pondrás nombre Jesús».

«Io so’ vergine e fanciulla / «Soy virgen y doncella

—Maria prese a ragionare— / —comenzó María a pensar—

mai si potrá dare / y jamás se podrá dar

che io possa partorì’». / que hoy yo pueda parir».

Ma l’arcangelo gli disse: / Pero el ángel le avisó:

«Non aver nessun timore, / «No tengas ningún temor,

lo Spirito del Signore / el Espíritu del Señor

sopra te discenderà». / sobre ti descenderá».

«Sono la serva del Signore / «Soy la sierva del Señor

io m’umilio di buon cuore / y me inclino con favor

al voler del Creator». / al deseo de mi Creador».

Poi la Vergine Maria / Luego la Virgen María

con Giuseppe unita assieme / y su esposo san José

sono andati a Bettelemme / fueron juntos a Belén

per decreto del Signo’. / por decreto del Señor.

Là di notte in una stalla / Y de noche en un establo

nel rigor del crudo inverno / en el frío de un crudo invierno

dà a la luce il Verbo eterno / dio a luz al Verbo eterno

per l’umana redenziò’ / para la humana redención.

In quella povera capanna / En aquella pobre choza

quasi mezza diroccata / casi ya desmoronada

la gran Vergine beata / la gran Virgen y beata

partorisce il Salvato’. / parió al Salvador.

Ma passati gli otto giorni / Transcurridos ocho días,

questo poi si sa preciso / se sabe y es preciso,

che Gesù fu circonciso / Jesús fue circunciso

sotto il nome di Gesù. / con el nombre de Jesús.

Questi santi genitori / Estos santos genitores

al sacro tempio sono andati, / al sagrado templo han entrado,

Simeone l’ha ‘ncontrati / Simeón los ha encontrado

e così gli favellò: / y así a ellos habló:

«Questo povero bambino / «Este pobre parvulito

sarà tutto flagellato / será todo azotado

per cagion del gran peccato / por razón del gran pecado

tutto il sangue verserà». / su sangre toda brotará».

All’età di dodici anni / A la edad de doce años

il bambino fuggi via / el niño tomó otra vía

e Giuseppe con Maria / y José con María

lo andavano a cercà’. / lo fueron a buscar.

Lo cercaron pper tre giorni / Lo buscaron por tres días

con affano e con dolori / con angustia y dolores

lo trovarono tra i dottori / lo encontraron entre doctores

là nel tempio a disputà’. / en el templo a discutir.

Lui je disse. “Madre, addio, / Él le dijo: «Madre, adiós,

il mio tempo è terminato, / mi tiempo ha terminado,

per cagion del gran peccato / por razón del gran pecado

sulla croce morirò”». / en la cruz yo moriré».

En Castelluccio di Norcia, Luigi Testa había recogido otra versión de esta composición que continúa con la pasión de Jesucristo y la asunción de la Virgen al cielo (Testa, 1990: 91-92).

D. Santa Escolástica

Un culto netamente del área de la Valnerina es a la hermana de san Benito de Norcia. La devoción popular alrededor de dicha santa se fundamenta en un acontecimiento milagroso: la aparición de la leche materna en esta Virgen. Por lo tanto, son sus principales devotas mujeres. La historia que cuentan dice que un día alguien dejó un niño abandonado en las puertas del monasterio donde vivía san Benito: él lo encontró y, cargándolo entre sus brazos, pensaba qué hacer con este pobre trovatello[3], ya que en su monasterio todos eran varones. Pensó entonces en su hermana, también monja, pero con mayores posibilidades de encontrar una solución para criar al pequeño. Se lo llevó y ella lo recibió con gusto, pero, igual que su hermano, se encontró con el problema de cómo darle de comer: todas eran monjas, no había en las cercanías ninguna mujer que pudiese hacer de nodriza. Ante esa situación desesperada de tener que alimentar al niño con leche materna, santa Escolástica pidió a Dios que le ayudase. En ese momento, los pechos de la santa comenzaron a llenarse del blanco y nutriente alimento: Dios le dio el don de poder alactar al párvulo que ya había sufrido al ser abandonado por sus padres.

La tierna historia termina aquí. No se sabe qué paso después con el pequeñín. Preguntando con respecto del destino del niño a un anciano que conocía muchas historias de la Valnerina, a mi inquietud respondió sencillamente: «Habrá crecido y se habrá ido». Sabia simplicidad: ¿para qué Dios, si no, habría favorecido a este pobre desdichado sustrayéndolo a la muerte con un milagro tan singular?

Este particular de la vida de santa Escolástica, que no está registrado en la Biblioteca Sanctorum es muy difundido en las creencias populares umbras.

El 10 de febrero se celebra una gran fiesta en Norcia y alrededores. La iglesia consagrada a santa Escolástica, ubicada en el cementerio de la ciudad, se veía invadida de numerosas mujeres que pedían la gracia de la abundancia de la leche materna. Con tal idea y mucha devoción raspaban la cal de las paredes para luego ingerirla.

Las personas ancianas recuerdan que del pueblo serrano de Castelluccio bajaban a Norcia muchas personas, sobre todo madres, con esta finalidad. En el mismo Castelluccio, cuya santa patrona es santa Escolástica, se llevaba a cabo una novena y se cantaban laudas en honor de la santa:

Santa Scolastica / Santa Escolástica

che fu ‘ncoronata, / quien fue coronada,

in vita e morte / en vida y muerte

sia nostra avvocata: / sea nuestra abogada:

Ti prego, per la vergine Maria, / Te ruego, por la virgen María,

facci la grazia pe’ l’amò’ di Dio. / haznos la gracia por amor de Dios.

O, sante de le grazie, / Oh, santa de las gracias,

che de le grazie siete, / que de las gracias sois,

fatece la grazia ché voi potete. / hacednos la gracia que vos podéis.

Ancora ti chiedo grazia / Una vez más te pido gracia,

ché povera mi trovo, / que en la pobreza me encuentro, señora,

santa, ‘n te manca modo santa, / a ti no falta la manera

de potecce conzolà’. / de podernos consolar.

Le tue divine grazie / Tus divinas gracias

ci han dato il buon talento, / nos han dado el buen talento,

chi vede, ascolta e sente / y quien ve, escucha y siente

lo po’ considerà’. / bien lo puede considerar.

Esta lauda proporcionada por algunas mujeres provenientes de Norcia ha sido también publicada por Polia (2009: TIII, 874-875).

Otra iglesia dedicada a santa Escolástica es la de Fonte Vena, también en el cementerio, y el día de la santa se oficiaban misas cantadas. Algunas informantes aseguran que cinco, otras que seis misas. Lo cierto es que el sentido era dedicar todo el día a alabar a la santa milagrera. Además de las continuas misas, las mujeres hacían un peregrinaje hasta el cementerio.

En ambos casos —Norcia y Fonte Vena—, la iglesia está ubicada en el cementerio. Esta relación entre vida y muerte expresa una antigua creencia difundida sobre todo en los cetos rurales: la vinculación entre los antepasados y los vivos para asegurar la continuación de la vida y garantizar su defensa.

En un pequeño valle cercano a la pianura de santa Escolástica, se encuentra la aldea rural de Nottoria. Ahí tenían por costumbre bendecir i lupini —altramuces, lupinos— el día de la fiesta de la santa. A los lupini (Lupinus albus), dentro de la fitoterapia rural, se les reconoce como eficaces galactóforos. Aún más eficaces si bendecidos por santa Escolástica, eran comidos por las madres deseosas de tener o mantener la abundancia de leche[4].

E. Santa Cristina

Venerada en algunos «caseríos» del comune de Santa Anatolia di Narco (Castel San Felice y Caso), era invocada su intersección por las mujeres solteras para encontrar un buen marido (llegando incluso a amenazarle de no participar en su peregrinaje de no concederle la petición) o por las casadas, en particular las que estaban embarazadas y cercanas al parto.

Su santuario de estilo románico, edificado en las laderas del Monte Coscerno, fue lugar de grandes celebraciones en la fecha de santa Cristina, celebrada el 24 de julio[5]. Saliendo del santuario se entonaba la siguiente lauda:

Innocente verginella, / Inocente virgencita,

tu che desti sangue e vita / tú que diste sangre y vida

per la fede, porge aita / por la fe, ofrece ayuda

a chi implora il tuo favò’. / a quien pide tu favor.

Il tuo sangue rubicondo, / Tu sangre rojo vivo,

le tue frecce e i tui martiri, / tus flechas y tus martirios,

il fervor dei tuoi sospiri / el fervor de tus suspiros

gridan forte in cielo ognò’. / gritan fuerte en el cielo.

A noi fortezza impetra, / A nosotros fuerza impetra,

tu la fede e caritate, / con la fe y la caridad,

tu la spemme e puritate / la esperanza y puridad

allo sposo tuo fedé’. / a tu esposo fiel.

Se sarem da te protetti / Si somos por ti protegidos

vincerem tutti i nemici / venceremos a todo enemigo,

e con te lieti e felici / y contentos y felices contigo

goderemo Iddio nel ciel. / gozaremos de Dios en el cielo.

Santa de origen italiano, vivió en el siglo iii. Al igual que santa Margarita, santa Cristina era una joven hermosa, nacida en una familia de paganos y fue su mismo padre quien la torturó y la intentó matar varias veces. La vida de esta santa es conocida también por los cantastorie, uno de sus martirios fue que le cortaron los senos y de ellos brotó leche, no sangre.

F. Santa Elena

Las informaciones que he recogido sobre la devoción a santa Elena son limitadas a los «caseríos» de Macchia y Cammoro. Hasta el actual estado de las investigaciones, no he hallado devoción a dicha santa fuera de estos dos lugares. La madre del emperador Costantino, un tiempo, era considerada la protectora de los senos y del alactamiento.

G. Santa Rita

He aquí una santa que mueve multitudes: hoy en día los visitantes del santuario de santa Rita vienen de todas partes del mundo. La devoción tuvo sus inicios ya en el siglo xv, recién fallecida la santa.

Margherita Lotti, nació —según sus biógrafos— siendo sus padres ya muy entrados en años, y al parecer, tras una petición a santa Margarita de Antioquía, tuvieron la gracia de tener a esta niña.

Fue esposa y madre, pero tuvo una vida llena de sufrimientos (marido asesinado, ambos hijos adolescentes muertos). Todo esto hace que las mujeres la vean como una de ellas, una capaz de entenderlas y ayudarlas. Antiguamente, el cuerpo de la santa estaba en una pequeña iglesia en Cascia, donde las mujeres se acercaban en peregrinaje. Hoy en día, de su moderna y artística basílica, la «patrona de los imposibles» sigue escuchando a la madres de familia que, en medio de situaciones desesperadas, le piden su intercesión.



NOTAS


[1] Cuando me contaron este particular fue inevitable que viniera a mi mente que en las comunidades de los Andes del Perú, Dpto. de Piura, se creía en lo mismo. Si alguno desobedecía y trabajaba en el día de un santo especial para una localidad, el individuo sufriría alguna desgracia física como, por ejemplo, hacerse daño cayendo de un caballo, o teniendo accidentes en las labores agrícolas.

[2] En la ciudad de Leonessa he realizado la recolección de las tradiciones populares y mis informantes también afirmaron que con Cascia y alrededores había frecuentes intercambios comerciales y económicos, además de la gran devoción que muchos leonessanos tenían y tienen por santa Rita.

[3]Trovatello: es una de las maneras dialectales de referirse a un niño abandonado y que ha sido trovato (= ‘encontrado’). En general, eran llamados proietti (del latino proicere) o espositi (del latino exponere).

[4] Además de ser protectora de la lecha materna, santa Escolástica era propiciadora de las lluvias: la creencia se basaba en otra historia en donde ella, sintiéndose cercana a morir, deseaba que el encuentro con el hermano Benito durase un poco más de lo habitual (se veían contadas veces por un tiempo muy corto). San Benito no quería desobedecer la regla, ella se puso a llorar y comenzó a llover, entonces el hermano entendió que esta vez debía ceder y que Dios lo permitía.

[5] Hay que resaltar que santa Ana (26) y Santa Cristina (24) son festividades del mes de julio. Cabe preguntarse si existe alguna relación en que ambas sean del mismo mes y muy vecinas las fechas. Una de las posibles hipótesis es el control de las lluvias, muy temidas en el mes de julio, en proximidad de la cosecha del trigo.



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Santas protectoras del embarazo, del parto y de la leche en la Valnerina (Umbría, Italia)

CHAVEZ HUALPA, Fabiola Yvonne

Publicado en el año 2017 en la Revista de Folklore número 419.

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